Víctor me miró confuso. Sonreí y me senté al lado de Ricky en el suelo (estaban sentados en un círculo delante de Zenobia, menos Edward que estaba sentado en su cama). Les saludé a todos con la mano.

Estaban; Ricky, Roxy, Greg e Isaac. Sin contar a Edward, claro.

–Bueno gente, ¿cuál es el plan para hoy?– pregunté.

–El plan es cenar y luego ir al karaoke, básicamente eso. – Dijo Edward mientras se tumbaba en su cama.

–Mjm, ¿vamos a ser solo nosotros?– pregunté mientras acariciaba a Zenny.

–No– dijo Roxy. –, va a venir Karmen, mi mejor amiga Abril y su novio Charlie.– Asentí. –Pero Charlie y Abril cuando estemos allí.– Asentí de nuevo.

–¿Mientras que hacemos?– pregunté, me giré para poder ver a Edward, que estaba leyendo un libro. –¿Qué lees?... ¿Eso es crepúsculo?– dije mientras me levantaba y me acercaba a él.

–Sí, ¿por?–

–Edward, ¿por qué estás leyendo crepúsculo?–

–Porque sí, porque quiero y porque puedo. ¿Te parece suficiente?– negué con la cabeza y me volví a sentar en el círculo (parecía un ritual, o algo así). 

Terminamos jugando al uno, al cabo del rato Morgan preguntó qué si íbamos a querer cenar pizza lo cual todos dijimos que sí, (obvio). Y cuando llegaron las pizzas fueron Ricky, Isaac y Greg a por platos.

–Oye Edward. – le llamó Roxy.

– Dime. – le dijo Edward mientras pensaba en cuál iba a ser su siguiente tirada de cartas.

–Tengo una pregunta un poco...¿rara?– suspiró.–No sé... En fin, ¿Zenny se llama así por el personaje de un libro?– preguntó. Edward se quedó estático por la pregunta.

Tragó saliva. –Sí, ¿por?–

Roxy rio. –No se llamará ese libro Sinner por alguna casualidad, ¿no?– Edward abrió los ojos como platos.

–¿Lo conoces?– Roxy asintió con una sonrisa. –¡No!– dijo alargando la “o”.

–Sí.– dijo Roxy mientras asentía. –No estoy orgullosa de eso, pero ese es otro tema.– Edward sonrió.

–Sabía que no era el único que lo había leído–Edward se giró hacia mi. –. ¡Te lo dije!– me gritó. Llegaron Ricky, Greg e Isaac con los platos.

–¿Le dijiste el qué?– preguntó Ricky con una ceja levantada.

–Nada, nada.– Dijo Edward mientras volvía a mirar sus cartas. Sonó el timbre de la casa. 

–Debe ser Karmen. – Dije, me giré hacia Víctor. –Vas a conocer a Karmen, ella también va a nuestra clase. – Le dije emocionada. Víctor asintió con una sonrisa. –Ven, que os presentó.– le agarré del brazo y arrastré para que fuéramos a abrir a Karmen.

–Mhm, a ti nunca te había visto. – dijo Morgan pensativa al abrir la puerta. 

–Morgan.– dijo con una sonrisa.

–Una pregunta, ¿qué está cocinando?– 

–Emmm– Morgan se puso roja, no sabía que decir. –, brownies.– Dijo rápidamente. 

–Necesito la receta.– Le respondió Karmen. Morgan asintió rápidamente. Me acerqué a la puerta.

–Karmen– la llamé, Morgan se fue hacia la cocina. –Mira, este es Víctor, Víctor Karmen, Karmen Víctor.– les presenté –Víctor empezará la semana que viene a venir al insti.– Dije con una sonrisa. Karmen asintió y entró a la casa. 

Cenamos mientras seguimos jugando al uno y hablando de clases, etcétera. 

–¿Todos tenéis todo?– pregunté para asegurarme de que nadie se dejará nada para no tener que volver. Asintieron.

