Federico estaba sentado en su sofá, mirando por la ventana. Se preguntaba cómo estaba Lucinda, y si estaba feliz con su nuevo amante, Alejandro.
Se sentía triste y solo. Lucinda era el amor de su vida, y la había perdido. Decidió ir a visitarla.
Cuando llegó a su casa, llamó a la puerta. Lucinda abrió la puerta y se sorprendió al ver a Federico.
"¿Federico?", preguntó. "¿Qué haces aquí?"
"Vine a ver cómo estás", dijo Federico. "Quería saber si estás feliz."
Lucinda sonrió. "Sí, estoy feliz", dijo. "Alejandro es un buen hombre."
Federico sintió una punzada de celos. "¿Es mejor amante que yo?", preguntó.
Lucinda se sorprendió por la pregunta. "No lo sé", dijo. "No lo he comparado."
"¿Entonces no es mejor?", preguntó Federico.
Lucinda suspiró. "No sé qué decir", dijo. "Alejandro es diferente a ti. Es más cariñoso y comprensivo."
Federico se sintió dolido. Sabía que Lucinda tenía razón. Alejandro era un hombre mejor que él.
"Me alegro de que estés feliz", dijo Federico. "Espero que tengas una vida llena de amor y felicidad."
Lucinda sonrió. "Gracias", dijo. "Tú también."
"¿Y el sexo?", preguntó Federico. "¿Hace el amor mejor que yo?"
Lucinda se sonrojó. "No es eso lo que importa", dijo.
"No puedo irme", dijo Federico. "Tengo que saber más."
"¿Sobre qué?", preguntó Lucinda.
"Sobre ti y Alejandro", dijo Federico. "Sobre su intimidad."
Lucinda se sonrojó aún más. "No quiero hablar de eso", dijo.
"Por favor", dijo Federico. "Solo quiero saber si soy mejor que él."
Lucinda respiró hondo. "Está bien", dijo. "Te contaré lo que quieras saber."
Federico se sentó en el sofá, y Lucinda se sentó a su lado.
"¿Cómo es Alejandro en la cama?", preguntó Federico.
Lucinda se encogió de hombros. "Es bueno", dijo. "Pero no es tan bueno como tú."
Federico sintió una oleada de alegría. "¿En serio?", preguntó.
"Sí", dijo Lucinda. "Tú eres mucho mejor que él. Eres más apasionado, más creativo, más... más todo."
Federico se sintió orgulloso. Sabía que era un buen amante, pero escucharlo de Lucinda era un gran cumplido.
"¿Qué es lo que más te gusta de él?", preguntó Federico.
Lucinda pensó por un momento. "Me gusta que me haga sentir especial", dijo. "Me hace sentir deseada y amada."
Federico sintió un nudo en el estómago. Sabía que no podía darle eso a Lucinda. Era un hombre cruel y manipulador, y no era capaz de amar verdaderamente a nadie.
"Lo siento", dijo Federico. "No te merezco."
Lucinda lo miró a los ojos. "No digas eso", dijo. "Tú también mereces ser feliz."
Federico y Lucinda se quedaron mirándose a los ojos, perdidos en sus propios pensamientos.
De repente, Federico se dio cuenta de lo hermosa que estaba Lucinda. Su piel era suave y tersa, y sus ojos brillaban en la oscuridad.
Federico sintió una oleada de deseo. Quería tocarla, besarla, poseerla.
"Entonces escapa conmigo", le dijo Federico. "Te haré el amor todas las noches, te daré todo."
Lucinda se quedó mirándolo a los ojos. Sabía que Federico estaba enamorado de ella, y que estaba tentado de volver con él.
Pero también sabía que no era la decisión correcta. Alejandro era un buen hombre, y la hacía feliz. "No puedo", dijo Lucinda. "Estoy comprometida con Alejandro."
Federico sintió una punzada de dolor. Sabía que Lucinda tenía razón, pero eso no le hacía sentir mejor. "Lo entiendo", dijo Federico. "Pero no puedo evitar desearte."
Lucinda se acercó a Federico y lo besó. Fue un beso apasionado, que despertó todos los deseos de Federico.
Federico la abrazó con fuerza, y Lucinda correspondió a su abrazo.
