—lo ciento Janet, pero yo iré con él- en forma autoritaria, se escuchaba la voz de otra persona, la cual era una mujer que esta va detrás de todos ellos.

—Hola Elisa- Eduardo extrañado. – ¿Qué haces aquí?-

— ¿Qué? no puedo visitar a mis amigos del alma.- alegre, mientras que Elisa entraba a la cochera.

—No, es solo que…- Raquel intrigada, mientras ella la agarra del hombro.

—Es solo que, ¿qué?- Elisa molesta, dándose vuelta, para ver a Raquel, algo enojado

—nada.- Raquel asustada, y le quita la mano del hombro.

—Raquel ¿estás bien?- Dante preocupado y tocando a Raquel, que estaba asustada por Elisa. Ella solo asintió y se dirigió al segundo auto.

Después de eso Elisa se dirigió hacia el auto de Eduardo, alegre y feliz, dejando a Eduardo sorprendió de que Raquel, al ver rostro, mostraba miedo. Ya que ella lo imponía a todo y todos lo que la rodeaba. Dejando extrañado a Eduardo, mientras él se subía al auto.

Tiempo después, en el cubículo de Edith, ella se sienta en una silla reclinable de ruedas que tiene y se recuesta en ella y la hace girar pero es detenida por una caja que estaba a un lado de ella debajo de una mesa con varias cosas las cuales son algunas carpetas con archivos y algunos discos y entre otras cosas, y de todas ellas toma una foto la cual la alegro un poco, y era ella junto con la chica de la noche pasada y otros dos sujetos en el fondo los cuales un reflejo de luz no los dejaba ver.

Y justo en el momento que ella movía la fotografía para dejar verla ver completa suena su celular asustándola.

— ¿Quién será?- se pregunta en su mente, con un rostro de molestia. Mientras deja sus cosas en el suelo y toma el teléfono, al ver la pantalla, su rostro cambio y respondió la llamada

—Hola querido- con un tono alegría, disimulando su disgusto –precisamente te iba a llamar

— ¿Por qué? ¿Ocurre algo?- sonando preocupado la otra persona que estaba al otro lado de la línea.

Tiempo después los dos autos se encontraban recorriendo las calles de la ciudad sin llamar la atención, más dela que podían hacerlo solos, en uno se encontraba Dante, Raquel y Janet mientras que el otro estaba Eduardo y Elisa.

En ese momento los autos se detienen en una esquina, debido a un semáforo en rojo, y Eduardo ve de reojo a Elisa y la ve algo pensativa

— ¿Qué tienes?- pregunta Eduardo.

—Nada.- Tranquila. Mientras Elisa se recarga en la base de la ventana de la puerta del auto.

—Por favor dime la verdad- En forma preocupada sonaba Eduardo. Mientras él iba a tomar la mano de Elisa, Pero antes de tomarla, es interrumpido por el claxon de un auto que estaba a tras de ellos.

—Ya está el verde avanza, por favor.- en tono serio, mientras ella se acomodada en el asiento del auto.

—Bien.- Al mismo tiempo que ponía el auto en marcha.

Mientras, en el momento de que ellos avanzaban el auto de Eduardo y Elisa, Dante, Raquel y Janet veían las siluetas de ambos en movimiento y Janet, hacia mover el auto de ellos también.

— ¿Que habrá pasado?- Pregunta Dante mientras se recuesta en el respaldo del asiento del copiloto.

—Algo me dice que iba a suceder algo entre esos dos- lo decía Dante en tono de burla y sarcasmo.

—No digas tonterías- Raquel molesta, mientras reprendía a Dante con un golpe en la cabeza y acomodándose ampliamente en el asiento trasero del auto.

—tal vez le dijo algo que él lo distrajo- en forma seria.

—o tal vez le mostro algo ¿si me comprenden?- Dante hablando humorísticamente.

— ¿Puedo?- Janet viendo por el retrovisor a Raquel y ella solo asentía la cabeza. Después de eso Janet le da un zape en la nuca.

