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Noir, el saqueador, y el ídolo de la destrucción

El ladrón. Un profesional., y su talento. La dama de cabello plateado.

El ladrón. Un profesional., y su talento. La dama de cabello plateado.

Jan 14, 2024



El ladrón.  Un profesional., y su talento. La dama de cabello plateado.

 

                                             No quisiera que me confundieran con un burdo,  carterista de objetos valiosos, más bien soy un profesional de obras por las cuales los dioses me matarían. Soy algo más que un siempre mercenario, soy el que usted erigiría, si quisiera ser parte de la historia. Y todo, por una buena suma de dinero.  

                                             Así es la profesión de un looter…

 

    ………………………                                                

-          ….Recuerda Mikonos,  nosotros somos un clan desechable. Eso son los hombres gato, un clan de seres desechables, pero que esa estigmatización no corrompa tu vida. Tú, puedes ser algo mucho más valioso – Esas fueron las palabras de un semi humano. Palabras de quien fuera mi abuelo. Luego de ello, nos atacaron, y lo último que recuerdo, fue un gran incendio  y gritos de terror.

-          No vayas a morir, y corre lo que más puedas – Y luego solo hubo cenizas, mientras el humo del incendio se convertía en fragmentos de fantasmas 

 

-          ¡¡Esperen…!!.....¡¡Esperen!! – Gritó sin consuelo  y esas sombras lo miraban y se abalanzaron contra él - ¿Eh?..¡¡¡¡AHHHH!!!  - El grito hizo que despertara de tal situación - ¡¡Uff!!.. solo es una pesadilla..  – Se toma su cabeza – La misma de siempre, ¿Supongo?.

 

 

Planeta Kepler-128- región de Tuk:

 

Los soles de la mañana se estaban presentando, en las junglas añejas de una región inhóspita en el planeta. Desayuno una bebida de un recipiente de madera que tenía un líquido extraño.

 

-          ¡¡Wacala!! ..¡Es asqueroso! De no ser preciso, preferiría un filete de Orco, o un pescado del océano perdido. – Explayó con cierta vehemencia y asqueado de aquel brebaje. – Ya debería dejar de divagar en tonterías. La prioridad es el dinero, así podré marcharme de aquí a otro rumbo tranquilo, sin la necesidad de cometer actos de guante blanco. -

Era un brebaje que tenía poderosos nutrientes, y era especial para cualquier tipo de enfermedad. Su parcero, conocido como el sabio de los trotamundos. Un mercader de tienda en el límite con el planeta. El satélite blanco, le dicen.

-          Bien.. El mapa dice que debo caminar, varios rigles (kilómetros) hasta el orificio de Tuk. ¿MMM?..¿Debe ser una cueva? – Se rascó el lóbulo derecho de la oreja, analizando la lectura de su pantalla.   – ¡No estoy muy lejos! A la tarde ya podría estar listo. Luego ir por mi vehículo a la ciudad del enjambre a encontrarme con el cliente. La paga es buena,  y no sería agradable, no cumplir, al fin y al cabo es un trabajo, aunque el objetivo se encuentre guardado en un recinto repleto de trampas. Un objeto es forma de disco, de oricalco.  ¿MMM?, ¿Podría quedármelo y subastarlo en el mercado oscuro (mercado negro)?  Ya veremos lo que pretenda pagar ese cerdo codicioso.

El semi humano continuó su rumbo. Estaba vestido con una chaqueta marrón cerrada, con hombreras color rojo. Lleva sus manos descubiertas, en las cuales se muestran sus garras. Ante ello y evitar confusiones, tiene en sus bolsillos sus guantes. Pantalones oscuros, y su arma de fuego  en su lado izquierdo, y su cuchillo de doble filo en su sector derecho.  Un bolso con dos tirantes en su espalda. Zapatos con calcetines que cubren con una malla impermeable para poder caminar por aquel sitio, y evitar las pequeñas criaturas que se alimentan de la sangre de los seres vivientes. Su cabello plateado con pintadas de negro en sus largos rizos. Sus rostros con barba en patillas, y bigotes como los de un gato. Y sus ojos con retinas rojas que le permiten tener una claridad visual. No había pasado mucho tiempo desde que se inicio en esta profesión despiadada, pero por cada trabajo se cobraba muy bien, aunque ello le implicara un delito, y peor aún, la posible condena a muerte. En sus momentos libres, era un mero historiador, bibliotecario, escritor, arqueólogo, marinero, político, ingeniero, o banquero, abogado a veces. Etc…. Solo sus credenciales le permitían decirlo.

