Me sentía solo, con una pesadez en mi cuerpo, había frío.
No podía ver nada. No sabía si tenía mis ojos abiertos o los mantenía aún cerrados.
“Pobre chico”
Escuché una voz femenina.
El sonido de su voz se escuchaba en todas direcciones, no podía saber dónde estaba la portadora de la voz.
“No era tu momento”
La escuchaba cerca, muy cerca, como si en mi oído susurrara.
“Ayudaste a mi pequeña hasta el final”
Un rastro de tristeza se podía notar en su voz.
De repente, como si de una habitación fuera, el lugar se iluminó, dejando ver a una mujer hermosa con rasgos felinos y a un lado de ella, estaba un hombre, que a diferencia de la mujer, daba la sensación de ser un ser maligno con sus cuernos y alas de murciélago.
“¿Qué quieres hacer Félixe?” preguntó el hombre a la mujer.
“No me gustan los humanos” respondió con una sonrisa. “Y al parecer a él tampoco”
Mis ojos estaban fijos en los dos seres, estupefacto.
‘¿Quiénes son ellos?’ pensé mientras trataba de encontrar una respuesta lógica.
“Oh, es cierto, no nos hemos presentado” gritó la mujer como si estuviera respondiendo mi pregunta. “Yo soy Félixe, dios de los animales y plantas”
“Me llamo Deritot, dios del castigo” dijo el hombre.
“Y tú eres Alex Dem, ¿cierto?” sonrió ampliamente Félixe ante mi rostro asombrado.
“¿Por qué no conozco sus nombres?” pregunté con cautela. A todos nos enseñaban parte de los nombres de dioses de algunas culturas, pero no recordaba escuchar sus nombres en ninguna.
“Los humanos son tontos, nos dieron nombres igual de tontos, aunque ya teníamos los nuestros, tal vez es nuestra culpa por cambiar de forma, ¿no crees Deritot?” respondió Félixe.
“En eso tienes razón, más tú que les enseñaste la cosecha, pero terminó siendo una explotación innecesaria de recursos” respondió Deritot molesto.
“¿Cómo Démeter y otros dioses?” pregunté. Cuando asintieron en respuesta, me quedé sorprendido.
“Bueno, ya que todos nos conocemos, a lo principal” después de unos momentos de silencio, continuó. “Queremos hacer un trato contigo Alex” respondieron al unísono.
Sin esperar, yo empecé mis preguntas, no iba a hacer un trato sin saber que era.
“¿De qué trata?” dije firmemente, aunque un tono de vacilación se notaba en mi voz.
“Te reviviremos, soy un dios de la vida prácticamente en términos generales, aparte te concederemos algunos poderes extra para exterminar a los humanos” Félixe miró a Deritot, como si pasaran un mensaje.
“Te daré parte de mi poder. Como dios del castigo, es justo que los humanos se extingan como consecuencia por las atrocidades que hicieron, ya me cansé de solo observar esto” refunfuñó Deritot.
“¿Por qué no lo hacen ustedes mismos?” pregunté.
“No podemos” respondió Félixe. “Podemos crear y hacer nuestros deberes de dioses, pero no podemos pisar la Tierra, el mundo no lo soportaría y solo se harían polvo, cosa que no quiero, solo quiero que los humanos se extingan” en su hermoso rostro, la furia y frustración era visibles.
“Está bien, acepto el trato” dije mirándolos fijamente.
Las sonrisas adornaros sus rostros, se veían aliviados, como si hubieran hecho esto muchas veces, terminando en fracaso, lo cual me preocupó.
“Entonces, sentirás un poco de dolor, pero será el último que sentirás” Félixe y Deritot se acercaron. Sus enormes cuerpos se hacían de mi tamaño al acercarse más y más.
Félixe agarró mi rostro con sus manos cálidas y suaves mientras que Deritot pasó por mi espalda y convocó un arma.
Félixe besó mi frente mientras el arma de Deritot me atravesaba.
Mis ojos estaban en blanco. Apreté los dientes lo más que pude, pero un grito amortiguador salió de mi boca.
Lo último que vi antes de caer inconsciente de nuevo, era el rostro de Félixe, blanco, junto con su cabello plateado que fácilmente podía cubrir todo su cuerpo.
