ESCENARIO: Escuela secundaria de los piratas del condado de Dallas

HORA: 15:50

Banco de memoria de Kieren: Acceso a la memoria...

Lima-limón…pensé…. Olía como el aroma de una marca de limpieza. O tal vez fue solo limón ysostener las limas? ¿Por qué se incluyeron las limas? ¿Qué ofrecen?

Estos pensamientos continuos me despertaron de mi sueño. Levanté la cabeza, me limpié la baba de la cara e inmediatamente me encogí cuando el dolor en mi cara volvió a atacar. Casi lo olvido... Sospechando que mi cabello estaría aplastado en cualquier área, junté todos mis mechones fuertes en un intento de mantener intacto mi característico afro alto. Había una imagen que tenía que mantener. Tenía que recordar dónde estaba… La clase de ciencias era mi última clase de hoy. Cuando mis ojos se abrieron, la luz del sol anaranjada inmediatamente cegó mi visión. Empecé a concentrarme en el mundo que me rodeaba. Todavía principalmente un borrón, miré a través de la ventana que ocupaba la totalidad de la pared a mi lado. Oh mi... El cuarto piso tenía sus ventajas. Solo mira esa vista. Tomar este asiento en mi primer día fue la mejor elección que había hecho durante mi carrera escolar, sabiendo cuánto divagaba mi mente. Tener una ventana a mi lado parecía terapéutico, un bienvenido escape del constante movimiento de mi nueva vida. No era totalmente porque había visto innumerables animes donde el personaje principal se sentaba, lo adivinaste, junto a una ventana cerca de la parte trasera del salón de clases. Siempre me consideré el personaje principal. Conociéndome a mí mismo, probablemente estaría en algún género extraño de escenas de la vida. Necesitaba algo para alimentar mi imaginación.

El Sr. Williams se sentó detrás de su escritorio, leyendo un periódico. Una tradición ininterrumpida, me permitió mirar por la ventana sin ser notado. El Sr. Williams no era ni viejo ni joven, así que me desconcertó que alguien todavía leyera el periódico. ¿Él no sabía de aplicaciones o blogs? Todas las noticias tenían que tener al menos un día de antigüedad. ¿Cómo podía vivir su vida un día atrás?

Incluso ahora, miré por la ventana y me encontré una vez más, como tantas otras veces, con la vista panorámica de Mesquite. Esta ciudad suburbana siempre me cautivó. Claro, probablemente podrías ver la torre de agua, la parte superior del patio de comidas del centro comercial e incluso la escuela secundaria de mi hermana mejor desde el techo, pero esto fue lo más cerca que tuve de esa experiencia, de manera segura. Entonces, me lo comí. Y al admirar la vista, noté que se estaba construyendo un nuevo restaurante de comida rápida al otro lado de la calle. Parecía una hamburguesería. ¿Tal vez fue incluso una cena de pizza? Muchos establecimientos para comer diferentes entraron en mi mente mientras reflexionaba sobre lo que podría ser. Pensando en ello, miré mi cuaderno de bocetos, lo más cercano que podría haber considerado fácilmente como un amigo durante las últimas dos semanas. El libro ya estaba abierto a mi progreso inacabado de mis dibujos en vivo de la vista de la ventana. Con mi portaminas a mi lado, dibujando un bosquejo rápido del nuevo restaurante sin agregar demasiada presión, nació una futura pieza de referencia. Mejor guárdalo para la próxima vez cuando pueda usarlo de manera más efectiva.

Un fuerte ruido de desplazamiento alertó a la clase, pero sobre todo a mí. El sonido de la cuchilla afilada raspando el piso de concreto fue algo horrible, como clavos en una pizarra. Ese sonido era de la silla de Bianca, que contradecía sus diligentes movimientos mientras caminaba hacia el escritorio del Sr. Williams. Ella deslizó su periódico debajo de su periódico. Sin siquiera mirar hacia arriba, dio un pulgar hacia arriba de confirmación. Con gracia, caminó de regreso a su escritorio, el que estaba justo enfrente del mío. Por lo que escuché sobre Bianca, ella era inteligente, increíblemente inteligente. Pero sobre todo, ella era rica, increíblemente rica. Bueno, no necesariamente ella, pero sus padres sí.

