Please note that Tapas no longer supports Internet Explorer.
We recommend upgrading to the latest Microsoft Edge, Google Chrome, or Firefox.
Home
Comics
Novels
Community
Mature
More
Help Discord Forums Newsfeed Contact Merch Shop
Publish
Home
Comics
Novels
Community
Mature
More
Help Discord Forums Newsfeed Contact Merch Shop
__anonymous__
__anonymous__
0
  • Publish
  • Ink shop
  • Redeem code
  • Settings
  • Log out

The pressure from you: The pain of love

Creo que le gusto | Capítulo 14

Creo que le gusto | Capítulo 14

Jun 05, 2024

*Colegio Smiths 15:05 p.m. Viernes*

𝘑𝘢𝘤𝘬

—¡La fiesta de Halloween va a ser increíble, tíos, lo vais a ver! —dice Nathaniel, emocionado, mientras caminamos por el pasillo. Oliver lo mira deslumbrado, casi como si estuviera viendo al amor de su vida… Espera, ¿qué? 

No me hagáis ni caso, no sé lo que digo.

—Sí, estoy seguro —contesta Oliver. Nathaniel le sonríe con cierto brillo en los ojos.

—Lo malo es que sigues con la nariz hecha mierda —le digo a Oliver, dándole un golpe de realidad —no un golpe literal, ese ya se lo dio Edward—. Vaya, parece que el único que está aquí presente ahora mismo soy yo. Es como si ellos estuviesen en una burbuja, los dos, juntos.

—Para la fiesta de Halloween estará como nueva, me lo dijo el médico —me responde Oliver, dejando de mirar a Nathaniel para mirarme a mí. Suelto un leve «Mjm» mientras salimos del instituto.

Yo creo que Oliver y su médico tienen demasiadas expectativas. Pero bueno, si él es feliz ¿yo qué le hago?

A lo lejos veo a Edward hablando con Mariann mientras sonríe. Bueno, sonríen ambos. Pero mi atención está en Edward, no en Mariann.

—Últimamente los miras mucho —dice Oliver. Giro la cabeza para poder verle a la cara—. ¿Te mola Mariann? —Nathaniel empieza a negar con la cabeza, despacio, repetidas veces. 

—¿Qué? —suelto, intentando ocultar cualquier expresión facial—. ¿Y a ti te mola Nathaniel? —digo, enarcando una ceja, devolviéndole la pregunta. Oliver frunce los labios mientras cambia su vista hacia Nathaniel.

—Yo no… 

—¿Por qué no dejamos las preguntitas para otro momento? —interrumpe Nathaniel a Oliver algo nervioso. Oliver asiente cabizbajo.

Qué exagerados, por favor. Ni que le hubiera preguntado si se sacrificaría por él. Aunque tampoco me extrañaría que dijese que sí. Son muy «unidos» el uno con el otro. Y normal, quiero decir, se conocen desde pequeños.

De hecho, nunca, o casi nunca, veo a uno sin el otro. Son inseparables, de verdad.

Sé que se conocieron cuando tenían unos cinco o seis años, vamos, que llevan más de una década siendo amigos.

Se conocieron por el colegio, y eso es todo lo que sé, tampoco es como que me haya interesado mucho en saber cómo se conocieron. Quiero decir, si ellos no me lo quieren decir yo no les voy a preguntar.

Yo los conocí a mediados del primer curso de la ESO. 

—Hola —levanto la cabeza, volviendo a la realidad, dejando mis pensamientos atrás—, ya es viernes —miro a Edward confundido. Él me sonríe dulcemente—. Te tengo que dar el libro —Ahh, vale, vale, el libro. Asiento con la cabeza.

—Se me había olvidado —digo algo avergonzado. Sonríe.

—No te preocupes —le devuelvo la sonrisa—, lo malo es que a mi se me ha olvidado traerme el libro… —asiento—. ¿Te gustaría quedar esta tarde para que pueda dártelo? —pregunta nervioso.

