Gastar dinero en juegos de romance es fácil cuando el amor sigue reglas claras y siempre hay una ruta perfecta. Pero ¿qué pasa cuando no hay un medidor de afinidad? En un mundo sin diálogos predefinidos ni finales garantizados, es momento de descubrir si la realidad puede ser más emocionante que el amor pixelado… o si simplemente está llena de errores.
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