Jack
–Mariann– Edward se tira a sus brazos. Mariann me mira confusa.
–Bueno, vámonos que nos están esperando en el autobús.– Ambos asentimos y vamos al autobús. Cuando ya estamos sentados en nuestros respectivos asientos Nathaniel me habla.
–¿En dónde estabas, bro?
–Me había... –Intento pensar una excusa. –perdido, sí, me había perdido. – Nathaniel y Oliver empiezan a reírse y hago un esfuerzo muy grande para no rodar los ojos.
↻
*Viernes. 14:30.p.m. Colegio Smiths*
Estoy saliendo del instituto para irme, por fin, a mi casa. Estás últimas dos semanas han sido... ¿Confusas, se podría decir? Cuando pasaba por los pasillos y veía a Edward me saludaba, incluso a veces se acercaba. Mientras eso pasaba Mariann me miraba entre confundida y enfadada. Pero ella también se acerca y habla con Margot, así que no tiene derecho de enfadarse, incluso alguna vez la he visto sonrojada... No sé, y no me importa.
Camino hacia mi casa tranquilo, pensando en mis cosas. Cuando entro veo a mi madre en la cocina. –Ya he llegado. – Le aviso. Levanta su vista de su teléfono y me responde.
–¿Qué tal el colegio, cariño?– me pregunta, dejo mi mochila en el suelo y me siento en frente de ella en la mesa.
–Bien. – Le contesto mientras apoyo mis brazos y después mi cabeza en la mesa.
–¿Tienes hambre?– asiento. Unos segundos después se levanta para traerme un plato con sopa, le doy las gracias y empiezo a comer. –. Tengo que decirte una cosa.– Dejo la cuchara y la miro atentamente. –Mañana van a venir a comer... Unas personas.– Levanto una ceja. Supongo que con «Unas personas» se refiere a su nuevo novio, pero claro, la palabra está en plural.
–¿A qué te refieres con eso?– pregunto confundido.
–¿Eh?
–Quiero decir, sé que con eso te refieres a que va a venir tu nuevo novio, pero es que lo has dicho en plural, ¿va a venir alguien más?
–Oh, em, sí. Van a venir él y su hija. – Vale, eso si que no me lo esperaba. Abro los ojos como platos y me atraganto con mi propia saliva. –Ay, dios– se acerca a mí y me da unos golpecitos en la espalda. –. ¿Estás bien?– me pregunta preocupada.
–Sí, sí. Perfecto. – Le digo nada más puedo terminar de toser.
Mariann
–Madre– la llamo. –. ¿Podrías devolverme mi teléfono?– le pregunto, corto un trozo de carne y me lo llevo a la boca.
–Te lo voy a devolver– asiento, feliz. –. Pero que no se repita.–
–Te prometo que no volverá a pasar. – Al menos no en el karaoke de mi tía. Pero eso no se lo digo. Terminamos de comer y mi madre me devuelve mi móvil, por fin. Lo primero que hago es mandarle un mensaje a Edward diciéndole que hoy hay ensayo y que avise a los demás.
Edward 🏳️🌈
Mariannita: Edward hoy ensayo.
Mariannita: Avisa a los demás.
Edward 🏳️🌈: ¿Quieres quedar un rato antes en la cafetería de tu padre?
Mariannita: Vale.
Mariannita: Voy a coger mis cosas y voy para allá.
Guardo mi teléfono en mi bolsillo y me acerco a mi tocador. Me pongo un poco de máscara de pestañas y colorete. Cojo mi mochila y mi botella de agua, voy a la cocina y relleno la botella.
–¿Te vas a entrenar?– escucho a mi padre preguntarme.
–Sí, pero antes he quedado con Edward en la cafetería.– Asiente con una sonrisa.
–Pasátelo bien y no llegues muy tarde. – Asiento, guardo mi botella de agua y me voy a la cafetería. Cuando llego veo a Edward en la puerta esperándome mientras mira su móvil.
–Holaaa– le saludo al acercarme. Levanta la cabeza para poder mirarme. Me saluda, entramos a la cafetería y nos sentamos en una mesa.
–Buenas tardes, ¿ya sabéis que vais a pedir?– nos pregunta Luca, uno de los camareros. Mi padre lo contrató a principios de año. Él es el que suele encargarse de la cafetería los mediodías y cuando mi padre no está.
–Yo quiero un té chai, por favor. – Pide Edward. Luca lo apunta en una libreta, termina de escribir y me mira.
–Ammm, un zumo de naranja, por favor. – Asiente y lo apunta.
–Enseguida os lo traigo. – Ambos asentimos y le damos las gracias. Luca se va y Edward y yo nos ponemos a hablar de qué canciones vamos a practicar hoy. Un rato después Luca vuelve con el té de Edward y mi zumo.
–Aquí tenéis. Si necesitáis algo no dudéis en llamarme. – Dice en un tono ¿coqueto? Sí, supongo que en un tonto coqueto. Le guiña un ojo a Edward al terminar de decirlo.
