—En verdad no dejas de sorprenderme —exclamaba el alfa viendo la pantalla de su celular.
—¿Qué te divierte tanto?
—Digamos que algo que encuentro fascinante...
—¿No me digas que sigues con tu odiosa manía de espiar a gente por las cámaras?
—Créeme, muchas de las veces puedes descubrir joyas. —el lente se encontraba enfocando al beta dentro de su vehículo. Ver como se había complacido en una imagen tan nítida como si lo hubiese tenido en frente, avivaba el deseo del alfa.
—Ser un pervertido esa es la definición para lo que haces. —las palabras de la alfa hicieron que este estallara en carcajadas. —¿Qué diablos te pasa?
—Es solo que he escuchado eso últimamente.
—No creo que sea algo que deba hacerte sentir orgulloso, no entiendo por qué mis amigas siempre piden que te presente con ellas... si no fuera porque eres mi primo me mantendría lejos de ti.
—Entonces deberíamos festejar que somos familia.
—Mmm me vendría bien una copa.
Eros era justo lo que Víctor necesitaba, licor de calidad y compañía eran algunos de los elementos disponibles en ese lugar.
—¿Qué pasa? estas muy disperso ... tal vez pueda ayudarte. —susurraba la omega en el oído del alfa al mismo tiempo que posaba su mano cerca de la entrepierna de este.
Tomó el brazo de la omega y se dirigió a una de las habitaciones. Había tenido relaciones con ella antes, así que sabía que existía química entre ambos, además en esos momentos necesitaba sacar el deseo que guardaba en su interior.
—Víctor, estás más impaciente de lo normal aggh —gimió al sentir como la mano del alfa empezaba a estimularla. —diablos.
Conforme Víctor comenzaba a perderse en aquellas caricias, imágenes llegaban a su mente haciendo que su deseo aumentara. Recordar la sensación de poseer el cuerpo del beta, hacía que buscara en la omega que yacía bajo sus manos, el reemplazo de aquella piel. No era que Viridiana no lograra excitarlo, solo que haber visto como Ian se masturbaba en el estacionamiento, hacía que su libido se incrementara.
—Aghh Víctor, bésame, besa —buscaba con desesperación en aquellos labios el calor que la boca rosada le había dado. La saliva de la omega era dulce, pero no le estaba resultando igual de deliciosa que la que habitaba en el interior de la boca del beta.
—¿Tanto deseas tenerme?
Estaba alucinando, era consciente de ello, no había manera en la que estuviera penetrando a Ian en lugar de Viridiana, pero no importaba, imaginarlo en aquella situación era suficiente para disfrutar más del cuerpo de la omega.
—Ugh —gruñó mientras comenzaba a embestirla con mayor intensidad. Los gemidos de Viridiana le resultaban molestos, pues hacían que la ilusión empezara a desvanecerse. Cubrió con su mano la boca de la omega. Las uñas de esta se hallaban clavadas a su espalda, haciéndole recordar como Ian se había aferrado a él en su primer encuentro, la cara ruborizada llena de placer del beta vino a su mente, haciéndole acabar.
—Dame un momento, espera Víctor. —decía con la voz entrecortada al ver como el alfa comenzaba a colocar el segundo condón.
—Será mejor que estés preparada, aún nos quedan bastantes. —declaraba vaciando los otros preservativos sobre el colchón.
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Su reflejo en el cristal de la lavadora hacía que de nuevo Ian se avergonzara de lo que había hecho en el estacionamiento. Esperaba que de la misma manera en la que la camisa se limpiaba, la vergüenza que sentía se fuera.
—¿Será que también me estoy convirtiendo en un pervertido? —cuestionaba viendo su reflejo. —ah maldita sea... no, no hay forma. Es solo porque se sintió bien, es decir pude haber cogido con cualquier otro alfa y se hubiera sentido igual de bien. Fue solo porque tenía demasiado sin tener relaciones, así que simplemente necesito tener otro encuentro. Está decidido este fin de semana iré de nuevo a ese bar, tendré relaciones con alguien apuesto y será el fin de estás reacciones. Umm no me vendría mal comprar algún juguete, no quiero estar teniendo encuentros casuales cada semana.
