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El umbral de la luz de la luna

Capitulo 17

Capitulo 17

Apr 29, 2024

This content is intended for mature audiences for the following reasons.

  • •  Abuse - Physical and/or Emotional
  • •  Physical violence
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Lucinda estaba durmiendo profundamente cuando sintió una presencia a su lado. Abrió los ojos y vio una sombra negra delante de su cama.
La sombra era alta y delgada, y no tenía rasgos faciales. Lucinda sintió un miedo intenso que la paralizó.
La sombra se acercó a ella y extendió sus brazos. Lucinda intentó gritar, pero no pudo emitir ningún sonido.
La sombra la envolvió en sus brazos, y Lucinda sintió una sensación de frío y oscuridad.
De repente, Lucinda se despertó. Estaba sudando y temblando. Miró a su alrededor y vio que la sombra había desaparecido.
Lucinda se levantó de la cama y se dirigió al baño. Se miró en el espejo y vio que sus ojos estaban llenos de miedo.
Lucinda sabía que lo que había visto no había sido un sueño. Había sido real.
La sombra maligna había vuelto.
Lucinda no podía olvidar la pesadilla que había tenido. La sombra maligna la había perseguido durante toda la noche.
Al la noche siguiente, Lucinda se sentía cansada y deprimida. No podía concentrarse en su trabajo, y tenía miedo de volver a casa.
Ese día, Lucinda se acostó temprano. Estaba decidida a no dormirse, pero el cansancio la venció.
Lucinda se durmió rápidamente, y la pesadilla volvió.
La sombra maligna estaba allí otra vez. Era más grande y más oscura que la anterior vez.
La sombra se acercó a Lucinda y le susurró al oído:
"Te voy a atrapar, te he estado esperando, Lucinda. Es hora de que pagues por lo que has hecho".
Lucinda no entendía lo que la sombra estaba diciendo. No sabía qué había hecho para merecer su ira.
La sombra extendió sus brazos y envolvió a Lucinda en una oscuridad impenetrable. Lucinda sintió que su alma se estaba apagando.
De repente, Lucinda oyó una voz familiar.
"Lucinda, despierta", dijo la voz.
Lucinda abrió los ojos y vio a Elizabeth a su lado. Elizabeth estaba sujetando su mano y mirándola con preocupación.
"¿Estás bien?", preguntó Elizabeth.
Lucinda asintió con la cabeza. "Sí", dijo. "Creo que sí".
"¿Qué pasó?", preguntó Elizabeth.
Lucinda le contó a Elizabeth sobre la sombra maligna. Elizabeth la escuchó con atención, sin interrumpirla.
Cuando Lucinda terminó de hablar, Elizabeth le dijo:
"No te preocupes, Lucinda. No estás sola".
Elizabeth abrazó a Lucinda y la consoló. Lucinda se sintió protegida en los brazos de su hijastra.
Lucinda estaba sentada en el sofá de la sala de estar, con su familia a su alrededor. Estaba nerviosa, pero había decidido contarles lo que le estaba sucediendo.
"He tenido una pesadilla", dijo. "Una pesadilla muy real".
Cuatro pares de ojos la miraron con atención.
"Era una sombra", dijo Lucinda. "Una sombra negra, alta y delgada. No tenía rasgos faciales, pero podía sentir su odio y su maldad".
"¿Qué hizo?", preguntó Nicholas.
"Se acercó a mí y me envolvió en sus brazos", dijo Lucinda. "No podía moverme ni gritar. Sentía que me estaba apagando".
"¿Y luego?", preguntó Federico.
"Elizabeth me despertó", dijo Lucinda. "Me dijo que estaba gritando".
"¿Has tenido más pesadillas?", preguntó Alejandro.
"Sí", dijo Lucinda. "Tres veces más".
"¿Siempre es la misma sombra?", preguntó Nicholas.
"Sí", dijo Lucinda. "Siempre es la misma".
La familia de Lucinda se quedó en silencio por un momento.
