El miércoles Jared volvió al colegio. Cuando Leo entró en el salón el rubio ya se encontraba sentado al fondo, se le hizo muy difícil actuar como siempre, y pensó seriamente en que había cometido un error al pasar aquella noche con él. Se tuvo que preguntar a si mismo cómo actuaría de forma normal; en otra ocasión no preguntaría cómo había sido la fiesta, sino qué lo ignoraría. Sacaría sus libros y buscaría el material que necesitaba. Las manos le temblaban levemente al hacerlo.

Tenían Ética, así que se giró para preguntarle si le habían pasado el material cuando uno de sus compañeros se acercó a preguntarle algo acerca de la presentación del viernes. Sus miradas se cruzaron durante unos segundos, y Jared le dedicó el mismo saludo de siempre. North todavía no había llegado. Mientras respondía la consulta rogaba por dentro que le preguntase más cosas pero el joven se retiró luego de darle las gracias.

"Es hora del show" se dijo a si mismo. Agarró el cuaderno con algunas consignas y se dirigió hasta el fondo. 

Le tiró el material en el pupitre, Jared le sonrió, dándole las gracias.

—Igual solo quedan dos semanas para terminar.

Leo lo miró con una expresión seria.

—No sé que tiene que ver con las tareas. Las clases no terminaron aún.

Jared se encogió de hombros.

—¿Qué tal las vacaciones?—preguntó Leo con expresión maliciosa, como habría hecho en otras ocasiones.

Al ver la reacción de Jared, se arrepintió de la broma que había hecho.

—Si por vacaciones te refieres a los días que pase internado pinchado por todos lados, metiéndome no sé que mierda de drogas en el cuerpo, la verdad hubiese preferido quedarme contigo resumiendo esa porquería de libro de 1000 páginas.

Leo lo miró sorprendido.

—A la próxima estás invitado a pasarlo conmigo en la biblioteca.

Jared lanzó una carcajada.

—Leo, la próxima es en un mes y ya estaremos de vacaciones...imagínate si voy a ir a una biblioteca en el verano.

Leo agregó, filoso.

—Mal no te vendría.

Jared se acomodó en el asiento, iba a acotar algo pero en ese momento entró la profesora a cargo y Leo volvió a su lagar.

Durante las próximas 4 horas apenas se cruzaron, Leo había estado ocupado con varias tareas, e incluso en la pausa la había pasado en Secretaria. Jared no había dado problemas en toda la mañana y se preguntaba si era resultado de la corta estancia en el hospital.

En la segunda pausa, salió al jardín trasero, y buscó un rincón tranquilo para poder comer un sándwich lejos del tumulto. Se preguntó si Jared estaría en el comedor. 

Le dió solo un mordisco antes de volver a guardarlo, no tenía hambre. Esta era la segunda vez en el año que se llevaba algo para comer, solía almorzar siempre en el comedor del instituto, e incluso tenía su espacio predilecto. Lo estaba evitando, Jared no era el más rápido pero incluso él sospecharía sí continuaba con tales actitudes.

Cuando volvió al salón no lo vió por ningún lado. Quedaban dos horas para terminar el dia. Miró el horario, tenían Historia. Resopló, no tenía la cabeza para analizar hechos históricos. Alguien vinó a buscarlo.

—Leo, te llaman a Secretaria. 

Cuando llegó se encontró con otro joven omega al cual reconoció de inmediato porque era el representante de la clase de Clara. 

"O sea, que fue a buscarla"

Una desagradable sensación le revolvió el estómago.

Cuando dirigió su mirada a Jared, quién se encontraba en un rincón, vio que tenía un corte muy feo en el brazo derecho. La secretaria le pidió si lo podía acompañar a enfermería. No era un corte profundo y la herida ya no sangraba, pero así y todo había que desinfectar. Leo dejó escapar un resoplido silencioso mientras se ponía en marcha.

Jared lo acompañó en silencio hasta la enfermería, cuando llegó vio que estaba cerrada. Leo sacó la llave del bolsillo y le abrió la puerta, haciéndole señas para que entrase. Cerró la puerta detrás de sí. Jared tomó asiento cerca de la ventana.

Mientras iba en busca del desinfectante y las gasas escuchó el tono inquisitivo de Jared.

—Me dijeron que Clara te fue a buscar el lunes. ¿Qué quería? 

Leo sintió la boca seca, al final suponía que no había lugares seguros en aquel recinto.

El moreno se tranquilizó internamente, lo mejor era ir con la verdad.

—Quiere que haga de babysitter en la próxima fiesta de feromonas.

