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El umbral de la luz de la luna

Capitulo 5

Capitulo 5

Apr 29, 2024

Federico estaba durmiendo, pero su mente no estaba en paz. Una vez más, entró en la dimensión de los sueños y se encontró con su difunta amante, Elizabeth II de Windsor.
"Federico, mi amor", dijo Elizabeth con una sonrisa. "¿Qué te trae por aquí?"
Federico la miró con tristeza.
"Estoy teniendo problemas con Lucinda", dijo. "Se pone muy celosa de ti.
"Elizabeth frunció el ceño. "Lo siento, Federico", dijo. "No quería causar problemas."
"No es tu culpa", dijo Federico. "Pero ¿por qué se pone tan celosa?"
Elizabeth suspiró. "Creo que Lucinda todavía tiene miedo de perderte", dijo. "No es fácil estar con un vampiro, y ella sabe que hay muchas cosas que no puede controlar."
Federico asintió. "Lo entiendo", dijo. "Pero no sé cómo hacer que se sienta más segura".
Elizabeth lo miró con cariño. "Solo sigue amándola, Federico", dijo. "Eso es lo único que puedes hacer. Demuéstrale que ella es lo más importante para ti".
Federico sonrió "Gracias, Elizabeth", dijo. "Siempre me das buenos consejos".
Elizabeth le guiñó un ojo.
Federico la abrazó y la besó con pasión. Elizabeth correspondió al beso con fervor, sus lenguas se entrelazaron. Federico la levantó en sus brazos y la abrazó con fuerza, sintiendo su cuerpo cálido y suave contra el suyo.
"Te amo, Elizabeth", susurró Federico.
"Yo también te amo, Federico", dijo Elizabeth.
"Ahora, ve a casa y haz que Lucinda se sienta amada."
Federico se despidió de Elizabeth y volvió a su cuerpo. Se despertó sintiéndose un poco más tranquilo.
Miró a Lucinda, que dormía profundamente a su lado. La abrazó con más fuerza, sabiendo que tenía que hacer todo lo posible para que ella se sintiera segura.
La miró con cariño y le acarició la mejilla.
"Te amo", susurró Federico.
Lucinda abrió los ojos y sonrió.
"Yo también te amo", dijo.
Federico se sentó en la cama y la abrazó.
"Tengo algo que decirte", dijo.
Lucinda lo miró con atención.
"He hablado con Elizabeth", dijo Federico. "Y ella me ha dado un consejo."
Lucinda frunció el ceño. "¿Un consejo?", preguntó.
"Sí", dijo Federico. "Me ha dicho que solo necesito seguir amándote. Demuéstrate que eres lo más importante para mí."
Lucinda asintió.
"Lo haré", dijo.
Federico la besó.
"Gracias", dijo.
"De nada", dijo Lucinda.
Federico se quedó en la cama con Lucinda, abrazándola y besándola. Sabía que su relación iba a salir adelante. Sin embargo, Lucinda no estaba del todo convencida.
"Hay algo que me ocultas", dijo. "Algo del sueño."
Federico se tensó.
"¿Qué quieres decir?", preguntó.
"No sé", dijo Lucinda. "Pero puedo sentirlo. Es como una barrera en tu mente."
Federico suspiró. "Estás en lo cierto", dijo. "Hay algo que no te he contado."
Lucinda lo miró con expectación.
"En el sueño", dijo Federico. "Elizabeth y yo... nos besamos."
Lucinda sintió un punzada de celos.
"¿Qué?", preguntó. "¿Besaste a Elizabeth?"
"Sí", dijo Federico. "Fue un error. Pero no pude evitarlo. Es lo que siento por ella."
Lucinda se puso de pie.
"No puedo creer esto", dijo. "¿Te has acostado con ella?"
"No", dijo Federico. "Solo nos besamos."
"Eso no es mejor", dijo Lucinda. "¿Cómo puedes besar a otra mujer cuando estás conmigo?"
Federico se levantó y la abrazó.
"Lo siento", dijo. "No quería lastimarte. Pero es difícil para mí estar con otra mujer cuando todavía siento algo por Elizabeth."