Se besaron durante minutos, y Federico sintió que se estaba perdiendo en ella Cuando se separaron, Lucinda miró a Federico a los ojos.
"¿Me harás el amor Federico?", preguntó.
Federico se sorprendió por la pregunta. No esperaba que Lucinda le pidiera eso.
"¿Estás segura?", preguntó Federico. "Sabes que no podemos estar juntos."
Lucinda asintió. "Lo sé", dijo. "Pero solo quiero sentirme amada por ti una última vez."
Federico sintió una oleada de emoción. No podía creer que Lucinda le estuviera pidiendo esto.
"Sí", dijo Federico. "Te haré el amor."
Alejandro y Nicholas se encuentran sentados en una mesa de esquina. La decoración del lugar es sencilla pero elegante, con una barra de madera oscura y mesas de mármol. Los hombres beben cerveza mientras disfrutan de la compañía del otro y el ambiente tranquilo del bar.
Nicholas, con una sonrisa en el rostro, le pregunta a Alejandro sobre su relación con Lucinda. Alejandro responde que están muy felices juntos y Nicholas se alegra de escucharlo. Comenta que Lucinda es una mujer muy especial y Alejandro asiente, destacando su belleza, inteligencia y su corazón de oro.
Nicholas conoce a Lucinda desde hace muchos años y siempre la ha considerado una persona maravillosa. Alejandro se siente afortunado de tenerla en su vida y Nicholas le dice que Lucinda merece ser amada. Alejandro responde que la ama más que a nada en el mundo y Nicholas sonríe con orgullo.
Después de un momento de silencio, los hombres se levantan de la mesa y se abrazan. Nicholas le dice a Alejandro que Lucinda es la mujer perfecta para él y Alejandro agradece el cumplido. Los dos hombres se despiden y Alejandro se va, mientras Nicholas se queda solo en el bar. Toma un último trago de su cerveza y suspira, deseando que Lucinda sea feliz con Alejandro.
La habitación de Elizabeth estaba en completo silencio hasta que Federico y ella comenzaron a besarse apasionadamente.
Federico y Elizabeth estaban juntos en la cama, susurrando palabras de amor. De pronto, un sonido en la puerta interrumpe su momento de intimidad.
Elizabeth se sorprende y pregunta qué es ese ruido, mientras Federico se levanta de la cama y va a abrir la puerta. Para su sorpresa, se encuentra con Alejandro, el novio de Elizabeth, parado en el pasillo.
Alejandro se dirige a Federico y le pregunta qué hace allí. Federico, nervioso, intenta explicar la situación, pero Elizabeth sale de la cama para defenderlo y explicar que Federico vino a hablar con ella.
Alejandro se enoja y le pregunta por qué Federico tuvo que hacerlo en su cama. Federico se defiende diciendo que no fue su intención. Elizabeth intenta detener la discusión y explica que solo quieren hablar, pero Alejandro se va enojado.
Federico se disculpa con Elizabeth y le pregunta qué van a hacer. Elizabeth no sabe qué responder y Federico le dice que la ama. Elizabeth le corresponde el abrazo, pero ambos están confundidos sobre el futuro de su relación.
Federico visita a Lucinda y le pregunta sobre su nueva relación con Alejandro. Lucinda le dice que está feliz, pero Federico siente celos y quiere saber más sobre su intimidad con Alejandro. Lucinda le revela que Federico era mejor en la cama, pero elige quedarse con Alejandro. A pesar de esto, terminan besándose y Federico promete hacerle el amor una última vez. Mientras tanto, Alejandro y Nicholas comparten un momento amistoso en un bar, donde hablan sobre Lucinda y expresan sus sentimientos por ella. Finalmente, Federico y Elizabeth son interrumpidos por Alejandro mientras están juntos en la cama, lo que genera tensión en su relación.
Seis años después de la muerte de Elizabeth, Federico y Lucinda han aprendido a perdonarse mutuamente y a superar sus tragedias pasadas. Un día, mientras están sentados en un banco del parque, ven a una niña pequeña que se parece mucho a Elizabeth. Federico se siente conmovido por el encuentro y cree que la pequeña Elizabeth es la reencarnación de su amada.
La pequeña Elizabeth entra en sus vidas y las transforma para siempre.
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