Los dedos del alfa recorrían el vientre del beta, trazando patrones sobre la piel de este. Aquel blanco cuerpo mostraba perfectamente cada una de las marcas que había dejado. Movió las hebras de la cabellera lilácea con el fin de exponer la nuca de Ian, rozó con sus labios ese cálido lugar que tenía un pequeño lunar que parecía poseer la forma de un corazón.
—Simplemente perfecto. —susurró para luego lamer aquella zona, el calor de la piel del beta era algo que le gustaba, sentir como la temperatura de esta se elevaba cuando la mordía o la succionaba.
—Mmm —Ian reaccionó al sentir los dientes de Víctor sobre su nuca. —¿Qué haces? —cuestionaba adormilado.
—Nada. —respondía, depositando un beso en su cuello. Acercó aún más al beta hacia él. Deseaba sentirle de nuevo.
—Basta, estoy cansado. —decía, sintiendo como su respiración comenzaba a acelerarse, al percibir que la mano del alfa había descendido hasta sus partes nobles y empezaba a estimularle.
—¿No has oído lo que dicen sobre tener sexo en ayunas? —el beta permaneció en silencio, pues le causaba curiosidad lo que Víctor tenía por decir. —Todos saben que coger a primera hora al despertar, te asegura un día lleno de energía y con buen estado de ánimo. —añadía al tiempo que comenzaba a estimular la entrada de la cavidad del beta.
—Estás loco, aghh eres un pervertido —proclamaba encajando sus uñas en el brazo que todavía lo mantenía prisionero.
—Aunque aún estás un poco dilatado, será mejor que utilicemos lubricante. —sus dedos lograron entrar con mayor facilidad. —quisiera que fueras capaz de sentir lo bien que se siente tu interior, es cálido, húmedo y tan estrecho que me vuelve loco. —declaraba mordiendo la oreja de Ian.
Hubiera querido alejarlo tajantemente, pero la manera en la que el alfa lograba estimular sus puntos sensibles hacía que cualquier pensamiento coherente saliera por la ventana. ¿Por qué demonios es tan bueno en esto?, se preguntaba al sentir como la llama en su pecho aumentaba.
—Diablos, nos acabamos los condones... me aseguraré de ayudarte a limpiarte.
—¿Qué? No aghh —gimió al sentir como el pene de Víctor le penetraba, el interior de la cavidad comenzó a percibir una sensación de picazón tan pronto era estimulada, era consciente que la única forma en la que podía apagar la llama que se encontraba en su orificio era dejando que el alfa fuera más adentro. —más despacio.
Había algo diferente en la forma en la que Víctor le tomaba, era como si estuviera desesperado por poseerlo a pesar de que sus cuerpos se encontraban fundidos en uno mismo y el beta se hallara entre sus brazos.
—Ian. —giró la cabeza de este con delicadeza para besarle. Notaba como el ritmo de las penetraciones iba en aumento, aun cuando le había pedido que disminuyera la velocidad. No contaba con la fuerza suficiente para ser capaz de zafarse de aquel agarre. Víctor le mantenía aprisionado en sus brazos y, su boca ahora era presa de aquellos labios rosados. ¿Qué diablos le pasa?, no entendía por qué el alfa estaba siendo tan insistente, cada parte de su cuerpo se hallaba conectada a Víctor.
Sentía como este seguía estimulando su miembro, al tiempo que continuaba embistiéndole.
—Espera... esp
—No. —proclamó sellando de nuevo la boca carmesí con un beso. Sentía como el interior del beta palpitaba y comenzaba a aferrarse aún más fuerte a su pene, al mismo tiempo el cuerpo de Ian se encontraba temblando de placer, al estar llegando al clímax. La mano de Víctor quedó cubierta en esperma, tras un espasmo, pero esto no detuvo al alfa quien seguía penetrándole.
—Me acabo de correr, si sigues agh.
—Yo sé que va a suceder, quiero verlo, muéstramelo. —exigía embistiendo aún más fuerte. Mientras que la cavidad de Ian se aferraba al falo del alfa contrayéndose con fuerza, un líquido claro y acuoso salía a chorros empapando el cuerpo de ambos.
—Aaah mmm
Una sonrisa de satisfacción se dibujó en el rostro de Víctor, había logrado su objetivo. Ver como el beta cruzaba aún más allá la línea del placer, pero no era suficiente, deseaba más, lamió de nuevo la parte posterior de la nuca de Ian, aquellos ojos violetas veían aquel lugar como algo que necesitaban marcar. Quiero que sea mío, fue el pensamiento que inundó la mente del alfa justo antes de morder con fuerza ese lugar.
—Aahh ¡basta, me lastimas! Víctor detente. —el dolor se extendía por todo su cuerpo, en forma de un calor sofocante, haciendo que su mente se nublara. No soy un maldito omega, hubiera querido decirle eso en voz alta, antes de caer inconsciente.
—Seguro que estarás molesto cuando despiertes —proclamaba apretando el cuerpo del beta aún más fuerte. —¿Por qué sin importar lo que haga sigo necesitando más de ti?... nada parece ser suficiente. —acariciaba con cuidado la marca que había dejado en la nuca. —Demonios me estoy comportando como un maldito loco —añadió depositando un beso en el centro de la huella de la mordida.