–Sí, escucha, ¿podrías dejar de intentar ligarte a cada cliente que ves?– Luca se ríe.
–Lo intentaré, pero no prometo nada.– Dice y se va.
–Edward te juro que como te vea ligando con él te corto el cuello.– Le amenazo, no solo verbalmente sino con el dedo índice de mi mano derecha.
–¿Yo por qué ligaría con él? No gracias. – Lo miro con los ojos entrecerrados, analizando si dice la verdad. Decido creerle y cojo mi zumo. Edward coge su teléfono. Supongo que le habrá llegado algún mensaje, así que no le doy importancia. Le doy un sorbo a mi zumo, me fijo en la cara de Edward y me doy cuenta de que está sonrojado. ¿Qué estará viendo? ¿Por qué está sonrojado?
–¿Qué estás viendo?– le preguntó curiosa.
–¡Gatos!... Digo, ¿qué?– se sobresalta, no se esperaba que se lo preguntase. Me muevo un poco para poder ver lo que está viendo. Me esperaba cualquier cosa. Pero al verlo me sorprendo. Me esperaba cualquier cosa menos eso.
Es una historia de instagram de Jack, que al parecer se está cambiando y se le ve el pecho. Junto a la foto hay algo escrito: “Ya ni cambiarme puedo... Gracias por la foto bro” y a continuación lo que supongo que es el instagram de nathaniel.
–¡Edward!– me mira sonrojado, pero está vez no sé si es porque le he pillado o por lo que estaba viendo. –. ¡Pero, si ese es Jack!– grito exaltada mientras apunto al móvil de Edward. Los pocos clientes que hay a nuestro alrededor nos miran raro. –Dios mío.– Intento bajar el volumen.
–¡No sabía que había subido esto, es la primera vez que lo veo!– analizo su cara, porque la verdad es que no me lo creo. –. ¡Lo juro!– súplica con la mirada.
–¿Y tú desde cuando sigues a Jack en instagram? – intento tranquilizarme, porque la verdad, yo también me he exaltado.
Se piensa la pregunta que le he hecho. –No sé– levanta los hombros para restarle importancia. –, creo que desde hace un par de semanas. No me acuerdo. – Un par de semanas dice, yo lo mato. Respiro para intentar mantener la calma.
–Pero, pero ¡¿desde cuándo te cae bien ese imbécil?!– vuelvo a exaltarme. Se queda callado mientras me mira alterarme sola. Respiro ondo. –Edward, ¿por qué?–
–¿Por qué el qué?
–Edward, sabes a lo que me refiero.
–Porque es buena persona– dice, coje su taza y bebe. Buena persona dice. Hago un puchero. –. Mariann, en serio.– Suspiro fuertemente.
–Tendré que verlo para creerlo. – Digo mientras cojo mi zumo.
–¿Y tú con Margot qué?– Suelta de repente, y yo me atraganto con el zumo. –¿Crees que no os he visto? Por cierto, te acabas de sonrojar.– Cojo una servilleta y me limpio. Entre Margot y yo no hay nada, solo somos..., conocidas, y ya. ¿Puede que me parezca guapa? Sí, lo admito. Pero ya. Aparte, a ella no le gusto, creo. No lo sé. ¿Puede que en realidad me guste? No, no puede. Solo hemos hablado un par de veces, no me puede gustar. ¿O si? No, imposible. –¿Hola, sigues viva?– me hace señas con las manos para ver si reacciono.
–Sí.
–¿Sí qué?
–Que sigo viva...– Asiente. –Y entre Margot y yo no hay nada.– Vuelve a asentir, pero está vez no tan seguro.
Cuando terminamos las bebidas nos dirigimos al estudio, donde ya nos estaban esperando Greg y Ricky, nos acercamos y les saludamos.
–Escucharme– nos llama la atención Ricky. –. Había pensado que como van a hacer una fiesta de halloween, creo que Nathaniel, y invitó a todo el instituto, deberíamos tocar en la fiesta. Le podría preguntar, aunque no creo que nos diga que no. – Comenta.
–A mi me parece bien. – Le responde Edward.
–A mi también.– añade Greg. Todos se giran para mirarme.
–Tendría que preguntarle a mi madre si me deja ir. – Veo cómo sus caras cambian de felicidad a decepción, y lo entiendo, porque así es mi día a día. –Si queréis le puedo mandar un mensaje ahora.– Todos me dicen que sí, así que saco mi teléfono y le mando un mensaje.
Madre
Mariann: En Halloween van a hacer una fiesta. ¿Podría ir?
Madre: ¿Piensas beber, fumar, drogarte, etc?
Mariann: No. ¿Yo por qué haría eso?
Madre: Puedes ir.
Madre: Pero cómo hagas alguna estupidez antes de la fiesta, olvídate.
Mariann: Está bien, gracias.
Guardo mi teléfono en mi bolsillo derecho del pantalón. –Tengo permiso. – Todos suspiran de alivio, incluso yo. –Entonces, ¿qué canciones deberíamos tocar?–

Comments (0)
See all