Bzzz bzzz
—¿Sofía?
—Hola, galán 😉
—¿Quieres parar? Por favor 😒
—Jajajaja de acuerdo, prometo intentar controlarme.
—¿Me preguntaba si tenías algo que hacer el sábado?
—Umm no, mi agenda está libre. ¿Por qué a donde planeas llevarme? 👀
—Podemos ir a comer y...
Sofía veía como la leyenda de Ian está escribiendo, seguía apareciendo en la pantalla a pesar de que había transcurrido ya un rato, no entendía por qué este no había enviado otro mensaje. Del otro lado del celular el beta seguía escribiendo y borrando el mensaje.
—🕑🕖🕛
—Ahh demonios —espetaba apretando enviar.
—¿crees que puedas acompañarme a Big O?
—🫢🫢🫢🫢 IAAANNN, NO PUEDO CREER QUE ESTE DIA LLEGARA
—¡Olvídalo iré solo!
—No, no, no hay manera en la que me pierda como compras tu primer vibrador 🍆. Es una cita, nos vemos el sábado 🙌🏼
—AAhhh diablos. —exclamó, pues sabía que Sofía seguro haría un videoblog sobre su compra.
El día en la oficina inició más tranquilo que de costumbre, Víctor no se había acercado, pero por alguna razón parecía sonreír de forma muy particular cuando cruzaban miradas a lo lejos. Aunque tal acción le resultaba confusa, prefería eso a que el alfa estuviera persiguiéndolo.
—¿Estás entusiasmada por el fin de semana? —cuestionaba al escuchar como la omega se encontraba tarareando despacio lo que parecía ser una canción.
—Perdón —respondió avergonzada. —no me di cuenta de que lo hice en voz alta.
—No te preocupes, solo me dio curiosidad, ya que te escuchabas muy feliz.
—Sí, estoy muy emocionada, mis amigas y yo iremos a un concierto. Hemos estado esperando por este día —podía notar el entusiasmo que sentía Hana. —y usted ¿tiene algo planeado para el fin de semana?
La pregunta de la omega le recordó los planes que había hecho con Sofía, pero no había manera en la que le dijera que su plan para el fin de semana era buscar alguien con quien coger y comprar un vibrador.
—Saldré a comer con una amiga. —declaró con tranquilidad, no mentía del todo. Vería a Sofía y esperaba poder degustar a un alfa.
—Eso suena muy bien, si necesita que le recomiende lugares no dude en preguntarme.
—Gracias. —A pesar de no tocar temas profundos con la omega, le resultaba agradable hablar con ella. —Muy bien, ahora tan solo nos falta sobrevivir el día de mañana. —declaraba dirigiendo su mirada hacia el reloj.
—¿Seguro que no necesita que me quede? —negó con la cabeza.
—Yo también me iré a casa. —logró ver la alegría de Hana cuando le dejó saber que no era necesario trabajar tiempo extra ese día.
—Si es así entonces nos vemos mañana. —exclamó saliendo con rapidez de la oficina. Ian no pudo evitar sonreír al verla.
—Solo un día más, un día más y podré relajarme.
Recorrer el camino hasta el estacionamiento, se estaba convirtiendo cada vez más en algo que el beta hacía por inercia. Sin embargo, por alguna razón aquel lugar tenía un aire extraño esa noche. Era como si alguien estuviera observándole, se detuvo justo antes de entrar a su vehículo, giró su cabeza para ver si lograba distinguir a alguien, pero no vio a nadie. Sin embargo, el sentimiento de escalofríos que recorría su espalda seguía estando presente.
—Debo estar alucinando.
La noche anterior fue algo agotadora, no había logrado sacudirse el sentimiento de intranquilidad, pero iniciar ese día sin haber visto al alfa era algo bueno.
—Joven Vaughan, último día —decía Hana haciendo una señal de ánimo con su puño con el fin de darle ánimos. Ian respondió el saludo de la misma manera.
