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Ketsuranai(Version en Español)

Viaje a Norimoa/La princesa demi-bestia Naori

Viaje a Norimoa/La princesa demi-bestia Naori

Jul 23, 2025

El sol de la mañana nos encontró caminando por las calles de una pequeña ciudad que, afortunadamente, se encontraba en nuestro camino hacia Norimoa.

—Qué bueno que estaba esta ciudad aquí —dijo Ren —Si no, hubieras tenido que ir todo el viaje sin ropa.

Naori, que caminaba a su lado, se ajustó el yukata nuevo que le habían regalado. —Es un gran yukata.

—¿Por qué elegiste ese, por cierto? —preguntó Ren con curiosidad.

—Me recordó a uno que llevaba mi mamá cuando tenía mi edad —respondió Naori con una sonrisa melancólica.

—Pues bueno, te queda súper bien.

—Gracias.

Mientras ellas llegaban de su caminata, yo estaba tumbado en la parte trasera de la carreta, intentando escapar del calor sofocante. Me había puesto una bolsa de tela sobre la cara para bloquear el sol.

—Oye, Natsu, ¿dónde está Nagi? —preguntó Ren al acercarse.

—No lo sé, fue a buscar algo —respondí con mi voz ahogada por la tela.

—¿Y qué rayos haces?

—Tengo mucho calor.

—¿Y por qué te pones esa bolsa en la cara? —insistió. Al fijarse mejor, reconoció la bolsa—. Oye, Natsu... esa es mi bolsa de ropa.

—No tengo ni idea de qué hablas.

Ren me arrancó la bolsa de la cara. Con ella, un montón de su ropa interior cayó sobre mí, cubriéndome por completo. Instintivamente, agarré una de sus pantis y empecé a masticarla.

—Comida... qué rico —murmuré, medio desmayado por el calor.

La cara de Ren pasó del blanco al rojo en un segundo —¡Natsu, idiota!

Se abalanzó sobre mí y empezamos a pelear en la parte trasera de la carreta, en una maraña de gritos y ropa interior.

—O-oigan, chicos, paren, por favor —suplicó Naori, sin saber qué hacer.

Justo en ese momento, llegó Nagi.

—¿Qué pasa? —preguntó con su calma habitual.

—Natsu tocó la ropa de Ren y empezaron a pelear —explicó Naori.

Nagi nos miró fijamente por unos segundos. Se subió a la carreta, nos agarró a cada uno por el cuello de la camisa y nos separó como si fuéramos dos cachorros peleando.

—Me llevo a Natsu. Necesito hablar con el —dijo, arrastrándome.

—Ok —bufó Ren—, pero esto no lo dejaré pasar.

El resto del día transcurrió en una calma tensa. Cuando el sol empezó a ponerse, tiñendo el cielo de naranja y morado, nuestra carreta salió del pueblo, adentrándose de nuevo en el camino.

Esa noche, el silencio del bosque solo era roto por el crepitar de la fogata. Nagi y Naori ya dormían. A mi lado, el saco de dormir de Ren estaba vacío.

De repente, Naori empezó a removerse en sueños, su rostro contraído en una expresión de puro terror. Una pesadilla la había atrapado.

(La pesadilla de Naori)

Nao estaba sentado a la mesa, junto a su esposa, Rina. Su cabeza cayó sobre la madera con un golpe sordo.

—Ya no soporto más esto.

—¿Qué pasa, querido? —preguntó Rina, preocupada.

—Mañana hablaré con los chicos.

—Querido, ¿qué pasa? —insistió ella, su tono un poco más duro.

—Ahh, lo siento, cariño. Es que ya no soporto más el hecho de que ellos dos nos controlen. Ya no soporto ver a alguien más morir.

—Entonces mañana haremos algo. Pero tenemos que reunir a todos.

La escena cambió. Ahora, una multitud de aldeanos se reunía en silencio cerca de la casa de los jefes del pueblo. Dentro, dos sombras imponentes se cernían sobre la pequeña Naori.

—Naori-chan, puedes venir —dijo la voz melosa y cruel de la jefa, acompañada de una risa estridente.