—No seas idiota, ella no es de ese tipo de mujeres.- Janet mientras ponía la mano otra vez en la palanca de velocidades, y Dante se sobaba la cabeza se disculpaba.

—Aunque ella…- entre murmullos, Raquel lo decía, haciendo que tanto Dante viera por el retro visor como Janet se quitara el cabello del oído. Y al ver Raquel la actitud de chismosos dijo que no dijo nada y Janet y Dante se concentraron en el camino.

—Aunque ella es una buena mujer a lado mío- en forma mental, mientras ella bajaba la cabeza e intentaba ocultar una lagrima que salía de sus hermosos ojos.

Y al volver al auto de Eduardo y Elisa Eduardo seguía viendo a Elisa algo preocupada y pensativa.

—Me pregunto qué le pasara- Eduardo mentalmente –nunca la había visto de esa forma- y mientras Eduardo la veía, de reojo.

—Eduardo espero me perdones- Elisa, mentalmente, lo decía mientras volteaba a ver por la ventana del auto tratando de oculta algo que, posiblemente no solo la afecte a ella sino también a Eduardo, Dante, Raquel y Janet.

Pero al momento de que los autos pasaron por un callejón, salió un hombre, vestido normalmente pero cubierto por una capucha, camino hacia donde los autos iban.

— ¿Están listos?- Lo decía el extraño hombre por un manos libres inalámbrico.

—Si toda esta listo- se decía algo al otro lado de la línea

—Bien, Comencemos- en forma firme y decisiva. El sujeto se quitó el manos libres, lo dejo caer y lo piso fuertemente para despedazarlo. Como si no quisiera que hubiera pruebas que lo delataran.

—No, bueno en primera, ¿dónde estás?- intentando cambia su estado y tono de vos. Y justo en ese momento se abría la puerta del ascensor. –ha porque quería pedirte que si me podías llevar a mí casa,- en ese momento ella entraba al ascensor, y la puerta se cerraba frente a ella.

Después de un rato, las puertas del ascensor se abrían en la planta baja del departamento de policía de la ciudad. Y en su interior se encontraba Edith terminando su llamada y metiendo a la bolsa que llevaba, después, se dirigía hacia la salida del edificio, para encontrarse con la persona que la había llamado minutos antes.

Todo parecía tranquilo hasta que; en el último piso de las oficinas de la policía estallo y partes del edificio caían por toda la calle y sus alrededores.

Y en el momento de la explosión Edith se levantó de un masetero en donde ella es-taba sentada, en donde esperaba a alguien, y al oír la explosión volteo hacia arriba para ver que ocurría.

—Dios mío- con una expresión de sorprendida en el rostro. Después ella ve que caen fragmentos de cristales y al ver en donde caerán ve a muchas personas observando el accidente.

— ¡Entre al edificio ahora!- gritando fuertemente – ¡Rápido!

Después de eso callo un gran pedazo de cristal con una gran biga de hierro y algunos pedazos de cemento que callo del edificio, al ver eso la gente, corrieron al edificio para resguardarse de la lluvia de vidrios que caían del edificio. Una vez estando todos los peatones, ya que los conductores se quedaron en sus vehículos, una señora salió de la gente, con tono de preocupación, preguntado acerca de su hijo; al oír eso ella voltea y oye a lo lejos a un niño solo llorando.

—Voy por él- en tono firme, Edith fue hacia donde estaba el niño para salvarlo. Pero de repente le cayó un pedazo de cemento cerca de ella y del niño.

Explosión, la cual hiso que una gran piedra de escombro callera cerca de Edith y del niño, cayendo cerca de ellos pero atrapando la pierna de Edith.

— ¿Estas bien?- Edith le pregunta al niño y él respondió que sí, asustado por ver que la gran piedra había caído en la pierna de Edith dejando lo sin movimiento.

