El ensayo ha terminado, de hecho, terminó hace rato. Simplemente nos hemos quedado hablando, bueno, Edward y yo. Greg había quedado con Isaac porque iban a estudiar o no sé qué mierdas, y Ricky había quedado con Roxy para ir a no sé donde. Así que los solteros nos quedamos hablando. Suspiro.
–Edward– lo llamo. Suelta un corto “Mjm”. –, estamos muy solos, ¿te has dado cuenta?– me mira confuso.
–¿De qué hablas?
–Hablo de qué nuestros amigos ya tienen pareja y nosotros estamos más solos que la una.
–No estamos solos, Mariann. Nos tenemos el uno al otro.
–No te lo tomes a malas, pero yo preferiría pasar tiempo con una chica que me quiera, sea mi novia, y cosas de esas. – Empieza a carcajearse.
–Ya, yo también quiero un novio.
–Ya, pero tú ligas con medio mundo, a mi nadie me quiere– Se queda mirándome serio. Este chico es bipolar, por dios. –. ¿Qué?–
–¿Y Margot?– ruedo los ojos.
–Que ella y yo no somos nada.
–Sí, sí. Pero te gusta.
–La conozco de hace un mes, no me puede gustar.
–Ajá, pero te atrae.
–Contigo es imposible hablar, en serio. – Me levanto y cojo mi mochila. Edward ríe mientras va sacando su móvil del bolsillo derecho. Al parecer ve algo que no le gusta. –¿Pasa algo?– me mira.
–Al parecer van a venir mi tía y prima a vivir con nosotros durante un tiempo.– Levanto una ceja, confusa.
–¿Cuál es el problema?
–Ninguno, supongo. Pero hace tiempo que no las veo.
–¿No se mudaron a un sitio super repipi con el marido de tu tía hace cómo cuatro años?– asiente.
–Sí, pero al parecer se ha divorciado y ahora no tienen en donde vivir– suspira. –. Y tú no tienes derecho de hablar de sitios repipis, te recuerdo que eres Mariann Davis. Tú madre es prácticamente millonaria. – Ruedo los ojos.
–Ya…– suspiro. –. Bueno, que yo me las piro. No puedo llegar tarde o no me dejarán ir a la fiesta de Halloween. – Edward asiente y nos despedimos. Camino hacía mi casa tranquila, sin prisas, la verdad. Escuchando música y pensando en la fiesta de Halloween. Está bien, Mariann, todo irá bien. Faltan dos semanas y cuatro días, ese es tiempo de sobra para practicar las canciones. Todo va a salir bien, ya lo verás. Espera… ¿De qué me voy a disfrazar? ¿A la gente le gustará como cantó, me juzgarán? Mierda, ya estoy sobre pensando. Todo. Va. A. Salir. Bien. Cállate Mariann, en serio, cállate.
Sigo caminando hacía mi casa. Pensando en mis cosas. Hasta que veo a una chica que… Bueno, que me parece bastante guapa. Dejémoslo ahí. Alta, rubia con un undercut solo por los lados, recogido en una coleta. Ojos azules oscuros, un piercing en el labio, en el lado derecho. Va vestida con ropa ancha. Suspiro. Que mujerón. Camino por la calle sin dejar de mirarla. ¿Se habrá dado cuenta?
Gira la cabeza y su vista cambia de ver hacía el coche que tiene al lado donde, supongo, que está su madre metida, y me mira. Coño Mariann, no eres nada discreta, amiga. Ninguna aparta la mirada, y de un momento a otro, sonríe. Es una sonrisa pícara. ¿Me está sonriendo a mi? Muerdo un poco mi labio inferior. Y lamentablemente ya me he alejado mucho como para seguir mirándola. Mierda. Puta mierda. Ojalá pudiera seguir viéndola un rato más. En términos de soportar, no estoy soportando.
Llego a mi casa, por fin, me dirijo a mi cuarto y dejo mi mochila allí. Y de inmediato sé que tengo que llamar a Edward para contarle lo de la chica. Así que, le llamo y empiezo a contarle todo, detalle por detalle. Tanto de lo que había pasado, cómo de la chica.
–Interesante…– de un momento a otro se escucha la puerta, y como llaman a Edward. Él suspira. –. Bueno, al parecer ya han llegado. Mañana hablamos, ¿si?–
–Claro. Hasta mañana.
–Hasta mañana, corazón. – Antes de colgar se escucha como lanza un beso. Río, y al segundo suspiro. Dejo el móvil en la mesa del tocador y empiezo a mirarme en el espejo.
–Con razón nadie te quiere…– me digo a mi misma, en un susurro. Me levanto de la silla y empiezo a analizar mi cuerpo, levanto un poco mi camiseta. –. Soy delgada, pero no tengo abdomen plano. – Suspiro. Me dan ganas de llorar. Es que no soy fea, pero tampoco guapa. No creo que nadie me vaya a querer. Probablemente me pase el resto de mi vida sola. Mejor me voy haciendo a la idea de seguir los pasos de mamá, pero sin pareja. Trabajaré todo el día para no pensar en ello. Sí, eso haré. Intento sonreír para quitar esas ideas de mi mente, pero las lágrimas ya se han formado en mis ojos y empiezan a caer. Como siga así no voy a poder cantar en la fiesta de Halloween, lo tengo claro.
