1
Esto es lo que había sucedido un par de horas más temprano, ese mismo día:
Durante la madrugada, Raúl había avistado a la misma misteriosa joven de cabellos blancos presente en su último sueño parada frente a su casa. Sin embargo, no había bastado más que un leve parpadeo para que dicha aparición se esfumase por completo, hecho que motivó al muchacho a pensar que todavía no acababa de despertarse del todo.
Cansado como estaba, no tardó en volverse a quedar dormido, esta vez sin soñar nada en absoluto, despertándose recién a eso de las once y media de la mañana.
Sorprendido por lo tarde que se había hecho, Raúl fue a prepararse un rápido desayuno, consistente en nada más que una tostada untada con mantequilla y un vaso de agua fría.
Tras un breve descanso para hacer la digestión, el chico anunció a su madre, que se encontraba preparando el almuerzo en la cocina:
—Me voy a darle un par de vueltas a la manzana…Vuelvo en un cinco.
— ¿A esta hora? —Repuso la mujer de negros cabellos, volviendo su rostro en dirección a su hijo—. ¡Cómo te quedaste dormido hasta tarde hoy día, yo pensé que hoy ibas a tomarte un descanso de tus ejercicios habituales!
—No sé qué me pasó hoy día…Se me pasó la hora, lo siento. ¿Necesitas que te traiga algo de la bodega?
—No hace falta que vayas a la bodega, tengo todo por ahora. ¡Ve a hacer tus ejercicios, hijo! Pero eso sí, procura volver antes de la una… ¡No quiero que el almuerzo se te enfríe!
— ¡No te preocupes! ¡Volveré temprano, lo prometo!
Luego de dar un beso en la mejilla a su madre a manera de despedida, el chico se dirigió a la entrada de su casa, sitio en donde le salió al encuentro un gato negro de grandes ojos amarillos, que le maullaba como invitándolo a quedarse allí:
— ¡Ya vuelvo, Nicolás! ¡Cuida la casa y a mi mamá mientras no estoy!
Cada fin de semana, día feriado o de vacaciones, Raúl salía de casa a fin de llevar a cabo una rutina de ejercicio, normalmente a eso de las ocho y media de la mañana.
Ese día, tarde como nunca, salía recién a eso del mediodía, aunque en cierta manera le alegraba un poco el corazón haberlo hecho, puesto que esa era una mañana particularmente hermosa y soleada, clima idóneo para poner el cuerpo a trabajar: Cerca de cuarenta y cinco minutos después, tras haberle dado varias vueltas a toda aquella cuadra, y luego de haber hecho cuando menos unas cien flexiones en los barandales metálicos dispuestos en el parque, Raúl se permitió un breve descanso, sentándose en una banca desde la cual observó el ir y venir de las personas en los alrededores.
Por allí, había una pareja de ancianos que se paseaba acompañado por un trío de perros falderos, más allá se encontraban un par de niñas saltando la soga, en la vereda del frente había un señor gordo que le compraba un par de helados a sus hijos pequeños...
Al más chiquito, el señor gordo le llevaba en hombros, mientras el niño reía entusiasmadamente, escena que hizo sonreír a Raúl…
Pero dicha sonrisa no tardó en convertirse en una mueca de asombro y desconcierto en cuanto alzó la vista nuevamente, descubriendo a no poca distancia de donde él se encontraba a ese misma joven de cabellos blancos y ojos dorados anteriormente aparecida en su sueño, quien le miraba fijamente.
—Debes encontrar pronto a tus compañeros, Estrella del Destino —dijo nuevamente la joven de cabellos blancos, señalando a Raúl con el dedo índice—. Reúne a los Guardianes Místicos, a fin de que cumplan con la misión de salvar al Universo...
El muchacho miró desconcertado a los alrededores, preguntándose si acaso alguien aparte de él sería capaz de ver a esa mujer, quien entonces dejó caer algo al suelo.
Acto seguido, ella ya no estaba más allí: Había desaparecido, sin que ninguna de las otras personas presentes en aquel parque pareciese haber dado cuenta siquiera de su presencia en el lugar.