Sin embargo, su polo rosa recién planchado y sus pantalones cortos de color caqui fácilmente podrían dar esa impresión. Debe haberse vestido así para mantenerse al día con una imagen particular, para parecer alguien que viene de algún lugar rico. Comprensiblemente, esa tuvo que haber sido la decisión de sus padres. Si nuestra escuela hubiera tenido un estricto código de vestimenta, habría seguido todos los protocolos. Y... Oh, espera, ¿se estaba yendo? La forma en que sacó su silla me hizo pensar que era hora de irse. Como no quería quedarme atrás, casi me incorporo. Eso hubiera sido vergonzoso porque Bianca se dejó caer de nuevo en su asiento. Yo también, tratando de ocultar mi vergüenza. Ella ni siquiera me miró, afortunadamente. Estaba demasiado ocupada sacando su calculadora, ingresando rápidamente una secuencia específica de números y otras cosas que no sabía que se podían escribir en una calculadora. Su cabello rizado se interpuso en el camino de la pantalla de la calculadora, pero por lo que pude ver, estaba jugando Tetris. ¿Podrías hacer eso? ¿Quién sabe cuántas veces tuvo que reprogramar el juego?

Mirando alrededor del salón de clases, noté que algo andaba mal, algo que más temía. Estaba terriblemente silencioso, lo que normalmente habría relajado la habitación. Sin embargo, ¿por qué se sentía tan tenso aquí? Se me ocurrió que mis compañeros y yo estábamos en medio de un cuestionario diario. Cerrando mi cuaderno de bocetos y moviéndolo a un lado, dudé, notando marcas de toallas en la mesa. Tenía que ser eso. La clase anterior a nosotros hizo un experimento con baba, y ese olor a limón se debió a las mesas recién limpiadas. De ninguna manera me arriesgaría a que la superficie húmeda se mezclara con el delgado exterior de mi cuaderno de bocetos. Simplemente lo dejé caer en mi mochila y me preparé para superar otra prueba. Me quedé con un papel instruyéndome a escribir fórmulas científicas que respaldaran los "problemas del mundo real", rápidamente me di cuenta de cómo... Buscando en el fondo de mi cerebro, cerré los ojos y escribí todas las fórmulas correctas. No se requería pensamiento crítico. No había tiempo. Los recuerdos borrosos eran mis armas preferidas. Siendo realistas, solo tenían quehacer.

El timbre sonó, para mi consternación, y el Sr. Williams saltó de su asiento. “Todos los cuestionarios deben entregarse antes de irse”. Su voz retumbó en la clase una vez tranquila. "O podrías aceptar la derrota y dársela a mi asistente, el Sr. Papelera de reciclaje". Se paró cerca de la puerta y recogió los cuestionarios. Solo sabía que estaba tratando de arrinconarme. Ese hombre joven pero viejo probablemente me vio dormir todo este tiempo. La broma estaba en él. Sabía que tenía lo que se necesita para aprobar esta prueba. Pronto, él también lo haría. Cuando entregué el mío, recibí una mirada de Williams que decía: 'No finjas que no sabía que estabas durmiendo en mi clase'. ¡Sabía que él lo sabía! Demonios… ¿O tal vez fue mi imaginación? “No te olvides de nuestra excursión de mañana. Traiga repelente de insectos”, siguió recordando a la clase que huía. Podía sentir su fría mirada observándome mientras me deslizaba hacia el pasillo.

