Es pertinente comprender nuestros orígenes antes de siquiera concebir la idea de dirigirnos hacia el futuro, incluso me atrevería a decir que es lo idóneo, pues nos permitiría comprender todo en un nivel profundamente objetivo. Pero, ser capaz de ello es algo que no simplemente surge del deseo y la suerte, se requiere de un mar de conocimiento y yo sé que desconozco todo excepto la venenosa existencia y supremacía de los Consolidados.
Aquella fue mi conclusión tras purificar muchas tierras.
Cuando me sentí obligado a cargar cadáveres de víctimas de las fauces de esta guerra.
Llegamos a muchos lugares recordando las palabras de un anciano que parecía haberse unido a la tierra, colgaban flores de su cabello blanco, la piel se le había quebrado y su tono asemejaba al de la corteza de los árboles. Aquel hombre, con lentitud, tranquilidad y una sonrisa en su rostro, contó cómo las aves de aquella tierra tienen una propiedad especial.
“Plumas verdes.”
“Anillos naranjas en los ojos.”
“Pico blanco cuya lengua sólo habla entre las sombras.”
“Sigue a los vigías”
Dijo antes de recostarse y ser abrazado por la tierra.
-¡Si muestro mi poder es posible que nos guíen! –Dijo Anika con auténtico entusiasmo cuando miró a las aves que aleteaban y saltaban entre las ramas.
-Si muestras tu poder podrías revelar nuestra posición a todos, no sólo los Consolidados. –Dije tratando de no llamar la atención de las aves.
Nos encontrábamos a las afueras de un pueblo ocupado por los Consolidados. Algunos hombres descansaban cubiertos en sangre, otros celebraban, los esclavos permanecían en silencio y de rodillas, atados por cadenas de hierro y hundidos en la ropa que les quedaba.
Seguimos rodeando el lugar y sin darnos cuenta, llegamos al campo de batalla.
Entre los cuerpos sin vida de decenas de guerreros, hallamos un alto número de Consolidados, de los cuales sus ojos parecían haberse quemado como la leña y sus dientes estaban reventados como si hubiesen sido golpeados con un martillo. La imagen en un principio hizo que me exaltara y no me preocupara por los niños.
Pero, los vimos ignorar el paisaje y corretear entre los charcos de sangre.
-“Dos almas puras que saltan y danzan sobre la peste y la muerte” –Dije sin advertir una respuesta.
-“Los dioses saben elegir a sus emisarios”. –Dijo Anika.
Dejé de observarlos y comencé a buscar vida.
-Yo solía ser igual que ellos, pero… -Dijo tratando de explicar el resto de su frase.
-¿Pero…?
-Pero vi estos paisajes tantas veces que con el tiempo entendí que esa danza no era de alegría, sino de plegaria. Para que los muertos puedan descansar.
-¿Así que seguiste bailando? –Dije buscando luz entre sus ojos.
-Lo hice. –Respondió. -Salté, grite y lloré porque todos podemos danzar. Vivos y muertos podemos danzar. Los vivos sobre la tierra, los muertos bajo ella
Me dirigió una sonrisa y clavó sus dedos en la tierra, lanzó un fulgor desde las puntas que se expandió a nuestro alrededor y dio vida a los muertos.
Algunos comenzaron a retorcerse no pudiendo comprender lo que sucedía, otros; simplemente abrieron los ojos y miraron a su alrededor, ubicando sus miradas en Dixiana y Brae, quienes aún jugaban.
-¿Sigo vivo? – Preguntó un Consolidado.
-No, haz muerto y te traje de vuelta para sacarte respuestas. –Dijo Anika con convicción. – ¿Dónde está el usuario?
-¡Qué desgracia!, luché por exterminar a los tuyos y tú me traes de vuelta. No podré ir con mi señor.
-Si me corresponde decirlo, tú y los tuyos se han ganado los 3 infiernos.
-Vaya, que una sucia pagana como tú lo diga no me parece… Espera. ¿Cómo sabes de los 3 infiernos?
