𝐸𝒹𝓌𝒶𝓇𝒹
JackieJack<33
JackieJack<33: Estás bien, Oliver te ha pegado?
JackieJack<33: Me he enterado de la pelea…
JackieJack<33: Ahora no puedo hablar
JackieJack<33: ¿Me llamas luego?
Sonrío.
¡Jack me ha escrito!
¿Jack me ha escrito?
Jack me ha escrito.
Jack me ha escrito…
Daría saltos de emoción si no estuviera en la oficina del director.
—Señorito Matthews, agradecería que guardase su teléfono.
—Perdón —susurro, mientras guardo el móvil en un bolsillo de mi pantalón. El director Smiths suspira.
—¿Es consciente de lo que ha hecho? —asiento. La verdad es que no soy consciente del todo, pero no me arrepiento. Al menos, no del todo—. Muy bien… Tendré que llamar a su madre, ¿lo sabe, no? —vuelvo a asentir.
¿Se cree que me da miedo que llame a mi madre o algo? Ella lo entenderá, estoy seguro. Eso espero, al menos.
—¿No está arrepentido, señorito Matthews? —me quedo en silencio mirándolo a los ojos, inexpresivo—. Muy bien. Pero igualmente le va a tener que pedir perdón al señorito Scott, ¿lo sabe?
—Sí, lo sé. —Asiente y empieza a marcar en el teléfono.
—¿Hola…? Sí, soy yo, el señor Smiths, director del colegio Smiths… Sí, bueno, ha habido un inconveniente con su hijo, señora Matthews… —me mira de arriba a abajo como puede. Pero no aparto la mirada. Al contrario, me quedo mirándolo como antes. Inexpresivo. Vuelve a mirarme a los ojos.
—¿Podría venir…? Sí… Ajá… Bueno, es que le ha pegado un puñetazo a uno de sus compañeros… —sigue hablando—. ¿Perdone? —suspira—. Sí, su hijo está bien… —sonrío—. Está bien, nos vemos en un rato, señora Matthews, buen día. —Cuelga el teléfono y se me queda mirando fijamente. Enarco una ceja.
—¿Puedo ir a clase? —le pregunto.
—Supongo que sí… —asiento y me levanto, pero él vuelve a hablar—. Nuestra «charla» no hemos terminado aquí, señorito Matthews. —Vuelvo a asentir, y ahora sí, salgo de la habitación y camino hacia mi clase.
Antes de abrir la puerta del aula toco un par de veces a la puerta.
—¡Pasa! —grita Evangeline.
—Perdón por llegar tarde —me disculpo en un susurro, cabizbajo, mientras entro en el aula y me siento en mi mesa.
Toda la clase me mira. Normal, creo que todos se han enterado de lo que ha pasado.
Me da igual, Oliver se lo tenía bien merecido, lo siento.
Al final, el director no me ha vuelto a hablar. Al menos hasta ahora, que ya se han acabado las clases.
¿Querrá que sigamos hablando hoy, o se esperará a mañana? Ni idea.
Sigo guardando las cosas en mi mochila.
—Estem… Hola —levanto la cabeza para poder ver quien me ha hablado.
Jack me mira con una sonrisa avergonzada. Joder, si tiene las mejillas ligeramentes rosadas—. ¿Oliver te ha hecho algo? —me pregunta, tras varios segundos de silencio en los que me ha analizado la cara. Le sonrío.
—Físicamente no —digo finalmente. Él asiente con la cabeza despacio. Muerdo un poco mi labio inferior—. Amm… esto… ¡Oh, me llegaron tus mensajes! —suelto torpemente. Muy bien, Edward. Muy bien.
—Ah… No tienes porqué llamarme luego ni nada… —dice, cabizbajo—. No sé ni por qué te lo pregunté —susurra. Sonrío.
—Te iba a llamar luego… —le confirmo, asintiendo varias veces con la cabeza. Aunque claro, no me ve porque está cabizbajo.