"¿Qué crees que significa?", preguntó Federico.
"No lo sé", dijo Lucinda. "Pero estoy muy preocupada".
"No tienes que preocuparte", dijo Nicholas. "Estamos aquí para ayudarte".
"Eso es lo que quiero hacer", dijo Federico. "Quiero ayudarte a entender lo que está sucediendo".
"Y yo puedo hacer una limpieza energética en tu habitación", dijo Alejandro. "Para asegurarme de que no haya ninguna energía negativa".
Lucinda sonrió. "Gracias", dijo. "Me siento mucho mejor sabiendo que no estoy sola en esto".
Alejandro, por su parte, le aconsejó que escribiera sus sueños y pensamientos en un diario para poder analizarlos y comprenderlos mejor. Con el apoyo de su esposo y amigos, Lucinda se sintió más tranquila y segura, lo que le ayudó a superar su miedo a la sombra oscura en sus sueños.
"¿Federico, recuerdas que solías visitar a tu difunta pareja Elizabeth II en los sueños? He sido cruel e injusta con ella en vida. ¿Podría ser que ella se esté vengando de mí?", preguntó Lucinda.
Federico frunció el ceño y pensó por un momento. "Es posible", dijo finalmente. "Pero también es posible que se trate de algo completamente diferente. No podemos saltar a conclusiones sin más información".
Lucinda asintió con la cabeza. "Tienes razón", dijo. "Pero no puedo evitar sentir que esto tiene algo que ver con mi pasado".
"¿Qué quieres decir?", preguntó Nicholas.
Lucinda suspiró. "Hay muchas cosas en mi pasado que me arrepiento", dijo. "Cosas que hice y que no debería haber hecho. Me preocupa que esto sea una especie de castigo por mis errores".
"Lucinda, todos hemos cometido errores en el pasado", dijo Federico. "Pero eso no significa que merezcamos ser atormentados por ellos".
"¿Qué podemos hacer para ayudarte?", preguntó Elizabeth.
Lucinda sonrió. "Ya habéis hecho suficiente", dijo. "Gracias por estar aquí para mí".
La familia de Lucinda se abrazó en silencio, sintiendo el amor y el apoyo que se tenían mutuamente. Juntos, decidieron investigar más sobre la sombra maligna y encontrar una manera de detenerla de una vez por todas.
Federico se queda dormido y vuelve a entrar en el mundo de Elizabeth II, donde la ve caminando con un vestido blanco manchado de sangre. Federico le pregunta si tiene alguna relación con los terribles sueños que está teniendo su esposa actual.
"Todo esto es por nuestra hija", le dice Elizabeth II. "Los malintencionados quieren causar daño psicológico a Lucinda para, finalmente, atacar a nuestra niña en el gran día".
"Federico la agita con fuerza mientras le grita: "Haz algo por nuestra hija, regresa a mi mundo".
Elizabeth miró a Federico con tristeza.
"No puedo regresar" dijo "Estoy atrapada aquí".
"¿Que tengo que hacer para que regreses y me ayudes con todo esto?"
Federico se queda esperando una respuesta de Elizabeth II, pero ella no responde. Él se siente frustrado y confundido, sin saber cómo salvar a su hija de los malintencionados que quieren hacerle daño.
Federico se dio la vuelta y le golpeó el rostro a Elizabeth. Ella cayó al suelo, sorprendida y dolorida.
Federico se quedó mirando a Elizabeth, con los ojos llenos de rabia.
"¡¿Por qué no me ayudas?!" gritó. "¡Tu hija está en peligro!"
Elizabeth se levantó del suelo, con lágrimas en los ojos.
"No puedo" dijo. "Estoy atrapada aquí".
"¡No me mientas!" exclamó Federico. "Tú puedes regresar".
"No" dijo Elizabeth. "No puedo".
Federico estaba furioso. No podía creer que Elizabeth no estuviera dispuesta a ayudar a su hija.
"¡Está bien!" gritó. "¡No voy a pedirte ayuda!"
