𝒥𝒶𝒸𝓀

Una vez terminamos de comer, Karmen y yo vamos al salón a ver la tele. Aunque, yo no paro de pensar en cierto pelinegro que me había escrito. Una sonrisa bobalicona se me forma en el rostro, y antes de que nadie la vea, vuelvo a poner mi cara normal.

—¿En quién piensas tanto?

—¿Qué? —Giro la cara para encontrarme con la de Karmen, que, al parecer, ya estaba mirándome. Mierda, me habrá visto sonreír como un gilipollas.

—Por favor, ¿te has visto la cara? Estabas sonriendo como un imbécil.

—¿Perdona?

—No lo digo a malas —aclara—. No pretendía ofenderte ni nada.

—No, no. Tranquila. —Sonríe.

—A veces soy demasiado honesta. —Levanta los hombros para restarle importancia—. Lol, que mal. —Susurra. Contengo una carcajada.

—Me gusta tú camiseta. ¿Es Rainbow Dash, no?—Karmen me mira estupefacta, y, segundos después, veo como se le ilumina la cara.

—¿Te gusta My Little Pony? —Me pregunta, emocionada. Esbozo una sonrisa por su pregunta.

—Claro —a Karmen parece que le da un algo—, es una de mis series favoritas de la infancia.

—¿De verdad? —Dice, casi, en un grito. Yo, simplemente, asiento—. No me lo puedo creer —niega con la cabeza repetidas veces.

—¿Qué quieres que te diga? Tengo unos gustos muy increíbles. —digo con un tono de superioridad fingida—. Aunque mi serie favorita de la infancia siempre será Monster High.

—¡Noo! —dice, sorprendida, muy sorprendida—. ¡Dios mío! ¡Jack, nunca lo hubiera esperado de ti! —Empiezo a carcajearme, y Karmen segundos después me imita. 

Unos segundos después escuchamos como alguien se acerca al salón. 

—¿Y esas carcajadas? —Pregunta mi madre, con una sonrisa, al entrar en este.

—Nada. Simplemente estábamos hablando de series de cuando eramos pequeños. —Mi madre empieza a esbozar una sonrisa.

—Que bien. —dice, feliz. De repente, frunzo el ceño. Ahora que lo pienso, no he visto a mi gata en todo el día.

—Oye mamá, ¿has visto a Pound cake? No la he visto en todo el día. —Mi madre se queda pensativa.

—Ahora que lo dices, yo tampoco la he visto en todo el día. —Empiezo a hiperventilar, preocupado. Mi madre, preocupada también, se acerca a mí—. Vamos a buscarla, ¿sí? —Asiento, intentando calmarme. «Respira, Jack, respira», me repito a mi mismo varias veces—. ¿Matías, podrías ayudarnos? —Él, asiente.

—Yo también puedo ayudar, si queréis, claro. —dice, está vez, Karmen.

—Sí, por favor. —Le responde, amablemente, mi madre. Entonces, sin que nadie diga nada más, me levanto y empezamos a buscarla por toda la casa.

𝑀𝒶𝓇𝒾𝒶𝓃𝓃

Voy caminando por la calle, tranquila, escuchando mi música. Como siempre, vamos. Y entonces, vuelvo a ver a la chica que había visto ayer mañana. Me sorprendo, claro que me sorprendo. No esperaba volver a verla. Entonces, la chica me ve. ¡Me ve, y no solo eso, se acerca! Dios mío, dios mío, dios mío. Pienso mientras se va acercando.

—Eh, te estaba buscando. —Me dice, con una sonrisa pícara.

—¿A mí? —Le respondo, nerviosa.

—Claro. No he parado de pensar en ti desde que nos vimos ayer. —Esbozo una sonrisa—. ¿Cómo te llamas?

—Me llamo Mariann, ¿y tú? —respondo, contenta.

—Mi nombre no es importante. —La miro confusa. ¿Cómo qué no importa?

—¿Cómo que no es…? —Antes de que pueda terminar de decir mi pregunta, la chica se acerca más a mi, y, me empieza a besar. ¿Qué coño está pasando?, pienso. 

—Entonces… —Empieza a decir cuando se separa de mi—Mariann, ¿no? —Asiento. Sigo confundida, no entiendo qué está pasando, o por qué ha hecho eso pero no me ha dicho su nombre—. Encantada. —Sonrió, pero está vez, algo incomoda.

—Yo… Esto… —No puedo terminar de hablar.

—Si es que te has puesto nerviosa y todo, que mona eres. —La cara me empieza a arder, me estoy empezando a sonrojar—. Pero no te pienses nada, eh. ¿Cómo me podría gustar alguien como tú? —Mis ojos, traicioneros, ya se me han llenado de lágrimas que están esperando a ser derramadas. Entonces, ella se acerca un poco más y dice—: . Eres fea, lo sabes, ¿no? Con razón nadie te quiere. —Da un paso hacía atrás mientras empieza a carcajearse. 

Las lágrimas empiezan a derramarse haciendo un recorrido por mis mejillas y barbilla hasta caerse de esta.

—¿Por qué… ? —respiro—¿Por qué me has besado entonces? —Digo, como puedo—. ¿Realmente soy tan fea? —Ella, para de carcajearse como puede.

