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Ketsuranai(Version en Español)

Pasado desordenado

Pasado desordenado

Jul 16, 2025

—Ahora mismo estamos en el día 25 del mes 9 del año 158, en el calendario de la diosa Kitsune.

Las palabras de Nao Akatsuki cayeron sobre nosotros como una losa de hielo. El terror se apoderó de nuestros rostros. Cuatro años. Habían pasado cuatro años.

—¿Qué...? ¿Qué pasa, niños? —preguntó Nao, preocupado por nuestra reacción.

Nagi fue el primero en recuperar la voz, aunque temblaba ligeramente. —Señor... lo que pasa es que nosotros somos de esa aldea.

—C-cómo... Las personas de ese pueblo murieron.

—Al parecer no morimos —dijo Nagi, su mente analítica ya trabajando a toda velocidad—. Nos teletransportamos al futuro. ¿Pero cómo?

—La luz —dije, las imágenes de la batalla volviendo a mí en flashes confusos.

—¿Luz?

—Sí, ¿no recuerdas? Justo cuando peleé contra los dragones...

—¡P-peleaste con dragones! —exclamó Nao, sus ojos abiertos como platos.

—Sí, aunque... no recuerdo la pelea. Solo la luz esa que cubría toda la aldea.

—Esto es complejo... —murmuró Ren, abrazándose a sí misma.

Nao empezó a susurrar para sí mismo, conectando las piezas. —¿Dragones?... ¿Tiempo?... ¿Futuro?... ¿Luz blanca?

—¿Qué pasa, señor Nao? —preguntó Nagi.

—Ren, ¿podrías traerme ese libro de la estantería de mi habitación? —dijo Nao

—Ok, voy.

Ren se levantó y corrió suavemente hacia la habitación. La vimos pararse frente a una estantería llena de libros.

—A ver... ¿cuál era? —murmuró—. Espera... no me dijo cuál era, ¿cierto?

Se asomó por la puerta. —Señor Nao, disculpe... ¿cuál era el libro?

—Ah, lo siento, no te dije. Es el único de color rojo que hay en la estantería.

Ren volvió con un pesado tomo encuadernado en cuero rojo y se lo entregó a Nao, se sentó de nuevo a la mesa.

—A ver... —dijo, ojeando las páginas amarillentas con rapidez—. Ajá, aquí está... ¿Estos dragones son los que vieron?

Nos mostró una ilustración detallada de dos bestias magníficas y aterradoras. Miré la imagen con seriedad.

—Sí, son esos. —dije yo

—Es verdad —confirmó Nagi—. Era uno de color azul noche, como el pelo de Ren, y otro de un color negro raro, como muy brillante.

—Mi pelo tiene el color de un dragón, je, je, je —rio Ren, con un toque de orgullo.

—¿Por qué te ves orgullosa de eso? —le pregunté.

—No lo sé.

—Ejem... —carraspeó Nao para llamar nuestra atención—. Bueno, lo que pasa es que estos son los dragones del Tiempo y el Espacio. Sus nombres son Taurius y Hinoari.

—¿Quién le puso esos nombres? Son difíciles. —exclame

—Solo son difíciles para ti —replicó Ren.

—Ejem... bueno, lo que pasa es que, al pelear estos dos dragones, habrán provocado una distorsión en el espacio-tiempo. Pero lo que aún no entiendo es por qué fue exactamente en Nalia.

Antes de que pudiéramos seguir, una voz desesperada gritó desde fuera de la casa.

—¡¡¡Señor Nao!!!

La voz se hizo más fuerte. —¡¡¡Señor Nao!!!

La puerta se abrió de un golpe y un aldeano entró, sin aliento.

—Señor Nao... —dijo, agotado—. Señor, la señorita Naori... ¡desapareció!

—E-espera... ¿pero cómo?

—No lo sabemos, pero algunos niños dicen que vieron a una niña que parecía un hada ir hacia el bosque.

—Ok, ok, bueno, dile a todos que se preparen. Vamos a buscar a Naori.

Me levanté de un salto. —Señor, nosotros también queremos ayudar.

—Sí —añadió Ren—. Usted nos ayudó, debemos devolverle el favor.

Nagi se encogió de hombros. —Qué más da.

—Muchas gracias, niños.

Afuera, casi todo el pueblo se había reunido en la plaza. Un hombre llamado Shan se dirigió a la multitud.

—¡Amigos, atención! ¡La señorita Naori ha desaparecido, tenemos que buscarla!

—¿Por qué todo el pueblo se reunió? —le susurré a Ren.

—No lo sé —respondió ella.

—No sean irrespetuosos —nos regañó Nagi en voz baja.

—¡Por favor, hagan su mejor esfuerzo! —pidió otra aldeana llamada Shiori.

—¡Vamos! —gritó Shan.

La multitud se dividió en grupos de tres y se adentró en el denso y oscuro bosque.

Lejos de allí, en la penumbra de una cueva, una niña pequeña caminaba, abrazando con fuerza un muñeco de un perro.

—Shion-chan, esto está muy oscuro —susurró la niña—. ¿Estás seguro de que es por aquí? Esto da miedo.

