Se considera un honor recibir la bendición de un Dios, conectando sus destinos y compartiendo energía divina para revelar la esencia del ser. Pero, ¿qué sucede si el Dios perece? ¿La protección, la buena fortuna y otros dones desaparecerán gradualmente? ¿Quedará el bendecido vulnerable, o atado a la incierta esperanza de la reencarnación del Dios? En última instancia, ¿sería una bendición o una maldición?
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