—Claro, ¿en dónde nos vemos? —Edward respira tranquilo, aliviado.

—¿Te gustaría ir a una cafetería? —asiento con una sonrisa—. Vale… ¿Quedamos a las cinco en la cafetería del padre de Mariann…? —se queda unos segundos pensando—. ¿Sabes dónde es, no?

—Sí, claro. —Asiento con la cabeza varias veces.

—Vale, bien… Nos vemos luego. —Asiento y él se va otra vez con Mariann.

Cuando me giro veo a Nathaniel y Oliver mirándome fijamente anonadados. Vamos, que poco más y se les cae la mandíbula al suelo.

—¿Qué? —pregunto, enarcando una ceja.

—¿Acabas de quedar con Edward para tomar un café? —pregunta Oliver, aún anonadado. Bueno, diciéndolo así parece una cita, lo cual, no es. Solo hemos quedado para que me de el libro y tomar algo.

—¿Si? —Oliver suspira pero no hace más preguntas, simplemente, empieza a caminar. Levanto los hombros, quitándole hierro al asunto y, empiezo a caminar yo también, siguiéndole.

—Oye, ¿de qué libro estaba hablando? —me pregunta Nathaniel. Sonrío.

𝘔𝘢𝘳𝘪𝘢𝘯𝘯

Cinco menos cuarto de la tarde de un viernes, y ¿dónde estoy yo? ¿Leyendo, escuchando música, con mis amigos, cantando, estudiando? No, trabajando. Que felicidad —nótese la ironía—.

Y os preguntaréis; ¿Mariann, qué haces trabajando, no que solo trabajas en verano? Sí, es verdad, solo trabajo en verano. O eso es lo que hacía hasta ahora. Pues resulta y acontece que mi padre el lunes se calló y se torció el brazo y, como comprenderéis, con un brazo roto no se puede trabajar, y mucho menos en una cafetería. Así que, aquí estoy yo, trabajando por mi padre.

Al menos —lo mínimo— me va a pagar. Mi madre no quería, dice que así consigo experiencia —que también te digo, ¿experiencia de qué?, si se supone que yo voy a heredar su empresa—, pero mi padre se negó, dijo que me tenía que pagar y blablablá.

Que yo agradezco que mi padre me vaya a pagar, pero no es el mejor plan del mundo estar trabajando dos semanas antes de la fiesta de Halloween cuando se supone que debería de estar practicando las canciones que vamos a cantar. 

En resumen; que la vida es una mierda.

Suspiro mientras sigo limpiando la barra, perdida en mis pensamientos. La cafetería ya debería de estar abierta, pero como aún no ha aparecido Luca y mi padre me dijo que le esperase, pues bueno, estoy limpiando todo.

«¿Dónde coño estará este hombre, por Dios bendito?», pienso mientras me quedo empanada sin parar de limpiar la barra y re-planteándome la vida.

Lo tengo decidido, si no aparece en tres minutos abro yo. ¿Quién dijo que no podría hacerlo sola?

Mi padre. Bueno, no lo dijo, pero lo dio a entender. 

Bufo. Pues vaya, que majo.

Me voy hacia la cocina y dejo el trapo. Escucho unos ruidos que, supongo, que son de Luca que ya ha llegado. 

O eso o ha entrado un random… O un ladrón.

Ay, no. ¿Y si ha entrado un ladrón, qué hago? ¿Me defiendo, llamo a la policía? No, ¿cómo voy a llamar a la policía si no tengo el móvil a mano? ¿Y si cojo un cuchillo? Sí, por si acaso. Me acerco hacia el cajón donde guardamos los cuchillos.

—¿Hola, Mariann? —Suspiro de alivio al escuchar la voz de Luca. Vale, no voy a tener que usar un cuchillo para defenderme, o en general, no voy a tener que defenderme de nada ni nadie. Salgo de la cocina, para encontrarme con Luca mirando hacia esta apoyando las manos en la barra. Me mira fijamente con una sonrisa de alivio.