Sin embargo, aquel objeto que la misteriosa joven había dejado caer de sus manos seguía estando allí, para desconcierto de Raúl: Tirado sobre la hierba, se hallaba un trozo de papel, el cual fue recogido de manera un tanto temerosa por el chico…Extendiendo sus dobleces, descubrió que se trataba de una especie de afiche publicitario, anunciando la realización de una feria que tendría lugar en aquel mismo vecindario por esos días.
Raúl ya había visto esa misma publicidad en los diarios y en la televisión con anterioridad, aunque no le había interesado en lo más mínimo: A pesar de no tener más de once años de edad, Raúl tenía un nulo interés en la clase de juegos y estrambóticas atracciones anunciadas en aquel panfleto.
Y sin embargo, al tener durante esos momentos aquel trozo de papel en las manos, algo semejante a una suerte de intuición no dejaba de ordenarle que él debía ir a ese lugar lo antes posible.
2
Reúne a los Guardianes Místicos: Tales eran las palabras que seguían resonando en su mente de Raúl horas después esa tarde, mientras se encontraba formado en la fila que habría de llevarle a la dichosa feria anunciada en el panfleto que todavía llevaba guardado en uno de sus bolsillos.
¡EL CARNAVAL AMBULANTE DEL VIEJO TÍO BILL CLAYTON!
¡POR PRIMERA VEZ EN LIMA!
¡DEL 15 DE DICIEMBRE AL 3 DE ENERO!
¡UNA OPORTUNIDAD ÚNICA, UN SUEÑO SIN IGUAL!
¡PRESENTANDO A SU MAGNÍFICO REINO PREHISTÓRICO!
¡EL CASTILLO MÁGICO DE LAS DOCE PRINCESAS BAILARINAS!
Y CON GRAN ÉXITO EN MÁS DE TREINTA Y CUATRO PAÍSES…
LA ÚNICA, Y MÁS TEMIBLE…
¡LA CASA INFERNAL! *
¡NO APTA PARA CARDÍACOS! ¡GALLINAS ABSTENERSE!
¿ESTÁS LISTO PARA CONFRONTAR TUS MÁS GRANDES MIEDOS?
¿PARA LLEVAR A CABO TUS MÁS MARAVILLOSOS SUEÑOS?
¿PARA VIVIR LA MÁS GRANDE DE TODAS LAS AVENTURAS?
¡TE ESPERAMOS!
¡VIVE LA AVENTURA!
*(Los menores de 13 años deben venir acompaños por un adulto o apoderado a esta atracción.)
Tales eran las rimbombantes palabras inscritas en aquel panfleto, lo mismo que muchas varias copias más del mismo que se hallaban pegados en las paredes del local en el que tendría lugar tal evento.
“¿Estará ella aquí?” no dejaba de preguntarse Raúl, buscando con la mirada entre la multitud circundante a esa misma hermosa joven de sus sueños: Nada, ni rastro de ella.
Pero… ¿Quién era ella en realidad? ¿Por qué su sola aparición había provocado tan inusitado sentimiento de ansiedad en Raúl?
“No tengo ni la menor de lo que estaba hablándome… ¿A qué podría haber estado refiriéndose con eso de los guerreros místicos?”
Más adelante en la fila, un trío de chiquillos armaban un tremendo escándalo, discutiendo entre sí:
— ¡Ponme un video de los Minions! ¡O de Peppa Pig! O si no… ¡Ya sé! ¡Ponme un video de Sandi la Princesa Mágica!
— ¡Nica, chimpancé! ¡No voy a ensuciar mi historial con ñoñeces cursis para mocosas!
“¡Pero qué escándalo hacen esos! ¡Se nota que son unos mocosos engreídos!” fue el único pensamiento que Raúl se dignó a dirigirles a esos muchachos durante aquellos instantes, mientras su cabeza seguía absorta en el recuerdo de la joven de cabellos blancos y áureas pupilas, de mirada como fuego que devoraba por dentro su alma.
“¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres de mí?”
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