Lucinda se apartó de él. "¿Todavía sientes algo por ella?", preguntó.
"No lo sé", dijo Federico. "Pero no puedo negar que la amo."
Lucinda se sintió devastada.
"No puedo creer que me estés diciendo esto", dijo. "Pensé que me amabas."
"Te amo", dijo Federico. "Pero también amo a Elizabeth."
Lucinda se dio la vuelta y se marchó de la habitación.
Federico se encontraba sentado en el sofá junto a Lucinda, viendo la televisión. La tensión entre ellos era evidente desde que Federico le había confesado que todavía amaba a Elizabeth.
"Deberías buscar a alguien más, un vampiro leal a ti, y yo debería irme", se quejó Federico.
Lucinda suspiró. "No quiero a nadie más, te amo a ti", dijo.
"Pero no puedo darte lo que necesitas", dijo Federico. "No puedo dejar de amar a Elizabeth".
Lucinda se quedó callada por un momento.
"¿Qué quieres decir con eso?", preguntó finalmente.
"Quiero decir que no puedo sacarla de mi memoria", dijo Federico. "Todavía la amo, y siempre la amaré".
Lucinda sintió un dolor punzante en el corazón.
"¿Y yo?", preguntó.
"Te amo", dijo Federico. "Pero deberías entender, que soy un hijo de puta".
Lucinda se levantó y se alejó del sofá.
"No puedo creer que me estés haciendo esto", dijo.
"No quiero lastimarte", dijo Federico. "Pero no puedo mentirte".
Lucinda se dio la vuelta y lo miró.
"Entonces, ¿Qué quieres?", preguntó.
"No lo sé", dijo Federico. "Estaré buscando amantes para ti".
Federico y Lucinda se quedaron sentados en silencio durante un largo rato. Finalmente, Lucinda se levantó y se dirigió a la puerta.
"Me voy", dijo.
Federico la miró con tristeza.
"No te vayas", dijo. "Por favor."
Lucinda se detuvo en la puerta.
"¿Qué quieres que haga?", preguntó. "¿Que me quede aquí y me mire mientras sigues amando a otra mujer?"
Federico no pudo responder.
Lucinda asintió.
"Eso es lo que pensaba", dijo. "Me voy."
Y con eso, se fue.
Federico se quedó solo en la sala de estar, mirando la televisión. Pero ya no le prestaba atención. Su mente estaba en Lucinda.
Sabía que la había perdido. Y lo sabía por su culpa.
Federico se levantó y se dirigió a la ventana. Miró hacia afuera, pero no vio nada. Estaba mirando dentro de sí mismo, tratando de entender cómo había llegado a esto.
¿Cómo había podido lastimar a Lucinda?
Ella lo amaba, y él la había traicionado.
Federico sintió un dolor punzante en el corazón. Sabía que nunca podría olvidar a Lucinda. Y también sabía que nunca podría perdonarse a sí mismo.
Pero Federico también sabía que tenía que seguir adelante. Tenía que encontrar una manera de ser feliz, incluso sin Lucinda.
Así que, Federico comenzó a buscar vampiros amantes para Lucinda. Quería encontrarle a alguien que la amara y la respetara, alguien que la hiciera feliz.
Federico sabía que no sería fácil. Lucinda era una mujer hermosa e inteligente, y cualquier hombre que la quisiera tendría que ser digno de ella.
Pero Federico estaba decidido a encontrar a alguien adecuado. Sabía que era la única forma de compensar lo que le había hecho.
Uno de los vampiros era demasiado arrogante, otro era demasiado posesivo, y otro era demasiado aburrido.
Federico estaba empezando a perder la esperanza. ¿Sería capaz de encontrar a alguien adecuado para Lucinda?
Un día, Federico recibió una respuesta que le llamó la atención. El vampiro se llamaba Alejandro, y parecía ser un hombre amable y respetuoso.
Federico decidió reunirse con Alejandro. Se encontraron en un café, y Federico quedó inmediatamente impresionado con él.