De repente, un dolor agudo la atravesó y cayó al suelo, aturdida.

—AHh... —gimió.

Recuerdos borrosos y aterradores asaltaron su mente. Vio las figuras oscuras de un hombre y una mujer con bocas y ojos turbios.

"Qué linda es, señora", dijo la mujer del recuerdo.

"Seguro es muy inteligente", añadió el hombre.

La imagen se distorsionó, reemplazada por una visión de pesadilla: sus padres, atados a un poste, envueltos en llamas mientras gritaban de dolor. Y de fondo, las risas malvadas de sus verdugos.

"¡Eso les pasa por traicionarnos!"

"Naori-chan, jamás hagas lo que hicieron tus padres. Sé una buena chica, ¿sí?"

"Que alguien me ayude, por favor", pensó la Naori del recuerdo. "Necesito ayuda. ¡AYUDA, AYUDA, AYUDA!"

—¡AHHHHHHHHH! —gritó en la actualidad, volviendo en sí mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

Justo en ese momento, escuchó unas voces gritando desde lo alto de la cueva.

—¡AHAHHHHHAhahhAHAH!

Eran Natsu, Nagi y Ren, que habían caído por un agujero oculto en el techo de la cueva. Ren aterrizó directamente sobre Natsu.

—Auchhhhh... no dolió tanto como esperaba —dijo Ren.

—Pues a ti no, pero a mí sí... ¿podrías quitarte de encima? —me quejé.

—Lo siento. Gracias por ser mi almohada.

—Lo que digas.

Nagi, que había aterrizado de pie junto a nosotros, nos miraba con una expresión muy seria.

—Bueno, al parecer por donde caímos no podemos volver —dije, mirando hacia el agujero en el techo.

—Entonces, adentrémonos en la cueva —sugirió Ren.

—¡KYAAAAAAAAAAAA!

El grito provenía de más adentro.

—¡Viene de ahí, vamos! —grité.

Corrimos hacia la oscuridad y lo que vimos nos dejó helados: una araña gigante y monstruosa se cernía sobre una pequeña niña que estaba tirada en el suelo.

—¡Hay una niña ahí abajo! —gritó Ren.

Sin pensarlo dos veces, salté hacia adelante, mis manos brillando con energía. Lancé una esfera de poder que era una mezcla de fuego y hielo, impactando directamente en la criatura.

—¡¡¡Natsu!!! —gritó Nagi.

Mientras la araña retrocedía por el impacto, Nagi saltó hacia el techo de la cueva. Yo aproveché la distracción para correr, recoger a Naori y ponerla a salvo. Desde arriba, Nagi se impulsó hacia abajo, su katana brillando, y atacó la espalda de la araña, derrotándola con un solo y preciso corte.

Aterrizó, movió su espada para limpiarla de la sangre de la criatura y la envainó.

—Era más fácil de lo que creía.

Saltó de nuevo para reunirse con nosotros. —¿Quién es la niña?

—No lo sé, pero ¿por qué estaba aquí?

Ren se arrodilló junto a la pequeña. —Hola, pequeña, ¿cuál es tu nombre?

—Me llamo Naori —dijo tímidamente.

—¿Y cuántos años tienes?

—Dieciséis años.

Nos quedamos en silencio, procesando su respuesta.

—Está mintiendo —dije.

—No lo hago. Lo que pasa es que me maldijeron y me quedé así, pero puedo hacer una ilusión de cómo me veo con mi edad actual.

—No, tranquila, así está bien —dijo Ren rápidamente. Si es verdad, no puedo buscar competencia, pensó.

—Ok. —exclamo Naori

—Pequeña, ¿sabes cómo salir de aquí? —le pregunté.

—No.

—Entonces, adentrémonos más en la cueva para buscar la salida —decidió Nagi.

Caminamos por túneles peligrosos, cruzamos un abismo y caímos en un lago subterráneo preocupando a Naori. Al salir y secarnos, miré sin querer a Ren secando su ropa, me gané una bofetada que me mandó de vuelta al agua, seguimos adelante atravesando una caverna llena de hermosos minerales y hongos luminosos. Seguimos avanzando hasta que vimos una luz a lo lejo

—Oigan, miren, ¡allá hay una luz! —exclamó Ren.

Corrimos hacia la salida y emergimos... de vuelta en el mismo lago en el que habíamos caído al bajar de la montaña.

—AHHHHH... ¡salimos por fin!

—Volvamos a la aldea —dijo Nagi.

—Sí, pequeña Naori, vamos. Cerca hay un lugar donde podremos quedarnos por hoy.

Ren se giró, pero la niña ya no estaba.

—¿Naori...? ¡¡¡Naori!!!

—No te preocupes —dije, señalando con la cabeza—. Está detrás de la roca que está a la entrada de la cueva.

Una pequeña cabeza se asomó.

—Ahhh... —dijo Naori, nerviosa—. Co... co... ¿cómo lo supiste?

—Solo lo hice.

Salté hacia atrás, aterrizando frente a ella.

—Por favor, dinos por qué no quieres ir al pueblo... Ya has estado ahí, ¿verdad?