Cruzando hacia el pasillo, rápidamente me metí en el pesado tráfico peatonal antes de sentir que iba a ser aplastado como un sándwich. No era la primera vez que me aplastaban como un panqueque en un pasillo, y probablemente no será la última. Estas escuelas se estaban llenando demasiado. Deslizándose a través de todos los caminantes lentos en mi camino, alguien chocó violentamente contra mi costado. Instintivamente, me di la vuelta y vi a un grupo de tres chicos con cascos deportivos. Estaban apurados, corriendo y entrando más allá de la puerta de acceso al techo. ¿Qué estarían haciendo en el techo? Me picó la curiosidad. Sin embargo, opté por no seguir a los chicos a través del acceso al techo, y bajé a la planta baja.

Los estudiantes socializaban y ocupaban la mayor parte del estacionamiento del frente. La música sonaba a todo volumen desde los vehículos cercanos y las porristas ocupaban una gran parte de la helada hierba mientras practicaban sus ejercicios. Siempre me pregunté de dónde sacaban su energía esas porristas. Eran como baterías humanas que nunca paraban. La letra P en sus uniformes negros brillaba con un verde brillante mientras realizaban saltos, volteretas y otras acrobacias. Tuve que dárselo a ellos. Estaban dedicados. Mi atención, sin embargo, se centró en una rampa situada en medio de la acera. Se pintaron llamas amarillas, naranjas y rojas en los lados. Con mi curiosidad persistente, miré hacia arriba para ver si podía ver a los tres chicos en el techo. Por alguna razón, estaba preocupado. Quería saber si subieron bien. ¿Por qué? Como dije... Curiosidad... Ahuequé mis manos alrededor de mis ojos para protegerme del sol deslumbrante. Solo vislumbré otra rampa, pero nada más.

De repente, escuché un sonido agudo proveniente de algún lugar cercano a mí, pero no le presté atención. "¡Ey!" Gritó una voz débil que venía desde la distancia. Deben haberse dirigido a otra persona. El timbre se intensificó no mucho después. "¡Estar atento!" Una vez débil, la voz ahora estaba más cerca que antes. Me di la vuelta, solo para que mi visión se blanqueara. Una bicicleta amarilla me tiró a la acera. ¿Tal vez debería haber sido menos curioso y haber prestado más atención? Nah... Nunca eso... Derribado y derribado mal, lentamente mis ojos se abrieron. Cuando me incorporé, vi a Bianca, también derribada en la acera. Incómoda como siempre, ciegamente agitó las manos frente a ella.

“Mis gafas... ¡Mis gafas! No puedo encontrarlos...” Bianca murmuró en un susurro de pánico. Yo, el usuario superior de anteojos, pude ver claramente que sus anteojos estaban solo a un par de pasos frente a ella. Entonces, como un caballero, me arrastré gentilmente para recoger sus lentes rosados ​​​​ligeros y se los volví a colocar en la cara. Su mirada entrecerrada se volvió más cómoda a medida que su visión se aclaraba. Estuvo bien. Todos habíamos estado allí. Agradecida, me miró.

Yo, un caballero… “Hey~,” dije en mi mejor tono coqueto. Realmente pensé que lo había logrado.

Bianca lo asimiló todo, mirándome de arriba abajo. “Deberías mirar por dónde vas”, es la grosera declaración que salió de su boca. Quiero decir, de verdad, debería haberme dado las gracias. Pero no, ella se puso de pie. Recogió su bicicleta, inspeccionándola haciéndola rodar de un lado a otro. Y me dejó mirando torpemente a los transeúntes en busca de apoyo moral. Solo que... Cuando me encontré torpemente a los ojos con los espectadores que miraban, se disolvieron, haciendo una mueca de vergüenza.

No iba a salir así, "¿Debería mirar por dónde iba?" En retrospectiva, hablarle así probablemente fue de mala educación, especialmente cuando estaba preocupada por su bicicleta amarilla... Oh... "¡Tú fuiste quien se topó conmigo!"

"Tú eras el que estaba parado en medio de la acera", su franqueza fue tan aguda.

