—¿Él es…?
Peck lo pensó de inmediato. Que quien tenía en frente…
—¿Papá…?
Era su padre.
Fue el pensamiento más sensato. Estaba en sus recuerdos, no había nadie más cerca salvo por Leben acompañándolo en este viaje.
Aunque Peck tenía a ese hombre de frente lo veía de espaldas, pero el hombre levantó a un bebé y Peck se reconoció a sí mismo. Tenían el mismo color de cabello. Un hombre de contextura delgada, ligeramente más alto que Peck.
No tenía otro motivo para dudar de la identidad de esa persona.
Dio un paso al frente.
El tembloroso brazo de Peck se extendió intentando alcanzar a su papá. No tenía palabras. Había mucho pasando por su cabeza, demasiados sentimientos desenvolviéndose, experimentó mucho en pocos segundos.
Una mezcla de miedo, felicidad y angustia se adueñó de Peck. El deseo de conocer a sus padres estaba cerca, pero la sensación que le provocaba el estar por cumplirlo lo asfixiaba; le daba la sensación de que, por más cercano que estuviera, algo ocurriría porque un escenario de tan grande felicidad de seguro no podría ocurrir. No a él. Con cada paso que daba sentía su cuerpo más pesado, mayor esfuerzo hacía en respirar y sus ojos se humedecían.
Con su corazón latiendo fuertemente, Peck prontamente comenzó a sentir mareos.
¿Podía algo como eso ser real?
No lo era.
Porque era un recuerdo.
Aunque existió, Peck ya no era parte del tiempo en que ocurrió.
—¡Basta!
La voz de Leben se pronunció a espaldas de Peck. Atrapó el brazo que Peck tenía estirado.
—¡Si te digo que no deberías verlo entonces no lo veas! ¡Solo existe para lastimarte!
En la mano libre de Leben, lo que parecía ser una esfera de aire se condensó y la usó para golpear a Peck. La esfera de aire estalló empujándolo lejos, más allá de esa casa.
Mientras Peck se elevaba por el impacto vio como la figura de quien creyó era su padre se alejaba cada vez más y más. Extendía sus brazos intentando alcanzarlo, pero sería imposible. Ni siquiera las palabras salieron.
Peck atravesó una nube, escuchó un cristal romperse, debido a eso caería en otro recuerdo.
Se estrelló fuertemente en el suelo, rodando por el piso hasta detenerse por tocar una pared.
Llegó a un callejón ruidoso. Escuchó a múltiples personas corriendo. Eran pasos metálicos. Debido a eso trató de ponerse de pie, pero estaba adolorido. Trató de apoyarse en una pared para ver hacia la salida de ese estrecho sitio.
—¡Quédate quieto y acepta morir!
—¡Era él! ¡Estoy seguro! ¡Lo había visto y me alejaste!
Peck escuchó a Leben detrás suyo, aunque no lo veía le gritó para reclamarle por lo que hizo. Todo lo que antes Peck sintió fue reemplazado por su enojo.
—¡Trato de protegerte!
—¡Quieres matarme!
Peck finalmente se dio la vuelta para ver cómo Leben se acercaba.
—¡Por tu bienestar!
—¡¿Entonces porqué no me matas rápido en lugar de golpearme tanto?!
—¡Es lo que intento!
La mano de Leben fue envuelta en una sustancia viscosa que en un instante se transformó en afiladas garradas que fácilmente cortaban el muro de ladrillos que había a su lado al rozarlo.
—¡No quiero morir sin antes verlos!
Por un momento sintió miedo, pero el haber estado a un paso de conocer a su padre ayudó a Peck a obtener impulso. Con su mano derecha usó Magia de Viento para crear una ventisca que hiciera retroceder a Leben. Este último llegó hasta el final de dicho callejón, pero no sintió mucho dolor.
—Veo que no fue un total desperdicio el tiempo que compartiste con esa—dijo Leben, hablando de Sen—. Yo tampoco he perdido el tiempo.
Desde la espalda de Leben crecieron cuatro tentáculos, todos deseando cazar a Peck.
Peck levantó los brazos y con ello alzó un muro de piedra. Gracias a que el lugar era estrecho tenía menos lugares desde los cuales ser atacado.
—¡¿Por qué no borras mis recuerdos con Sen también?!
El suelo se rompió y de allí dos tentáculos salieron para atrapar los pies de Peck. Con un movimiento fue derribado.
Encima del muro apareció el cuerpo de Leben observando a Peck.
—¡Lo consideré! Pero para que funcionara tendría que apoderarme del cuerpo un instante y alejarme de ella, ella jamás bajó la guardia. Además de eso…
Leben se veía afligido, como algo que no quería admitir.
—Tu deseo de preservar esos recuerdos fue más fuerte que mi influencia. Como eres mi creador, no seré capaz de ir enteramente ante tu voluntad. ¡Esta es mi mejor oportunidad de ser el amo!
—¡No, es mi oportunidad de ser libre de ti!
—¡No soy el origen del miedo, nací de él! ¡Te perseguirá así yo exista o no! ¡El miedo es infinito!