—Llegas tarde —digo con total seriedad. No le devuelvo la sonrisa, obviamente.

—Lo sé —enarco una ceja. Que lo sabe dice. Pues no se le nota—. Lo siento, ¿vale? —dice, ahora sí, notándose un poco arrepentido. Asiento con la cabeza y me giro para poder mirar la hora en el reloj que hay en la pared detrás de mí. Las cinco menos cinco. Mierda.

—Ve a por tu delantal, yo abro —digo, girando mi cabeza para poder mirarle y empiezo a caminar hacia la puerta. Él asiente—, y rápido. —Aclaro, con voz firme.

Mira que llegar tarde un viernes por la tarde, uno de los días más ajetreados de la semana, aunque, también es de los que más dinero se gana, obviamente.

Una vez llego a la puerta subo la persiana del todo y cambio de lado el letrero, pasando de poner «Cerrado» a «Abierto». Y obvio, ¿qué va a poner sino?

Vuelvo a la barra y me pongo tras esta, esperando a que venga algún cliente. Probablemente no tarden en llegar. Y dicho y hecho, no pasan ni dos minutos hasta que entra alguien a la cafetería.

—¿Edward? —pregunto nada más verlo entrar. ¿Qué hace él aquí? ¿Ha venido a hacerme compañía? No, no creo. Quiero decir, no es que no sea capaz, pero… no sé.

—Hola —dice, con una sonrisa, mientras se acerca a la barra—. ¿Qué tal está tu padre? 

—Qué —digo, más que preguntando, afirmando. Me quedo unos segundos pensando—. Digo —veo como se contiene una carcajada—, bien, está bien… Bueno, tardará todavía un mes en volver al trabajo, más o menos, pero todo bien por ahora —Asiento con la cabeza para reafirmarme. Edward sonríe.

—Me alegro —asiento con la cabeza. Vale, sigo un poco confundida.

—Bueno, ¿a qué has venido? —Pregunto, yendo directa al grano. Soy impaciente, ¿vale? Lo siento. Aparte, no tengo todo el día, así que, mejor que vaya al grano de buenas a primeras.

—Se podría decir que he quedado con alguien —dice con una sonrisa de oreja a oreja. No creo que haga falta que diga nada para que se de cuenta de que no me lo esperaba. Enarco ambas cejas, sorprendida.

—¿Tienes una cita? 

—¡No, no! —se apresura a decir—. No es una cita, solo… —se queda pensando unos segundos—, solo le tengo que dar una cosa. —Termina de decir. Asiente varias veces con la cabeza—. Bueno, ahora, voy a sentarme y esperar —empieza a darse la vuelta—. Ah —me vuelve a mirar—, no voy a tomar nada, le voy a esperar y cuando venga ya pediré. —Asiento con la cabeza un par de veces y, ahora sí, él se va a una mesa y se sienta.

Al cabo del rato, unos cinco minutos, tampoco mucho tiempo, empiezan a venir más y más clientes. No es como que se haya llenado del todo, pero sí que han ocupado unas ocho o diez mesas, aproximadamente. Pero, la «no cita» de Edward aún no ha llegado. Se le nota un poco apagado. Pobrecito, había venido tan ilusionado…

Un pequeño puchero se forma en mi rostro. ¿Quién en su sano juicio plantaría a Edward? Maldito desgraciado…

—Mariann, mesa siete—dice Luca, cortando el hilo de mis pensamientos. Asiento varias veces con la cabeza y me dirijo a la mesa. Cuando llego veo a un chico, que diría que es, más o menos, de mi edad, pelinegro, ojos marrones, piercing en la ceja, un corazón, así es la pieza del piercing. Y también, tiene un libro.

Frunzo el ceño. Vaya mierda de libro. Haunting Adeline. No lo he leído pero… No creo que haga falta leerlo para saber la basura de libro que es. Sin ofender, obviamente.

