Bzzz bzzz

—1347 Main st. Local #13, te espero a las 8 p.m.

—Vaya, parece que acabas de recibir una muy buena noticia. —cuestionaba Lorena.

—No tienes ni la más mínima idea. —respondía Víctor contestando el mensaje de Ian.

—¿Viridiana? —conocía a su primo muy bien, sabía que era normal para él tener encuentros casuales, pero la única persona más constante en este tipo de relación era esa omega.

—¿Viridiana? —por unos segundos su cerebro parecía haber borrado todo rastro de esa persona. —Oh, no, no es ella.

—Woo, eso sí me sorprende, por lo general tus conquistas ni siquiera saben tu número de teléfono, a excepción de Viridiana, pero igual hubiera sido el colmo no tenerlo después del tiempo que han mantenido "su relación".

—Querida prima, cada vez que dices algo sobre mí me haces sonar como una persona realmente egoísta y ventajosa. —la alfa comenzó a reír a carcajadas.

—Ooh ¿lo decías en serio?, diablos no puedo —declaraba apretándose el estómago.

—Muy bien yo me retiro. —tales palabras hicieron que Lorena parara en seco.

—¿Qué diablos estás diciendo? ¿Estás jugando? —el alfa, quien había avanzado hacia la salida, giró solo para dedicarle una sonrisa. —¡Víctor! Es la cena familiar, incluso la abuela vendrá, sabes lo importante que es esto, no puedes simplemente faltar.

—Salúdala de mi parte, dile que lo siento mucho.

—¡Víctor! ¡Vuelve aquí!

Podía seguir escuchando a sus espaldas los gritos y reclamos de parte de su prima, sabía que eran justificados, pues en su familia ese tipo de reunión se tomaba muy en serio, pero al ver el mensaje del beta, no podía simplemente no ir a verlo. Se hallaba deseando admirar aquellos luceros rojizos.

—Por cierto, es un lugar casual así que no vayas a llegar de traje.

—Entendido.

Velvet, era un restaurante agradable, pero muy diferente a los sitios que estaba seguro el alfa por lo general frecuentaba.

—Quizás debí elegir otra parte... ¿Cómo porque debería preocuparme si le gustará o no el lugar? —era obvio que los nervios invadían al beta, pues este seguía teniendo diálogos personales. —Hago esto solo para pagar la deuda que tengo y nada más... nada más.

Ian había optado por un conjunto sencillo, pantalón holgado negro a juego con una camisa de tirantes gruesa del mismo color, esta era algo corta así que dejaba ver un poco del abdomen del beta, por esa misma razón había decidido llevar arriba otra camisa de botones blanca abierta y unos tenis de la misma tonalidad, no quería preocuparse por estar correctamente fajado, así que la comodidad había sido la inspiración de su atuendo.

—Por poco y no te reconozco. —exclamaba Víctor tocando la cachucha oscura que llevaba el beta. —Gorra y lentes negros, casi podría jurar que no quieres que te vean conmigo.

Era la primera vez que Ian veía a Víctor con otra ropa que no fuera un traje de oficina y, aunque este vestía un pantalón de mezclilla y una camisa negra parecía listo para una sesión fotográfica. Odiaba que fuer atan apuesto, ya que le era más difícil apartar sus ojos de él.

—Perdón, es solo que no me gusta mucho el sol. —notó como aquellos luceros, aunque intentaban disimular se encontraban viéndolo con más intensidad.

—Entonces será mejor que entremos.

Ian pidió que les dieran una butaca alejada de la multitud. Agradecía al universo, ya que el sitio se hallaba casi vacío a pesar de ser fin de semana.

—¿Necesitas que te recomiende algo?

—Jajaja supongo que crees que no voy a este tipo de restaurantes. Disfrutar de comer una hamburguesa o alitas, acompañadas de una jarra de cerveza de vez en cuando es normal para mí, lindura, pero me gustaría oír tu recomendación.

—... No, para que, si tú conoces este tipo de lugares. —decía con un tono algo molesto.

—Lindura, no seas así, muero por oír tus sugerencias. —declaraba dedicándole una sonrisa.

—De acuerdo, solo no me llames así.

Después de oír las recomendaciones del beta, decidieron que estaban listos para ordenar. Ian optó por unas alitas sin hueso en salsa picante, el alfa pidió la hamburguesa de carne de res con guacamole que el beta le había sugerido y, además añadieron una orden grande de papas con queso. Esas papas eran las favoritas de Ian, pues sobre el queso ponían una cama de tocino crujiente, que hacía que al tomar un bocado tuvieras una perfecta explosión de sabor.

La comida llegó a la mesa con rapidez, el alfa le dio un mordisco grande a la hamburguesa, el toque cremoso y algo ácido del guacamole aportaba el toque extra. Al sentir que se había embarrado, lamió la esquina izquierda de su labio, los ojos del beta no pudieron apartarse de la lengua que hábilmente limpiaba la curvatura de aquella boca, él mismo había experimentado lo hábil que era este con su lengua.