-Porque nací en el viejo continente y fui criada por el señor Revalae. –Anika levantó su pierna por sobre la cabeza del soldado y usando toda su fuerza, dio fin nuevamente a la vida de aquel hombre.
Yo me mantuve al margen, pero al ver esa acción no pude evitar pensar en cuan fuerte puede llegar a ser Anika.
-Probemos con otro…
Caminó entre los cuerpos que ahora comenzaban a perecer lentamente. Se acercó a uno cuyas piernas le hacían falta e intentaba alejarse a rastras. Anika lo tomó por el cuello de su armadura, le dio vuelta al cuerpo y lo miró fijamente a los ojos mientras éste se retorcía de terror.
-Dime dónde está el usuario y te permitiré morir tranquilamente. ¿Sabes lo que le sucede a quienes pierden la cabeza verdad?
-No encuentran descanso y vagan buscando su cabeza en los 3 infiernos. –Dijo con voz temblorosa.
-Exactamente. Ahora dime lo que quiero saber.
-El…, el anciano nos atacó con luz y desapareció, estaba malherido, así que no debió ir lejos. Te he dicho lo que sé, ahora déjame morir.
-Oh caballero mío… usted ya está muerto. –Dijo mientras cerraba los ojos del hombre y abrazaba su cabeza entre sus pechos. El hombre inhalo profundamente y tras varios segundos murió buscando la mirada de Anika.
Todos los cuerpos comenzaron a dejar de moverse y a perder nuevamente la vida, no pude evitar sentir celos de aquel hombre que Anika sostenía, después de todo; morir en manos de una mujer piadosa como ella debió sentirse como ser abrazado por su madre en tiempo de paz e infancia.
-Tenemos que seguir adelante. El Usuario debe estar cerca, al menos su cuerpo. –Anika sacudió su ropa y comenzó a caminar.
Notamos cómo un rio de sangre generaba un causal que esquivaba árboles y pasaba bajo arbustos. Entendimos que aquel sendero fue provocado por un cuerpo que se arrastró, probablemente el cuerpo que buscábamos.
Hice una seña a Dixiana y Brae para indicarles nuestro camino, ellos asintieron y continuaron merodeando.
Paso a paso sentí cómo mi cuerpo se tornaba más pesado, incluso más pequeño. Cómo si una carga hubiese sido puesta sobre mí.
Sólo unos segundos de distracción me llevaron a la espalda de Anika, que con la mirada hacia abajo, arrodillada y ocultando sus lágrimas, expresaba un dolor que caló mis huesos.
-¿Qué sucede? –Pregunté sin comprender la situación.
-Este no es el cuerpo de un anciano, mira sus manos y sus orejas.
Tuve que prestar atención para notar lo que ella me indicó. Las manos del cuerpo eran pequeñas, suaves, sonrosadas y de uñas delgadas, manos de un infante no mayor que Dixiana o Brae. Las orejas eran grandes en proporción con la cabeza y el cuerpo, aquel anciano en realidad había sido un niño que sacrificó su vida por destruir a los Consolidados y quizás no haya sido el único.
-Lamento que este mundo te haga llorar, pero no hay mal en permitirte hacerlo, quien llora por un muerto desconocido es quien llora por un dolor real, por nosotros. Así que gracias, puedes seguir, hazlo hasta el cansancio y después continuemos.
Me separé de ella y regresé al campo de batalla.
Anika hizo un emplazamiento y prendió fuego para calentarnos y alejar a las bestias atraídas por la carne de los cuerpos. Los Consolidados se habían ido y con ellos los hombres, mujeres y niños que tropezaban y arrastraban las cadenas que los envolvían.
Dixiana, Brae y yo dimos sepulcro a todos los que pudimos. Antes de dejar de cavar, los niños se sentaron sobre la tierra, hicieron una pequeña estructura con rocas y armas y les prendieron fuego. Cerraron los ojos e hicieron una reverencia. Al parecer era una costumbre de sus tierras. Al terminar dijeron al unísono:
“Todos ardemos por igual al final de nuestras vidas y somos nuestra propia luz que guía.”
Aquella noche guardamos silencio y dormimos sin soñar.
FIN. VOL 1.
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