"Punto justo... supongo". No importa cómo alguien lo vio, cualquiera de nosotros tiene la culpa de la colisión, ¿verdad? Apuntando mi cabeza hacia abajo, noté numerosos libros esparcidos por la acera y el césped. Bianca miró su mochila que descansaba en la canasta de su bicicleta; su solapa superior estaba abierta de par en par. "Mierda, dejé mi bolso abierto". Frenética, trató de recoger sus libros. Me arrodillé junto a ella y recogí algunos de los libros para ella. Agradecida, comenzó a depender de mí para sostenerlos. Mientras se amontonaban en mis brazos, volviéndose más y más pesados, me quedé preguntándome. ¿Cuánto cabría en esa pequeña mochila suya? Casi cómico, era una gran cantidad de libros. "¿Eres una especie de ratón de biblioteca?"

"¿Ratón de biblioteca? Podrías decirlo. ¿Tienes algún problema con eso?"

"No, en absoluto", ni siquiera procesé lo que estaba diciendo. En este punto, solo estaba rezando para que recuperara sus libros. Entonces, por supuesto, terminé diciendo: "Creo que los ratones de biblioteca son un poco lindos".

“Supongo que esa es tu forma peculiar de coquetear”, ¿alguien podría realmente culparla por reaccionar así? Sí... Sí, podría. Y lo hice.

Por una fracción de segundo, los ojos de Bianca se posaron en la triste visión de mi alguna vez increíble patineta, su tabla torcida descansando en la acera junto a un par de sus libros. Había olvidado por completo que todavía lo estaba cargando, incluso agarrándolo durante mi salida apresurada de la clase del Sr. William hace unos momentos. Al ver lo rápido que volvió a recoger sus libros en lugar de preguntar por la patineta rota, había quedado bastante claro que a Bianca realmente no le importaba el cómo y el por qué. Pero no pude evitarlo y solté: “Eso no sucedió porque nos chocamos. Era de hoy más temprano.

“Supuse…” dijo Bianca, su voz goteando con un toque de sarcasmo que me hizo sentir como un completo torpe. Para ser justos, el trágico final de mi patineta fue completamente inesperado y en parte ocurrió por culpa de ella. Bueno, ella jugó un papel en eso. Habría hecho lo mismo por cualquier otra persona: defenderlos. Pero, sinceramente, Bianca había captado mi interés desde que llegué a esta escuela. Tenía cierta antigüedad, se podría decir. Podría haberle dicho por qué mi patineta estaba en su estado actual, pero no me pareció el momento adecuado. Tenía serias dudas de que alguien con aspecto de estar a punto de arrancarte uno nuevo hubiera querido oír hablar de esa vez que le cubriste las espaldas hace una hora. Ah, y cómo terminaste de espaldas al final. Sí, me guardaría esa parte para mí con seguridad. Crucemos los dedos, Bianca no escucharía nada sobre las consecuencias.de el estruendo.

Una vez que recogió los libros, se las arregló para meterlos todos en su mochila. fue impresionante Debería haber estado en un programa de juegos o en UTube. "Aunque esto fue tu culpa, gracias". Y así, me di cuenta de con quién estaba tratando. Así que puse los ojos en blanco y comencé a alejarme. Pero no me criaron para ser un punk, así que admito que dudé ydevuelto.

Con confianza, le tendí la mano. Incluso me aseguré de pararme bien y alto, con mi pecho hacia fuera. “Mi nombre es Kieren. Kieren Freeman. Por favor, no lo desgastes. Se tomó su tiempo, haciéndome enojar con este incómodo gesto. Honestamente, debe haber disfrutado jugando conmigo. No había manera de que una persona pudiera ser tan grosera.

Al final, me estrechó la mano. “Bianca Knowles. Y créeme, no lo haré.

“¿Sabes? Eso es genial. Tienes el apellido de Beyoncé”.

"Sí... Puedes dejar de estrecharme la mano ahora".

"Oh, lo siento", lo solté inmediatamente.