Una semana pasó más rápido de lo que esperaba. Ya había tenido la evaluación de biología. Mí madre ha vuelto a casa y la espada no había desaparecido. De todas formas, encontré la forma de esconderla de mí madre.
Junto a la semana que ha pasado, he logrado aceptar los hechos pero no tengo talento para controlar la habilidad. No puedo hacer aparecer y desaparecer la espada a mí antojo. Tampoco he vuelto a escuchar aquella voz ni he tenido sueños extraños. Soy mala en los deportes, no tengo buenos reflejos. Por ello, no creo ser capaz de aprender a blandir una espada correctamente. Además, aunque sea una razón algo estúpida, no me gusta esforzarme.
Mis pensamientos se convirtieron en una distracción. Antes de notarlo habíamos llegado al lugar que he esperado durante una semana entera.
Al ver lo que se encontraba delante de mí reaccioné decepcionada.
«Este lugar... No es como esperaba.»
Mire de arriba a abajo el edificio abandonado. Se supone que veríamos al rey pero esto no se parece a un castillo en lo más mínimo.
Si es un rey debería tener un castillo. Eso era lo que creía. Nadie esperaría un edificio abandonado. No solo luce decepcionante, también peligroso. Mí mal presentimiento fue opacado por mi curiosidad.
«¡Conoceré al rey!» Definitivamente su aspecto debe ser menos decepcionante.
Me encontraba con Sami y Shandal. Sami nos había teletransportado hacia allí. Entonces recordé sus palabras: "No hay otra manera de llegar allí si no es con teletransportación."
Entonces supuse que la locación era demasiado lejana aunque ello fue un error. Shandal especificó que me darían una explicación más profunda una vez que sea una miembro oficial. Me limité a asentir llena de dudas.
Los alrededores estaban completamente despoblados. Era extraño no ver nada alrededor. Era similar a un desierto que solo tenía un edificio abandonado. Por más que mirara a la lejanía no lograba discernir nada.
«Esto se parece cada vez más a una secta. Milo... ¿En qué lío te metiste?»
Sami interrumpió mis pensamientos con sus quejas.
—Ragui... ESTO ES DEMASIADO PESADO.¿CÓMO ES POSIBLE QUE SEAS CAPAZ DE LEVANTARLO?
Decidió llevar mí espada en brazos todo el camino, envuelta en una sábana a falta de una vaina. A pesar de sus palabras, la levantó sin mucho esfuerzo o por lo menos eso parecía.
—¿Eh? Es liviano y para nada difícil de levantar—. Aclaré.
Cuando la invoqué la levanté como si de una pluma se tratase. Era tan liviana que se volvía incómodo empuñarla.
—¡Wow! Eso es tener fuerza—. Exclamó asombrada.
No soy fuerte. No tengo un solo músculo desarrollado en mí cuerpo y es difícil levantar peso, incluso si se trata de las bolsas del supermercado. Si alguien es fuerte, ese es Milo. Es quien más se destaca en la clase, no solo por sus notas, también por su habilidad física y reflejos.
«Si alguien muere aquí nadie lo notará.» Pensé y un escalofrío recorrió mí espalda.
—¡Ragui, el rey es demasiado genial! Tiene más habilidades que nadie.
Shandal lucía emocionado. Sus palabras aumentaron mí curiosidad hacía el líder de la organización.
—Es cierto, nadie conoce su verdadera identidad—. Agregó Sami.
—¿Por qué es un edificio abandonado?— Cuestioné.
Shandal, emocionado por mí visita y pronta unión a la organización, continuó respondiendo a mis dudas.
—Luce abandonado por fuera pero te sorprenderás al verlo por dentro. El rey y su asistente lo mantienen limpio. Nosotros, junto a otros integrantes solemos ayudar en el mantenimiento, orden y protección.
Tanto Sami como Shandal llevaban sus uniformes y máscaras. Que su vestimenta esté acompañada de una capa lo hacía lucir de época. El traje negro de cuerpo completo es realmente bello. Las botas llegan casi a la rodilla, poseen varios abrojos. Si bien el traje es completamente negro, posee ciertas partes, como la zona del estómago y los codos, de un grisáceo oscuro.
Antes de entrar, Sami me colocó su capa para ocultar mí rostro. La capucha es más grande de que creía. Es una tela gruesa y suave.
Su pelo en una coleta luce muy bonito. Es de un tono rubio muy hermoso, es una tonalidad clara. Pareciera brillar con la luz de sol. Su figura delicada y al mismo tiempo, su personalidad fuerte hace que me cueste apartar la vista.
Una vez dentro frente al rey, Shandal y Sami se arrodillaron de modo que, hice lo mismo. Nos encontrábamos en un salón enorme, delante nuestro había un trono donde él estaba sentado. Tenía una máscara idéntica a las máscaras de Shandal y Sami. A ambos lados del trono se hallaba la figura de una mariposa tallada en algún metal. A su lado permaneció una persona. El asistente del rey. Estaba tapada con una túnica de pies a cabeza y, al igual que el rey, llevaba máscara.
Esta persona nombrada como "rey", utiliza un traje distinto que lo distingue del resto. Su túnica no es negra, sino blanca. Posee detalles dorados en los bordes. No se logra vislumbrar nada de piel. Sus manos están cubiertas con delicados guantes.
«Luce como el santo de algún culto.»
El interior lucía muy diferente al exterior. Parecía un palacio. Las decoraciones lucían costosas. Nunca había visto nada igual en toda mi vida. El suelo era demasiado brillante, mi reflejo lograba verse.
