No quería terminar como Tommy; uno de nuestros vecinos al que le apodan "El rompecabezas" desde el día que se cayó por las escaleras y literalmente tuvieron que volver a armarlo.

Pero esa es una historia bastante larga de contar en este momento donde solo tengo 10 mugrosos minutos para llegar.

Me encontraba recuperando el aliento, cuando vi pasar el auto de Samael.

En el iban sus 4 secuaces, los cuales parecían más sus sombras que sus amigos, pues no hacían nada sin que antes él se los ordenara.

Regresó a verme muy rápido y obviamente nuestras miradas se cruzaron por algunos segundos. Él se comenzó a reír, sé que se reía de mí y sobre todo de lo lamentable que me veía ese día.

Despeinado, sudoroso y desesperanzado, justo la imagen que todo enemigo que te envidia y te odia le gustaría ver.

Pero daba lo mismo, aún estaba a tiempo para llegar a la Universidad y era lo único importante.

Lo bueno es que no fui completamente abandonado del todo por las deidades del universo. Pues segundos después de que Samael pasara en su Bentley Continental GT V8 azul chiclamino, el pecero (autobús) hacia mi universidad, también hacia su gran aparición.

Al subirme, sonreí ampliamente al ver al conductor que me había tocado. Era Luisito, él era el más cafre (loco) de todo Acapulco. En su conducción varias personas se han torcido el cuello, la cadera y muchos otros dicen que incluso se han compuesto mejor que en cualquier quiropráctico.

Al menos es lo que dicen los rumores. Luisito era el más veloz de los conductores de la ruta.

Si un día sientes que vas llegando tarde, recuerda a Luisito. Para él, parece que el tiempo y el espacio no existen.

- ¡Ey! ¡Archie! ¡Otra vez llegando tarde!

Luis me miró de manera burlona.

- Si, digamos que amanecí con una pesadilla bastante loca y de no ser por ella, seguiría en la cama aún.

Rodé los ojos ligeramente.

- ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¿Y con que tenía que ver esa pesadilla? ¿Con el chico de rojo?

Luis se comenzó a reír a todo pulmón, para despues poner una cara seria ante su propia interrogante.

- No me lo recuerdes. Cuando él aparece no son pesadillas, es el infierno mismo, pero no. Hoy no era un sueño con el chico de rojo, más bien era con el chico azul.

Miré hacia el piso.

- Ummm. Vaya no sé cuál de los dos sea peor de soportar. ¿Y qué pasó?

Luis me miró algo intrigado.

- ¿Ehhhh? Luis no quiero ser grosero contigo, pero de verdad me urge llegar a la escuela. ¿Te puedo contar en otro momento? Por favor.

Hice algunos movimientos locos con las manos. Normalmente solía contarle todos mis sueños raros a Luis, pero definitivamente hoy no era un buen día para el chisme.

- Por supuesto, no te preocupes. Siéntate en el asiento especial, llegaremos en 2 minutos, te lo prometo. No dejaré que tu perfecto reporte escolar tenga ninguna falta.

Luis agarró con fuerza la palanca de velocidades. Eso me dio un poco de miedo, porque ya sabía lo que significaba.

Luis agarrando la palanca de velocidades, era lo mismo que darle un pedazo de carne a Luffyn; no había autocontrol.

Él era un adicto a la velocidad y sobre todo a los coches. Me guiñó el ojo y simplemente le sonreí un tanto nervioso. Estaba a punto de sentarme cuando Luisito hizo su famosa arrancada mortal.

Aceleró tan rápido que salí disparado por el pasillo y solo me detuve porque choqué contra una estudiante; y más específicamente contra sus piernas.

★Los lentes morados de Archie han salido de su inventario, el pobre ha perdido 100 puntos de belleza (-100) ★

- ¡Ughh!

Yacía embarrado en el suelo, como un pedazo de masa que se resbala de una mesa y cae como una plasta al piso.

Creo que el día de hoy acabé con toda o más bien la nula dignidad que me quedaba.

Nadie podría olvidar mi cara embarrada en el piso del autobús. Para hacer todo aún peor, la canción que estaba de fondo no me ayudaba para nada, pues hablaba sobre un idiota con mala suerte o algo asi.

- Ehhh... Una disculpota Archie.