—¿Vienes muy seguido aquí? —cuestionó Víctor.

—De vez en cuando con mis amigos.

—... ¿Te refieres a la alfa rubia que te acompañó a Big O? —escuchar ese nombre hizo que el beta casi se ahogara. Lo último que deseaba era recordar ese día.

Cof cof

Tomó agua para intentar tragar la vergüenza.

—¿Te encuentras bien? —Ian asintió.

—Te agradecería no revivir ese día. —notó como el rubor se hallaba presente en las orejas del beta, amaba provocarlo.

—Y dime ¿lo usaste? —Ian abrió los ojos como platos al oír la pregunta, no entendía como era posible que Víctor le estuviera preguntando eso, sentía como su rostro comenzaba a ponerse caliente, sabía que a estas alturas su cara debía estar completamente roja.

—Tsss —chistó. —cállate —murmuró. —¿Qué parte de no hablar sobre ese tema no entiendes?

—Pero

—¡Tan solo pregunta otra cosa! —exclamó interrumpiendo, al notar la forma en la que los labios rosas se curvaban sabía que había cometido un error.

—¿Cuáles son tus cosas favoritas?

—¿Qué? ¿Cómo porque te interesa eso?

—Pues no creo que haya algo de malo en querer saber más de la persona con la que tengo ... umm "ese tipo de relación", tú entiendes. —el alfa tenía razón, no estaba preguntando nada demasiado personal y, era lógico que si estarían en esa "relación" al menos supieran algo el uno del otro.

—...Me gusta disfrutar de una película, comer algo delicioso en compañía de gente agradable y además me gusta la lluvia. —aunque la información que el beta le había proporcionado eran cosas básicas, el imaginarse a Ian realizando cada una de las actividades le hacía sonreír. —¿Y qué hay de ti?

—Me alegra que te intereses por saber sobre mí.

—No es así, pero no es justo que solo tú tengas información mía.

—Tienes razón, veamos me gusta viajar; sin embargo, sobre todo tengo cierta fascinación por las cosas singulares y bellas. —la manera en la que los ojos azabaches le tomaban preso le dejaba saber que se estaba refiriendo a él.

—Tus... tus tatuajes —dijo lo primero que se le vino a la mente, pues no quería seguir presa de los luceros negros.

—¿Qué con ellos?

—¿Tienen algún significado? —vio como la cálida sonrisa que el alfa vestía segundos atrás ahora parecía un poco melancólica.

—Quizás puedo contarte sobre ellos en otra ocasión. —asintió por inercia levemente.

—Si ya terminaste de comer, creo que será mejor que nos retiremos.

—Espera, —llamó a la mesera para pedir dos shots de tequila. —creo que amerita cerrar esta cena, con un brindis.

—... Bien. —a pesar de que había oído la explicación de Víctor de como tomar correctamente un shot de tequila, el cuerpo del beta parecía haber olvidado cada una de las instrucciones. El sabor era fuerte y tan pronto llegó a su garganta, sintió una sensación de ardor. —esto sabe horrible.

—Jaja es solo que no lo bebiste bien —declaraba riendo.

—Si como sea, vámonos.

—... —El alfa le seguía en silencio, sentir la presencia de Víctor a sus espaldas, hacía que un escalofrío recorriera su cuerpo, no se imaginaba como debía ser para los omegas o alfas.

—Ya cumplí, así que —sintió que lo halaban del brazo izquierdo y, antes de que pudiera reaccionar, se hallaba en un pequeño callejón y el alfa se encontraba devorando sus labios. Parte de él quería alejarlo y reprocharle por hacer eso, pero deseaba seguir saboreando aquella boca. Continuar entrelazando y succionando esa cálida lengua, ir al compás de aquellos labios, seguir sintiendo aquel tibio aliento, deseaba más.

—Ian —la respiración entrecortada de ambos dejaba ver el deseo que reprimían.

—¿Por qué hiciste eso? —cuestionaba sin despegar su vista de los labios del alfa.

—Es obvio que no deseas que nos vean juntos en público y yo —acarició con su dedo pulgar la boca carmesí —me moría de ganas de besarte. —se hallaban sumergidos en un beso aún más intenso, sentía como las manos que lo tomaban por la cadera continuaban acercándolo. El alfa comenzó a estimular sus partes sensibles con la rodilla, se sentía tan bien, que sin darse cuenta sus brazos se encontraban aferrándose a la melena azabache. —Ian —se preguntaba cómo era posible que aquella voz ronca hiciera que sus piernas temblaran con solo pronunciar su nombre.

—¿Sí? —apenas se apartaron y el beta se hallaba intentando volver a besarlo.

—¿Tu casa o la mía?