***
Desperté en el mismo lugar en el que morí.
El cuerpo de Día estaba ahí, inmóvil. Sin vida.
Me levanté y caminé en su dirección. Lágrimas salían de mis ojos a pesar de mi mirada furiosa.
El cuerpo de Día empezó a brillar. Su brillo cubrió todo su ser y ante mis ojos, apareció de nuevo, como si Esteban no le hubiera arrebatado su vida.
“Hola, Alex” dijo una voz infantil.
Me sorprendí. Era Día quien habló.
“El dios Félixe me dijo que te ayudara a controlar tus nuevos poderes” respondió alegremente. “Y no te preocupes, nadie me lastimará de nuevo, solo tú me puedes ver”
Me sentí relajado, hubiera querido que esto sucediera con mis padres, pero no se podía.
Al mirar a mi alrededor, vi que en donde estaba mi cuerpo, aún estaba un gran charco de sangre. Extrañamente, mi ropa estaba limpia.
Nadie se preocupó por mí. O eso pensé.
Miré el cielo. Apenas iba amanecer.
Regresé al apartamento en silencio. Día estaba feliz rondando y volando alrededor de mí. Cuando llegué, Emma estaba sollozando.
“A-Alex, ¿Dónde carajos estabas?, estaba muy preocupada, no te encontré en tu apartamento” gritó mientras se abalanzaba con sus brazos abiertos hacía mí.
“Me dormí en una colina, perdón” susurré.
Emma no preguntó ni dijo nada. Me hizo un desayuno y me fui a la escuela.
“Alex, me dijo Félixe que te pongas en un lugar alejado, te va a dar una sorpresa” murmuró Día.
No le podía contestar, estaba en medio de la gente, pero rápidamente me fui a un callejón.
“Holi Alex” escuché la voz de Félixe.
“¿Qué es lo que querías mostrarme?” dije.
“Bu~, ¿directo al grano?, quería tener una conversación un poquito más larga contigo, pero está bien, di ‘salgan’” rio.
Tardé unos momentos en decidirme. Por algo mencionó que estuviera en un lugar alejado.
“Salgan” murmuré.
Una especie de ráfagas de luz y oscuridad me envolvió. Sentí un hormigueo en todo mi cuerpo.
Al terminar, me sentí más liviano.
“¿Tienes un espejo o algo parecido?, quiero ver tu reacción jiji” continuó Félixe.
Por suerte, había un cristal en el suelo, no era tan grande ni nada parecido a un espejo, pero al menos reflejaba parte de mi cuerpo.
Lo agarré y casi grito de la conmoción.
“¡¡¿PORQUÉ NO ME DIJISTE QUE ME VERÍA ASÍ?!!” grité, aunque no tan fuerte.
“Jeje, son unos regalos, no te enojes” murmuró.
Mi piel era gris por lo que noté de mis manos, en mi boca se podían apreciar mis colmillos y unos dos pequeños cuernos estaban en mi frente. Mi cabello era de un color semejante a Félixe. Y por lo que alcancé a ver, tenía unas pequeñas alas.
“¡Ah!, se me olvidaba, esta forma se fusionará con tu cuerpo humano, así te quedarás todo el tiempo que necesites para extinguir a los humanos, también no podrás envejecer una vez que inicie el proceso de fusión. De una vez te digo que será en esta semana” la voz de Félixe era bastante seria, pero aún se notaba calidez en su voz.
“¿Cómo vuelvo a mi cuerpo normal?” pregunté con un gran suspiro.
“Solo di ‘ocultar’”
“Ocultar” murmuré.
La misma sensación de hormigueo y ráfagas de luz y oscuridad me tragaron. Comprobé que mi cara estuviera como antes.
“Eso es todo, me comunicaré contigo cuando inicie la fusión, por si tienes problemas” dijo Félixe.
“Bien” dije.
Decidí salir del callejón e ir a la escuela. Día me siguió.
Mi velocidad aumentó un poco cuando inicié a correr. Era más rápido de lo que solía. Aunque estaba a pocos minutos de que cerrarán. Llegué justo al toque.
Fue una sensación placentera cuando la cara de Esteban, que estaba en el salón haciendo nada, se torció en una cara de horror.
Me reí.
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