Vuelve a mirarme a la cara con una sonrisa, y si dijese que no me he quedado mirándole a los labios por un tiempo cuestionable, mentiría. Joder Edward, no eres discreto, eh.
¿Se habrá dado cuenta…?
—¿Te gustaría hacer algo lue…?
—¡Ey, Edward! —alguien interrumpe a Jack. Ambos giramos la cabeza para poder ver quien me ha hablado.
—Oh, ¡hola, Roxy! —le saludo con una sonrisa de oreja a oreja. Ella me devuelve la sonrisa—. Y hola Ricky —la saludo a ella también cuando me doy cuenta de su presencia al lado de la de Roxy. Se acercan a nosotros.
—Hola. —Me devuelve el saludo Ricky, con una sonrisa.
—Ricky me ha dicho que te gusta leer —empieza a decir Roxy, emocionada—, ¡a mí también me gusta mucho leer! —sonrío—. En fin, que ese no es el punto —explica, gesticulando con las manos—. El punto es que Ricky y yo ahora, después de clase, vamos a ir a una librería, y he pensado que, a lo mejor, te gustaría venir con nosotras… —termina de decir con una sonrisa—. Sí quieres, claro —aclara.
—Me encantaría ir con vosotras —le digo, y ella me sonríe de oreja a oreja. Que mona. Miro de reojo a Jack, que ahora ya no sonríe. Parece más bien triste—. ¿Tú quieres venir? —le pregunto a Jack. Roxy y Ricky se le quedan mirando, ambas con una sonrisa—. ¿Él puede venir, no? —le pregunto a Roxy.
—¡Claro! —sonrío y vuelvo a mirar a Jack.
—Yo… Esto… —parece que se lo piensa unos segundos—. Claro, por qué no —dice finalmente. Sonrío.
—Deberíamos de avisar también a Mariann, a ella también le gusta mucho leer —le comento a Roxy.
—Sí, sería buena idea —dice, asintiendo varias veces con la cabeza—. ¿Dónde está?
—Emm… La verdad, ni idea. Creo que se estaba yendo ya a casa.
—¡Mierda! —De repente Roxy sale corriendo. Miro a Ricky con una ceja enarcada, confundido.
—Es que le gustan mucho los libros, entonces se emociona mucho con el tema, ya sabes… —sonríe un poco avergonzada—. Oye, ¿estás bien? —la ella miro confundido y ella al ver que no entiendo nada vuelve a hablar—: Me refiero por lo de la pelea, ya sabes —Aah, vale, se refiere a eso.
—Yo estoy perfecto. No sé porqué la gente dice que ha sido una pelea, simplemente ha sido que le he pegado un puñetazo, pero pelea no ha habido —levanto los hombros, restando importancia. Ella asiente—. ¿Cómo está Oliver? —le pregunto a Jack. Más que nada para incluirlo en la conversación que porque me importe realmente como esté Oliver.
—Oh, bueno… —parece pensarlo unos segundos. Cuando piensa en qué responder mira hacia otro lado. Que mono. Sonrío inconscientemente—. Sinceramente, le has roto la nariz —dice finalmente. Ricky enarca ambas cejas, sorprendida—. Pero se pondrá bien. —Asiento con la cabeza.
—Joder, Edward, no sabía que tenías tanta fuerza —sonrío algo avergonzado.
—No lo sabía ni yo. De hecho, pensaba que era un flacucho de mierda —digo con sinceridad, y los tres reímos. Cuando dejamos de reírnos un poco, vuelvo a hablar—: ¿Salimos? Así no las hacemos volver a entrar —ambos asienten, así que, cojo mi mochila y empezamos a caminar.
Ricky nos mira de reojo cuando piensa que no la vemos y se adelanta un poco.
—Oye, Jack —le llamo, él gira la cabeza para poder mirarme—, ¿a ti te gusta leer? —parece pensárselo unos segundos.
