Ambos estaban en una situación complicada, por un lado, Gus quería escucharlo, de hecho ya había accedido a establecer una conversación con el joven rubio, pero no podía evitar tener miedo de lo que pudiera decir. Por otro lado, Hunter no podía hablar, no se sentía listo para afrontar esos dolorosos recuerdos nuevamente a pesar de que quería aclarar todas las dudas del ilusionista, aunque no sabía cómo empezar sin estresarlo más.
Se sentían tan tontos de estar ahí, sentados en el suelo, malgastando los pocos minutos que les quedaba de descanso.
Ya no podían seguir así.
—Una semana antes del día de la unidad se me informó que un grupo de brujas salvajes planeaba invadir la mente del emperador ilegalmente, así que, como Guardia Dorado, fui enviado para ponerlos bajo arresto.— comenzó. —El operativo iba muy bien, en sí ya los tenía frente de mí, sólo era cuestión de arrestarlos y llevarlos ante el emperador, pero algo salió mal, Luz apareció de la nada dejándoles escapar, no suficiente con eso, el hechizo se activó por accidente y los dos terminamos en la mente de Belos.
—Es lo mismo que Luz le dijo a la señora Camila…— al ver cómo Hunter se quedaba callado continuó. —Ella no nos contó toda la verdad, ¿cierto?
El mayor negó.
—Yo le pedí que omitiera lo que realmente pasó después, por eso sólo contó algunas cosas que vimos en sus recuerdos, lo único que nos guardamos fue el recuerdo del coleccionista, donde se explica la verdad de mi orígen y cómo es que yo no soy alguien real.— murmuró apretando los puños. —Soy un Grimwalker.— confesó. —Un clon hecho en base a la imagen de un muerto, muchos, en realidad. Según entendimos soy el reemplazo del hermano de Belos, mismo que él…— su pecho comenzaba a sentirse agitado, nuevamente le estaba costando respirar con normalidad. —Él asesinó a su hermano una y otra vez, disfrutaba matando a cada Guardia siempre que este se daba cuenta de sus verdaderos planes, yo iba a ser el siguiente de no ser porque logré escapar, también Luz iba a sufrir con mi misma suerte si ella no huía, los dos vimos cosas que hubiéramos preferido no haber visto.— murmuró mientras colocaba ambas manos sobre su cabeza y apretaba sus cabellos. —Al final no soy humano, mucho menos un brujo, siempre fui un monstruo, una aberración de la naturaleza, un…
—¡Hunter!— lo detuvo el moreno, quien ya se encontraba arrodillado frente a él. —Respira como te enseñé, ¿recuerdas? Inhala despacio y después exhala; mírame, estás conmigo, nadie va a hacerte daño.
El mayor posó su mirada en la del menor, quien se encontraba mostrándole cómo debía respirar, siendo así como se animó a seguir sus ejercicios para calmarse y poder continuar con su explicación. Debió saber que eso podría pasar.
—Perdóname…— murmuró una vez tuvo la capacidad para volver a hablar. —Por mi culpa viste cosas no muy gratas, te enteraste de algo que, si yo hubiera dicho antes, no te habría tomado por sorpresa.— sollozó sin poder soportarlo más. —No te culpo por alejarte de mí, sé que me lo merezco, y tampoco voy a culparte si decides ya no hablarme nunca. Lo único que pido es que me perdones por el daño que te hice.
—No hay nada que perdonar.— respondió. —Al contrario, tú deberías disculparme, me porte como un tonto sin saber todo lo que pasaste.
El joven rubio no dijo nada, simplemente cubrió su rostro con ambas manos para evitar ver a su amigo.
Se sentía realmente despreciable por haberle causado tantos problemas. Debió hacerle caso a su amiga humana cuando ella le sugirió contar la verdad.
—Entiendo los motivos por los cuales preferiste callar, también comprendo el porqué Luz no nos dijo nada, y enserio no estoy molesto, es sólo que todo pasó muy rápido, en cuestión de segundos me enteré de cosas nada fáciles de procesar, por eso tomé distancia, necesitaba pensar, poner en orden mis ideas, sobre todo quería estar bien para poder hablar contigo y decirte que cuentas con mi apoyo.— continuó mientras tocaba el hombro del mayor para llamar su atención. —No me importa si eres humano, brujo, demonio, bípedo, hada o hasta unicornio.— bromeó haciendo reír levemente al muchacho. —Seré tu amigo siempre, y estaré a tu lado pase lo que pase.
Hunter le dedicó una cálida sonrisa. Sentía que en cualquier momento volvería a llorar gracias a las palabras del menor.
