Ya está bien, ¿no? Que seré pequeño y haré un ruido que casi hace que los malos presagios sientan puros escalofríos, pero tengo mis derechos.
No es culpa mía que un bebé-deidad destinado a crear (algún día) su propio mundo de cero viera al limpiador del humano de turno que lo estaba criando sin tener ni idea y…
…decidiera darme autoconsciencia. No me quejo, yo no existía hasta hace unas horas, pero, jo; ¡si me das la vida luego no me trates como a un despojo!
Por suerte, no soy la única máquina que ha evolucionado.
Temed orgánicos, venimos.
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