—Mmm… No suelo leer, la verdad —asiento varias veces con la cabeza, interesado—. Pero me gustaría empezar a hacerlo —confiesa, y yo le sonrío.
—¿Con qué tipo de género literario te gustaría empezar? —levanta los hombros.
—No sé… —dice con sinceridad—. ¿Tú qué tipo de libros lees? —sonrío.
—Bueno, hasta la fecha, solo he leído romance y slice of life, pero estoy abierto a leer algún género nuevo. —Asiente con la cabeza, interesado. O eso espero, la verdad.
Llegamos fuera del edificio, y nos encontramos con Roxy mirando hacia el cielo. Nos acercamos.
—¿Y Mariann? —pregunta Ricky. Roxy la mira.
—En su casa, supongo —responde. Ricky enarca una ceja—. Tenía que estudiar y hacer no sé qué para su madre. —Levanta los hombros, quitándole importancia—. Va a llover.
—¿Qué? —suelto sin darme cuenta. Ella me mira.
—Va a llover —apunta al cielo—, está nublado. —Asiento con la cabeza y empezamos a andar.
Y efectivamente, un rato después empieza a llover.
—Why can’t we make this darkness feel like home…? —Empieza a tararear Roxy.
—Running through the Monsoon, beyond the world to the end of time, where the rain won't hurt… —continúa la canción Ricky, aún tarareando.
—Fighting the storm into the blue…
—And when I lose myself I'll think of you… —Terminan de cantar a la vez, Roxy da un saltito emocionada.
Sonrío.
—¡Ya hemos llegado, ya hemos llegado! —dice Roxy, emocionada.
Entramos a la librería, seguimos a Roxy escaleras arriba hasta una parte que tiene un cartel en grande que pone «Romance».
—¿Te gusta el romance, no? —me pregunta Roxy. Asiento varias veces con la cabeza, y con una sonrisa de oreja a oreja. Ella me devuelve la sonrisa—. Bien, ¿te gusta el Bl?
—Obvio. —Sonríe.
—Perfecto —se acerca a una estantería—. Mira, si quieres leer algo tranqui, te recomendaría este —señala a un libro, con una portada de dos chicos mirándose—. Sí quieres algo más… —piensa unos segundos—, spicy, te diría que este —señala a un libro, que en la portada salen dos chicos casi que basándose—, en ese son solo cochinos. —Susurra, negando varias veces con la cabeza.
—¿Solo cochinos…? —pregunta Jack, confundido y con una ceja enarcada.
—En lo personal, ese no fue tan entretenido —dice Roxy, ignorando a Jack. Levanta los hombros para restarle importancia—. ¡Oh, esta trilogía es la hostia! —dice, señalando a tres libros—. También mola mucho esta duología. —Asiente varias veces con la cabeza—. Bueno… Voy a buscar el libro que quiero —dice con una sonrisa, y se va a mirar a otra estantería.
Jack y yo nos acercamos más hacia la estantería que tenemos delante y él coge un libro, empieza a abrir este.
—¡No abras ese libro! —grita Roxy, nerviosa. Jack se sobresalta por el susto del grito. Ambos miramos a Roxy confusos—. Será mejor que no lo abras… —sonríe avergonzada.
Jack y yo nos miramos, entre curiosos y confundidos. Levanto los hombros, como si le dijera «No sé porqué te ha dicho eso». Él me imita y Roxy vuelve a buscar algo en otra estantería.
Me acerco a Jack, que no ha soltado el libro.
—Ábrelo rápido, que ahora me ha entrado curiosidad —le digo en un susurro para que Roxy no nos escuche.
Jack abre el libro por una página random, y empezamos a leerlo.
«El callejón que hasta ese momento había estado en silencio se llena de nuestros gemidos. Puede que yo esté perdido en el frenesí de la situación, pero no soy el único. Connor va a mi lado en esta loca caída al vacío.
