Dos años después de la muerte de la emperatriz el emperador contrajo matrimonio con la princesa Tulip del Rosario para el tratado de paz entre sus naciones, con la llegada de Tulip se permitió el regreso de los gemelos de su encierro a petición de esta quien quedo fascinada con la apariencia de los niños. Con una apariencia amable y buenos tratos se ganó su confianza, haciendo que su mayor anhelo fuera que la llamaran mamá, sin embargo, no lo estaba logrando, pero aun así los seguía tratando como si fueran sus propios hijos, la desgracia no tardó mucho en tocar la puerta, ya que la nueva emperatriz estaba esperando bebe de su propia sangre y finalmente sería más fácil cumplir su sueño de ser llamada mamá, esto puso presión a los gemelos debido al miedo de ser abandonados nuevamente logrando así que la llamaran como si fuera su propia madre.
Dos semanas después que los niños se enteraran del embarazo de la emperatriz tenían miedo de acercarse a ella pensando que los trataría de una forma fría o distante, a la hora del té la mujer invito a los pequeños a que la acompañara y estos sin dudar aceptaron la invitación, los gemelos siempre estaban juntos así que la emperatriz se extrañó que solo Polaris asistiera a la reunión a lo que no pudo evitar preguntar —Polaris, ¿por qué viniste solo esta vez?— el pequeño que estaba por tomar té alejo la tasa de su y lo coloco en sus piernas sin soltarla tragando un poco de salvia, levanto la cabeza y vio a Tulip a los ojos logrando que ella pudiera ver en sus orbes la oscuridad del cielo nocturno, después observarlo no dudo volviendo a preguntar —Pequeño ¿dónde está tu hermano? — Polaris suspiro pesadamente y contesto —Padre nos prohibió acercarnos a usted Señorita Tulip, cuando veníamos hacia acá padre vio a Apolo...— sus grandes ojos oscuros se cristalizaron y algunas lágrimas empezaron a correr por su cara hasta caer en sus manos, Tulip se sorprendió al verlo llorar y se levantó para ir a abrazarlo y en el momento que se sentó a su lado Polaris soltó la taza de té haciendo que esta se rompiera en el piso en su intento de alejarse de la emperatriz con nerviosismo —No puede acercarse más señorita Tulip, padre dijo que regresaríamos a Eclipse si nos acercábamos demasiado— con su voz temblorosa articulo esas palabras que dejaron helada a la mujer, esta suspiro y acaricio el cabello del niño —Tranquilo no dejaré que les pase nada, para eso está mamá, cuando nazca su hermanita vamos a vivir felices juntos, te lo prometo— le sonrió para después abrazarlo —¿M-me lo promete?— su voz temblaba, pero parecía más tranquilo, la mujer asintió suavemente y limpio la cara del niño, cuando vio a esos hermosos ojos oscuros pudo ver estrellas en esa oscura noche lo cual la hizo sonreír.
Cuando terminaron el té acompaño a Polaris de regreso a su habitación donde encontraron a Apolo sentado en el piso coloreando de forma silenciosa, cuando Polaris lo vio corrió hacia él y le dio un abrazo que fue devuelto en segundos, la emperatriz entro en la habitación y cerró la puerta, Polaris tomo la cara de su hermano que permanecía agachada y la levanto para verlo cambiando su cara a una de preocupación, Tulip dejó caer el plato de galletas que llevaba cuando vio el labio reventado de Apolo al igual que su mejilla que estaba hinchada y enrojecida dejando ver la marca de una mano; fue hacia él y se arrodilló a su lado para después tomar su cara y revisar que no tuviera más golpes, después de comprobar que no tuviera más heridas lo abrazo —Lo siento, lo siento tanto, Mamá no pudo protegerte — dijo con un tono triste mientras abrazaba a Apolo —Tranquila madre, desaparecerá con el tiempo y estaré bien, esto es mejor a que nos hubieran atrapado a los dos— los ojos de Apolo estaban dejando salir algunas lágrimas que la mujer limpia con cuidado —Madre, no se estrese mucho podría hacerle mal al bebé— dijo Polaris mientras le sonreía dulcemente, la emperatriz se puso feliz; era la primera vez desde que llego que le decían así, abrazo a ambos con una gran sonrisa, —Mamá los quiere mucho, nunca olviden eso— los gemelos respondieron al unísono —Nosotros también queremos a mamá— después de eso una sirvienta entro recogiendo el plato y las galletas rotas mientras los gemelos jugaban con la emperatriz.
El día 20 octubre del año 521 los gemelos tuvieron prohibido salir de su habitación mientras que en el ala principal la emperatriz daba a luz, después de un duro proceso se le dio la bienvenida a una pequeña princesa que heredo el brillante cabello rojo de su madre y la piel morena de su padre al igual que sus ojos verdes. Cuando se le preguntó a la emperatriz que nombre le quería dar a la pequeña sorprendió a todos después de una pequeña pausa al darle el nombre de Primavera, cuando preguntaron el porqué, Tulip les dijo que era su estación favorita sin revelar que en su corazón era tan importante porque en esta estación conoció a los gemelos.
Alexander al enterarse de que su hija había nacido volvió al palacio rápidamente, con su llegada los gemelos guardaron distancia de Tulip y su nueva hermana, pues, temían que su padre se enojara. En cuanto el emperador vio a la princesa quedo encantado y egoístamente les negó a los gemelos verla, una semana después mientras los gemelos jugaban en el jardín del palacio bajo la vigilancia de Tulip el emperador llevaba a cabo un movimiento secreto que no le había sido revelado a la emperatriz; al llegar el atardecer se empezó a ver la una gran falta de sirvientes exactamente todos los que habían regresado con los gemelos de Eclipse, mientras Tulip y los niños caminaban de regreso a la habitación aparecieron varios guardias junto al emperador quien sujeto fuertemente a Tulip como si quisiera retenerla, dos guardias tomaron a los gemelos y los empezaron a llevar por la fuerza —¡Déjalos, ¿qué les vas a hacer?, son solo unos niños!— dijo Tulip al emperador con una voz asustada mientras veía como eran arrastrados lejos de ella —¡¡Mamá!! ¡¡Mamá!!, ¡¡No nos dejes, no nos queremos ir, Mamaaaá!!— Esos gritos desesperados fue lo último que Tulip logro escuchar de los niños mientras intentaba soltarse del agarre de su esposo sin resultado alguno.
A la mañana siguiente durante el desayuno Alexander le dijo que los envió de regreso a Eclipse, pues ella debía concentrarse única y específicamente en Primavera para que creciera feliz, por último le dijo que sería capaz de ver a los gemelos en ocasiones, ya fuese una vez o dos por mes y podría acompañarlos a visitar al abuelo de estos; la emperatriz solo asintió, pues aún estaba tratando de digerir lo que había pasado y seguía sin creer que el hombre con el que ahora tenía una hija fuera capaz de separarla de sus otros dos hijos sin previo aviso, siguió adelante mientras intentaba no caer en depresión, ya que su pequeña hija la necesitaba.
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