Un soleado día de verano, Andy y Elizabeth, estaban sentados en una mesa para niños en el restaurante de su madre. Estaban comiendo macarrones con queso recién hechos y bebiendo jugo de naranja fresco.
"¿Te gustan los macarrones con queso?"
Elizabeth, con una sonrisa en su rostro, asintió. "Sí, son muy ricos. ¿Y a ti?"
"A mí también. Son mi comida favorita".
Los dos niños continuaron comiendo y hablando. Hablaron sobre sus juguetes, sus mascotas y sus sueños para el futuro.
"¿Qué te gustaría ser cuando seas grande?" Pregunta Andy
"Yo quiero ser doctora".
"Yo quiero ser astronauta".
"¿Por qué quieres ser astronauta?" Pregunta interesada
"Porque quiero viajar al espacio y ver otros planetas".
"Eso suena muy divertido".
"Sí, lo sé".
"¿Qué quieres hacer después de comer?" Pregunta Elizabeth
"¿Quieres ir al parque?"
"Sí, me encantaría".
Cuando terminaron de comer, Andy y Elizabeth salieron del restaurante de la mano y se dirigieron al parque.
En el parque, Andy y Elizabeth se divirtieron mucho. Jugaron en el tobogán, en el columpio y en el arenero. También jugaron a la casita en una esquina del parque.
"¡Este tobogán es muy divertido!" Grita Andy con mucha felicidad
"¡Sí, es genial!"
"¿Quieres jugar a la casita?" Pregunta con mucho entusiasmo
"Sí, me encantaría".
Mientras Andy y Elizabeth disfrutaban de su día juntos, una figura oscura los observaba desde la distancia. La figura era alta y delgada, con una capa negra que la cubría de la cabeza a los pies. Su rostro estaba oculto por una capucha, por lo que era imposible ver sus rasgos.
La figura siguió a Andy y Elizabeth hasta el parque. Se escondió detrás de un árbol y los observó jugar. Elizabeth era su objetivo principal. La figura parecía estar fascinada por la niña.
Elizabeth no se dio cuenta de que estaba siendo observada. Estaba demasiado ocupada divirtiéndose con Andy. Los dos niños jugaron en el tobogán, en el columpio y en el arenero. También jugaron a la casita.
Cuando llegó el momento de irse a casa. La figura oscura los siguió hasta la salida.
Andy y Elizabeth caminaron de la mano por la calle. La figura oscura los siguió a una distancia segura.
Cuando Andy y Elizabeth llegaron a casa, la figura oscura se detuvo. Miró hacia la casa de Elizabeth por un momento, luego se dio la vuelta y se alejó.
Al día siguiente, Andy le contó a su madre lo que había visto. Su madre se puso muy seria.
"¿Estás seguro de que lo viste?"
"Sí, mamá. Estoy seguro".
"Bien. Voy a hablar con los padres de Elizabeth".
La madre de Andy se fue a hablar con los padres de Elizabeth. Cuando regresó, les contó lo que Andy había dicho.
Los padres de Elizabeth hablaron con Elizabeth sobre lo que Andy había dicho. Elizabeth confirmó lo que Andy había contado.
"Sí, lo vi. Es un hombre alto y delgado, con una capa negra".
"Bien. Vamos a llamar a la policía". El padre de Elizabeth dice muy enojado y asustado.
La policía envió a un agente al parque para investigar. El agente habló con Andy, Elizabeth y sus padres. También habló con otros niños que habían visto al hombre.
El agente concluyó que el hombre era una amenaza para los niños. La policía emitió una orden de arresto para el hombre.
En un día soleado de verano, Federico, un hombre alto y delgado, se encontraba en su jardín cuidando de sus flores cuando escuchó un fuerte golpe en la puerta principal de su casa. Al acercarse a la puerta, descubrió que dos policías lo esperaban del otro lado.
Los oficiales le preguntaron si él era el señor Federico, a lo que él respondió afirmativamente. Sin embargo, la situación tomó un giro inesperado cuando los policías le informaron que había una orden de arresto en su contra. Federico se mostró sorprendido y desconcertado, preguntando de qué se le acusaba.
"Se le acusa de acoso a menores".
"¡Eso es ridículo! Yo no he hecho nada".
Los policías se llevaron a Federico al coche patrulla. Federico estaba furioso. No podía creer que lo estuvieran arrestando por algo que no había hecho.
Los policías le informaron que había testigos que lo habían visto siguiendo a dos niños en el parque. Federico negó rotundamente las acusaciones, explicando que él casi siempre caminaba por el parque en horas de la noche y que, además, no le gustaba exponerse al sol.
A pesar de sus negaciones, los policías lo arrestaron y lo llevaron en su coche patrulla. Federico estaba furioso y frustrado, incapaz de entender cómo podía ser acusado y arrestado por algo que no había hecho. Afirmó su inocencia y se negó a guardar silencio.
"Sr. Federico, tiene derecho a guardar silencio".
"¡No voy a guardar silencio! Soy inocente".
Federico estaba en shock mientras se sentaba en el asiento trasero del coche patrulla. No podía dejar de pensar en la acusación injusta en su contra. ¿Cómo podían culparlo de algo que no hizo? Mientras el coche se alejaba, Federico pensó en lo que dirían sus amigos y familiares al enterarse de su arresto. ¿Creerían en su inocencia o pensarían que era un delincuente?
Elizabeth se encontraba en su habitación, con la mente en Federico. No podía creer que lo hubieran arrestado, estaba convencida de que era inocente. Entonces, tuvo una idea que la hizo saltar de la cama. ¿Qué pasaría si el hombre que había visto en el parque no era Federico? ¿Y si se trataba de alguien que se parecía a él? Elizabeth sabía que debía hablar con alguien al respecto, por lo que fue a buscar a su amigo Andy.
"¡Andy, necesito hablar contigo!", dijo Elizabeth con urgencia.
"¿Qué sucede?", preguntó Andy confundido.
"Estoy empezando a pensar que el hombre que vi en el parque no era Federico", explicó Elizabeth.
"Porque también siento que lo conozco de algún lugar", respondió Elizabeth.
"¿De verdad? Yo no vi su rostro", dijo Andy, tratando de entender lo que su amiga le estaba diciendo.
"Yo tampoco, pero siento que hay algo familiar en él", agregó Elizabeth.
"Es posible que haya muchas personas que se parezcan", trató de explicar Andy.
"Sí, pero siento que hay algo más", dijo Elizabeth de manera decidida.
"¿Cómo qué?", preguntó Andy, interesado en las palabras de su amiga.
"No lo sé, pero estoy segura de que no era Federico", afirmó Elizabeth.
"Si tú lo dices, te creo", respondió Andy tranquilamente.
Elizabeth se sintió aliviada después de hablar con Andy. Aunque todavía no sabía quién era el hombre que había visto en el parque, estaba segura de que no era Federico.
Andy y Elizabeth disfrutan de un día en el parque, pero una figura oscura los observa. Después de regresar a casa, Andy informa a su madre, lo que lleva al arresto de Federico por supuesto acoso a menores. Elizabeth comienza a dudar de si el hombre en el parque era realmente Federico.
Seis años después de la muerte de Elizabeth, Federico y Lucinda han aprendido a perdonarse mutuamente y a superar sus tragedias pasadas. Un día, mientras están sentados en un banco del parque, ven a una niña pequeña que se parece mucho a Elizabeth. Federico se siente conmovido por el encuentro y cree que la pequeña Elizabeth es la reencarnación de su amada.
La pequeña Elizabeth entra en sus vidas y las transforma para siempre.
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