Limpio mis lágrimas en un movimiento brusco con mis manos, justo a tiempo antes de que me llamen para ir a cenar. Fuerzo una sonrisa y bajo.
–¿Estás bien, cariño?– miro confundida a mi madre. –. ¿Has llorado? Tienes restos de máscara de pestañas corridos.–
–Oh, eso…– sonrío. –. No es nada, es que estaba en llamada con Edward y nos hemos reído.– Asiente, algo desconfiada. –¿Qué tal hoy en el trabajo?– cambio de tema.
Jack
–¡Jack, ¿qué haces que sigues dormido?!– abro los ojos nada más escuchar los gritos de mi madre, mientras ella entra a mi habitación. –. ¡Son las doce, en nada van a estar en casa! ¡Despierta, tienes que ducharte y arreglarte!–
–Ya voy, ya voy. – Me levanto rápido, y al instante me arrepiento. Poco más y me caigo, pero por suerte mi madre estaba al lado para ayudarme.
–¡Tengo que ir a cocinar!– grita saliendo de mi habitación y dirigiéndose a la cocina. Sonrío. Está nerviosa por lo que vayan a opinar. Cojo mi ropa y me dirijo a la ducha.
Una vez ya me he duchado y vestido, voy a la cocina a ayudar a mi madre con la comida. –¿Necesitas ayuda?– le pregunto.
–¿Eh?… Digo, sí. ¿Puedes hacer tú los espaguetis? Tengo que ir a cambiarme. – Asiento con una sonrisa, ella se va a su habitación. Cómo el agua ya está caliente solo tengo que ver cuanta pasta hay que poner y ponerla. Así que eso hago. Pongo a ojo la cantidad de pasta y a cada rato voy removiendo. Hago esto hasta que me llega un mensaje.
Edward
Edward: Buenos díaaaaaaaaaas
JackieJack: ¿Días? Es medio día.
Edward: Sí, yo ya lo sabía.
JackieJack: ¿Necesitas algo?
Edward: Qué seco eres, chico.
JackieJack: Perdón.
JackieJack: 💧¿Necesitas algo?💧
JackieJack: ¿Mejor así?
Edward: Qué imbécil.
Edward: Solo quería decirte buenos días.
JackieJack: Buenos días a ti también.
Sonrío. –¡Jack, la pasta!– ¡Hostia, la pasta! ¡Se me había olvidado! Apago el fuego y cambio la olla de sitio.
–¡Está bien, está bien, no la he quemado!
–Tranquilo, no nos vamos a morir porque se queme la pasta, se puede hacer más. – Me tranquilizo un poco. –¿Tú estás bien?– asiento. –. Perfecto, porque están a punto de llegar. – Y cómo si la hubieran oído de repente el timbre suena. –¡Son ellos, tranquilízate!–
Río. –Pero mamá, eres tú la que está nerviosa. –
Asiente. –Sí, es verdad. Voy a ir a abrirles, tú espera en la mesa.– Asiento, y me voy a la mesa a sentarme. Unos segundos después veo a mi madre entrar al comedor con su novio y la hija de su novio… Espera… Miro confundido a la chica. Yo la conozco. Me suena. –Este es mi hijo, Jack– me levanto y acerco al señor. –. Jack este es Matías, mi novio. Matías este es Jack.–
–Encantado de conocerte, está es mi hija, Marikarmen. – Matías tiene el pelo corto, marrón casi negro, y ojos azules. Va vestido con una camisa blanca y pantalones de vestir. Seguro que hace deporte, lo digo por lo poco que se transparenta la camisa.
–Papá, te he dicho que no me gusta que me llamen Marikarmen. – Me mira. –Llámame Karmen, por favor. – Asiento. Karmen tiene el pelo morado recogido en dos coletas, ojos azules y ojeras. Se notan mucho sus ojeras. A principios de curso tenía la piel más morena, pero ahora está pálida. Va vestida con una falda negra que le llega hasta la mitad del muslo, unos calcetines arcoíris que le llegan hasta poco más arriba de sus rodillas, unas botas negras, y una camiseta azul cielo que lleva un My Little Pony, Rainbow Dash, esa pony. Lleva unos aros y unas gafas blancas de Hello Kitty.
–Sí, vale… Esto, ¿nos conocemos? Es que me suenas mucho. – Sonríe.
–Sí. Vamos a la misma clase. – Me quedo unos segundos pensando. Karmen, Karmen, Karmen… ¡Coño, claro!
–Vale, sí, ya me acuerdo. – Sonrío. Estoy quedando como un imbécil, lo tengo seguro.
–Bueno… Vámonos ya a comer. – Todos asentimos y nos sentamos en la mesa.

Comments (0)
See all