Le dio una patada en el estómago a Elizabeth, que cayó al suelo, dolorida.
"¡¿Es esto lo que quieres?!" gritó Federico "¡¿Que te lastime?!"
Elizabeth se levantó del suelo, con lágrimas en los ojos.
"No" dijo. "No quiero eso".
"¿Entonces, qué quieres?" preguntó Federico. "¿Que deje que los malintencionados ataquen a mi hija?"
Elizabeth no respondió.
Federico agarra su cabello de la furia.
"¡Te obligaré a ayudarme!" gritó Federico.
Federico miró a Elizabeth a los ojos. Sus ojos eran azules y profundos, y Elizabeth se sintió hipnotizada.
"Elizabeth" dijo Federico con voz suave. "Te necesito".
Elizabeth sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
"¿Qué quieres de mí?" preguntó Elizabeth.
"Quiero que me ayudes" dijo Federico. "Quiero que me ayudes a salvar a nuestra hija".
Elizabeth miró a Federico, y vio el amor y la desesperación en sus ojos.
"Está bien" dijo Elizabeth. "Te ayudaré".
Federico y Elizabeth buscaron la salida del mundo de Elizabeth. Finalmente, encontraron una puerta escondida en el fondo de un callejón oscuro.
"Es aquí" dijo Elizabeth.
Federico y Elizabeth se acercaron a la puerta. Federico la tocó con la mano, y la puerta se abrió.
Elizabeth salió del mundo de los muertos y se encontró en un mundo completamente nuevo. La ciudad era grande y bulliciosa, y Elizabeth se sintió abrumada por todo lo que veía.
Los edificios eran altos y modernos, y la gente iba y venía con prisa. Elizabeth no entendía nada.
De repente, vio un objeto que le llamó la atención. Era un teléfono celular, y estaba hablando solo.
Elizabeth se asustó y gritó. La gente la miró con curiosidad.
Federico se acercó a ella.
"¿Qué pasa?" preguntó Federico.
"¿Qué es eso?" preguntó Elizabeth, señalando el teléfono celular.
"Es un teléfono celular" dijo Federico. "Es un aparato que se usa para hablar con la gente a distancia".
Elizabeth no podía creerlo.
"¿Cómo es posible?" preguntó Elizabeth.
"Es una tecnología nueva" dijo Federico. "Ha avanzado mucho desde que te fuiste".
Elizabeth se sintió mareada. Todo era demasiado para ella. "Necesito sentarme" dijo Elizabeth.
Federico la llevó a un banco.
"Tranquila" dijo Federico. "Te acostumbrarás".
Elizabeth cerró los ojos y trató de calmarse.
Federico y Elizabeth llegaron a casa. Lucinda estaba allí, esperándolos.
"¿Qué estás haciendo aquí?" preguntó Lucinda a Elizabeth.
"Federico me trajo" dijo Elizabeth.
"¿Por qué?" preguntó Lucinda.
"Necesitaba su ayuda" dijo Federico.
Lucinda miró a Elizabeth con odio. "No quiero verla aquí" dijo Lucinda.
"Lo siento" dijo Federico. "Pero es importante".
"Pero ella estaba muerta, ella murió hace tiempo" Lucinda grita.
Federico se estremeció ante el tono de Lucinda. "Lo sé, pero ella es la única que puede ayudarnos" dijo Federico en tono suave.
"¡Que se vaya!" Exclama Lucinda con histeria.
"Por favor, cállate. Aunque eres mi esposa, necesito ayuda y no soporto más esta situación", responde Federico mientras se agarra el cabello con rabia y el rostro enrojecido.
Lucinda se alejó, enojada.
En ese preciso instante, el timbre sonó. Federico se dirigió hacia la puerta y se encontró con Nicholas, quien lo saludó con un beso en la boca como símbolo de amistad. Ambos quedaron sin aliento.
Nicholas estaba sentado en el sofá disfrutando de su café con sangre, cuando accidentalmente dejó caer la taza al ver a Elizabeth, sobresaltado. Nicholas gritó de desesperación y se arrojó por la ventana, rompiendo los vidrios.
Lucinda escuchó el ruido y salió corriendo de la habitación.