—Ni aunque fueras la última mujer de este mundo estaría contigo.

Abro los ojos, mientras me siento en la cama, intentando recuperar la respiración. Estoy hiperventilando. Solo ha sido un sueño, me digo a mi misma. Empiezo a parpadear varias veces. Tengo la vista borrosa por las lágrimas que se están acumulando. Pongo una mano en mi pecho mientras vuelvo a respirar con normalidad.

—Ha sido un sueño, nada más —me digo a mi misma, intentando relajarme—. Una pesadilla, mejor dicho. —Termino de decir una vez ya me he relajado. Dios, necesito despejarme. Agarro mis gafas de la mesita de noche y me las pongo, después, agarro mi teléfono para mandarle un mensaje a Edward.

Edward 🏳️‍🌈

Mariannita: Edward, puedo ir a tu casa?

Edward 🏳️‍🌈: Claro que sí, ¿cuándo?

Mariannita: Ahora mismo.

Edward 🏳️‍🌈: Está bien, nos vemos <33

Mariannita: 💋

Guardo el teléfono y me levanto de la cama.

—Dios, son las tres de la tarde ya… —Me digo a mi misma—He dormido mucho. 

Entonces, voy hacia mi armario para escoger la ropa, y vestirme. Una vez ya me he vestido voy al piso de abajo.

Me he puesto un top de manga larga rosa pastel con unos pantalones vaqueros de campana, una chaqueta blanca, y, mis botas ugg bajas. También, he cogido un bolso negro.

Cuando ya estoy en el salón grito:

—¡Voy a ir a casa de Edward, no volveré muy tarde! 

Entonces, voy a la entrada, y salgo, (y obvio, no voy a entrar si ya estoy dentro).

Cuando ya estoy en la casa de Edward, toco a la puerta. A los pocos segundos Edward me abre la puerta.

—¡Holaa! —dice, con una sonrisa de oreja a oreja. Sonrío.

—Hola. 

—Pasa, pasa, y verás mi casa. —Río mientras voy entrando a la casa—. Por si te lo preguntabas, ahora mismo no hay nadie más en casa. Entonces… ¿Quieres un té? —Asiento varias veces mientras empezamos a caminar hacia la cocina.

—Edward, he tenido un sueño muy raro… —Se para en seco justo delante de la mesa de la cocina. Me mira mientras alza una ceja—…con la chica que vi ayer. —Termino de decir. Edward empieza a esbozar una sonrisa de lado. Me llevo una mano a los ojos—. No, Edward, hostia. Esa clase de sueño no. —Aparto la mano de mi cara mientras empiezo a sentarme. Él me vuelve a mirar con una ceja alzada—. He tenido una pesadilla. —Se queda unos segundos pensando.

—¿Cómo era el sueño? —Me pregunta mientras empieza a poner agua en el kettle.

—Pues… Estaba caminando a mi casa y la volvía a ver, entonces, ella se acercó a mí y me empezó a hablar, y luego me besó…

—¿Eso qué tiene de pesadilla? —Me corta.

—¿Te callas? Me has cortado, no he llegado a la parte de la pesadilla. Bueno, que entonces se empieza a reír de mí y a decirme que nunca estaría conmigo ni nada, y cosas así, ¿sabes? —Se me queda mirando con la cara a cuadros.

—Joder. —Es lo único que dice.

—Sí, joder. —Repito. 

Unos segundos después se escucha como alguien abre la puerta.

—Deben de ser mi madre, mi tía y mi prima. —dice Edward, un poco más para sí mismo que para mí, pero aun así, asiento.

—¿Edward? —pregunta su madre desde la entrada.

—¡Estoy en la cocina con Mariann! —grita este mientras empieza a poner el agua en los vasos. Entonces, Morgan entra a la cocina.

—Hola Mariann, no sabía que ibas a venir. —Me dice con una sonrisa.

—Yo tampoco sabía que iba a venir hoy, perdón por no avisar antes. —Le respondo también con una sonrisa.

—Oh, no, no. Tranquila, tú siempre eres bienvenida en esta casa. —Susurro un «Gracias» mientras Edward me pone la taza en la mesa delante de mí.

—¿Dónde está Rosa y Sky? —le pregunta Edward a su madre.

—Están dejando unas cosas en su habitación. Ya sabes que la tía Rosa ha insistido mucho en que quería comprar unas sábanas nuevas… —dice Morgan, sin perder la sonrisa, aunque ahora, es una sonrisa un poco incómoda.

—Ya —dice Edward, con asco—. ¿Quieres té? 

—Eeh, no gracias. —Edward asiente mientras se sienta a mi lado con su taza de té.

Entonces, de un momento para otro, aparece la que supongo que es Rosa, la tía de Edward.

—Rosa, está es Mariann, la mejor amiga de Edward. —Nos presenta Morgan.

—Encantada. —digo con una sonrisa.

—Emm, sí, lo mismo digo. —dice. Vale, es un poco insoportable está señora—¡Sky, ven aquí! 

—¡Voy! 

—Ahora conocerás a mi prima Sky. —Me susurra Edward antes de darle un sorbo a su té.

Y cuando entra Sky, su prima, a la cocina me quedo… Impactada. 

Esa… Esa es la chica que vi el otro día… Y bueno, la que he visto en mi pesadilla… Dios…