La sombra de Naori apareció en la ventana.

—¿Podrías decirnos por qué escribiste esto? —preguntó el jefe, sosteniendo un trozo de papel.

—E-eh... eso es... pa-para una prácti...

¡ZAS! La jefa la abofeteó, tirándola al suelo.

—¡¿Y POR QUÉ CARAJOS DECÍA 'AYUDA, AYUDA, AYUDA'?! —rugió—. ¡¡DIME, NIÑA ESTÚPIDA!!

Levantó el pie para darle una patada, pero justo en ese momento, alguien llamó a la puerta.

Toc... Toc...

El jefe abrió la puerta lentamente, pero no había nadie. Una roca chocó contra la ventana, distrayéndolos. En esa fracción de segundo, Nao irrumpió en la habitación, su espada buscando el cuello del jefe. El hombre se echó hacia atrás, recibiendo solo un pequeño corte en la mejilla.

—Hacía que la manada se rebela contra los alfas —dijo el jefe con una sonrisa torcida.

—¿Y creen que nos podrán ganar? —rio la jefa.

—Claro. Los lobos luchan por el puesto de alfa, pero eso no es lo que quieren estos lobos.

El jefe llamo su báculo con una gema roja desde la segunda planta de la casa. Pinchos de roca brotaron del suelo y salieron disparados hacia Nao. El a pesar de su edad, los esquivó con una agilidad increíble, pero las rocas atravesaron a varios aldeanos que entraban detrás de él. La batalla estalló. Los aldeanos se lanzaban contra el jefe sin valorar sus vidas, pero él los masacraba sin esfuerzo. Fue entonces cuando Rina, la esposa de Nao, apareció por detrás y lo apuñaló.

—¡¡ESTÚPIDO, NO TE PUEDES DESHACER DE UNAS SIMPLES MOSCAS!! —gritó la jefa, lanzando a Naori contra una pared.

Sus manos se envolvieron en un aura azul y se lanzó contra Rina. Sus armas chocaron, creando una onda expansiva que lanzó a todos por los aires. La pequeña Naori se golpeó la cabeza contra una roca. La daga esmeralda de Rina se enfrentó al aura azul de la jefa, pero con su último aliento, el jefe moribundo lanzó una pequeña lanza de roca que atravesó a Rina frente a los ojos de su esposo.

—R-R-R... ¡¡¡RINAAAA!!! —el grito de Nao fue un mar de lágrimas y desesperación.

Los ojos de Rina perdieron su hermoso brillo de color ruby y cayó al suelo. La jefa, con una sonrisa aterradora, se acercó a Nao, le agarró el brazo izquierdo y se lo corto con su espada.

—¡¡MUERE, MALDITA ESCORIA!!

Pero...

Naori, casi desmayada pero consumida por la furia, apareció por detrás y atravesó a la jefa con sus garras de lobo. Nao, a pesar de su herida, levantó su espada, la atrapó con la boca y rebanó a la jefa de abajo hacia arriba. La jefa soltó su arma, Nao la agarró y la despedazó en pequeños trozos hasta que solo quedó sangre.

Los ojos de Naori empezaron a cerrarse poco a poco...

(Fin de la pesadilla)

—¡AHHHHHHH!

Naori se despertó de golpe, con un par de lágrimas rodando por sus mejillas. Se las secó rápidamente.

—Solo fue un sueño...

Se levantó para despejar la mente. Vio a Nagi durmiendo tranquilamente junto a la fogata, pero los sacos de dormir de Ren y Natsu estaban vacíos.

—No están Ren ni Natsu...

Caminó por el bosque hasta que llegó a la orilla de un rio. El agua, súper cristalina, reflejaba el cielo estrellado como un espejo.

—Qué lindo...

—¡¡¡KYAAAAAA!!!

El grito la sobresaltó. Corrió hacia el origen del sonido y se encontró con una escena inesperada. Ren estaba en el agua, intentando cubrirse, mientras Natsu estaba a unos metros, también en el agua.

—¡¡Natsu, idiota, qué haces aquí!! —gritó Ren.

—Solo quería refrescarme un poco.