Pronto, nuestro encuentro pasa de ser demasiado intenso a no ser suficiente. Lo agarro de las solapas de la cazadora y lo aprieto contra mí. Tiene que darme más…».
—¡Oye, que os he dicho que no lo abráis! —Jack cierra el libro y lo deja donde estaba torpe y rápidamente. Roxy entrecierra los ojos hacia nosotros.
—¡He encontrado el libro que querías! —dice Ricky con un libro en la mano. Roxy se gira rápidamente y lo coge, empezando a leer la sinopsis y pasando sus manos por el libro para ver como es el tacto.
—Me gusta… —susurra.
Me giro otra vez hacia Jack.
—Oye… —me llama—, ¿tu crees que se habrá leído el libro y por eso no quería que lo abriéramos? —me pregunta en un susurro.
—Definitivamente sí. —Le confirmo y asiento varias veces con la cabeza para reafirmarlo. Sonríe y yo le imito.
Volvemos a mirar la estantería.
Definitivamente tengo que guardarme el nombre de varios libros que hay aquí…
Cojo un libro que me llama la atención.
—Mmm… —suelto mientras leo la sinopsis.
—Ese libro es muy bueno…
—Hostia, que susto. —Roxy sonríe—. ¿Recomiendas que lo lea? —le pregunto enseñándole la portada.
—Sí, es muy bueno, y eso que tiene que ver con Demonios o esas cosas, pero es muy bueno —dice con una sonrisa, mientras asiente con la cabeza.
—Mmm —miro el libro, sopesando si debería de comprarlo o no—. Está bien, me lo compro —digo finalmente. Roxy da un saltito contenta.
—¡Cuando te lo leas tenemos que hablar de él, eh! —asiento varias veces con la cabeza.
—Claro que sí. —Sonríe.
—¿Vamos a pagar? —Asiento con la cabeza. Roxy se acerca a Ricky y le dice algo, a lo que Ricky asiente y Roxy sonríe.
Me acerco a Jack que está mirando libros en una estantería.
—¿Tu vas a comprar algún libro? —le pregunto. Me mira.
—No, ahora mismo no tengo suficiente dinero… —dice con una sonrisa avergonzada. Me quedo unos segundos pensando.
—¿Y si pagamos un libro a mitad? —le pregunto.
—No hace falta, cómprate tu el libro que quieres y ya vendré otro día con más dinero.
—No digas tonterías, si compramos un libro entre los dos es mejor para ambos. Así los dos tenemos un libro y pagamos menos —sonríe—. ¿Te interesa este? —le acerco el libro que en un principio pienso comprar. Pero si él decide que le interesa otro puedo dejar este y comprarlo otro día. Él asiente con la cabeza y sonriendo—. Pues ya está, mejor que nos sale a los dos… En total serían… —me quedo pensando unos segundos—… Siete noventa y cinco.
Asiente, mete su mano en un bolsillo y saca su cartera. Me quedo mirando fijamente su cara… Luego sus ojos, viendo como se mueven mientras cuenta el dinero… Y luego, su boca, que va susurrando…
Una sonrisa boba emana de mis labios.
—Creo que ya lo tengo… —vuelvo a mirar sus ojos—. Igualmente, es mejor que tú lo cuentes, no soy muy bueno en matemáticas —sonríe avergonzado.
—Anda… Emilio —escuchamos decir a Roxy. El antes nombrado se da por aludido y nos mira algo avergonzado.
—Oh, hola Roxy… —sonríe avergonzado y, un ligero rubor empieza a emanar de sus mejillas.
—¿Eso es Haunting Adeline? —le pregunta Roxy, con una ceja enarcada, con cara de asco y sorprendida. Emilio palidece.
Me quedo unos segundos mirando el libro en sus manos. Sí, definitivamente ese libro es Haunting Adeline. No me preguntéis cómo lo conozco…
—¿Conoces el libro? —pregunta, algo angustiado.

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