-Kajei, casi mueres... Otra vez.-
Diether le regaño sacando un cuchillo color carmesí del cuerpo sin vida de un rebelde. El cabello rojo le cubría la mitad de la cara, el resto estaba manchado de sangre y barro. Sus ojos verdes marcados por tinta, rasgos del pueblo Arzuan.
Kajei era un joven de piel bronceada y cabello oscuro con un estilizado mechón de cabello por delante vestía un uniforme militar con estampado militar propio de la Fuerza Armada del Imperio Cavallino pero era de una talla diferente a la de el.
Kajei
se miró los pies apenado.
-Lo siento... Diether. - murmuró
Kajei. -No … fui
capaz...- regreso la miraba hacia
Diether.
Diether observo la triste mirada de su querido Kajei, miro al cielo y movió la cabeza . Siempre es lo mismo con Kajei. Nunca se atreve a tomar la decisión de terminar una vida para preservar la propia. Pero no puede enfadarse con su única familia y mejor amigo, dejo salir un suspiro y echo la cabeza hacia atrás apartando con su mano los mechones de cabello que se le habían pegado a la cara. Diether vestía ropas simples que le quedaban demasiado grandes ya que a pesar de haber llegado a la adultez, su estatura y tamaño eran mas bien juveniles. Y lo único que delataba su edad era la dureza y frialdad de su mirada.
-Vamos. - dijo Diether alzando la mano hacia la salida del callejón y tomando su rifle de plasma Ivosy de largo alcance.
Salieron del callejón abandonado dejando atrás un cadáver y guardando las armas robadas en una mochila de gran tamaño que Kajei portaba. Los pasillos estaban cubiertos de propaganda Everista, del ejército e incluso de propaganda de la rebelión. Este caos era común de las secciones mas alejadas del Palacio Everista donde vivían muchos refugiados y civiles de rango muy bajo para el Imperio. La guerra entre el Imperio Cavallino; guiado por el Consejo Everista, y los rebeldes parecía interminable con sus mas de 20 años conflictos.
Kajei
encontró un barril y
procedio a levantar la tapa encontrando
agua. Corrio tras Diether y tiro de el hacia el barril. Apuntando con
sus manos al contenido y con una gran sonrisa. Diether se rio y
sumergio sus manos en el agua tomando agua entre sus palmas y
arrojando el agua hacia su cara. Diether se limpió la cara revelando su piel clara y sus párpados
oscurecidos, delineados con tinta permanente,
acentuaban aun mas la fiereza de sus ojos. Kajei metió la
cabeza en el barril y casi
se va hasta el fondo de no ser por que Diether lo sacó
tirando de su uniforme. Su dulce lazo de
pelo ya no existía pero al menos se sentía más fresco. Ambos se
rieron de como se miraban con el cabello empapado.
Kajei y Diether llevaban varios años sobreviviendo por su cuenta. Después de que Kajei perdiera a su padre, el Imperio los traslado junto a su madre a otra sección mas externa del Imperio destinada a los civiles. Lamentablemente Kajei perdió a su madre durante el trágico contraataque de los rebeldes al Imperio. Por este motivo Diether había tomado las riendas y era responsable de tomar decisiones para mantenerse a salvo y procurar alimentos para ambos. Incluso habían conseguido alquilar su propia habitación con los créditos que obtenían vendiendo armas, botas e insignias de rebeldes caídos y, a veces, de soldados. Corrían a lo largo de las murallas fortificadas. Kajei le seguía llevando una mochila con más armas.
-Despues
de vender esto tendremos
suficientes creditos para entrar en el ejército -dijo Kajei mientras corría tras
Diether.
-¿Estás seguro de que quieres hacer esto? El
ejercito se encarga de eliminar enemigos, sabes.-
-¡Sí,
seguro! ¡Seré un gran soldado como mi padre! -
-De acuerdo
entonces, me uniré al ejército. Alguien tiene que asegurarse de que
sobrevivas a todo esto.-
-¡Puedo sobrevivir bien por mi
cuenta!
-Claro, como lo hiciste hace un momento. -
-¡Oye!
No estaba... umm... ¡no estaba preparado! -
-Mi punto está
probado. - Diether asintió.
Se
detuvieron ante una casa de cambio.
Ambos entraron en la casa y la
puerta se cerró. Las paredes estaban cubiertas de armas viejas tanto
de los rebeldes como de los mismos soldados del Imperio.
Fusiles colgando del techo. Kajei le
entregó la mochila a Diether. Diether mostró cada una de las nuevas
adquisiciones al hombre de mediana edad que atendía el negocio.
-Oh,
chicos, sigo asombrado. ¿Cómo hacen para entrar en las zonas de
conflicto? -
-No
se preocupe por eso. - Extendió sus pequeñas manos.
-Muy
bien, muy bien. Toma. - Les tendió a los chicos un puñado de
recibos de pequeño tamaño.
Diether los contó, asintió y se
los pasó a Kajei. Kajei se hizo cargo de los recibos guardandolos
cuidadosamente en su mochila.
