Los ojos de Kenji se cerraron y, al abrirlos nuevamente, se encontró sumido en una oscuridad absoluta. A su alrededor no había más que negrura, lo que lo dejó sumamente confundido. Sentía que todo lo que había vivido hasta ahora había sido en vano, incapaz de cumplir la promesa que le había hecho a su difunta madre y sin la posibilidad de vengarse de su propio padre, quien era el responsable de la difícil situación en la que se encontraba.
En medio de esa oscuridad abrumadora, el joven comenzó a deambular sin rumbo. Aunque recordaba cada detalle de los acontecimientos recientes, su corazón se llenaba de tristeza y las lágrimas brotaban de sus ojos. Sin embargo, se apresuraba a limpiarlas, decidido a cambiar su destino. Ya no quería seguir siendo débil; anhelaba convertirse en alguien valiente y fuerte.
A medida que el tiempo pasaba, continuaba vagando sin rumbo en medio de la opresiva oscuridad. La desesperación se aferraba a su corazón, sintiendo que no avanzaba hacia ningún destino concreto. Sin embargo, en medio de ese abismo de sombras, una voz serena se hizo presente, resonando cerca de su lado. Kenji se detuvo en seco, con la esperanza de encontrar una respuesta a su desorientación.
En ese instante, una gran mano tocó su hombro, sobresaltándolo. Giró rápidamente y se encontró con la figura de un espectro imponente. Su rostro deformado y su mano esquelética provocaron un escalofrío que recorrió su cuerpo, pero extrañamente, una sensación de calma comenzó a emanar de la presencia del espectro.
La mirada del espectro se fijó en Kenji y, para sorpresa del joven, una sonrisa se dibujó en su rostro. Él se sentía desconcertado, sin comprender del todo lo que estaba sucediendo, pero una extraña certeza se apoderó de él, este ser podría ser su salvación en este oscuro mundo en el que se encontraba sumido.
El espectro retiró su mano del hombro de Kenji y avanzó con paso vacilante hasta colocarse frente a él.
— ¿Cómo es posible que alguien tan joven como tú se encuentre en este limbo, que tu vida se haya apagado a una edad tan temprana? — suspiró, llenando el aire, con una mezcla de tristeza y curiosidad.
Kenji lo miró con confusión y tristeza, consciente de que las palabras del espectro implicaban que se encontraba en un estado de muerte.
— Sabes qué, pequeño, quiero mostrarte algo. Tal vez esto te haga sentir mejor. — Tomó suavemente la mano de Kenji y comenzó a caminar junto a él.
Mientras caminaban, el espectro se detuvo en seco y pronunció unas palabras incomprensibles para Kenji. Al hacerlo, una imponente puerta apareció frente a ellos. El espectro soltó la mano de Kenji y avanzó hacia la puerta para abrirla.
Con una sonrisa reconfortante en el rostro, el espectro invitó a Kenji a entrar. Kenji atravesó la puerta, acompañado por el espectro, y esta se cerró detrás de ellos. El sonido de la puerta al cerrarse resonó en los oídos de Kenji, pero la tranquilidad en el rostro del espectro lo calmaba.
El espectro lo instó a seguir caminando, asegurándole que encontraría lo que le tenía preparado en el último tramo del recorrido.
A medida que Kenji continuaba caminando, pudo presenciar cómo la sala se revelaba ante sus ojos. En su interior, se encontraban dispuestos diez tronos majestuosos. El espectro se detuvo junto a Kenji y puso su mano en su hombro, transmitiéndole una sensación reconfortante.
La mirada de Kenji se posó en los tronos, y pronto se dio cuenta de que cada uno de ellos estaba ocupado por un espectro distinto. Cada figura fantasmal invitaba a Kenji a sentarse en el trono más grande, que ocupaba el centro de la sala. La importancia de aquella posición no pasaba desapercibida para él.
Kenji aceptó con seguridad y confianza el desafío planteado por los espectros. Avanzó con determinación hacia el trono central, sintiendo la mirada de todos los presentes sobre él. Cada paso que daba lo acercaba más a su destino, y finalmente, se encontró frente al majestuoso trono.