–Vamos mariquitas, que la noche nos llama. – dijo Edward de repente y salió por la puerta.

–¿Acaba de...?– dejó la pregunta en el aire.

–¿De llamarnos mariquitas? Sí.– Le respondí a Víctor. –Ya te acostumbraras. – Le dije mientras le daba unos golpecitos en el hombro. –Edward espera.– dije mientras corría hacia Edward. –Oye Edward, no me has dicho dónde está ese karaoke al que vamos a ir.–

–Es verdad, no nos lo has dicho.– Le dijo, esta vez, Ricky. Edward se giró para vernos a todos con una sonrisa avergonzada. 

–Bueno, es uno que está cerca de la cafetería del padre de Mariann.–

–¡¿Cómo?!– me sobresalte.

–Y solo pueden entrar mayores de edad.– Volvió a sonreír avergonzado.

–Edward ¿cómo piensas entrar al karaoke si ninguno de aquí somos mayores de edad?– preguntó Greg.

–Es que, vereis... Conozco a alguien que trabaja allí, seguro que nos deja entrar.– Puse los ojos en blanco.

–¿Tú eres tonto? ¿Acaso le has mandado un mensaje a ese “conocido”?–

–Bueno, técnicamente no es un conocido mío– le miramos confusos. –, es conocido de Mariann.– Me señaló.

–¿Perdona?– Edward asintió. –¿Cómo que conocido mío? ¿quién?– le pregunté.

–Tu tía Yasmine.– Dijo con una sonrisa. Entonces me relajé un poco.

–¿Mi tía Yasmine?– asintió. –Bueno, entonces creo que si podremos entrar...– Edward soltó un suspiró de tranquilidad. –Pero no prometo nada. Ahora sí, vámonos que si no llegaremos muy tarde. – Todos sonrieron y nos dirigimos al metro.

(...)

Cuando entramos al club de karaoke le pregunté a la persona que estaba atendiendo si podía hablar con Yasmine.

–Disculpe, ¿podríamos hablar con Yasmine?– le pregunté amablemente con una sonrisa.

–¿Yasmine?– asentí. –Mhm... ¿por qué debería de llamar a Yasmine? Está en hora de descanso, y no le gusta que la molesten mientras está en descanso. Mirar chavales, si pensáis que os dejará pasar aun siendo menores de edad estáis equivocados, muy equivocados. – Dijo con una sonrisa de superioridad.

–Mira, estem... ¿Cómo te llamas?– le pregunté mientras apoyaba mis codos en el mostrador.

–Yoshua.–

–Mira Yoshua,– empecé. –primero bajá tus aires de “superioridad” y de chulo putas. – Puse mi cara más sería. –Segundo, deberías llamar a Yasmine porque es mi tía y me incomoda mucho tener que hablar contigo– le miré de arriba a abajo (como pude porque estaba el mostrador) y puse mis manos en el mostrador. –, tercero, no estamos aquí para beber ni mierdas de esas, y aunque lo estuviéramos no es tu problema, porque tú no vas a ser quien nos atienda, ¿entiendes?– asintió sorprendido. –Entonces mueve el culo y ve a por Yasmine. – Ordené. 

Asintió rápidamente y se metió en la puerta que había detrás del mostrador.

–En tu cara Yoshua, una adolescente de tan solo diecisiete años te ha intimidado. – Sonreí victoriosa y me giré para ver al restó, los cuales estaban sorprendidos.

–Mariann, ¿en donde has aprendido eso? Ves mucho la tele, eh. – Me dijo Edward.

–¡Ja! Eso ni en la tele. – Reí. 

–¿Les has dicho que estoy en descanso?– escuché a mi tía Yasmine decir. –¿Quién coño ha sido para que te acojonarás tanto?– la puerta se abrió antes de que Yoshua pudiera responderle. –¿Mariann?– sonreí.

–Me llamo Karmen, encantada.– Se presentó.