Conforme la adrenalina del día anterior desaparecía y el automóvil le acercaba a su apartamento, comenzó a notar lo adolorido que había quedado su cuerpo.
—"Vive tu vida al máximo", si como no —exclamaba al salir de bañarse y sentir el dolor en su parte baja. —Me duele el trasero y ¿Qué diablos es esto? —decía al ver marcas alrededor de todo su cuerpo. —¿Acaso me acosté con un vampiro?... o ¿quizás no bromeaba al decir que me iba a devorar? —añadía con nerviosismo. —Demonios —espetó —me destrozó el trasero ¿lo habrá roto? —revisó con cuidado la entrada, no había rasgadura, pero se hallaba bastante inflamada. —menos mal.
Bzzz bzzz
—Vaya contestaste rápido, debo suponer que casi estás saliendo.
—Buen día para ti también, si ya me encontraba a punto de irme, solo verificaré una vez más que llevo todo.
—Genial, por cierto, Ian, se rumora que el presidente se retiraría y habría un nuevo líder a cargo, independientemente nuestra meta es la misma. Según lo que nuestros padres dijeron, no debería de haber contratiempos o altercados. —escuchaba con atención lo que su prima le comentaba, no le gustaba recibir información a último momento, le hacía sentir nervioso.
—Muy bien, esperemos y entonces todo salga como se espera, hablamos luego mi transporte llegó, debo irme.
—Cuídate.
Aquel rascacielos era imponente, pero tan pronto como cruzara esa puerta sabía que cualquier onza de nerviosismo o duda que habitaba su cuerpo debía quedar atrás.
—Joven Vaughan lo estaba esperando, me presento mi nombre es Hana y seré su asistente.
—Mucho gusto. —ver la sonrisa en la cara de la joven lo tranquilizaba, pues se miraba sincera.
—Le daré un pequeño tour de lo que son las salas principales de la empresa y
—Disculpa —interrumpió —se me informó que el puesto de la presidencia estaría siendo ocupado por alguien diferente. —notó como los ojos de la joven se abrieron.
—.. Si... —¿Por qué hacia esa cara? Era obvio que la idea de hablar sobre el nuevo presidente le causaba incomodidad, pero porque sería. Acaso este era un tirano con sus empleados, o sería un maldito acosador. Quería preguntarle por qué su cara parecía dudar al responderle, pero sabía que era muy probable que no le dijera la razón. —El presidente debería estar arribando en corto.
Ian se limitó a sonreír, a ese punto no había mucho que pudiera hacer, pues debería estar ahí por un largo tiempo. El diseño de las oficinas dentro de aquel rascacielos era demasiado elegante, minimalista, pero cada rincón gritaba "dinero, dinero".
Los empleados le saludaron amablemente y, como era de esperarse conforme avanzaba cuchicheos se oían a lo lejos. La naturaleza humana fuese en una oficina elegante o no, seguiría siendo la misma.
—Y este es su despacho, estaré en la puerta de al lado, no dude en llamarme si necesita algo, enseguida del teléfono encontrará el número de mi extensión. Joven Vaughan... Espero y su estancia en verdad sea agradable, bienvenido.
La vista era maravillosa.
—De noche seguro se ve aún mejor —decía para sí mismo. —¿no se supone que la junta, debía de empezar?
—El presidente al parecer llegará un poco tarde... ¿Quiere que le traiga algo?
—No, muchas gracias. Puedes retirarte. —la joven salió dedicándole una sonrisa al beta. —Así que además de su fama, es alguien impuntual, qué suerte la mía. Necesito un café.
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—¿Sucede algo joven?
—... Es solo que no lo entiendo —decía mientras jugaba con aquella nota.
—¿Es algo en que lo pueda ayudar?
—¿Por qué no me rogaste porque nos siguiéramos viendo como todos los demás? —el alfa se hallaba perdido en sus pensamientos, las palabras de su chofer no parecían alcanzarlo. —Tsss —chistó —en verdad crees que no voy a encontrarte —los recuerdos de aquel encuentro volvían haciendo que su cuerpo presentara una erección. —Demonios.
—Joven Knox, hemos llegado.
—Solo dame un minuto.
—No quiero apresurarlo, pero ya va retrasado para su
—¡Dame un maldito minuto! —el chofer guardó silencio, no sabía qué pasaba por la mente del alfa; sin embargo, fuese lo que fuese era mejor no darle la contra.
Estar de vuelta en aquella compañía, pero ahora como presidente era un sentimiento agradable. Su padre lo había elegido para seguir con el legado. Los empleados se notaban nerviosos conforme este recorría los pasillos, veía como le saludaban con una pequeña reverencia, sin que los nervios los abandonaran.
—Deberíamos ir a la sala de conferencia, ya que vamos tarde —decía con voz tranquila su secretario, quien conocía al alfa desde que eran adolescentes.
—Sí, si llegué tarde ya lo entendí.
—Hacer algo al respecto sería mejor a que solo lo asimile, pero no puedo pedir demasiado. Vamos.
—Debes de estar bromeando —los luceros oscuros fijaron su atención en otro punto al otro lado.
—Knox, regresa aquí vamos tarde. Argh, maldita sea. —decía refunfuñando, conforme veía al alfa alejarse.
Debía de haber visto mal, a no ser que el cielo estuviera de su lado ese día. La expectativa hacía que acelerara el paso.
—Pff —suspiró —justo esto necesitaba —proclamaba colocando la taza vacía en la barra.
—¿Así que te gustó mi paquete? —cuestionaba susurrando en el oído del beta, haciendo que este tuviera un sobresalto. Le encanto ver como los ojos rubíes le veían, el asombro hacía que se abrieran y, podía apreciarlos aún mejor. —Tal parece que no será necesario que ponga una suma para dar con tu paradero... pero sabes que no aprecio. Esto —añadía mostrando la nota.
—¿Cómo diablos me encontraste? ¿Acaso eres un maldito acosador? Demonios, será mejor que te vayas a no ser que desees que llame a seguridad.
—Auch, ¿así es como saludas a quien te hizo gemir de placer anoche?
—Cállate —se encontraba por inercia poniendo su palma sobre la boca del alfa —¿Es que no puedes mantener la boca cerrada? —no podía negarlo, se había encontrado gimiendo de placer la mayor parte del tiempo la noche anterior. Aun cuando cubría su boca notó como si el alfa sonriera. —Eres un depravado —exclamó quitando de inmediato sus manos al sentir como la lengua del alfa las recorría.
—Knox, ya es suficiente necesito que vayas a la sala de conferencias... Joven Vaughan al parecer ya conoció al presidente.
—¿Qué? —preguntó casi en forma de susurro, debía estar oyendo mal, se hallaba pidiendo a todas las fuerzas superiores que hubiera escuchado mal.
—Creí que se estaban presentando ¿acaso no era así?
—Justo, le comentaba al joven Vaughan que será un placer estrechar lazos con su compañía, no puedo esperar a ver hasta donde podremos llegar. —Sentía como aquellos luceros oscuros parecían aprisionarlo, desnudarlo conforme lo recorría de pies a cabeza, como si deseara devorarlo por completo de nuevo. No caería, no de nuevo, sin importar que tan apuesta fuese la cara y que tan magnífico cuerpo tuviera ese alfa, que tan fuerte lo hubiera hecho gemir de placer... no debía. —Vayamos a la sala de conferencias. —añadía Víctor con una sonrisa pícara.

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