Kenji, sin vacilación, se sentó en el trono central mientras los diez espectros presentes estallaban en aplausos ensordecedores. El espectro que lo había guiado hasta allí se colocó lentamente frente a Kenji, dejando escapar una risa feroz y siniestra que resonaba por toda la sala.
El ambiente se cargó de una energía intensa y misteriosa, y el espectro dejó de reír para acercarse sigilosamente a Kenji. Sus palabras resonaron en el aire, llenas de intriga y revelación.
—Niño, desde el momento en que te vi, supe que llevas nuestra misma sangre. Eres uno de los nuestros... — susurró con una sonrisa siniestra en su rostro.
El espectro pronunció unas palabras en un tono apenas audible, y de repente, comenzó a sufrir una metamorfosis aterradora. Su forma se transformó en la de un gigantesco demonio que emanaba peligro y sed de sangre. Era la personificación de la maldad misma.
Kenji, aunque temeroso, recordó las palabras reconfortantes de su madre y logró encontrar cierta calma en medio de la situación. Observó cómo el gran demonio le extendía la mano, ofreciéndole una corona creada con su poder de oscuridad.
—Tómala, es para ti, no puedo dejar que uno de los míos pierda la vida en vano.
El demonio observó que Kenji no quería tomar la corona que le estaba ofreciendo, así que este replicó.
— ¿Kenji acaso no recuerdas que tienes que cumplir con lo que le dijiste a tu madre? ¿Acaso también no quieres vengarte de tu padre? — Lo miró desafiantemente.
Kenji, confundido, expresó su desconcierto ante las palabras del demonio.
— ¿Cómo sabes todo eso? ¿Cómo conoces mis promesas y mis deseos de venganza contra mi padre?
El demonio, con una sonrisa enigmática, respondió en tono enigmático.
— Las respuestas que buscas no te las daré por ahora. Lo que deseo es que cumplas tus promesas y persigas tus sueños. Si te colocas esta corona, se te otorgará una segunda oportunidad para vivir. Recuerda, la sangre que corre por tus venas es la misma que la mía.
Kenji, intrigado y cauteloso, sopesaba cuidadosamente las palabras del demonio.
— ¿Puedo confiar en ti? ¿Realmente tendré la oportunidad de regresar y cumplir mis metas?
— ¿Por qué te mentiría? Mi único objetivo es ayudarte a lograr lo que te propones. Considera mi papel como tu protector, aquel que te guiará en este nuevo camino.
Kenji, con una mezcla de incertidumbre y esperanza, decidió confiar en el demonio. Con determinación, tomó la corona que le ofreció y se la colocó en la cabeza, sellando así su compromiso con el destino que le esperaba. A medida que la corona se asentaba sobre él, Kenji podía sentir una energía desconocida fluyendo a través de su ser.
— Acepto tu ayuda y confío en que cumpliré mis metas. Que así sea.
El demonio sonrió siniestramente y miró con malicia a Kenji.
— Gracias por aceptar, pero ten en cuenta que este trato no es gratuito. En el futuro, necesitaré tu ayuda a cambio. Nos encontraremos nuevamente cuando llegue el momento — Se acercó al oído de Kenji.
— Vive feliz mientras puedas... ja, ja, ja.
De repente, todo se desvaneció y Kenji abrió los ojos encontrándose en medio del bosque. Sus fuerzas se agotaron rápidamente y su visión se volvió borrosa. Justo antes de desmayarse, alcanzó a ver una silueta frente a él.
En un mundo apocalíptico donde la oscuridad y los demonios acechan, los seres humanos se enfrentan a su destino con poderes sobrenaturales. Aquí, el rango lo es todo, y aquellos que no alcanzan la grandeza están destinados a perecer en la sombra del olvido. Kenji, un joven marcado por la tragedia, presenció cómo su madre fue asesinada en un acto que pudo haberse evitado. Culpa a su propio padre, un poderoso cazador, por no haber hecho nada para impedirlo. Lleno de ira y sed de venganza, Kenji jura convertirse en alguien lo suficientemente fuerte como para desafiar a su padre y cambiar el rumbo de este desolado mundo. En su camino hacia el poder, ¿Kenji se convertirá en el cazador que siempre soñó ser, o se perderá en la oscuridad de su propia venganza?
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