-          Soy quien usted quiera y precise. Incluso, para el trabajo, puedo ser yo mismo.

Merc Le Fare. Andre Fiuxton, Ernest Wac, Emer, Neptuno Cler, Pilotas Pen… y aún más. Y todos ellos…en un solo ser Mikonos Noir. Se autoproclamaba looter.

Al recorrer ya suficiente espacio, corrió algunas plantas de lugar y señalo con el dedo del medio el punto exacto en la cual había una pared. Tenía configurado un petroglifo de un círculo con unas estrellas que no tardo en verificar. Tenía calculado todo el perímetro, y la naturaleza no se interpondría en su camino. Arrojó una piedra al escuchar un ruido en unos arbustos  y pronto de la nada una gran serpiente se fue acercando.

-          ¡Uff! No quiero hacer esto  - Y sacó su arma disparándole con una bala de plata, dando justo en el blanco. El centro de su ferrea mirada ofidia. El reptil se sacudió, y repentinamente se desplomó al suelo arido diminutas piedras, en dos partes como si la bala hubiera hecho un efecto sierra.  Sin más pausas, se acercó a la pared y comenzó a palpar quitando las ramificaciones que impedían el ingreso.  – ¿Debería ser más fácil este trabajo? Vamos a ver si el mapa, realmente dice algo – Al ver tanto el dibujo de la cueva como el del mapa, noto algunos errores -¡Maldición , este tonto me ha dado una copia hecha por él parece? Y yo que pague bastante por este fragmento .

-          Dame por 10  chelin. -

-          90 chelin, y estas ganando amigo Noir. -

-          ¡No seas maldito! ¡Es una fortuna!

-          El miserable eres, tu  - Sostiene el mapa – ¿Lo quieres? ¡Lo pagas!

-          ¿Y qué seguridad me das de que sirva?

-          No seas estúpido Noir. Soy el mejor cartógrafo del planeta

-          Bueno eso sí – Pensó. Pero de todas maneras es caro 90 chelin.-

-          ¡¡Ya!!, ¡Dame los 90 chelin!. -

-          ¡¡Maldita sea Louis!!

Recordó Mikonos, cuando veía el mapa.

-          ¿Este mapa no sirve lo sabia! Tomó su móvil solo para dejarle un mensaje y decirle lo estúpido que era, y no tardó en recibir respuesta

-          ¡Tonto! Lee bien el mapa y el dibujo, cretino

-          ¡Cretino eres tú!

Lo verificó durante una hora, pensando, mientras cada tanto disparaba alguna alimaña que se presentaba como amenaza. Hasta que se apoyó en la pared del círculo y sin querer fue tragado por una onda absorbente. 

-          ¡¡¡Qué diablos!!! Y{ Su cuerpo se lanzó hacia atrás  - ¡¡Wow!! ¡¡Estoy dentro!! ¡Claro! Louis, no lo confesó,  sin embargo el dibujo muestra un ingreso con líneas – ¡¡¿Es un estúpido, podría ser mas especifico no?!! Bueno, ya estoy dentro, luego le escribiré para maldecirlos por esos 90 chelin.

Se incorporó y desde donde se encontraba encendió una suerte de lámpara, para iluminar la oscuridad. Los contornos poseían varios minerales y goteras de agua que venía de grietas. Algunas especies se escondían del pánico.

-          ¡¡Chuff!! – Estornudo Louis – Alguien debe estar diciendo palabas inadecuadas sobre mí  - ¿Serás tú, Mikonos Noir, gran tonto?

-          ¡¡Chuf!! – Alguien debe estar diciendo palabras de mal gusto sobre mí.  –¿Serás..? ¡¡Vaa!! ¡¡Olvídalo…!!

 

En el entorno de la cueva denotaban una inmensa gama de enredaderas que se expandían por doquier. Desde la entrada hasta el orificio mayor se iluminaba por los fluidos corpóreos de las rocas cual minerales estaban allí descansando sin extraerse. Mas allá del orificio se ubicaban una serie de telas sedosas. Eran trampas bien aplicadas. Aquel explorador lanzó al suelo una roca golpeando unas inscripciones en forma de petroglifos. De las paredes parecía escapar dardos que golpeaban ambos sectores, rebotando. Solo fueron varios disparos. Verificó con el mismo método y ya no ocurría nada. Había dado en lo cierto. Los dibujos y palabras de una lengua muerta.Eran unas letras de un idioma olvidado hace milenios. Aquel planeta era muy hostil para la supervivencia por lo que lo habían abandonado, no obstante dejaron sus rastros en exóticas figuras. Una de ellas el hombre sabio. Tallada en un metal. Oricalco. Propio de los atlantes. El trabajo era muy simple recuperar aquel objeto para la orden. Una entidad comprometida en piezas valiosas. Claro que aquel, no trabajaba para ellos, sino para si mismo. Un errante, mercenario y experto en la historia, ciencia, y arqueología planetaria. A medida que iba adentrándose se descubrían algunas sub especies, que solo pueden habitar en las cuevas.

