-Sé que es pronto para esto, pero la semana que viene iremos a un museo.- Dijo la profesora Evangeline. -Ya le pregunté al director y dijo que le parecía bien.- Continuó mientras caminaba de un lado a otro en frente de la pizarra. -De hecho, me dijo que no solo iríamos esta clase sino, una clase de cada curso.- Llegó a su escritorio. -¿Alguna pregunta?- Se sentó y nos miró.
-¿Qué día será?- Preguntó alguno de mis compañeros, Evangeline se quedó pensando.
-Creo que el lunes.- Asintió. -Sí, el lunes. ¿Alguna otra pregunta?- Nadie dijo nada. -Muy bien, pues nos vemos la semana que viene. Pasar un buen fin de semana.-
-Igualmente.- Dijimos todos (o casi todos) a la vez. Guardé mis cosas y salí de clase. Estaba caminando por el pasillo cuando alguien me tocó el hombro y me giré.
-Mariann, ¿verdad?- Era Margot. Asentí. -Bueno, te has dejado esto en clase.- Dijo mientras me daba un lápiz.
-Gracias.- Le dije mientras cogía el lápiz. Nos quedamos unos segundos mirándonos.
-Margot.- Dijo de repente. La miré confusa. -Me llamo Margot.- Asentí. -Bueno, me tengo que ir ya. Nos vemos el lunes.- Me dijo con una sonrisa mientras se iba.
-Chao.- Me despedí sonriendo.
-Guau, ¿qué ha sido eso?- Me giré para ver quién había dicho eso.
-”Eso” no era nada, se me ha olvidado el lápiz en clase y ella me lo ha traído.- Le dije a Edward mientras volvía a caminar por el pasillo.
-Claro.- Dijo alargando la “o” con sarcasmo. Le di un golpe.
-Es en serio Edward.-
-Sí, sí.- Rió. -Cambiando de tema...- Suspiré. -Segunda semana de clases ¡superada!- Dijo mientras daba un giró. Escuché como Nathaniel y Oliver se reían al ver a Edward.
-Agh, que asco de tíos. ¿Puedo pegarles?- Le dije a Edward. Rió.
-Mejor no, no queremos que tengas un mal expediente.- Dijo mientras me daba un golpe en la nariz. Rodé los ojos.
-Pues les pegaré fuera de clases.- Ambos reímos.
(...)
-¡Mariann!- Canturreó mi madre al verme entrar a casa. -Tengo buenas noticias.- Me quedé mirándola. Se acercó a mi. -Mañana vamos a comer con los Collins Everglot.- Dijo mientras me apartaba un mechón de la cara.
-Mjm, que bien.- Me aparté y empecé a subir las escaleras.
-¡Tendremos que estar allí antes de las dos y cuarto!-
-¡Está bien!- Le grité desde arriba de las escaleras y entré a mi cuarto. Dejé mi mochila en el suelo y me tiré a mi cama, un mensaje me llegó.
Edward 🏳️🌈
Edward 🏳️🌈: Mañana vienes a comer a mi casa?
Mariannita: Imposible.
Mariannita: Tengo comida con los Collins Everglot.
Edward 🏳️🌈: Pues vaya...
Mariannita: Sí, pues vaya.
Edward 🏳️🌈: Y si quedamos por la tarde/noche?
Mariannita: Luego le preguntaré a mi madre.
Mariannita: Pero no prometo nada.
Suspiré mientras dejaba el móvil en mi escritorio.
(...)
-Mamá, ¿mañana podría ir a casa de Edward?- Le pregunté en la cena.
-Mañana es la comida con los Collins Everglot.- Me respondió.
-Lo sé, pero me refiero después de la comida.-
-Mmmm no sé...-
-Podría ir cuando nos fuéramos de su casa.- Dijo esta vez mi padre.
-Bueno, ya veremos.-
(...)
¡Bip bip bip! Sonó mi alarma. -Cállate ya, es sábado.- Lloriquee. -Cinco minutos más.- Pero no hubo cinco minutos más porque alguien tocó a la puerta. -Ni los sábados puedo dormir cinco minutos más.- Me dije a mi misma. -¡Pasa!- Me senté en la cama y vi como mi madre abría la puerta.
-Mariann empieza a arreglarte.- Dijo rápidamente y se fue. Suspiré. -¡Y no suspires!- La escuche gritar. Miré la hora en mi móvil.
-Pero si son las diez de la mañana.- Me dije a mi misma.