Tan solo unas horas más y sería libre, sería un día demasiado ocupado lo cual se traducía a que no sentiría el tiempo pasar.
—Al menos así saldré cuando menos me dé cuenta. —proclamaba para sí mismo, antes de iniciar la primera junta.
Había perdido la cuenta de cuantas reuniones había tenido, esto solo era un claro ejemplo, de que haber hecho esta especie de trato con la compañía de Víctor en verdad había beneficiado a todos. Los números no solo se mantenían en verde, sino que seguían en aumento y, la lista de nuevos socios crecía descomunalmente.
—Disculpe, no ha salido a comer y yo, me tomé el atrevimiento nuevamente de encargar algo para usted. Ojalá le guste la pasta. —decía mientras le entregaba la bolsa.
—Gracias Hana, me encanta.
—¿Desea acompañarnos a comer?, yo y un amigo iremos a las mesas del exterior. —la invitación le tomó por sorpresa, pero asintió.
La brisa de primavera resultaba demasiado agradable, no había estado nunca en este lado de la empresa, pero viendo el paisaje y la paz de ese lugar sabía que no sería la última vez. Sentía la sensación de que alguien lo espiaba, al poner atención pudo notar como el amigo de Hana seguía observándolo y apartando la mirada con rapidez con el fin de no ser descubierto.
—Perdón, no era mi intención incomodarlos. Me moveré de mesa.
—¡No! ... No nos molesta —exclamaba con voz temblorosa el joven de cabello rubio. —Es que es muy guapo, discúlpeme, sé que es de mala educación ver a alguien por tanto tiempo es solo que en verdad es muy hermoso. —añadía completamente ruborizado.
Aunque las palabras del joven habían tomado desprevenido a Ian, no pudo evitar soltar una pequeña risa.
—Muchas gracias, eres muy amable.
—¿Sabe que no lo dice solo por ser amable, cierto? —cuestionaba Hana. El beta miró con asombro a la omega. —es en serio joven Vaughan, usted es una de las personas más bonitas que yo he visto. Y no solo nosotros pensamos eso, por cierto, él es James.
—Mucho gusto james
—Pue... puedo llamarlo por su nombre? —ver como aquel joven tartamudeaba ruborizado le resultaba demasiado tierno.
—Claro —notó como los ojos de James brillaron al recibir una respuesta positiva. —ahora jóvenes, será mejor que empecemos a comer si queremos disfrutar sin prisas de esta deliciosa comida que Hana nos hizo el favor de comprar.
La hora del almuerzo fue bastante agradable y, la pasta que eligió su asistente le había dado el empujón de energía suficiente para lograr terminar ese día.
—Es demasiado raro... ese pervertido no me ha buscado, definitivamente esto es mucho mejor—decía esperando al pie del elevador.
A diferencia de la vez anterior, Ian había decidido ir solo al bar. No buscaba ir a pasar un tiempo bebiendo, solo necesitaba escoger un objetivo, hacer la transacción y salir. La mesa en la que había conocido a Víctor se encontraba vacía. Tan pronto avanzó hacia la barra, pudo notar como varios pares de ojos lo siguieron.
—Un Martini en las rocas.
—¿Me permites invitarte una copa?
—Ya tengo una bebida —decía moviendo su muñeca. El hombre soltó una risa. Notó como se inclinó un poco hacia él, como si intentara olerlo.
—Woo veo que eres un beta.
—Otro Martini —expresaba tomando el último sorbo de la copa.
—Me gusta alguien que disfrute de la bebida. —decía el alfa de cabello rubio colocando su brazo alrededor de la cintura del beta. Aunque este no resultaba ser tan apuesto como Víctor, era lo suficientemente atractivo como para disfrutar una noche, además era alto y musculoso. Sintió como este seguía acariciando y oliendo su cabello. Inhalaba tan profundo que llegaba a ser molesto. Solo necesito sexo, que importa que la persona resulte ser exasperante, se decía a sí mismo. Tomó de un trago la bebida que recién le habían servido, había tenido suficiente de convivir, estaba ahí para un encuentro sexual y eso era solamente lo que necesitaba.
