Jax hace sonar su alarma, con la esperanza de olvidar el día de hoy. Rodando a su lado, ve la luz que entra y oye el bullicio de la gente moviéndose. Entrecierra los ojos con disgusto, rueda de espaldas y se tapa los ojos y las orejas con la almohada, tratando desesperadamente de desaparecer en la comodidad de su sueño. Un goteo repetitivo resuena desde el baño molestándolo aún más.

Su teléfono suena. "Maldita sea, pensé que apagué eso anoche". Tira la almohada contra la pared y mira al techo. Sus pensamientos se pierden en los intrincados patrones de moho naranja, amarillo y negro. Los colores le recuerdan a la habitación del hospital en la que se quedó no hace mucho tiempo. Han pasado tres años desde su accidente.

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 Los médicos le dijeron que tenía suerte de sobrevivir a heridas tan graves. Pasó seis meses en un coma inducido médicamente mientras los médicos manipulaban su cerebro. Cuando finalmente se despertó, no sabía quién ni dónde estaba, y estaba experimentando una sobrecarga sensorial. Tuvo que ser sedado porque agredió a dos enfermeras y a un médico. Los médicos lo iniciaron con un cóctel de medicamentos del que más tarde sería destetado en su mayoría.

Durante los siguientes seis meses, el hospital fue su hogar, ya que pasó por diferentes sesiones de rehabilitación física y mental, así como por pruebas exhaustivas. También fueron seis meses de aburrimiento, pasó la mayor parte del tiempo leyendo. Su libro favorito trataba sobre un explorador futurista llamado Jax. Que luego decidió que quería elegir como su nombre.

Jax se sintió como una pizarra en blanco. La falta de recuerdos le resultaba dolorosa. Anhelaba la familia, los amigos, una historia. Preguntó a los médicos y enfermeras, pero todos se mostraron reacios a hablar. Todos menos uno.

Keri, una enfermera abuela, le contó sobre la noche en que llegó al hospital. Hubo un trauma importante en su cerebro . También había perdido una gran cantidad de sangre por múltiples puñaladas y requirió una transfusión de sangre. El personal de emergencia que lo trajo dijo que había estado involucrado en un incidente relacionado con pandillas. Jax no tenía identificación y había sido catalogado como una víctima no identificada. Como no tenía familiares presentes, el médico tomó la decisión de realizar una cirugía experimental para salvarle la vida. 

El médico le dijo que usaron implantes acibernéticos y nanotecnología para reparar el trauma en su cerebro y cuerpo. Ambos procedimientos aún se estaban probando. La nanotecnología introdujo grandes cantidades de nanopartículas en el tejido cerebral y su cuerpo y fomentó la transdiferenciación de las células. En otras palabras, hizo que se regeneraran.

Recogieron lo que sintieron que eran datos suficientes de él y lo liberaron después de un año de estar confinado en el hospital. El médico le advirtió que no discutiera la cirugía con nadie porque podría resultar en la muerte de él y de los demás involucrados.

Jax fue liberado sin nada y no tenía a nadie de quien depender. Todo lo que tenía eran los maravillosos efectos secundarios de su implante: hiperestesia extrema y una adicción seriamente fuera de control a Blue Cryo, la droga restante de la que no lograron destetarlo. Lo perseguía a diario.

Keri lo había despedido con un abrazo y su número en caso de que tuviera una emergencia. Le preguntó por qué le importaba lo suficiente como para ayudarlo. Ella le dijo que tiene un hijo al que ama mucho y que no lo ve desde hace mucho tiempo. Dijo que Jax le recuerda a su hijo. Jax estaba agradecido por su amabilidad porque hubo muchas veces que tuvo que acercarse a ella al principio. Especialmente cuando no pudo conseguir Blue Cryo y empezó a sufrir abstinencia. No sabía qué era peor, la abstinencia de la medicación o el ataque de hiperestesia. Después de un par de meses, Keri le había dicho que los médicos que habían estado involucrados en su cirugía habían sido despedidos. También dijo que tenía miedo de que siguieran comunicándose.