-          ¡Vaya que aquí huele raro!! ¿Veamos? Según las inscripciones antiguas – Toma un papel viejo, dibujado por él. -aquí hay un circulo con una cámara que guarda otra cámara - ¡Rayos!. ¡Debería ser más fácil! Ni siquiera la información del móvil es suficiente como para verificar la veracidad. Solo puedo asegurar que aún se esconden trampas en éste sitio abrumador.

Al concluir, revisó nuevamente el mapa y con su dedo índice señaló los puntos de las líneas. Continuó trayecto hasta palpar las paredes de otros dibujos. Allí pudo desentrañar otra lengua inverosímil. Se rascó la oreja derecha pensando.

-          ¡Qué intrincado! De todas maneras, si muevo esto aquí. Y, el otro allá  -  Apretaba con su palma de la mano cada una. Era un tablero enorme. Una clave, para ser exacto. – Verifiquemos. El código. Q-/-¿-*-&¿Mmm? No ocurre nada. – probó nuevamente el método y esta vez apretó una letra diferente ■. – La pared se abrió - ¡¡Eureka!!– Expresó en la palabra de un personaje que estudió en sus épocas de aprendizaje.  Al lograrlo, se entusiasmo por el simple hecho de esta a un paso de lograr su tarea. Allí frente a sus ojos felinos, tenemos, la cámara. Central con un espiral en medio. Amplió el campo de visión con unos lentes de rayos X para verificar el lugar, y su desarrollo en la topografía interna. Y luego tomó nuevamente el mapa para leer las reseñas resumidas de aquella habitación. Solo fue caminar al centro de ese espiral cubierto de piedras de un color turquesa. No ocurría nada en absoluto.

-          Para ser sincero – Se dijo – Preferiría alguna pieza de museo, por lo menos las trampas no son tan primigenias que no puedan resolverse con algún hackeo de sistema, o chip inteligente. En los alrededores es confuso por ser tan antiguo.  – Vamos me dejaré por ésta vez llevar por la intuición. 

Sorteó el espiralado círculo conformando los pasos precisos.

-          ¿Y ahora? El mapa no explica nada – permaneció así un buen tiempo. Su temporizador. O reloj marcaba una hora nocturna. – Ya quiero terminar éste periplo. Se sentó de cuclillas, apoyando el mentón con la palma de su mano. Algo que le produjo jaqueca - ¡Qué dolor! Debo encontrar la otra cámara. El temporizador marcó una aguja en una latitud. Al verla miró al techo. La misma se dibujaba allí. - ¿Mmm? ¡Pero claro! – Saco su laser y disparó al techo varias veces. Sin atinar bien, hasta que dio en la manecilla de piedra. - ¡¿Si?!! ..- El suelo se abrió y calló a un agujero – ¡¡Ahhhh!!  - ¿Dónde estoy?

Una sala nueva y una figura en un centro de roca. Un altar prominente se presentaba ante aquel ser curioso y repleto de aventuras. Se fue acercando cuidadosamente, dando pasos equilibrados según el formato de un mapa que le denunció toda una leyenda. Aquel artefacto era muy preciado y la paga por ello era interesante. Un ídolo con forma de anciano barbudo de aleación de oricalco de la civilización hiperbórea aquella que era visitada por el Dios apolo en sus determinados retiros del sol. A medida que avanzaba aquel, el anciano parecía observarlo detenidamente.

-          Es como decían. Da espanto con sus ojos que lo calibran todo. Si no fuera mi imaginación, pensaría que me esta midiendo los pasos milimétricamente. Vamos a terminar con la operación. Es tarde y tengo hambre – Se dijo. E imagino aquel filete de orco con papas y tomates. Las ensaladas, como las carnes eran típicas en todo el universo, así como otros alimentos.   

Se acercó a una proximidad de unos veinte centímetros. De su viejo sacó, tomó una bolsa de una tela gruesa.

-          ¡Cuidado! ¡Cuidado! – Expresó - ¡Ahora! – Y lanzó cubriendo toda la figura que a pesar de ser un objeto generó un sonido como si estuviera vivo –¡no es el alarido! Debo salir de aquí. 

 

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