—Vayamos de una buena vez —dijo viéndole directamente a los ojos, el alfa le siguió sin cuestionar.
—Dios, amo como huele tu cabello —decía inhalando fuerte la melena del beta. Sus manos no dejaban de acariciar el trasero de Ian, era como si un pulpo no tuviera control sobre sus tentáculos y, los moviera torpemente. Intentaba ignorar eso, pero a pesar de que lo estaba logrando, todo cambió cuando se acercó a besarlo.
La boca del alfa buscaba con desesperación los labios de Ian, intentaba entrar en ambiente, pero el sentir como la lengua de este parecía querer hacerle una limpieza y, sus besos resultaban ser por demás babosos no ayudaba. Era algo normal el intercambio de saliva, pero que pareciera que un Golden retriver lo estuviera lamiendo no resultaba ser nada sexi.
—Olvídalo —exclamó empujando al alfa. —me largo.
—¿De qué estás hablando? Apenas estamos empezando.
—Te recomiendo que aprendas a besar, a nadie le gusta estar cubierto de babas, no eres un puto san bernardo. —declaraba azotando la puerta a su salida. —Qué asco, necesito enjuagarme la boca. Espero al menos mañana poder encontrar algo adecuado.
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—Sofía, creo que estoy maldito... —la alfa rompió en carcajadas al oír eso, pero su risa comenzó a disminuir al notar que el beta no estaba riendo.
—¿Estás jugando, cierto? —la expresión fría de la cara dejaba claro que hablaba en serio. —Ian.
—Creo que necesito una limpia.
—¡Basta! Será mejor que te sacudas esa actitud pesimista, se supone que hoy debe ser un día feliz.
—En verdad no encuentro motivo para estar animado.
—¿Por qué estás actuando así? Tuviste algunos contratiempos buah, deja de llorar y ve el lado bueno. —si las miradas mataran, Sofía hubiera sido víctima de aquellos ojos color rubí, que le veían de forma tan fría.
—¿Haberme cogido a mi socio te parece un pequeño contratiempo?
—Eso quedó en el pasado, mejor dime ¿cómo te fue ayer...?
—Estupendo —dijo en tono sarcástico.
—¿Sí?
—Por supuesto, si hubiera estado buscando besarme con un asqueroso caracol.
—Uy, ¿tan malo fue?
—No sabía que alguien era capaz de producir tanta saliva, tan solo de recordarlo se me revuelve el estómago. —notó como el rostro de Sofía se veía un poco triste. —Pero tienes razón, hoy es un nuevo día y, contigo aquí seguro encontraremos el vibrador perfecto.
—Déjamelo a mí, me aseguraré de hallarlo. Mmm por cierto ¿estás buscando algo en específico? —no pudo evitar pensar en el miembro de Víctor al escuchar esa pregunta.
—... Si tuviera que elegir, sería algo similar a lo que ese pervertido tiene entre las piernas.
—¿Tu socio? —asintió.
—Es bastante grande —los ojos de Sofía se concentraban en cómo las manos de Ian parecían tratar de recrear la medida del pene del alfa. —además de ser grueso... arg ¿porque diablos tenía que ser tan bueno cogiendo? —renegaba pegándole una mordida a un chocolate.
—... Ok, intentaré buscar lo más parecido a lo que acabas de describir.
Big O, era la tienda más grande de adultos en la ciudad. Lo que fuera que estuvieras buscando, era seguro que lo hallarías ahí.
—Bienvenidos, solo el área este del segundo piso está cerrada, fuera de ahí, espero puedan encontrar lo que buscan.
—Hace bastante no me tocaba ver que cerraran un área, el cliente que se encuentra ahí debe ser muy importante. —susurró.
—Solo vayamos por lo que vinimos a buscar.
—De acuerdo, creo que será más fácil si nos dividimos. Tú mira en ese lado y yo iré al otro, así abarcaremos más terreno y acabaremos más rápido.
—Muy bien. —respondía admirando aquel paisaje lleno de falos coloridos de silicona. —Será mejor que comience de una vez. —añadía con determinación.
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