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El olor pútrido del moho y la madera húmeda lo hizo temblar cuando el vómito invadió su garganta. Se bajó de la cama, agarró la botella de Blue Cryo y corrió al baño. Se metió dos pastillas en la boca, ahuecó las manos bajo el grifo y lavó las pastillas con el agua fría y amarga del grifo y luego caminó hacia su teléfono encendido en la cama. Un texto de Fuchsia decía: "¡No llegues tarde hoy, amor!"

Miró la hora, las 9:15. "Mierda, voy a llegar tarde".

Él puso los ojos en blanco pensando que no importaba, porque ella ya estaba molesta con él.

Regresó al baño para lavarse la cara y mirarse al espejo. Los ojos gris oscuro de un extraño, sin emociones y fríos, lo miraron. Se pasó una mano por el pecho desnudo sintiendo cada golpe y ondulación. Cicatrices Cada uno una historia que nunca se contará. Respiró hondo sabiendo que tenía que darse prisa, por lo que se recogió el pelo, a excepción de algunos mechones que usó para ocultar las cicatrices en el cuello y la cabeza. Se puso la ropa y los zapatos y salió corriendo por la puerta.

No había mucho que recorrer cuando llegó a una zona de la ciudad en su mayor parte abandonada. Fue a la parte trasera del edificio y vio a Nix, el gato negro y gris oscuro de Fuchsia, de mal humor, tuerto, sentado en la parte superior de un contenedor de metal al lado de la puerta, con un aspecto muy parecido a una gárgola. Lo miró fijamente mientras intentaba abrir la puerta. Siseó y lo golpeó, pero él esquivó sus intentos. Movió su cola hacia adelante y hacia atrás y dejó escapar un ronroneo mientras cautelosamente extendía la mano para acariciarlo. Se frotó la cabeza con la mano y ronroneó como si fueran mejores amigos. Entró en el edificio y esperaba ver a Fuchsia esperándolo, pero no la encontraba por ningún lado.

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Cuando conoció a Fuchsia, tenía unos diecinueve años y trabajaba como repartidor para una pequeña empresa. Un día, después de haber hecho una entrega, vio a Nix y, impulsado solo por la curiosidad, lo siguió mientras doblaba por un callejón. Encontró al gato sentado en el regazo de una mujer. Ella lo vio al instante y temió que pensara que era un desgraciado. Antes de que pudieran notarse otras reacciones, el gato saltó y se acercó a él. Comenzó a frotar contra sus piernas. Atrayéndolo a una falsa sensación de seguridad. Cuando se agachó para acariciarlo, el gato se dio la vuelta y le mordió la mano. La mujer se levantó de un salto y comenzó a reír, y él la miró a los ojos luciendo completamente enojado.

Hizo una pausa, caminó hacia él y dijo: "Vamos, cariño, déjame que te remende". Se presentó y le preguntó qué estaba haciendo en el callejón. Después de enterarse, ella le preguntó si estaba interesado en hacerle algunas entregas. Lo cual aceptó con gusto.

Después de un par de meses, estaba haciendo recados, haciendo otras pequeñas tareas e incluso ayudando a cuidar a Nix. Fuchsia finalmente le preguntó si estaría interesado en un trabajo de tiempo completo con ella.

Estar desesperado por dinero a Jax realmente no le importaba en lo que se estaba metiendo. Fuchsia le había contado un poco de lo que hacían y lo que se esperaba de él. Estaba harto de vivir en la calle y todo el dinero que ganaba iba a parar a Blue Cryo. Fuchsia le garantizó un lugar para vivir, buen dinero y protección.

Estaba hipnotizado por su cabello rosa brillante, piel de ébano, estatura alta y aroma de vainilla especiado. Ella también parecía burbujeante y bastante cuerda, lo último era una mentira. 

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Habían pasado siete meses desde que comenzó a ayudar a uno de los otros empleados de Fuchsia, Bren. Entonces, en su mayor parte, todavía no tenía ni idea de este trabajo. Le dijeron que no hiciera preguntas y que hiciera lo que le dijeran que hiciera. A menudo ayudaba localizando a las personas que estaban en una lista. Una lista que le ha asegurado que eran todas malas personas. Una vez que los individuos fueron localizados, Bren lo detendría usando un tranquilizante y los llevarían de regreso al laboratorio.