Bzzz bzzz
—Ian, ¿Cómo has estado? Nosotros estamos bien, los gemelos siguen creciendo sanos y fuertes. Están deseando verte al igual que yo. Luka tendrá pronto un viaje de negocios a la ciudad donde estás radicando, le comenté que me gustaría que fuéramos a comer, dijo que le parecía bien, ¿tú qué dices?
—Casi lo olvido, el viaje será en dos semanas, déjame saber qué piensas, con cariño Ezra.
El agua que recorría aquella blanca piel estaba volviendo al beta en sí. La figura sin forma que se colaba por el rango de visión de sus ojos entreabiertos, comenzaba a tomar forma conforme Ian iba recuperando la conciencia... ¿Víctor?... ¡Víctor!
—Ten cuidado te vas a lasti —el puño del beta impactando contra su mejilla interrumpió las palabras del alfa de golpe. Una ráfaga de calor inundó su pecho, haciendo que sus ojos se tornaran completamente violetas, era normal que el instinto de un alfa dominante se activara ante las amenazas. De igual manera sus feromonas eran densas e inundaban aquel lugar, Ian se encontraría suplicando por su vida de rodillas si pudiera percibir las feromonas de Víctor en ese preciso instante.
—¡Maldito desgraciado! ¡¿Por qué diablos hiciste eso?! ¡No soy un omega! —sin embargo, aquel ser de luceros carmesí, le veía directamente a los ojos sin mostrar el más mínimo temor.
—Perdón, me dejé llevar. —declaraba con una sonrisa, que ante los fanales del beta ese gesto poseía un dejo de burla. Ian sintió como la ira le inundaba.
—¿Te parece chistoso? —cuestionaba agarrándolo por el cuello de la camisa. Nunca antes había visto a Ian así de molesto, casi podía jurar que pudo oír como los dientes de este crujieron. Deseaba ver más de ese lado pasional. —Te lo advierto, si vuelves a hacer algo como eso, será mejor que des por terminado nuestro acuerdo. —proclamó con una voz firme. —Si buscas marcar a alguien, entonces te recomiendo que busques a quien sea capaz de reaccionar a tus feromonas... ahora déjame solo, no estoy de humor como para que estés en el mismo cuarto que yo mientras me ducho.
Víctor entendía perfectamente la reacción del beta, así que decidió abandonar el cuarto de baño sin decir una palabra más. Sin darse cuenta se hallaba buscando artículos en línea sobre mutaciones de género secundario, nunca antes le había interesado si esto podía llegar a ser posible, pero su lado animal deseaba ser capaz de domar completamente al beta.
—En verdad estoy perdiendo la cabeza —decía suspirando al tiempo que aventaba su celular a la cama.
Ian salió del cuarto de baño sin pronunciar una palabra y comenzó a recoger sus cosas con rapidez.
—Ian, perdón.
—¡Cállate! No quiero oírte en estos momentos. —tan pronto juntó sus pertenencias, se dispuso a ir hacia la salida.
—Espera, tan solo escúchame, —ver como el beta no aminoraba el paso hizo que una llama se prendiera en el pecho del alfa. —¡Ian! —exclamaba halándolo del brazo.
—Suéltame... —dijo con una mirada fría y un tono seco. La manera en la que el beta se estaba comportando, estaba llevando al límite la paciencia del alfa, no poder retenerle o someterle hacía que ese sentimiento desagradable siguiera arrastrándose en su interior. —¿te has vuelto loco? Te dije que me sueltes. —seguía luchando por mantener la calma, pero cada segundo que pasaba le resultaba más difícil, podía sentirlo, podía notar como el vómito verbal subía por su garganta.
—¿Quién es Luka? —aquella pregunta hizo que Ian se congelara, pensaba que quizás había oído mal. —¡Dime ¿quién demonios es Luka?! —el aumento de tono hizo que el beta cruzara por inercia su vista con los ojos azabaches, era la primera vez que estos se habían visto tan oscuros, pero lo que más inquietaba, era saber cómo es que Víctor sabía sobre la existencia de Luka.
—...Suéltame.
—Así que no piensas responderme.
—Víctor, suéltame de una jodida vez.
—Jah de seguro debe de ser uno de tus tantos amigos con derechos que tienes ¿verdad? Fui un estúpido, al pensar que solamente era yo, dime ¿cuántos son? ¿dos? ¿tres? o ¿quizás sean una maldita docena? —sintió un golpe seco en su mejilla, el beta acababa de abofetearlo, tal acción hizo que este rompiera el agarre.
—Como te atreves. —susurró de tal forma que el alfa no había logrado oírlo. —Piensa lo que quieras, pero no creas que eres alguien que puede exigir algo de mí... Solamente eres alguien con el que me era conveniente tener sexo, solo eso y nada más, pero ya no tendrás que seguir con la duda, porque esto se acabó. —exclamaba para después seguir su camino hacia la salida.
—No me des la espalda Ian, no hemos terminado de hablar. —quería moverse, ir tras el beta, pero sus piernas no respondían.
—Te equivocas, esto se acabó, así que vete a revolcar con quien se te dé la gana y déjame en paz. No me vuelvas a buscar. —decía azotando la puerta de la entrada.
—¡Ian! —el beta no disminuyó su paso. —¡Ian! —la voz del alfa fue silenciada por el sonido de la puerta a espaldas del beta.
Era una suerte que el taxi que había pedido ya lo estaba esperando, pues no sabía que habría pasado si Víctor lo hubiera alcanzado.
—Ahora tan solo quiero ir a casa. —declaraba en forma de susurro.

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