Definitivamente no sabía qué hizo para merecer tanto afecto.
—Gracias, de verdad.— murmuró tocando la mano que aún yacía sobre su hombro. —Entonces… ¿Todo está bien?
El moreno asintió mientras tomaba asiento a su lado, quedando ambos en silencio por un largo rato.
Incluso parecía que nuevamente lo estaba evitando.
—Gus… ¿De verdad todo está bien?
—¿Eh?— cuestionó desconcertado por su repentina pregunta, sin embargo asintió de nuevo. —Tranquilo, ahora me siento mejor, ya no tengo nada de qué preocuparme.— sonrió, y al ver el semblante confundido de su amigo aclaró. —Quiero decir, claro, estamos atrapados en el reino humano, y las islas hirvientes han sido tomadas por el coleccionista, pero quien sabe, tal vez ese pequeño Dios sea bastante bueno gobernando y todos están bien, incluso puede que estén ayudando a reconstruir la puerta del portal mientras estamos hablando, así podremos volver a casa en poco tiempo.— murmuró mientras bajaba la mirada y sonreía débilmente. —Así que no hay nada de qué preocuparse porque todo estará bien… ¿Cierto?
Hunter nuevamente no dijo nada, sólo posó una mano sobre su hombro para mostrarle así su apoyo, alentándolo a decirle la verdad.
—Estoy asustado.— confesó luego de unos segundos. —¿Y si nunca veo a mi padre de nuevo?— preguntó cubriéndose el rostro con ambas manos. —Sólo no quiero pensar en eso, necesito mantenerme positivo, Luz necesita nuestro apoyo, si me ve así volverá a culparse, y realmente no quiero verla llorar por algo que no hizo, por eso yo…
—Te entiendo.— interrumpió. —Después de que huí del aquelarre del Emperador estaba devastado, y por un breve momento considere arrastrarme de regreso con mi tío, pensaba rogar por mi vida, incluso pensé en jurarle lealtad eterna con tal de que me dejara quedar en el castillo.— murmuró. —Sólo estaba asustado, desesperado, iba a hacer lo que fuera con tal de seguir viviendo.— suspiró. —Pero al final logré seguir adelante.
—Haces que parezca fácil.
El rubió negó mientras reía levemente.
—Oye.— le llamó, provocando que el menor levantara la vista y posara su mirada en la del joven. —Nunca fue fácil, cada día era una completa tortura, estaba dividido entre mis pensamientos positivos y los negativos, sin embargo, logré salir del hoyo donde me encontraba con ayuda, nunca estuve solo.— sonrió. —Y tú tampoco lo estás, siempre nos tendrás a nosotros para hablar cada que lo necesites, no temas acercarte a nosotros, mucho menos pienses que Luz se encontrará mal por tu causa, ella tiene muchas cosas en mente, pero jamás te culparia a ti o a los demás por sus propios males, así que la próxima vez que necesites hablar búscame, y si no estoy ve con Willow, o con Blight si es que no quieres hablarlo con mi hermana.— habló, sorprendiendo al moreno por sus últimas palabras. —Sólo ya no niegues la realidad, está bien no estar bien. La próxima vez hablemoslo directamente y resolvamos esto juntos, sin malos entendidos ni decisiones precipitadas, ¿de acuerdo?— preguntó extendiendo su mano para cerrar el trato.
Por su parte, Gus sonrió ante las palabras del mayor, y sin pensarlo dos veces se lanzó a abrazarlo, tomando por sorpresa al rubio.
—De acuerdo.
La campana sonó anunciando el término de su descanso, por lo que ambos jóvenes se separaron mientras se miraban con una sonrisa.
—Bueno, supongo que debemos regresar a la tortura.— suspiró con pesar el de mirada rojiza a la vez que se ponía de pie, ofreciéndole una mano a su amigo para que pudiera levantarse.
El moreno aceptó su ayuda entre risas.
—Sólo queda un acto, además, a partir de ahora estarás tirado en el suelo, Willow es quien debería quejarse, a ella le toca seguir actuando.
—Tienes razón, pero igual es una tortura.— murmuró, pasando un brazo por los hombros del pelinegro, comenzando a caminar al aula donde ensayaban. —Saliendo de aquí deberíamos ir por una de esas cosas frías cremosas, ¿cómo se llamaba? ¿Heloda?
Ambos jóvenes caminaban entre carcajadas, sin darse cuenta de que eran observados por una sonriente azabache, quien se encontraba realmente feliz y tranquila al ver a sus amigos así.
Finalmente las cosas estaban volviendo a la normalidad.

Comments (0)
See all