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El umbral de la luz de la luna

Capitulo 9

Capitulo 9

Apr 29, 2024

This content is intended for mature audiences for the following reasons.

  • •  Abuse - Physical and/or Emotional
  • •  Physical violence
  • •  Cursing/Profanity
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Federico estaba durmiendo plácidamente en su cama cuando de repente sintió un frío objeto presionando contra su cuello. Abrió los ojos y se encontró con Alejandro, el novio de Lucinda, mirándolo fijamente.
"¿Qué quieres?" preguntó Federico, manteniendo la calma.
"¿Qué crees que quiero?" respondió Alejandro, con voz tensa.
"Federico no pudo evitar sonreír con tranquilidad. "¿Quieres a Lucinda, verdad?" 
Alejandro apretó el cuchillo. "Sí, la quiero", admitió.
Federico suspiró. "Lucinda y yo nos amamos. Ha sido así durante mucho tiempo".
"¿Por qué no me lo dijiste?" preguntó Alejandro, con furia en sus ojos.
"Porque sabía que no me creerías", contestó Federico, con serenidad.
"Te voy a matar", amenazó Alejandro, aumentando la presión del cuchillo.
"No lo harás", respondió Federico, mirándolo fijamente.
"¿Crees que no lo haré?" preguntó Alejandro, con incredulidad.
"No, no lo creo", dijo Federico, con seguridad.
Federico salió de la habitación, dejando a Alejandro solo. Se detuvo en la puerta y lanzó una mirada penetrante a Alejandro. Sus ojos, que antes eran oscuros, ahora brillaban con una luz verde. Alejandro se sintió atraído por esa luz, y sus ojos se abrieron de par en par.
"Ven a mí", susurró Federico, con voz seductora.
Alejandro no pudo resistirse. Caminó hacia Federico, y sus labios se encontraron en un apasionado beso. Federico usó su poder de seducción y encanto para controlar a Alejandro, quien se dejó llevar por el beso, olvidando sus dudas y temores.
La luz verde de los ojos de Federico se intensificó, y Alejandro se sintió cada vez más atraído por él. El beso fue profundo y sensual, y Alejandro se sintió como si estuviera en un sueño.
Cuando el beso terminó, Alejandro estaba aturdido. "¿Qué has hecho?" preguntó, confundido.
Federico susurró en su oído. "Bésame de nuevo", dijo con suavidad y seducción.
Alejandro, bajo el hechizo de Federico, no pudo resistirse. Sus labios volvieron a encontrarse en un beso apasionado, mientras Federico continuaba ejerciendo su poder sobre él.
Federico sonrió con satisfacción. Había logrado lo que quería: tener a Alejandro bajo su control.
Pero de repente, Federico gritó y se apartó bruscamente. En un descuido, se clavó el cuchillo en la mano, evitando que Alejandro se hiriera a sí mismo.
Confundido, Alejandro abrió los ojos y miró a Federico. "¿Qué estás haciendo?" preguntó, perplejo.
Federico miró el cuchillo clavado en su mano y se sorprendió por sus propias acciones. "No lo sé", admitió. "No puedo creer que haya hecho eso".
"¿Por qué?" preguntó Alejandro, confundido.
"Porque no quiero que te hagas daño", respondió Federico con sinceridad. "Te quiero".
Alejandro quedó atónito por la confesión de Federico. "¿Qué?" preguntó, incrédulo.
Federico asintió. "Sí", dijo. "Te quiero. Me he sentido atraído por ti. Eres una persona maravillosa y no mereces que te hagan daño".
Alejandro se sintió abrumado por las emociones. No sabía qué decir ante las revelaciones de Federico.
Federico comenzó a llorar. "Lamento todo lo que he hecho", dijo entre sollozos. "No quería lastimarte. Te amo, y solo quería que fueras feliz".
Alejandro se acercó a Federico y lo abrazó. "Está bien", dijo, sintiendo compasión por él. "Lo entiendo".
Federico se calmó en los brazos de Alejandro. "Gracias", dijo con gratitud. "No sé qué hubiera hecho sin ti".