—Buenas, ¿en qué puedo ayudarle? —digo, dejando de analizarlo por un momento. El chico me mira un poco decepcionado, para qué negarnos. Enarco una ceja, sugerente.

—Mmm —se queda unos segundos pensando—. Me podría traer un… —se vuelve a quedar unos segundos pensando, moviendo sus ojos por toda la cafetería, casi como si estuviese buscando algo o a alguien—… ¿Café? —me quedo mirándolo fijamente. No suena muy convencido que digamos.

—¿Cómo le gustaría el café? 

—Un café con leche de avena —asiento con la cabeza un par de veces mientras lo apunto en la libreta—, y el café descafeinado, por favor —apunto esto último, lo miro y asiento.

—Enseguida estará. —Afirmo. Él, simplemente, asiente. No espero más y me voy directa a prepararle el café. Pero antes de ponerme a hacerlo, miro otra vez la mesa en la que está Edward. Nada. Mejor dicho; nadie. Solo Edward. Decido no seguir mirando y hacer mi trabajo. Cuando llegue ese cabrón que le está haciendo esperar le voy a meter un puñetazo. Nadie, y repito, NA-DIE hace esperar a Edward.

—¿Qué ha pedido ahora? —escucho decir a alguien a mi lado. Bueno, alguien no, Luca.

—Café descafeinado con leche de avena —digo rápidamente. Miro de reojo a Luca, que ahora asiente con la cabeza.

—Joder, llevamos diez minutos abiertos, ¡diez! —grita en un susurro—, y ya ha pedido tres veces, ¡tres! —suelto un leve «mjm» mientras termino de hacer el café—. Yo creo que le gusto —contengo una carcajada.

—Sí, Luca, estoy segura —digo, cogiendo el café—. ¿Qué digo segura? ¡Segurísima! —empiezo a carcajearme. Suspira cansado y entrecierra los ojos en mi dirección.

—Ahora verás —dice y, así porque sí, de la nada, me quita el café de las manos. Pues vale, Luca, si le quieres dar el café tu bien por ti.

Luca se acerca a la mesa y deja el café en la mesa. El chico le dice, un «gracias», supongo, y le sonríe. Luca le devuelve la sonrisa y se apoya en la mesa. EL chico ensancha la sonrisa y empieza a decirle algo, a entablar una conversación.

«Dios, estoy segura de que están ligando, y también de que todo esto lo ha empezado Luca», pienso mientras los sigo viendo hablar. Decido no seguir mirándolos y cambio mi vista a la mesa en la que está sentado Edward. Sigue estando solo.

«Me da igual que no quiera, aunque sea, le voy a llevar un vaso de agua», pienso y, eso hago. Cojo el vaso y empiezo a caminar hacia la mesa. Me distraigo un momento al pasar al lado de la mesa en la que están hablando Luca y el cliente.

—Sí, bueno, tengo dieciséis, pero… —escucho decir al cliente. Anda, pero si es más pequeño que yo—, no creo que sea tan pequeño, ¿sabes? —Luca asiente y ríe «dulcemente». Y sí, lo digo entre comillas porque es más falsa esa risa que yo diciendo que soy heterosexual—. ¿Tú cuántos años tienes?

—Soy muy mayor para ti —le afirma Luca. El cliente ríe un poco.

—Oh, venga, ¿no me lo vas a decir? —dice el cliente y sonríe de lado, pícaro—. Creo que merezco saberlo, ¿no crees? —Luca parece pensarlo un poco pero termina accediendo.

—Está bien —se rinde—, tengo diecinueve —el cliente levanta las cejas, sorprendido.

Dejo de mirarlos y vuelvo a la misión principal: darle el vaso de agua a Edward. Pero cuando giro la cabeza para poder mirar hacia la mesa de este quedo anonadada.