—Jum... a pesar de que te ves tonto, eres inteligente —susurró.

Sonreí. —Me ofendes un poco. Ahora responde, ¿has estado en la aldea de aquí antes?

—Sí —admitió—. Hace casi siete años, yo y mis padres llegamos a esta aldea. Pero como éramos demi-bestias, nos trataron mal. A mis padres se les ocurrió escapar, pero... ese mismo día, los jefes del pueblo volvieron de un viaje. Cuando supieron que mis padres iban a escapar, los capturaron y los... ¡QUEMARON VIVOS!

Las lágrimas corrían por su rostro. —Me amenazaron con que si hacía lo mismo, me pasaría igual. Pero al otro día, los jefes del pueblo murieron.

—Pero, ¿por qué los quemaron? —preguntó Nagi.

—Al parecer, mis padres tenían información sobre algunos tratos y estafas. Querían revelárselo al reino más cercano.

—Entiendo —dije, mi voz suave—. Pero no creo que debas culpar al pueblo ni a los aldeanos.

—Sí, Natsu tiene razón —añadió Ren—. Ellos ahora mismo están buscándote.

Naori levantó la cabeza, impresionada. —Bueno... vamos.

Cuando nos acercamos a la entrada del pueblo, un vigilante gritó: —¡AAH... es la señorita Naori! ¡Avísenle al señor Nao!

Toda la aldea nos estaba esperando. Cuando llegamos, todos los aldeanos bajaron la cabeza en señal de respeto.

—Bienvenida de vuelta, señorita Naori —dijo Nao.

—Quiero hablar con ustedes —declaró Naori.

Más tarde, en la casa de Nao, con la luz del atardecer entrando por la ventana, Naori se enfrentó a él.

—Necesito que me digan la verdad.

—Ok, te lo diré todo —dijo Nao, con un suspiro—. Hace siete años, después de que tus padres murieron, no podíamos más con todas las muertes que causaban los señores. Nos rebelamos. Pero como eran magos, casi todos morimos. Con los sacrificios de todos, logramos yo y mi esposa apuñalarlos.

—Entonces, ¿me estás tratando de decir que todo ese maltrato era por obligación? ¡¡¡ENTONCES POR QUÉ ME ENCERRARON EN UNA CASA SIN PODER SALIR!!!

—Porque después vinieron a atacarnos los reinos con los que los señores habían hecho tratos.

Naori empezó a llorar de nuevo. —¡¡Entonces... todo fue... por amenaza de esos malditos!!

Lloró por un largo rato. Cuando finalmente se calmó, se secó las lágrimas.

—Señor Nao, tengo que hablar con usted sobre qué quiero hacer para mi futuro.

A la mañana siguiente, estábamos listos para partir.

—Bueno, muchachos, ¿ya tienen todo? —preguntó Nao.

—Sí, señor Nao.

—Nos vamos.

—La ciudad de Norimoa está a unos tres días de aquí —dijo Nagi.

—Sí, no está muy lejos. ¿Podría preguntar si van a entrar a la escuela?

—Sí, ese siempre fue el plan. Y así buscaremos a nuestros familiares y amigos.

—Claro.

Nos montamos en la carreta que el pueblo nos había dado.

—¡Oigan, espérenme! —gritó Naori.

Usé un poco de magia de viento y la traje suavemente hasta la carreta.

—Pero, ¿qué haces, Natsu? —dijo Ren.

—Díselos —le dije a Naori.

—Yo quiero ir con ustedes.

—Por mí está bien, tiene dieciséis años —dijo Nagi.

—Pero, ¿y la gente del pueblo?

—Por nosotros está bien —dijo Nao desde abajo.

—Ok, vamos.

La carreta empezó a avanzar. Mientras nos despedíamos, vimos una extraña luz azul emanando de los aldeanos y ascendiendo hacia el cielo. De los ojos de Naori brotaron unas lágrimas y, de la nada, su cuerpo empezó a crecer. En segundos, se transformó en una chica acorde a su edad: alta, con un largo pelo plateado, grandes orejas de lobo, y un flequillo que apenas cubría sus ojos de color verde claro. Su piel era increíblemente blanca.

Pero al crecer, su ropa se le quedó pequeña y se rompió, dejándola desnuda.

—¡KYAAAAAAAAAA!

—¡¡¡NATSU, NO TE ATREVAS A MIRAR!!! —gritó Ren.

—¡¡Pero por qué yo!!

—¡¡¡PODRÍAN DEJAR DE GRITAR!!! —exclamó Nagi.

Y con una nueva integrante en el equipo nos dirigimos de camino a Norimoa.

Kirian12
Kirian12

Creator

Tras el impactante descubrimiento sobre su pueblo, el grupo encuentra refugio con un amable anciano. Su breve descanso se ve interrumpido cuando una niña del pueblo cercano desaparece, y Natsu, Nagi y Ren se unen a la búsqueda. Su misión los lleva a una cueva peligrosa donde no solo se enfrentarán a un nuevo monstruo, sino que también descubrirán la trágica historia y el sorprendente secreto de la niña desaparecida.

#isekai #rencarnacion #Magia #aventura #Misterio #Secretos #dioses

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