"Lucinda me ama a mí, no te preocupes por ella. Deja de sufrir por esto", consoló Federico a Alejandro.
Alejandro miró a Federico con incredulidad. "¿Qué estás diciendo?" preguntó, confundido.
Federico suspiró. "Es la verdad", dijo. "Lucinda me ama. Lo sé porque ella me lo ha dicho".
Alejandro negó con la cabeza. "No puede ser verdad", dijo. "Yo la amo, y ella me ama a mí".
Federico sonrió con tristeza. "No seas ingenuo", dijo. "Lucinda es una mujer hermosa. Podría tener a cualquier hombre que quisiera. No se conformaría con alguien como tú".
Alejandro sintió un dolor punzante en el corazón al aceptar la verdad. Sabía que Federico tenía razón. Lucinda era una mujer excepcional, y él no podía competir con eso.
"Está bien", dijo Alejandro resignado. "Si eso es lo que ella quiere, entonces lo aceptaré".
Federico asintió con tristeza. "Lo sabía", dijo. "Eres un hombre noble y comprensivo. Lucinda será afortunada de tenerte".
Alejandro se alejó, sintiendo el peso de la resignación sobre sus hombros. Sabía que debía dejar ir a Lucinda, incluso si eso significaba renunciar a su amor por ella.
Federico lo siguió, sintiendo compasión por su amigo. "No te vayas", dijo. "Quiero que sepas que te quiero como a un hermano".
Alejandro se detuvo y miró a Federico con gratitud. "Gracias", dijo sinceramente. "Lo aprecio".
Los dos hombres se abrazaron, compartiendo un momento de comprensión mutua y amistad.
"El amor duele", reflexionó Alejandro mientras se alejaba. "Pero también es hermoso".
Federico besaba bien. Sus labios eran suaves y cálidos, y su lengua era ágil y experta. Alejandro respondió al beso, envolviendo sus brazos alrededor de Federico.
Alejandro se quedó sorprendido por el beso de Federico. No se lo esperaba. Pero al mismo tiempo, sintió una oleada de deseo.
Los dos hombres se besaron apasionadamente, sus lenguas entrelazadas. Alejandro podía sentir el corazón de Federico latir con fuerza contra el suyo.
"Te quiero amigo", susurró Federico.
Alejandro no sabía qué decir. Estaba confundido y emocionado. Nunca había sentido algo así por otro hombre.
"Yo también te quiero", dijo Alejandro, finalmente.
Los dos hombres se besaron de nuevo, esta vez con aún más pasión. Alejandro sabía que había encontrado algo especial con Federico. Algo que no había encontrado con nadie más.
"¿Por qué siempre tienes que besar a la gente, no lo entiendo, explícate Federico?", dijo Nicholas.
Federico se encogió de hombros. "No lo sé", dijo. "Es solo algo que hago. Es como una forma de expresar mis sentimientos".
"¿Qué sentimientos?", preguntó Nicholas.
"Amistad, amor, afecto", dijo Federico. "Depende de la persona".
"Pero ¿por qué tienes que hacerlo con la boca?", preguntó Nicholas. "¿No puedes simplemente decir 'te quiero' o 'te aprecio'?"
"Sí, claro que puedo", dijo Federico. "Pero los besos son más personales. Son una forma de conectar con la otra persona a un nivel más profundo".
"No lo sé", dijo Nicholas. "Me parece un poco extraño".
"Bueno, a mí me parece natural", dijo Federico. "Es solo mi forma de ser".
Nicholas suspiró. "De acuerdo", dijo. "Si tú lo dices".
"Gracias por entender", dijo Federico.
Los dos hombres se miraron a los ojos. Federico sintió un tirón hacia Nicholas. Quería besarlo.
De repente, Federico siente un impulso irresistible. Agarra la corbata de Nicholas y lo besa.
Nicholas se sorprende al principio, pero luego responde al beso. Los dos hombres se funden en un beso apasionado.
"Estupendo", dice Federico. "¿Quieres repetirlo?"
"No, no entiendo porque respondo todos tus besos amigo", pregunta Nicholas. "Estas usando el poder del encanto y seducción conmigo? ¿Y porque besas tan bien?"