Anoche, a Jax se le asignó la tarea de administrar el tranquilizante. La misión fue la misma al principio, ya que ambos buscaron al individuo. Jax encontró al individuo primero, pero se asustó y disparó el tranquilizante antes de contactar a Bren. Cuando se acercó a la persona, se dio cuenta de que tenía una etiqueta con su nombre que era diferente de la que tenía en la lista.

Comenzó a entrar en pánico. Bren apareció y se dio cuenta de lo que había sucedido. Bren trató de decirle a Jax que se calmara, pero todo lo que pudo escuchar fue un balbuceo ahogado mientras se alejaba.

Bren le hizo saber a Fuchsia de inmediato.

No mucho después de que él hubiera echado a perder el trabajo, ella lo confrontó. Estaba escondido en un callejón cercano. Su corazón estaba acelerado, y estaba tratando de calmarse y averiguar qué hacer. Fuchsia apareció y lo agarró por los hombros por detrás. La situación desencadenó algo profundo en su mente. Escuchó su nombre, pero estaba helado de miedo. Fuchsia se dio cuenta de que tenía problemas para respirar y que algo andaba mal. Ella se acercó y lo abrazó mientras le susurraba tranquilamente al oído, "Jax respira". Su embriagador aroma de vainilla especiada lo envolvió, reconfortándolo y distrayéndolo. Lo devolvió a la realidad. Ella se reclinó y le dijo que no se preocupara porque ellos se ocuparían de ello. Ella se rió y le dijo que estaría limpiando su laboratorio durante un mes para compensarlo. 

En el laboratorio....

Jax mira fijamente una mesa quirúrgica manchada que parece estar cubierta de sangre vieja. Se pregunta cuánto tiempo ha pasado desde que se limpió. También se pregunta qué hace exactamente Fuchsia con las personas de la lista, pero aleja esos pensamientos mientras toma la botella de spray y las toallas. Su estómago se revuelve cuando el olor a químicos y sangre vieja se mezcla en la mesa.

Bren y Sina entran y él toma una respiración profunda, temeroso de que Bren se enoje con él. Bren y Sina están hablando del laboratorio. A Jax no se le permite estar cerca del laboratorio cuando Fuchsia está trabajando, por lo que intenta desconectarse de la conversación.

Sina lleva pantalones cortos, sudadera y botas. Su largo cabello está trenzado revelando su corte y tatuajes. Sina usa guantes negros para cubrirse las manos cibernéticas. No le gusta hablar de cómo perdió las manos. Jax cree que Sina huele a regaliz.

Bren viste todo de negro. Puede oler el cuero de las botas de Bren y los clavos de olor mezclados de la chaqueta del otro lado de la habitación. Lleva el cabello en una cola de caballo muy corta con un par de mechones sueltos bailando en su rostro. Sus ojos verdes se encuentran con Jax por un segundo mientras continúa hablando con Sina. Le guiña un ojo a Jax. "¿Qué demonios?" Se mueve incómodo en su espacio, deja caer la botella de limpiador y casi se tropieza al tratar de agarrarla. El corazón de Jax se acelera y sus mejillas arden. 

Fuchsia camina en su camino, jugando con su teléfono y haciendo estallar su chicle, lo que a Jax le resulta horriblemente molesto, y ella lo sabe.

Todavía está agachado en el suelo tratando de esconderse de Bren. Mientras ella se ríe de su torpeza y le pregunta si necesita ayuda.

Jax responde "No" y patea una caja. Mira su etiqueta, Bit Box 327 .

Ya no brilla y el olor a óxido es abrumador. Piezas de objetos aleatorios llenan la caja recolectada de Dios sabe dónde. Su visión se ajusta al espacio oscurecido y ve lo que parece ser una tarjeta de identificación ensangrentada. Se da cuenta de que es la persona de su trabajo anoche. En estado de shock, dispara hacia arriba y se golpea la cabeza contra la mesa.

Todo lo que ve son estrellas.