—Hola mamá… Estoy de vuelta.
—De ninguna manera voy a dejarlos así, pueden enfermar.— advirtió. —Vee, cielo, ¿podrías ir al sótano? Estoy segura de que debe haber algo del padre de Luz que puedan usar, al menos hasta mañana que podamos comprar algo de su talla.— la mencionada, que ahora se veía similar a la morena, asintió, retirándose rápidamente. —Hija, ve con ellas a tu habitación, cambiense, cuando Vee regrese llevará a los muchachos a la mía para que hagan lo mismo, mientras iré por el botiquín de primeros auxilios, les curaré esas heridas antes de que se infecten.

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