Federico sonríe. "No estoy usando ninguna magia", dice. "Simplemente soy yo mismo".
"Pero besas tan bien", dice Nicholas. "Es como si hubieras nacido para eso".
Federico se ruboriza. "Gracias", dice. "Creo que es porque me gusta besar".
Nicholas se queda en silencio, reflexionando sobre lo que acaba de suceder.
Alejandro frunció el ceño y miró a Lucinda con curiosidad. "¿Por qué Federico besa a todos por igual y con tanta pasión?", preguntó, su voz un poco tensa.
Lucinda suspiró y apoyó la cabeza en su mano. "Es solo Federico", dijo con un ligero encogimiento de hombros. "Siempre ha sido así. Besa a todos sus amigos, familiares, incluso a los conocidos que acaba de conocer. Es su forma de mostrar afecto".
Alejandro no estaba convencido. "Pero... ¿con tanta pasión?", insistió. "Parece que está enamorado de todos y cada uno de ellos".
Lucinda sonrió. "No, no lo está. Simplemente es muy expresivo con sus emociones. Besa a la gente para mostrar que le importan".
Alejandro todavía no estaba seguro. Algo no le cuadraba. ¿Era posible que Federico fuera tan abierto con sus afectos sin tener sentimientos románticos por nadie?
"Pero... ¿y si está confundido?", preguntó Alejandro tentativamente. "¿Y si no sabe qué tipo de amor siente por la gente?"
Lucinda se quedó pensativa por un momento. "Podría ser", admitió finalmente. "Federico siempre ha sido un poco enigmático cuando se trata de sus sentimientos. Pero lo que sí sé es que es una persona cariñosa y genuina. No creo que intente engañar a nadie".
Alejandro asintió lentamente, procesando las palabras de Lucinda. Todavía tenía dudas, pero estaba empezando a entender un poco mejor a Federico.
"Supongo que solo tendré que observarlo más de cerca", dijo finalmente. "Y tal vez, con el tiempo, comprenderé mejor por qué besa a todos con tanta pasión".
Lucinda sonrió. "Buena suerte con eso", dijo. "Federico no es fácil de descifrar".
Alejandro se rio. "No me rendiré fácilmente", dijo con determinación. "Descubriré por qué besas a todos con tanta pasión, Federico"
"¿Por qué besas a todos por igual y con tanta pasión?", preguntó Alejandro, finalmente
"Es solo mi forma de ser", dijo finalmente. "Me gusta expresar mis sentimientos de forma física. Y los besos son una forma muy íntima de hacerlo. Es solo que lo hago de forma diferente. Para mí, un beso es una forma de mostrar afecto, no necesariamente de amor romántico. Puedo besar a un amigo, a un familiar, o incluso a un desconocido, y significa lo mismo para mí. Es una forma de decir 'me importas'".
Alejandro no estaba seguro de si entendía, pero estaba empezando a ver el punto de vista de Federico.
"Pero, ¿no te preocupas de que la gente piense que estás interesado en ellos románticamente?", preguntó Alejandro.
Federico sonrió. "No", dijo. "Si alguien piensa que estoy interesado en ellos, simplemente se lo aclararé. Pero no creo que haya ningún problema. La gente suele entender que soy así".
Alejandro asintió. "Entiendo", dijo. "Gracias por explicarlo".
De repente, la puerta del bar se abrió y Nicholas entró. Se dirigió a la mesa de Federico y Alejandro y se sentó al lado de Federico.
"Hola, chicos", dijo Nicholas. "¿Qué tal?"
Federico y Alejandro se giraron para mirar a Nicholas. Ambos sonrieron.
"Hola, Nicholas", dijo Federico. "Estamos bien. ¿Y tú?"
"Muy bien", dijo Nicholas. "Me alegro de verte".
Nicholas y Federico se miraron a los ojos. Luego, se inclinaron hacia adelante y se besaron.
Alejandro se quedó boquiabierto. No podía creer lo que estaba viendo. Federico, que siempre había dicho que besaba a todos por igual, estaba besando a Nicholas con pasión.
Alejandro miró a Federico, esperando una explicación. Pero Federico no dijo nada. Simplemente siguió besando a Nicholas.