Empapó el algodón en desinfectante y sin miramientos lo apoyó en la herida de Jared. El alfa intentó quitar el brazo con un largo quejido pero Leo lo tenía sujeto por la muñeca con mucha fuerza. De repente sentía mucha bronca, su voz al hablar era cortante:

–Pero le tuve que decir que no trabajo horas extras—quitó el algodón, y sin pensarlo le sopló la herida, sabía que ardía mucho. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, buscó la gaza y con un golpe seco se la colocó sobre la herida haciendo saltar a Jared en el asiento.

—Ouch Leo, me dolió menos cuando me clavaron el compas.— respondió el alfa con un tono lastimoso.—Leo, ¿estás enojado?

El moreno le clavó la mirada en aquellos ojos resplandecientes color miel y antes de poder pensar sus palabras, comenzó a hablar:

–¿No te puedes medir? ¿Tiene que venir Clara a pedir vigilancia extra y un omega clavarte un compas en el brazo para que entiendas que no quiere nada contigo? ¿Cuántas señales más necesitas, Jared?

Este quitó el brazo furioso.

—Entendí el mensaje, gracias. Solo fui a exigirle una disculpa. Esa puta no sabe cuál es lugar en la sociedad, se atreve a atacar a un alfa de mi clase. —sus ojos brillaron con un odio peligroso— ni siquiera parece darse cuenta de que solo existe para procrear.

Leo lo miró especialmente decepcionado. Ya sabía como pensaba pero escucharlo hablar así después de haber tenido un rut ocasionado por las feromonas dominantes le resultaba hasta cómico. 

¿Qué podía responder a esas palabras?

—Y sin embargo, como alfa ultra dominante necesitas si o si de un omega en tu vida para poder equilibrar el nivel de tus feromonas y no terminar con una intoxicación interna. Los omegas que tanto desprecias, son esenciales para los alfas como tú.

—Esa loca de mierda intentó matarme, me dio un baño de feromonas. Y encima...— se detuvo, titubeando.

Leo lo observó expectante. Jared levantó la mirada y con incertidumbre preguntó:

—¿Qué pasó esa noche? ¿Qué te dije cuando te llamé? ¿Qué pasó cuando nos vimos?

Leo sintió que el corazón se le aceleraba pero estaba preparado, había practicado al menos diez versiones diferentes de esa conversación. 

Bajó la mirada, un tanto avergonzado.

—No llegué a verte Jared...me llamaste a las 3 am, yo estaba durmiendo, había estado bebiendo, no me acuerdo exactamente lo qué me dijiste. Mencionaste a Clara, y me mandaste la ubicación, creo que abrí el link. Te llamé para decirte que vengas a casa, pero no me respondiste. Después me quede dormido. ¿Dónde mierda estabas? ¿y North?

Jared lo miró preocupado.

—North se quedó en la fiesta, a mí me echaron por un problema con Clara.

Leo lo observó, se lo notaba confundido mientras relataba los hechos.

—Después me fui a casa, por lo visto acompañado. Pasé la noche con alguien pero no sé con quién, ni siquiera sé como llegué a mí casa. No tengo recuerdos, es horrible. Tenía rastros de feromonas y otras cosas...

Leo asintió, serio.

—Al menos pasaste la noche con una omega.

Jared enrojeció, levantó la mirada. 

–No Leo, fue con un hombre. —se tapó la cara como si hubiese confesado el peor de los pecados— ¡Qué asco!

Leo sintió un temblor en su pecho, intentó que su voz sonase normal cuando le respondió:

—¿Qué más te da si es hombre o mujer? Hay hombres omegas así como hay mujeres alfas. Jared lo miró con el ceño fruncido.

—No me importa que sea omega, no me gustan los hombres. Aparte el muy hijo de puta, lo voy a matar... me desgarró la piel en el hombro, me dejó una herida profunda. Estoy seguro de que era de la fiesta de feromonas, el imbécil de North no vio nada porque estaba ocupado poniéndola. Seguro alguno me siguió. Son asquerosos los omegas en celo.

Leo sonrió, lo mínimo que se merecía era un mordisco.

—¿Te marcó?—preguntó, burlón, sabiendo por anticipado la respuesta.

—No es gracioso Leo, es una mierda. Pero no, no me marcó. Los médicos me hicieron un estudio para descartar cualquier marca. —torció la boca— si me llego a enterar quién es le voy a dar la golpiza de su vida.

—Tuviste suerte Jared. No abuses de ella.

Le dio un golpecito en el hombro exactamente donde tenía la lastimadura. Escuchó un quejido sesuido de un insulto por lo bajo.

Abandonó la enfermería con una sonrisa. Su secreto estaba a salvo, aunque su corazón no.