— ¡Vete!- le dijo Edith al niño pero él no la quiso dejar y la intento ayudar a sacar la pierna, cuando de repente volvió a explotar el piso y también volvió a caer un pedazo de escombro, pero esta bes en dirección hacia Edith y el niño al ver ella que no se podía moverse y el niño no la dejaba, lo tomo y lo abraso para protegerlo y evitar que las piedras lo lastimaran.

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Cuando de repente, Edith vio los pies de una persona corriendo hacia donde estaba ella, esquivando las dagas de cristales y las granizada de escombro, y después se movió hacia donde estaba la piedra y no supo dónde estaba pero después ella vio que la cubría a ella y al niño una sombra en forma de una persona, al ver eso volteo hacia arriba para ver que o quien era.

Para su sorpresa era un hombre de cuerpo atlético y fornido, con unas grandes alas blancas hechas de luz. Las cuales aleteo para arriba lanzando una especie de lanzas de luz las cuales fragmentaban todo lo que tocaba en millones de partes, y a simple vista daban un efecto de nieve. Y él hombre cayo a lado de Edith y el niño y libero a Edith rompiendo la piedra en dos haciendo que pudiera sacar la pierna. Después ella se levanta con ayuda del niño.

—Vete con tu mamá pequeño- ella tranquila le frota la cabeza y el niño se va a la entrada del edificio.

— ¿Está bien señorita?- le pregunta el hombre dándole la espalda a la chica. –Sí, gracias- justo en ese momento él hombre voltea viendo hacia arriba, en dirección al edificio, y Edith lo ve y en un momento ella queda flechada al verlo, pero antes de que le pudiera decir algo. Del edificio salía algo o mejor dicho alguien caminando en el aire una mujer de gran físico, y baja la cabeza para ver a las personas sorprendidas pero se centra más en nuestro hombre misterioso, por un tiempo, luego le manda un beso y se va volando, literalmente, en ese momento él extiende sus alas y levanta vuelo solo para perseguirla. Dejando a Edith impactada y sorprendida.

— ¿Quién Rayos es ese tipo?- lo decía en su mente mientras su cuerpo estaba paralizado, pero reaccionaria al sentir una mano en sima de ella.

—Oye, ¿Qué te pasa?- y era su novio Luis José, que poseía casi el mismo aspecto que nuestro hombre misterioso.

—Estoy bien, es solo que…- Mientras lo decía, pensaba en él,

—Es solo que, ¿qué?- con una expresión de extrañado en el rostro.

—Nada, mejor vámonos ¿sí?- mientras caminaba, cojeando un poco por su pierna mala, tomo su caja y se dirigió hacia el carro de su novio y se subió.

Al subirse él al auto inmediatamente ella en su mente se preguntaba quién era el hombre que salvo, y si es el tal A.B., eso ocurría mientras ella y su novio, iban del lugar.

Tiempo después, en el auto, Luis ve, en forma de reojo, a Edith con una expresión entre molestia e intrigante.

En ese momento él intenta tomar la mano de ella, Pero al momento de tomarla, ella la quita rápida pero en forma tranquila sin ver la acción.

—Lo siento,- mientras toma otra vez el volante. –es que penseque…tu.

—Solo conduce y llévame a mi casa por favor.- con un tono de molestia. Mientras se recargaba en la puerta del auto.

Después de esto Luis volvió a ver el camino, mientras Edith no dejaba de pensar en el extraño hombre que la salvo de morir y además saber porque sentía lo que sentía por él.

Por una parte, su lado policiaco, quería saber si era el tan conocido A.B., y por otro lado, como mujer, se sintió atraída por la actitud, postura, y forma caballerosa que tomo cuando la salvo. Haciendo que se enamorara de él. Pero ella savia que entre ella y el tal “A.B.” no podría haber algo ya que ella estaba enamorada y comprometida con Luis Manuel.

—Ya llegamos.- Luis Manuel le dice a Edith que ya llegaron a la casa de ella. Pero ella se encontraba como en trance. Hasta que él la toma del hombro y la hace reaccionar.

— ¿Qué paso?- con una expresión de extrañeza en el rostro.