—¡Idiota, pero no te vengas a meter sin avisar!

—¿Y como yo iba a saber que estabas aqui?

—No importa, ya me voy.

—Oye, espera, hablemos un rato.

La cara de Natsu se enrojeció ligeramente. —Es que quería decirte algo.

Ren, al ver su expresión, dudó, su propia cara enrojeciéndose un poco. —Ok.

Los dos se sentaron en el agua, apoyados contra una gran roca. A pesar de estar desnudos, el ambiente se había vuelto extrañamente serio.

—Rápido, que esto me da vergüenza —dijo Ren en voz baja.

—Ok, bueno, es que...

—No des más vueltas, por favor.

—A ver... dime, ¿tienes pareja?

Ren lo miró fijamente, su cara ardiendo. —E-eh... supongo que no.

—Ok... e-es que, ¿recuerdas la pro-pro-promesa que te hice?

La emoción brilló en los ojos de Ren y, sin darse cuenta, se acercó mucho a Natsu, haciendo que él se pusiera aún más rojo.

—Bueno... lo que pasa es que...

—Sí...

—Para poder cumplirla, debemos ser parej...

—¡Ahhhhhhhh!

¡SPLASH!

Naori, que había tropezado en la orilla, cayó estrepitosamente al lago. Ren y Natsu se giraron para mirarla, congelados.

—N-no es lo que piensas —tartamudeó Ren.

—Tranquilos, los dejo para que sigan hablando —dijo Naori, avergonzada—. Oye... ¿y Natsu?

Detrás de la roca, Natsu estaba temblando, con una mano en el pecho como si estuviera a punto de darle un infarto. Diosss, maldito Nagi, no puedo hacer esto, es mucho para mí, pensó. Agarró su ropa de la orilla y salió corriendo hacia el bosque.

—Eh, eh, eh... ¿dónde se metió? —preguntó Ren.

—Lo siento mucho, Ren. Al parecer, se te estaba confesando —dijo Naori.

—¡¿Estabas escuchando?! —explotó Ren de vergüenza—. No importa. A pesar de que sí era una confesión, no la hubiera aceptado —mintió—. Ahora salgamos, te secaré.

—Ok, pero puedo usar magia de viento.

—¿Sabes hacer eso?

Ya fuera del agua, envueltas en toallas, Naori usó una suave brisa para secarle el pelo a Ren.

—Aaaaa, qué bien se siente esa pequeña brisa. Oye, ¿cómo lo haces?

—Todas las demi-bestias tenemos algún elemento. Yo tengo el poder del aire.

—Oh... —Ren cerró los ojos, satisfecha—. Oye, ¿por qué se estaban bañando a esta hora?

—Natsu ni idea, pero yo porque estaba entrenando y sudé a montones.

—¿Y si Natsu solo entró a decirte eso?

—No lo creo.

—Ren-san, ¿te gusta Natsu?

—Eh... ¿cómo lo supiste? Es que era un poco obvio, ¿verdad?

—Sí.

—Me gusta desde hace mucho, pero no creo que Natsu me vea así.

—La verdad, no creo eso.

—¿En serio?

—Sí. Si no, ¿por qué entraría al agua solo para hablar contigo? Aunque eres una chica muy fuerte, te bañaste junto al chico que te gusta sin ropa.

—¡Es verdad! —exclamó Ren, explotando de vergüenza de nuevo.

Naori soltó una pequeña carcajada.

A la mañana siguiente, llegamos a otra pequeña ciudad. Frente a nosotros había un puesto de un gremio ambulante de la ciudad de Norimoa.

—Oiga —dijo Nagi a la recepcionista—, ¿tiene algunas misiones que podamos hacer en esta área antes de llegar a la ciudad de Norimoa?

—Claro. Aquí tienes tres misiones. Las pueden hacer si siguen por el camino recto hacia Norimoa.

—Muchas gracias.

Poco después, estábamos en un campo abierto.

—Qué campo más plano. ¿En serio aquí podemos cazar goblins? —pregunté.

—Tendremos que adentrarnos más en el bosque. Acamparemos aquí por esta noche, pero ahora debemos ir a cazar esos goblins.