FuckMyLif3
⛦˙♱⋆ℜ𝔢𝔟𝔢𝔠𝔞⋆♱˙⛧

Creator

Hola... *Vuelve a desaparecer por dos meses*.
Perdón por tardar mil años en publicar otro capítulo de esta mierda. Se que me vais a odiar por decir esto, pero; problemas personales. Sí, todos odiamos que digan eso, pero es verdad. Últimamente estoy pasando por problemas personales de no creer en mí misma y mierda y media más. Estoy súper estresada por el futuro, por qué coño voy a hacer con mi vida, a qué me voy a dedicar y blablablá. Os mentiría y diría que es que no tengo tiempo para escribir, pero, como he dicho, eso sería mentir. Sí, tengo tiempo para escribir, pero no inspiración, no me faltan las ganas de escribir, pero la inspiración es una mierda. Hay veces en las que tienes suerte y puedes escribir un capítulo por día o por semana y otras en las que no puedes escribir nada en MESES. En fin, que no me enrollo más con toda esta mierda, lo siento por tardar en publicar capítulo, intentaré publicar más a partir de ahora y sobre todo este mes de Junio, por eso de que es el 𝘗𝘳𝘪𝘥𝘦 𝘔𝘰𝘯𝘵𝘩 y esas cosas. También por el hecho de que vamos a empezar el verano y las vacaciones de este. Gracias por la espera del capítulo, espero que lo disfrutéis y que os guste mucho. En fin, me callo ya que soy muy pesada.
Como siempre; pido perdón por las faltas de ortografía y puntuación.
Nos vemos en el siguiente capítulo, un beso. ʚ♡⃛ɞ

#cafeteria #cafe #bl #Chismosos #chisme #Cotillas #cute #Homosexuales

Comments (0)

See all
Add a comment

Recommendation for you

  • Secunda

    Recommendation

    Secunda

    Romance Fantasy 43.3k likes

  • The Last Story

    Recommendation

    The Last Story

    GL 40 likes

  • What Makes a Monster

    Recommendation

    What Makes a Monster

    BL 75.3k likes

  • For the Light

    Recommendation

    For the Light

    GL 19.1k likes

  • Siena (Forestfolk, Book 1)

    Recommendation

    Siena (Forestfolk, Book 1)

    Fantasy 8.4k likes

  • Invisible Boy

    Recommendation

    Invisible Boy

    LGBTQ+ 11.4k likes

  • feeling lucky

    Feeling lucky

    Random series you may like

The pressure from you: The pain of love
The pressure from you: The pain of love

1.3k views2 subscribers

Desde pequeña he tenido que seguir los pasos de mi madre, pero, ¿y si yo no quería hacer eso? ¿Qué pasa con mi opinión? Nunca válida, nunca correcta, ¿acaso no podía pensar por mi misma? ¿Por mi futuro? ¿Por lo que quería?

En este libro va a haber referencias hacia un libro anterior llamado "When i lose myself i'll think of you" No es necesario leerlo, pero aun así yo lo recomendaría. Este libro no es una continuación, más si tiene personajes del anterior libro (obviamente que va a tener personajes nuevos) y distintos puntos de vista.

TW
Uso de drogas.
Puede contener palabras malsonantes, violentas, homofóbicas, etc.
Puede contener escenas violentas, como peleas (tanto verbales como físicas).
Puede contener menciones a contenido explícito.

Si no te gusta o te incomoda este tipo de cosas te invito a no leerlo o ver otra de mis historias.

La descripción está todavía en proceso.

Prohibida la copia parcial o entera, fotocopia, producción, traducción, adaptación o cualquier otra cosa que pueda infringir los derechos de autor. Está prohibido subir está historia a otras redes sociales. Gracias.
Subscribe

39 episodes

Creo que le gusto | Capítulo 14

Creo que le gusto | Capítulo 14

44 views 0 likes 0 comments


Style
More
Like
List
Comment

Prev
Next

Full
Exit
0
0
Prev
Next