Luis quedo en blanco y me miraba nerviosamente, mientras yo aún continuaba tirado cual costal de papas.

La chica que me detuvo para que no saliera volando y me estrellara contra la parte trasera del autobús me miraba ruborizada, mientras jalaba su falda como tratando de cubrirse un poco más sus piernas.

Su amiga la hizo ligeramente a un lado y me tendió la mano.

- ¿Estás bien?

La chica acompañante me sonrió.

- Digamos que al menos no estoy del todo mal.

Sonreí muy ligeramente mientras agarraba la mano de la chica. Me levanté y me sacudí un poco la ropa porque había quedado con un montón de polvo.

- Gracias.

Le sonreí una vez más a la chica, pues ella había sido tan amable conmigo.

- No... No fue nada.

La chica sonrió también, sus mejillas se pusieron muy ligeramente rosadas.

- Por cierto, aquí están tus lentes... salieron volando.

La chica me entrego mis lentes de plástico, los cuales se habían torcido un poco.

- Eres muy amable. Te lo agradezco.

A pesar de que se veían del orto, me los volví a poner.

★Los lentes morados de Archie han vuelto a su inventario, pero no tan bellos como eran antes asi que solo ha recuperado 50 puntos de belleza (+50) ★

- ¡Ughh! Lo lamento mucho Archie. ¿Quieres que vayamos a un hospital?

Luis estaba preocupado. Había hecho volar a un montón de personas, pero nunca a mí. Además, sabía que si Ramon se llegaba a enterar, no viviría mucho tiempo.

- No te preocupes, aparte no me cobraste.

Tenía un poco de sangre en la nariz, pero la limpié rápidamente con un pequeño pañuelo que traía en mi mochila.

- Además, lo que menos necesito en este momento es ir a un hospital, solo quiero llegar a la escuela. Asi que para compensarme el tremendo madrazo que me acabo de dar y por supuesto para que no te demande, más te vale apurarte.

Me senté y le mostré una pequeña sonrisa un poco sádica, asi que él sabía lo que significaba eso.

Él solo tragó saliva. Yo me senté en el famoso asiento donde los conductores de autobuses llevan a sus novias.

Obviamente yo no era la novia de Luis, pero ese era un asiento de respeto. Entonces ahora que yo estaba en él, tenían que respetarme.

Me sentía como una especie de Al Caponen en una película de gánsteres, asi de importante me veía. Bueno en realidad es asi como me sentía, pero despues del suceso con mi cara aplastada en el suelo, quizás más bien parecía un tarado en un muy buen puesto.

- Como ordene señorito.

Luis hizo una pequeña reverencia. Solté una pequeña risita y por fin arrancó a toda velocidad. Lo bueno era que ahora si me había agarrado con todas mis fuerzas al asiento para evitar otro vergonzoso accidente. Me aferré cual tlacuache recién nacido al pellejo de su madre. Como garrapata al cuero de un perro.

Pasando a otro tema, realmente no sé cómo explicarte quien es Luisito para mí. No somos amigos, ya que siento que para que podamos ser eso, aun nos faltan un montón de cosas que conocer uno del otro.

Creo que quizás pueda decir que es un conocido que me escucha siempre y yo lo escucho a él.

Quizás algún día nos hagamos más cercanos, pero por ahora solo éramos eso; simples conocidos.

Sonreí mientras miraba a Luisito conducir tan seriamente. Cuando se ponía asi, sabía que era peligroso, pues iba ir más rápido que en esa película de autos y el hombre calvo obsesionado con la familia.

Miré hacia el frente, el sol comenzaba a salir y se veía tan hermoso. Antes de seguir y sobre todo porque queda tiempo para llegar a la escuela, te contaré como es Luis.

Él es un chico bastante alto, aunque no tanto como yo, mide 1 m y 83 cm.

Es un chico de tez clara, sus ojos son bastante rasgados y de color miel.

Su cabello es de color negro y es corto. Suele hacerse el cabello en forma de picos, por lo cual utiliza bastante gel para lograr eso.

Su cabello de enfrente es mucho más largo que sus demás cabellos, haciendo un pequeño remolino en su frente, además de que estos son de color rojo y verde. También tiene una pequeña hilera de picos de esos mismos colores en el área central de su cabeza.