Joder, joder, joder…

—Joder, joder, joder... — ¿Qué te pasa...? ¡Hasta hace un momento estabas bien!

¿No crees que estemos yendo un poco deprisa…? Entiéndeme, a mí me gusta esto; me gustas, nos divertimos, y quién diría que fuese posible con la que tenemos liada, pero mira dónde hemos ido a parar. Uno necesita aclimatarse, no sé… ¡salir de esta ciénaga! A ser posible con los cuatro miembros, o por lo menos tres, para seguir siendo más o menos funcional. Ah, y con la crisma en su sitio; después… después ya veremos.

Tampoco me malinterpretes; me gusta que me “comas”… claro que no hace falta ser tan literal. Entiéndeme, un mordisquito está bien, le gusta a cualquiera, pero esto ya es demasiado. Te huele el aliento a sangre… y espero que no sea tuya, pero tampoco sé si me gusta que pueda ser de cualquier otro. Que normalmente no nos huele a rosas, así que siquiera es ese el problema… Lu Han, nunca pensé que diría esto pero, tienes los dientes demasiado perfectos para ser más pobre que una rata, ¡esto va a doler!

Pero, vamos a ver… ¿Qué cojones ha pasado? Analicemos: tenemos barro y muchos muertos, un cocedero de cuanta mierda se te pueda ocurrir, pero tú no estabas tan herido… a lo sumo habrías pillado una infección, una pequeñita, estabas sano, eso no mata a un gorrión. Tú no puedes ser uno de esos muertos vivientes así que, ¡¿por qué quieres que nos unamos a ellos?!

— ¡Lu Han! —Dios, o lo que demonios quiera que se está riendo de nosotros, sabe que ya no me hace tanta gracia esto de pilotar. Bueno… pilotar sí, pero no caer en picado mientras se me quema el motor, viendo pasar toda mi vida por delante. Y, Dios, o quien coño quiera que se esté riendo de nosotros, sabe que te comeré a besos el día que salgamos de aquí, ¡a besos! Y que me gustaría conocerte de verdad… Joder, nos lo hemos dicho ya, fuera de aquí, ver de dónde vienes y que tú puedas ver las marismas, pero… — ¡Lu Han! — ¿Cómo te devuelvo yo ahora a la normalidad? Tú no estabas muerto. Lo sé, no estás muerto, y puedo sentir tus venas latiendo— Lu Han… ¡Lu Han, no me muerdas, joder!