Alejandro se sintió confundido, se levantó de la mesa y se alejó. 
Nicholas y Federico se separaron y miraron a Alejandro. Ambos estaban sorprendidos de verlo irse.
"¿Qué pasa?", preguntó Nicholas.
"No lo sé", dijo Federico. "Parece que Alejandro está molesto".
"¿Por qué?", preguntó Nicholas.
Federico se encogió de hombros. "No lo sé".
Lucinda se sentó a su lado y le tomó la mano. "¿Qué pasó?", preguntó.
Alejandro suspiró. "Estaba hablando con Federico en el bar", dijo. "Y luego apareció Nicholas".
Lucinda asintió. "Ya veo", dijo.
"Federico y Nicholas se besaron", dijo Alejandro.
Lucinda acarició su cabello. "A veces, las personas no son lo que parecen", dijo. "Federico puede ser un buen amigo, pero eso no significa que esté interesado en ti de la misma manera".
Lucinda estaba sentada en su escritorio, escribiendo en su computadora. Estaba concentrada en su trabajo, y no se dio cuenta de la guitarra que tocaba en su ventana.
De repente, escuchó un ruido. Se levantó de su silla y fue a la ventana.
Federico estaba parado en la calle, tocando la guitarra. Estaba cantando una canción de amor.
Lucinda se sorprendió. No sabía qué pensar.
Federico la vio y le sonrió. "Hola, Lucinda", dijo. "¿Te gusta mi serenata?"
Lucinda no pudo evitar sonreír. "Sí", dijo. "Es muy bonita".
Federico siguió cantando. Lucinda se quedó mirándolo, fascinada.
De repente, escuchó un maullido. Miró hacia abajo y vio a un gato negro atacando a Nicholas.
Nicholas estaba parado en la acera, tocando el violín. El gato lo estaba arañando y mordiendo.
Lucinda se alarmó. "¡Nicholas!", gritó.
Federico dejó de tocar la guitarra y miró hacia abajo. "¿Qué pasa?", preguntó.
Lucinda señaló al gato. "Nicholas está siendo atacado", dijo.
Federico se apresuró a ayudar a Nicholas. El gato era grande y fuerte, y Nicholas estaba luchando por defenderse.
Federico agarró una piedra del suelo y la lanzó al gato. El gato aulló y huyó.
Nicholas estaba magullado y sangrando. Federico lo ayudó a levantarse.
"¿Estás bien?", preguntó Federico.
Nicholas asintió. "Sí, estoy bien", dijo. "Gracias por ayudarme".
Federico sonrió. "No hay de qué", dijo. "Siempre estoy ahí para ti".
Lucinda se acercó a los dos hombres. "¿Están bien?", preguntó.
Federico y Nicholas asintieron. "Sí, estamos bien", dijo Federico.
Lucinda se alegró de que estuvieran bien. "Gracias por venir a salvar a Nicholas", dijo.
Federico sonrió. "No hay de qué", dijo. "Lo haría por cualquiera".
Lucinda miró a los dos hombres, que estaban parados uno al lado del otro. Federico la miraba con amor, y Nicholas la miraba con agradecimiento.
"Lucinda", dijo. "Quiero que te cases conmigo otra vez".
Lucinda se quedó sin aliento. No podía creer lo que estaba escuchando.
"¿Qué dices?", preguntó.
"Quiero que nos casemos de nuevo", dijo Federico. "Sé que lo hicimos mal la primera vez, pero ahora estoy listo para hacerlo bien".
Lucinda se sintió abrumada por la emoción. Siempre había querido volver a casarse con Federico, y ahora su sueño se estaba haciendo realidad.
"Sí", dijo. "Sí, me casaré contigo".
Federico sonrió y la besó. "Te amo", dijo.
Lucinda le devolvió el beso. "Yo también te amo", dijo.
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Federico y Alejandro se enfrentan en un momento tenso cuando Alejandro amenaza a Federico con un cuchillo, pero Federico logra usar su encanto para cambiar la situación. Mientras tanto, Lucinda trata de resolver sus propios sentimientos hacia Federico y Alejandro.

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