Cuando oigo la puerta de abajo abrirse, vuelo a la realidad. Se acabó mi tiempo de solitud. Me levanto de la cama con dificultad y me dirijo al pasillo para bajar. Sin duda lo más fastidioso de tener una casa con piso son las escaleras.
—¡Luc! —grita mi hermano con una sonrisa nada más verme entrar en la cocina.
Lo bueno de que se le haya escapado 'Luc' delante de mamá esta mañana es que ya no tiene por qué preocuparse de cambiar a 'Lucie' cada vez que estemos delante de ella.
—Lucie —continúa mi madre cuando me ve.
Lo malo es que seguiré escuchando ese nombre de la boca de mis padres.
—¿Cómo os ha ido? —digo sentándome en el taburete de la cocina.
—No veas la de gente que había en el supermercado. Un poco más y nos íbamos sin comprar.
—¿Hasta ese punto?
—Nunca había visto algo así. Supongo que es lo que tiene ir a un supermercado de una ciudad. Si no fuera por los libros de texto, podríamos haber comprado todo en la papelería del pueblo. En fin.
La oigo suspirar. La verdad es que sí que parece cansada.
—¿Y tú qué tal la mañana?
Tardo en reaccionar.
—Ah, bien. He pasado un rato en el Paseo Marítimo. —El rostro de Léo me viene a la cabeza y no puedo evitar sonreír.
—¿Llevaste la cartera a objetos perdidos? —interrumpe Mike.
—No exactamente. Pero sí la entregué.
Su cara pasa de confusión a sorpresa.
—Volviste a ver a- —agarro a mi hermano instintivamente por el brazo y le niego con la cabeza.
—¿Qué pasa? —me pregunta confundido.
—Luego te lo cuento —susurro mientras hago un gesto con mi dedo índice.
—¿A quién viste? —pregunta mi madre mientras fija la atención sobre mí.
—Ah, a la señora de la oficina de objetos perdidos. La vi el otro día también en la tienda. Parece bastante maja.
Como no se me da bien mentir, lo único que me queda es contar una verdad para tapar una mentira.
Para suerte mía, mi madre termina asintiendo sin preguntar mucho más.
~⭐⭐⭐~
—¿Y bien?, ¿entonces le viste de nuevo? —me pregunta Mike nada más entrar a mi habitación.
—Justo cuando iba a entrar a la oficina lo vi. Pensé que ya que estaba era mejor entregársela en persona.
—Mmm. Pues tienes razón. Pero vaya, qué casualidad.
—Y...—digo para dar expectación a lo que voy a decir a continuación: —he quedado con él el jueves para que visitemos el faro por dentro.
—¡¿Qué?! —grita de golpe. — Es una broma, ¿no?
Niego con la cabeza. —Su abuelo es propietario del faro. Cuando le dije que quisimos visitarlo, pero no pudimos, se ofreció para llevarnos.
Veo como niega con la cabeza sonriendo. No se lo puede creer.
Tras haberlo procesado en silencio durante un momento, me dice:
—Increíble. Por fin podré ver el faro por dentro.
—Podremos —corrijo, a lo que Mike me pone una cara de '¿te estás burlando de mí?'. La respuesta hace referencia al meme de Internet en el que Bugs Bunny responde 'tenemos', dando a entender que lo que es tuyo también es de todos. No puedo evitar reírme.
—¿Es por eso que no querías que mamá se enterara?, ¿por qué crees que se enfadaría si supiera que hemos quedado con alguien que no conocemos?
Poco a poco la sonrisa desaparece de mi rostro. Me siento en la cama y reflexiono por un momento. Sinceramente, no se me pasó por la cabeza que pudiera enfadarse por eso, y mira que esa es una razón más que suficiente como para tenerla en cuenta; y sin embargo, la razón por la que no quise que lo supiera fue completamente distinta.
—Mike.
—¿Mm?
—¿Puedes seguir refiriéndote a mi como 'Luc' delante de Léo?
—¿Le has dicho que te llamas Luc?
—No. Le he dicho que me podía llamar Luc —hago una pausa y continúo: —porque... no quiero que me vea como Lucie.
Cuando me doy cuenta de que he dicho lo que pensaba en voz alta, el miedo me invade. Intento explicarme:
—Me refiero a que... no quiero que me llame Lucie. No. Quiero decir..., prefiero que me llame Luc, porque me gusta más ese nombre...
—Luc.
—No es que tenga algún problema con que me llame Lucie...
—¡Luc!
Al oír mi nombre alto y claro, vuelvo a mis sentidos. Es entonces cuando Mike me toca las manos y me doy cuenta de que estoy temblando.
—Luc, no tienes que darme explicaciones. Lo entiendo.
Le miro a los ojos con estupefacción.
Tras un momento en silencio, Mike intenta explicarse:
—Al principio pensé que querías que te llamara Luc porque te gustaba más ese nombre. Pero, luego me di cuenta de que no era por cuestión de gustos, si no por lo que suponía que te llamaran por ese nombre. Por eso querías que te llamara Lucie delante de otras personas, porque sabías que ellas sí se darían cuenta si yo te llamaba Luc. Pero con Léo es diferente, porque nunca te ha conocido como Lucie. No tiene necesidad de juzgarte.
Se me llenan los ojos de lágrimas. Tiene razón en todo lo que dice.
Cuando Mike empezó a llamarme Luc, solo tenía 7 años. Un niño de 7 años no le da mucha importancia al significado detrás de las acciones. Era muy poco probable que llegara a asociar mi cambio de nombre con la disforia de género que sentía. De hecho, era muy probable que ni si quiera considerara 'Luc' como un nombre perteneciente a un género en específico. Pero Mike tiene ahora casi 10 años. Era cuestión de tiempo que se diera cuenta de que 'Luc' era más que un simple nombre que me gustaba.
En cuanto a Léo... es cierto que era una oportunidad para que me viera como 'Luc' desde el principio. Presentarme como 'Luc' sin tener que dar explicaciones es algo que siempre había deseado.
—Lo siento mucho, Mike —digo con un nudo en la garganta.
Las lágrimas empiezan a caer sobre mis mejillas, y mis palabras se convierten en llantos. Mike me abraza.
—¿Qué estás diciendo?, el que debería disculparse soy yo por no entenderlo antes. A veces odio ser un crío. Siento que no puedo ayudarte como debería.
—No digas eso Mike —digo intentando controlar mis llantos. Me duele mucho oírle decir eso. — Me has ayudado mucho más de lo que te imaginas. No sé qué habría hecho sin ti. Te quiero mucho.
—Yo también te quiero mucho, Luc.
He perdido la cuenta de las veces que Mike me ha llamado 'Luc' en el día de hoy. Es como si quisiera redimirme por todas las veces que me han llamado 'Lucie'.
—Gracias, Mike —le susurro.
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