"¿Qué ha pasado?" preguntó Lucinda.
Federico le contó lo que había sucedido.
Lucinda se quedó impactada.
"No puedo creerlo" dijo Lucinda.
"Yo tampoco" dijo Federico.
Nicholas aparece en la puerta, con el pelo largo y despeinado, y los vidrios rotos en el pelo. Está asustado y confundido.
"¿Qué pasó?" pregunta Federico.
"No lo sé" dice Nicholas. "Vi a Elizabeth y me asusté".
"¿Por qué?" pregunta Lucinda.
"No lo sé" dice Nicholas. "Ella estaba muerta".
"Lo sé" dice Federico. "Pero está de vuelta".
"No puede estar" dice Nicholas. "Es imposible".
"Es verdad" dice Federico. "Y necesita nuestra ayuda".
Nicholas mira a Elizabeth, que está sentada en el sofá.
"¿Por qué?" pregunta Nicholas.
"Hay alguien que quiere hacerle daño a Lucinda" dice Federico. "Y Elizabeth es la única que puede detenerlos".
Nicholas mira a Lucinda, que está sentada junto a Elizabeth.
"¿Qué puedo hacer?" pregunta Nicholas.
"Necesitamos que te unas a nosotros" dice Federico. "Necesitamos tu ayuda para salvar a Lucinda".
Nicholas se queda pensando por un momento. Luego, asiente con la cabeza.
"De acuerdo" dice Nicholas. "Lo haré".
Federico y Lucinda sonríen.
"Gracias" dice Federico.
"No hay de qué" dice Nicholas. "Haré lo que sea para ayudar".
Nicholas se acerca a Federico y lo abraza con fuerza. Federico se siente sorprendido y confundido al principio, pero luego responde al abrazo.
Los labios de Nicholas se encuentran con los de Federico en un beso apasionado. Federico se deja llevar por el momento y responde al beso con la misma pasión.
Los dos hombres se besan durante unos minutos Cuando finalmente se separan, están ambos jadeando y con las mejillas sonrojadas.
"Lo siento" dice Nicholas. "No sé qué me pasó".
"No te preocupes" dice Federico. "Yo también lo sentí".
Nicholas y Federico se miran a los ojos,
Los dos hombres se besan de nuevo, esta vez con más ternura y amor.
Lucinda los interrumpe, separándolos.
"Lo siento, me dejé llevar," dice avergonzado Nicholas. "Federico es tu esposo, Lucinda."
Federico sonríe y acaricia el cabello largo y lacio de Nicholas, colocando un mechón detrás de su oreja.
"Lo sé, pero no puedo evitar sentir celos cuando te veo tan cerca de Nicholas. Pero entiendo que él es importante para ti, Federico, y yo también lo quiero mucho", dice Lucinda con una voz suave y comprensiva.
Federico toma la mano de Lucinda y la besa suavemente. "Eres lo más importante para mí, Lucinda. Y Nicholas es un amigo muy querido que siempre estará en nuestras vidas. Pero nunca permitiré que nadie se interponga entre nosotros".
Nicholas sonríe tímidamente, sintiéndose un poco fuera de lugar. Sin embargo, sabe que la relación de Federico y Lucinda es sólida y que él es un invitado en sus vidas.
Los tres se abrazan, dejando atrás cualquier tensión o celos. Saben que la amistad y el amor que comparten son más fuertes que cualquier otra cosa.
niweja5803
niweja5803

Creator

Lucinda experimenta pesadillas persistentes con una sombra maligna. Con el apoyo de su familia y Nicholas, intenta comprender el significado de estos sueños. Federico viaja al mundo de los muertos y encuentra a Elizabeth II, quien revela que alguien busca dañar a su hijastra, Elizabeth. Federico trae a Elizabeth de vuelta para proteger a Lucinda y su familia. Sin embargo, la presencia de Elizabeth causa tensión entre Lucinda y Nicholas, pero finalmente resuelven sus conflictos y se comprometen a protegerse mutuamente.

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