—Te dije que ya llegamos- alejando la mano de su hombro.

—Bien gracias.- con una actitud tranquila pero triste, bajo del auto y tomo sus cosas.

Y justo al momento de rodear el auto, Luis salió del auto, y al ver que piso mal la acera él corrió para evitar que se lastimara. Y la toma justo antes de caer y en ese momento ella lo ve con la luz del sol tras de él, haciendo que ella se sonroje de pena.

—Gracias, otra vez.- seriamente, disimulando su vergüenza. Toma sus cosas y se metió a un edificio de apartamentos, de clase media, mientras Luis la ve perdiéndose en la oscuridad de la recepción y se sube a su auto y se va.

Después de un rato, dentro de su mente, él se pone a pensar en una cosa, que tal vez cambie no solo su mundo sino también la vida de los que están a su alrededor.

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A la maña siguiente a un costado de la plaza central de la ciudad, vemos los autos de los chicos de hace rato estacionados detrás de un escenario, en donde se realizan los preparativos para un concierto, el cual la banda de Shadow Angel se presentara.

— ¡Guau! Esta todo chido- en tono de asombro decía Dante mientras veía la plata-forma y el escenario.

—Si todo para distraer a la gente- respondía en forma molesta Eduardo mientras se dirigía tras bambalinas, la parte trasera del escenario, y detrás lo demás incluyendo a Elisa.

—Disculpa pero solo artistas- lo decía Raquel, en forma seria mientras detenía a Eli-sa, poniendo le la mano en el pecho, y reforzando su aviso señalo un letrero el cual decía

Solo personal autorizado

—De acuerdo los espero afuera- en forma apenada, disimulando su frustración por no entrar a tras bambalinas –Si Eduardo pregunta estaré sentada en primera fila- y al mismo tiempo se alegajaba de la puerta al escenario y Raquel asentía la cabeza como señal de que le entendió y que lo haría.

—Algo me dice que no lo hará- lo pensaba Elisa. Cuando de repente ella choca por accidente con un hombre grande y fornido vestido de policía, el cual no era un policía, y debido a que ella era algo delgada y ligera a comparación del hombre termino cayendo al suelo.

—Lo siento ¿la lastime?- le decía el “oficial” mientras le daba la mano a Elisa y ella ve la mano y levanta la vista para ver al hombre y ve su rostro, el cual mostraba facciones elegante y bellas, y al verlo Elisa se queso sorprendida.

—N…No, estoy b…bien- tartamudeando mientras le da la mano –Gracias- mientras él hombre la levantaba. Pero en ese momento Eduardo, que había salido por una cosa, vio a Elisa tomada de la mano con el otro hombre y al ver eso él hiso un acto de celos y se acercó por atrás de Elisa pero al ver el hombre que venía Eduardo toma a la chica del brazo y la encamina hacia la salida pero a los pocos pasos fue detenido por Eduardo, el cual le pone la mano encima al oficial.

—Disculpe oficial –en tono firme y serio– ¿qué ocurre aquí?- mientras finge viendo por el hombro del oficial a Elisa quien estaban sacando del lugar a la fuerza.

— ¿Quién lo…? –respondía el oficial que se volteaba y al ver quien era y un gafete, que tenía Eduardo colgando del cuello de él. –Disculpe señor, pero encontré a esta señorita en un área…- mientras agarraba a Elisa y la mostraba a Eduardo, como muestra de su buen trabajo.

—Muy bien oficial, buen trabajo- en forma orgullosa decía Eduardo mientras se acercaba a Elisa. –Pero acaba de detener a mi novia- y lo decía mientras él se colocaba detrás de ella y le ponía sus manos sobre los hombros de ella.

Al oír eso el oficial se apeno tanto y se disculpó con Elisa y Eduardo por el error que cometió y se fue el oficial. Después de que el oficial había ido, y vieron que los dos estaban solos Elisa se había sonrojado al ori lo que Eduardo había dicho que ella era su novia.