-Ya, pero vamos a pasar el día con ellos.- Dijo Marco mientras pasaba por mi puerta. -Ah, mamá dice que te arregles rápido.- Y se fue.
-¡Agh!- Solté mientras me levantaba e iba hacía mi armario. -Malditos Collins Everglot.- Empecé a coger la ropa y quince minutos después ya estaba lista. Salí de mi cuarto y me dirigí hacía la cocina, donde ya estaba mi padre.
-Al parecer sí.- Me dijo mientras miraba la hora en su reloj.
-Pero si han dicho que nos teníamos que vestir rápido.- Dije indignada mientras me sentaba. -Si lo hubiera sabido antes hubiera dormido más.-
-¿Si hubieras sabido el qué?- Dijo mamá entrando a la cocina mientras se colocaba bien el collar. -¿Podrías ayudarme, cariño?- Le preguntó a mi padre. Él asintió, se levantó y le ayudó a ponerse bien el collar. -Gracias.- Le dijo una vez había terminado de colocarle el collar y le dio un rápido beso.
-Ugh.- Hice como si fuese a vomitar.
-Mariann por favor, que ya tienes diecisiete años.- Me dijo mamá. Rodé los ojos.
-El día que tengas novio también te besaras con él.- Me miró. -Como si nunca te hubiese gustado un chico.- Me dijo con una sonrisa mientras se acercaba a mi. -¿No te acuerdas de cuando te gustaba Edgar?- No, en realidad no me gustaba Edgar, me gustaba su hermana Emily. Me dio un codazo.
-¿Podemos no hablar de eso, por favor?- Dije mientras me levantaba.
-Ve yendo al coche con Mariann, yo ahora voy.- Le dijo mi madre a mi padre. Él asintió y se acercó a mí, hizo un movimiento con la cabeza que supuse que significaba que le siguiera, así que le seguí al garaje y nos subimos al coche.
-¡Manuel y Marco ¿queréis daros prisa? Hasta Mariann se ha arreglado antes!- Escuchamos gritar a mi madre. Reí. -¡No hay tiempo, o venís ya o cogéis el bus para llegar!- Volvió a gritar mi madre, segundos después ya estábamos todos sentados en el coche.
-Oye mamá.- Le llamé.
-Dime.-
-¿No crees que es un poco pronto para ir a la casa de los collins?- Le pregunté. -Son solo las once menos cuarto.- Apoye mi cabeza en la ventana del coche.
-No, es una hora perfecta. Aparte James me dijo que fuésemos antes así teníamos más tiempo para hablar y eso.- Asentí, aunque no me viera. Pasábamos por las calles, en silencio, sin música, sin hablar, sin ganas de vivir ya de paso. -Y ¿qué tal las clases?- Preguntó mi madre.
-Bien, todavía no hay mucho trabajo.- Dijo Manuel y Marco asintió.
-¿Mariann?- Preguntó mi madre, la miré por el retrovisor.
-Bien, supongo.- Dije, ella asintió y volví a mirar el paisaje, cerré los ojos.
(...)
-Mariann.- Escuché mientras sentía como alguien me sacudía. -Mariann, hemos llegado.- Me volvieron a sacudir. Abrí los ojos, por fin.
-Agh, me he quedado dormida.- Dije, Manuel rió. -¿Se me ha destrozado el maquillaje?-
-No, sigue igual.- Asentí y por fin salí del coche, porque mi familia ya estaba esperándome en la puerta. Mi madre llamó a la puerta, segundos después la abrió Charlotte.
-Bienvenidos, qué alegría volver a veros.- Nos dijo con una sonrisa. -Pasar, pasar.- Dijo mientras se apartaba de la puerta para que pudiéramos entrar.
-Gracias.- Le dijo mi madre mientras entraba.
-Por favor sentiros como en casa. Ahora iré a por James, mientras podéis ir a esperar al salón, si queréis.- Mi madre asintió y empezamos a caminar hacia el salón (que por cierto estaba al lado). Ya sabíamos dónde estaba cada cosa allí, puesto que hemos ido repetidas veces a su casa. Iba detrás de mi familia caminando y antes de que siguiera a mi familia Charlotte me paró. -Mar, hace tanto que no te veía.- Sonreí, Charlotte siempre ha sido muy amable conmigo, era como una tía para mi. -¿Te molesta que te llame Mar?-
-Para nada.- Negué con la cabeza, le di un abrazo.
-Bueno, voy a buscar a James, tú ve al salón con tu familia, no tardó.- Dijo al separarse del abrazo. Asentí y fui al salón.
Unos minutos después entraron James y Charlotte al salón.

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