Tras montar un pequeño campamento, nos adentramos en el bosque y encontramos lo que buscábamos: una tribu de goblins, con espadachines, arqueros y un jefe que imponía respeto.

—Su jefe da miedo —dijo Ren.

—Sí, la verdad —coincidí. Ambos nos sonrojamos un poco al recordar lo de la noche anterior.

—Uh —dijo Nagi, notando la tensión.

—Oigan, si quieren, puedo ir yo —se ofreció Naori.

—¿Estás segura? —preguntamos Ren y yo al unísono, y nos volvimos a sonrojar.

—¿Quieres ir en serio? —preguntó Nagi.

—Sí, déjenmelo a mí.

Naori se deslizó entre los arbustos. Un aura de color rojo anaranjado envolvió su cuerpo, cubriendo sus orejas, su cola y sus pies. De las uñas de sus manos brotaron unas garras afiladas. Salió de su escondite y se lanzó sobre la tribu. Se movía como un lobo cazando conejos, una depredadora letal. Cuando llegó el turno del jefe, este intentó atacarla, pero ella esquivó su golpe, subió por su brazo y le rompió la cabeza de un solo movimiento.

—No eran goblins muy inteligentes. Por eso eran tan debiles.

—Guao, eso fue increíble —dijo Ren.

—Gracias.

—¿Cómo lo hiciste? Lo del aura alrededor del cuerpo. —dije

—Bueno, solo recolecto maná y lo pongo alrededor de mi cuerpo. Es algo normal para las demi-bestias, es nuestro poder inicial, pero cansa mucho.

—¿Cómo sabes tanto de goblins? —preguntó Nagi.

—En mi antiguo reino, era cazadora de goblins.

—Guaaoo —dijimos los tres, impresionados.

—Ya lo último que esperaría es que fueras una princesa —bromeó Ren.

—De hecho, sí lo soy.

—¡¡¡¡QUÉEEEEEE!!!!

Mi estómago rugió como un trueno.

Esa noche, alrededor de la fogata, mi estómago no dejaba de quejarse.

—Nagi, por favor, ¿cuánto falta?

—Entonces, ¿de verdad eres princesa? —le preguntó Ren a Naori.

—Sí.

—¿Y por qué tú y tus padres huyeron a ese pueblo?

—No lo sé. De un día para otro, cuando desperté, ya estábamos fuera de mi ciudad natal en un carruaje.

—Bueno...

—Ya está la comida —anunció Nagi.

—¡Ahahaha, dame! —grité, abalanzándome sobre la olla.

—¡Oye, Natsu, espera un momento, que vas a tumbar la comida!

—¡Por favor, tengo hambre!

Ren y Naori se miraron y soltaron una carcajada.

A la mañana siguiente, Nagi señaló hacia el horizonte.

—Miren, ahí está. La ciudad de Norimoa.

Era inmensa. Mucho más grande de lo que jamás había imaginado.

—Guaooo, es gigante —dijo Ren.

—¡Seguro que hay nuevas comidas que jamás he visto!

—Oye, ¿en lo único que piensas es en la comida? Vas a engordar.

—Miren esa gran estructura —dijo Naori.

Desde el techo de un enorme edificio en el centro de la ciudad, un rayo de sol se reflejaba en un cristal gigante, lanzando un haz de luz hacia el cielo. El sonido de unas campanas lejanas llegó hasta nosotros.

Nos quedamos en la colina, a punto de llegar a la ciudad, mientras una brisa fresca nos daba en la cara. Esto es un nuevo comienzo, pensé.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro.

—Vamos allá.

Kirian12
Kirian12

Creator

En su viaje hacia la gran ciudad de Norimoa, el grupo debe aprender a funcionar como un nuevo equipo con la llegada de Naori. El camino está lleno de momentos divertidos, tensiones románticas y revelaciones sobre el trágico pasado de su nueva compañera. Antes de llegar a su destino, deberán poner a prueba sus habilidades y su confianza en una misión que les demostrará que son más fuertes

#isekai #rencarnacion #Magia #aventura #Secretos #dioses

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