-Un placer hacer
negocios. Ahora, Kajei. Vamos al cuartel general. - Se despidió con
la mano y salió de la cabina.
-¡Sí, señor! - Kajei saludó y
marchó tras Diether.
En el camino se tuvieron que desviar hacia su escondite secreto, donde mantenian todas sus pertenencias relacionadas al combate y que no podrian ingresar a las habitaciones para civiles debido al monitoreo del Imperio. El lugar secreto era nada mas que el antiguo escondite de juegos de la infancia de ambos, ubicado en el limite entre la zona militar y la zona civil. La entrada estaba muy bien resguardada entre un grupo de arbustos muy densos que se extendia hasta llegar a una cueva donde ellos mantenian sus armas y otras herramientas de combate.
Diether comenzó empacando algunas de sus pertenencias y ordenando los documentos que presentarian para el registro en el ejercito, mientras tanto Kajei juntaba todos los recibos de pago que habian recibido y que deberian cambiar a creditos oficiales del Imperio. Guardaron todo y se fueron en marcha hasta la casa de cambio mas cercana.
Consiguieron canjear los
recibos sin problemas en la oficina de cambio por su primera tarjeta
de crédito. Los dos se sonrieron y echaron a correr por la calle.
Subieron por unos tejados y llegaron a
un alto edificio fortificado. Banderas Everistas adornaban los
costados y paredes. Entraron en la oficina de reclutas. Una joven
secretaria tecleaba en pantallas oscuras con detalles rosa neón. Les
saludó. Diether le entregó el papel del registro y Kajei la tarjeta
de crédito. La señora cogió los papeles y la tarjeta y los
examinó. Leyó dos veces el registro de Diether. Intentó leerlo. Se
dio por vencida. Registró a los dos jóvenes y les entregó dos
tarjetas. Les felicita y saluda.
-!Felicidades, están oficialmente reclutados en la Armada Cavallino! Salve al Santo Consejo Everista!-
Ellos
le devolvieron el saludo.
-SALVE
AL CONSEJO EVERISTA -
El
resto del día lo dedicaron a pasar el chequeo
médico. A Kajei no le gustaban mucho todas las agujas que le
pinchaban la piel pero tuvo
que ser valiente para soportar el proceso, a Diether parecia no
molestarle. Una
vez terminado y aprobado el chequeo medico se les asignaron sus
uniformes del Imperio, sin embargo, no eran iguales al uniforme que
Kajei habia vestido anteriormente. Estos
uniformes consistian en pantalones y camisa de botones de color azul
naval, cinturon negro y botas y guantes de material sintetico muy
ajustado ademas de sus insignias de rango bajo del Ejercito, una
pequena barrita del cristal mas preciado del Imperio, el Ivosy con su
peculiar brillo carmesi magenta.
Les tuvieron que
ayudarse entre si
a ponerse las ajustadas botas y
guantes para continuar con los registros incluyendo una foto para
archivar en su expediente.
Al haber ingresado al Ejercito tambien habian aceptado un cambio de vivienda ya que a los reclutados ya no se les permite ingresar a las zonas de los civiles y deben quedarse a vivir en nuevas habitaciones asignadas por el Ejercito. A Diether no le hizo ninguna gracia enterarse de que iba a dormir en una habitación separada a Kajei y decidio acompanar a su amigo hasta su habitación. Una vez frente a la puerta del cuarto Kajei deslizo su tarjeta de ingreso y la puerta se abrio frente a ellos; los recibio alegremente el compañero de cuarto de Kajei. A Diether tampoco le agrado la idea de que su mejor amigo compartiera habitacion con un extraño asi que rapidamente convenció al compañero de cuarto de Kajei para intercambiar las habitaciones; después de echarlo, tirar sus pertenencias a un lado y cerrar la puerta con llave.
El compañero de cuarto golpeo a la puerta. Diether abrio la puerta de improvisto y le lanzo la tarjeta llave de su habitacion.
-Toma mi habitacion y largate. - mientras le apuntaba con un rifle de plasma.
El asustado compañero tomo la tarjeta con manos temblorosas y se marcho corriendo.
Diether cerro la puerta de un golpe y se giro. Kajei lo juzgaba en silencio. Diether suspiro quejosamente pasando su mano sobre su cabello revuelto.
-No me mires asi que esto es por tu bien. Ya sabes que puede haber traidores del imperio tratando de unirse a la Armada, es muy riesgoso.-
Kajei giro los ojos incrédulo y cruzo los brazos soltando una sonrisa. -Ya se que lo que te preocupa son tus pesadillas, solo me tenias que haber pedido que me quedara.-
Diether volvió a suspirar y fue a guardar al rifle. Cuando regreso Kajei ya se había cambiado de ropa y se habia acostado en su cama. Los cuartos para los soldados del imperio en entrenamiento eran sencillos pero mucho mas espaciosos que los cuartos para civiles. Diether se sentó en su cama y comenzó a cambiarse de ropa.
Nada
mal para la primera noche. Continuaran sus aventuras al día
siguiente.
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