Alejandro era un hombre alto y guapo, con ojos azules y cabello negro. Era inteligente y educado, y tenía un buen sentido del humor.
Federico y Alejandro hablaron durante horas. Hablaron de sus vidas, sus intereses y sus sueños.
Federico sintió una conexión con Alejandro que nunca había sentido con nadie más. Sabía que Alejandro era el hombre adecuado para Lucinda.
Federico le contó a Alejandro sobre Lucinda. Le contó lo hermosa, inteligente y amable que era.
Alejandro se interesó inmediatamente en Lucinda. Quería conocerla.
Alejandro era el hombre adecuado para Lucinda. Federico lo sabía. Pero también sabía que Alejandro era un hombre atractivo, y que podría ser tentado por otras mujeres.
Federico tenía el poder de la seducción. Podía usar su poder para atraer a cualquier persona, hombre o mujer.
Así que, Federico decidió usar su poder para probar a Alejandro. Si Alejandro era fiel a Lucinda, no se dejaría seducir por Federico.
Federico se acercó a Alejandro en una fiesta. Alejandro estaba hablando con un grupo de amigos, pero Federico lo interrumpió.
"Hola", dijo Federico. "¿Puedo hablar contigo un momento?"
Alejandro miró a Federico con curiosidad.
"Claro", dijo. "¿De qué quieres hablar?"
Federico se acercó a Alejandro y lo miró a los ojos.
"Quiero decirte que Lucinda es una mujer muy especial", dijo Federico. "Es hermosa, inteligente y amable. Merece a alguien que la ame y la respete."
Alejandro asintió. "Lo sé", dijo. "La amo mucho."
"¿De verdad?", preguntó Federico. "¿Tan seguro estás de eso?"
Federico le dio a Alejandro un beso apasionado. Alejandro se sorprendió al principio, pero luego respondió al beso.
Federico sintió la fuerza de su poder de seducción. Alejandro estaba empezando a ceder.
Pero entonces, Alejandro se apartó de Federico.
"No puedo hacer esto", dijo Alejandro. "Lucinda es la mujer que amo."
Federico sonrió.
"Ya lo sabía", dijo.
Alejandro miró a Federico con confusión.
"¿Cómo lo supiste?", preguntó.
"Porque yo también la amo", dijo Federico.
Alejandro se quedó callado durante un momento.
Federico y Alejandro se abrazaron.
"Sé que Lucinda estará bien contigo", dijo Federico.
Alejandro asintió.
"Lo sé", dijo. "La haré feliz."
Federico se alejó de Alejandro y se dirigió a Lucinda.
Lucinda estaba hablando con algunas amigas, pero cuando vio a Federico, se acercó a él.
"¿Qué pasa?", preguntó Lucinda.
"He encontrado a alguien para ti", dijo Federico. "Es un hombre llamado Alejandro. Es amable, respetuoso y te ama."
Lucinda sonrió.
"¿En serio?", preguntó.
Lucinda y Alejandro se gustaron desde el principio. Salieron varias veces, y cada vez se sentían más atraídos el uno por el otro.
Federico estaba feliz por Lucinda. Sabía que ella había encontrado a su alma gemela.

Los personajes:
Elizabeth Harrison
Andy Harrison
Federico Mourer
Lucinda Ortize
Seth Visconti
Sandy Spangenberg
Nicholas Vorhis
Leilani Kekoa
Kaili Hernáiz
Elizabeth II de Windsor
Alejandro Nocturnus
niweja5803
niweja5803

Creator

Federico tiene un encuentro en sueños con Elizabeth II de Windsor, quien le aconseja sobre su relación con Lucinda. A pesar de la tensión, Federico decide buscar un nuevo amor para Lucinda y encuentra a Alejandro, quien demuestra ser leal y comprometido. Federico se siente aliviado al ver que Lucinda encuentra felicidad con Alejandro.

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