El encuentro fue interrumpido por un terremoto. Todo tembló y el muro se deshizo, lo que provocó la caída de Leben y que este soltara a Peck. Este no tardó en intentar alejarse aprovechando el derrumbe, pero en el trayecto pensó:
—Si son mis recuerdos… ¿dónde estoy ahora?
Peck se dirigía a la salida del callejón, justo en ese instante pasaron corriendo dos personas encapuchadas cargando a un bebé. Decidió ir con ellos, pero el tentáculo de Leben lo atrapó y lo estrelló contra la pared más cercana. Gracias a eso fueron trasladados a otro recuerdo.
***
No había más que una tierra muerta rodeándolos. Césped que parecía quemado.
Peck no comprendió que lugar podría ser.
Cuando logró levantarse divagó. Tampoco veía a Leben por allí cerca. En tal condición no hizo más que caminar.
Permaneció atento a cualquier disturbio, Leben podría salir incluso debajo de la tierra. Sin saber donde podría estar fue fácil que cayera presa del pánico, pero intentó controlar su respiración para tranquilizarse.
—Le prometí que ganaría…
Peck se repitió a sí mismo lo que dijo a Sen antes de entrar en ese sitio tan extraño. Aunque fuera su mente, era un lugar lleno de enigmas. Con cada segundo más que pasaba en tal lugar, más recuerdos venían a él. Eso le daba dolor de cabeza, pero podía soportarlo.
—Este lugar…
Peck estaba yendo cuesta arriba. En la cima logró ver Batoru a la distancia. Era una de las tantas colinas que rodeaba a la nación. No lo reconoció de primer momento, porque según él, esas colinas siempre han tenido un abundante verde.
Él volteó nuevamente para ver hacia atrás. Analizó sus cercanías. Todo era anormal. Contemplar tal paisaje le daba escalofríos y repentinamente las náuseas lo azotaban.
Aun así, Peck tenía el presentimiento de que debía permanecer más tiempo en ese lugar.
Igual que muchos detalles de su vida, él no podría explicarlo.
Simplemente era su instinto el que le decía que si intentaba irse algo valioso se perdería.
Peck no se movió de su lugar, pero sus piernas temblaban. Aún no lo localizaba a Leben.
Fue él, quien se daría a descubrir eventualmente: así lo vio Peck.
Súbitamente un pilar de luz púrpura ascendió a los cielos: partió las nubes y tiñó el firmamento de este color sombrío. Un aura lúgubre envolvió este paisaje junto a Batoru.
Cuando el pilar se desvaneció, Peck tuvo otro presentimiento.
Corrió hasta ese lugar.
En la fuente de aquella luz encontraría su respuesta. La verdad se escondía allí.
Paso tras paso, la ansiedad aumentaba.
No sabe cuánto le tomó llegar allí. Quizá un minuto, quizá una hora, el tiempo dejó de importar para Peck que solo se enfocaba en su destino. Pero esto era un escenario de su mente, tal cosa como el tiempo podría ser indiferente.
En el momento en que encontró el origen de ese pilar, finalmente encontró a Leben.
En ese instante, Peck entendió que ese pilar estaba hecho de maná. Uno familiar: el suyo, pero en un principio parecía el de Leben. De cualquier modo, ambos son lo mismo técnicamente.
Leben no se movía. En su lugar, Leben miraba hacia ‘algo’.
Peck tenía miedo, pero se acercó igualmente, de forma lenta y cautelosa. A la suficiente distancia descubrió que el ‘algo’ que Leben miraba eran dos cuerpos.
Dos.
Peck lo descubrió enseguida.
La fuente de ese maná.
Lo que sabía hasta ahora de los Hell:
‘Incluso un bebé con una rabieta podría destruir un país’, recordó eso.
—¿Yo…? ¿Fui yo el que…?
Él mató a sus padres.
Esa fue la conclusión de Peck.
Cuando su voz se hizo escuchar, Leben volteó.
Peck quedó perplejo con la expresión de Leben: él estaba… llorando. A pesar de que el rostro de Leben mostraba ira, las lágrimas caían.
Dejando ir un suspiro, Leben se dirigió a Peck.
—¿Por qué te esforzarías tanto en ver esto? No puedo entenderlo…
Las palabras de Leben solamente confundían más a Peck, pero a la vez, reforzaban la creencia de que la muerte de sus padres fue algo que él provocó.
Un hijo que mató a sus padres.
Si lo pensara así, Peck creía que él merecía morir entonces.
—¿Esto… es todo?
Leben parecía dudar al oír a Peck.
—Sí, ahora lo entiendes. Déjame matarte.
—No, falta algo… algo más…
—No, no queda nada más, Peck. Lo que piensas es la realidad.
—Hay algo que no entiendo…
—Peck, es suficiente. Tu destino es solo traer destrucción. Déjame librarte de eso.
Por un instante, Peck pensó en aceptar la muerte. No tenía una reacción para la realidad de que él podría ser el responsable de que sea huérfano.
Pero las últimas palabras de Leben hicieron eco… otro recuerdo llegó.
Ese recuerdo se manifestó en palabras que vinieron de los cielos.
Tal evento distorsionó la realidad para enviarlos a otro momento de sus vidas.
—“Su destino es solo traer destrucción. Déjame librarte de eso.”
Una voz que vino del pasado.
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¡El siguiente capítulo llega el Lunes!

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