No mucho después de nuestra reverencia, el rey dió la indicación al líder de equipo para que hable. En este caso, Sami prosiguió a dar una breve explicación.
Finalizó su explicación sobre lo sucedido aquel día indicando el éxito de la misión otorgada.
—Hemos traído a una nueva integrante. La misión que le fue otorgada a mi equipo, ha sido cumplida con éxito.
El rey, encantado, habló alegremente indicando que hablemos informalmente con él sin importar su cargo en la organización.
—¡Felicitaciones! Sabía que no me decepcionarían. No actúes tan formalmente, siento que estoy en un castillo.
«¡El interior de este lugar luce como un castillo!»
La risa del rey resonó en la sala. Entonces su mirada de dirigió hacia mí y lo que traía conmigo. Su presencia es imponente. Posee una voz amable. Su figura era grande, incluso sentado lucía alto.
—Preséntate y dime qué llevas contigo.
—Mi nombre es Raguel. Esto es una espada que creo haber invocado, me dijeron que mi habilidad es invocación. Hace una semana la convoqué y aún no desaparece.
—Es una espada muy bonita. ¿Cómo llegaron a esa conclusión?
—Cuando desperté muchas armas me rodeaban, solo agarré una y las demás desaparecieron luego. Tuve algunos sueños extraños. La persona que apareció en ellos me dijo que tomara la que más me gustara. También...— Hice una pequeña pausa. Recordé los sucesos de ese entonces.
—¿Si?— Habló el rey al darse cuenta que no proseguí hablando e incentivó la continuación de mi relato.
—Vomité negro.
La sala se quedó en completo silencio. La persona que estaba junto al Rey se acercó a su oído para susurrarle algo inescuchable para el resto.
—Es eso...
Al pronunciar esas palabras casi inaudibles y llenas de preocupación, prosiguió.
—Con el tiempo nos daremos cuenta de que es lo que sucedió, agradecería que te hagas algunos exámenes médicos para saber que todo está en orden. Si requerís algún tipo de entrenamiento alguno de los integrantes te dará clases para que puedas aprender correctamente. Dicho esto ¡BIENVENIDA A MARIPOSA!
El rey, metió su mano dentro de su gran manga y tomo algo. Un estruendo se hizo presente y un montón de confeti comenzó a caer sobre mí. En sus manos se hallaba un pequeño cañón de confeti. El rey miró fijamente a su acompañante durante unos segundos. Si bien, no veía su rostro parecía decir «Tu también hazlo.» Entonces su asistente hizo lo mismo. Otro estruendo. Más confeti sobre mí.
—¿Sami ese no es el nombre de la secta, verdad?— Susurré lo más bajo posible para que los demás no me escucharan.
—Si, ese es el nombre y esto no es una secta—. Respondió el líder.
«Mierda, el rey loco me había escuchado.»
—Las mariposas representan la libertad y la valentía. Representan cambios. Eso es lo que nos sucede al descubrir que tenemos una habilidad, nuestra vida cambia rotundamente. Hay que ser valientes para enfrentar diferentes situaciones y como siempre las personas necesitan la mayor libertad posible, no deberíamos esconder lo que tenemos de la sociedad pero lo hacemos por miedo al rechazo. Lo hacemos por miedo a lo que vaya a suceder. Lo hacemos porque nos queremos proteger. Pero esta organización quiere cambiar eso, sin violencia, poco a poco. Aunque para eso falta tiempo.
Su voz... Suena algo triste.
Me quedé mirándolo. El significado de verdad era bonito. A veces cuando uno intenta cambiar las cosas y la sociedad ya está acostumbrada a algo, lo más posible es que rechacen el cambio y lo vean como algo malo, como una amenaza. Eso debe ser lo que sucede. Cualquiera vería como amenazante que una persona sea portadora de una habilidad.
Mi curiosidad se despertó y decidí preguntar.
—Entiendo. Tengo una pregunta.
Emocionado, el rey entrelazó sus dedos mientras apoyaba ambos brazos sobre sus rodillas.
—Dime. ¿Cuál es?
—¿Qué son las misiones?
—Algunas misiones se basan en conseguir nuevos integrantes, ayudarnos a remodelar poco a poco el lugar o limpiarlo, infiltración en otras organizaciones. Lo normal.
«¿Es normal infiltrarse? Si, claro. Son todos muy extraños.»
—Se suelen armar grupos de tres miembros
Si no te molesta, estarás con Milo. Solo falta un integrante más para que su equipo esté completo.
Hizo una pausa para observarme.
—Por cierto, sería algo bueno que estudies defensa personal o algo por el estilo. Si usas armas no dañes a las personas en puntos vitales y oculta tu rostro si alguien va a atacarte o estás en alguna misión de infiltración. Intenta siempre negar que tienes una habilidad excepto a nosotros que ya lo sabemos—. Soltó una risita como si hubiera dicho algo gracioso
—Las misiones son dadas según la habilidad y conocimiento que poseas. Es decir, no te vamos a dar una misión en la que tengas que pelear con alguien cuando no posees una preparación previa. No queremos que muera nadie. Solemos entregar las máscaras una o dos semanas después de que la persona se una. ¿No es necesario que diga para que son las máscaras verdad?
—¿Para cubrirse el rostro?— Dije estúpidamente.
—Exacto. Antes de que me olvide... Nadie tiene que saber que viniste a este lugar—. Su sola presencia se volvió aterradora. Parecía que la oscuridad había llenado la sala y el aire se había vuelto pesado.
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