Primera parte.
Intentando escapar, aterrada, retrocedía a medida que la sombra frente a ella avanzaba. Podía sentir el instinto asesino que esta emanaba, pero aun así no pudo gritar por ayuda. El miedo aplastaba sus cuerdas vocales. Su codo derecho terminó impactando con fuerza contra el placar detrás de ella, produciéndole una sensación desagradable que recordará toda su vida.
Era como si una corriente eléctrica recorriera todo su brazo.
En ese momento, otra sombra entró a su habitación, pero a diferencia de la primera, esta emitía una pequeña luz morada que le permitió ver lo que la estaba acechando.
Segunda parte.
"Psychis".
Seres físicamente idénticos a los humanos, pero con la habilidad de controlar una fuerza bautizada como "energía oscura". Esta les permite tener poderes más allá de la comprensión. Precognición, telequinesia, saltos en el tiempo, etc. Todo parece posible para ellos. Es por eso que hasta la llegada de la edad moderna se les atribuían nombres como hechiceros, magos o brujos y normalmente eran perseguidos al ser relacionados con los males del mundo.
A final de los años 80 los psychis encontraron en Melbourne una ciudad que les abría los brazos y castigaba la violencia en su contra. Alrededor de cuatro millones de ellos, que era aproximadamente la mitad del total de su población, terminaron allí. Por supuesto que la ciudad sufrió un cambio drástico desde entonces y, a pesar que el gobierno tomó esas medidas, los nacidos en la ciudad aún miraban con recelo a los psychis.
A medida que la tecnología avanzaba, surgieron en la ciudad, científicos con curiosidad por desmantelar todos los secretos que rodeaban a los que son capaces de manipular la energía oscura. Ese es el caso de Isaac Williams, miembro del D.C.E.O. (Departamento de Contención de Energía Oscura). Su esposa, Mai y su hija, Emily; son psychis. Esto lo motivó a descubrir todo acerca de ellos para ver si podía hacerlos más cercanos al resto de los humanos.
Isaac logró grandes avances y se hizo un nombre en la comunidad con hipótesis como la que explica que los psychis generan sus poderes y habilidades de manera inconsciente.
Tercera parte.
Todo parecía ir bien para la familia Williams. Mientras el padre, Isaac, era reconocido y premiado por sus logros científicos; la madre, Mai, abría su propio restaurante en el barrio chino. Emily, al igual que muchos adolescentes, buscaba el sentido de su vida. Apenas cumplidos sus 16 años, iba al décimo de sus estudios, el último de los años obligatorios. Sus notas eran muy buenas, los profesores la apreciaban y era muy cercana a la delegada de clase, a la que en ese entonces, podría considerarse su única amiga.
Una noche de junio de 2010, Emily llegó a su casa luego de ir al cine.
Sus padres aún estaban trabajando, por lo que se acostó en el sillón del living y empezó a garabatear palabras, intentando imitar algunos de esos poemas que leyó de libros en la vieja biblioteca de su madre. Lo solía hacer cuando estaba a solas, porque se consideraba muy mala escribiendo.
La primera en llegar fue su madre. Estuvieron viendo televisión hasta las 11 pm. Mai estaba preocupada por Isaac, ya que él nunca llegaba tan tarde a la casa. Esa preocupación se disparó cuando él llegó pasada la media noche, pálido y nervioso. Le preguntó si le pasaba algo, pero él evadió la pregunta y le dijo que esta semana estará muy ocupado en una nueva investigación que empezó unos días atrás. Inmediatamente después de decir eso, se encerró en su oficina en la planta alta de la casa.
Los días pasaban y la condición de Isaac fue empeorando. Ojeras cada vez más grandes, rostro demacrado y una sensación de que estaba envejeciendo a una velocidad alarmante. Emily trato de seguir su vida aun cuando se inquietaba. No quería meterse en los asuntos de sus padres.
Mai siguió tratando de hablar con Isaac, pero él solo fingía escucharla para luego dirigirse a su oficina hasta altas horas en la noche.
Cuarta parte.
Es la típica casa de familia de clase media. Estilo americana, de dos pisos, en un barrio residencial tranquilo, tiene un living grande y una cocina con todo lo necesario.
La oficina de Isaac se encuentra en el segundo piso, al final del pasillo, en el medio están la habitación matrimonial, el baño y al otro lado la habitación de Emily. Isaac se aseguró de proveer de la comodidad necesaria a su esposa e hija para que todos puedan ser felices en esa casa. Todos pensaban que él es un gran padre. Es por todo esto que fue muy doloroso para Emily y Mai verlo sufrir tanto, pero él no se abría a la ayuda ni a las palabras de ellas.
Algo grave estaba sucediendo.
Quinta parte.
Pasó más de una semana. El invierno había empezado hace unos días, por lo que se podía sentir el viento helado golpeando las ventanas. Emily y Mai se acostaron más temprano de lo habitual debido a que, al ser grande, el living era muy frío.
Esa noche Emily no tenía mucho sueño, por lo que bajó a buscar un libro para leer. En ese momento, entró Isaac por la puerta principal de la casa. Ella no pudo ver con detalle el rostro de su padre, él había ignorado por completo su presencia y se dirigió a su oficina. Ella pasó por alto el recientemente usual comportamiento de su padre y se volvió a su habitación, en donde leyó durante algunas horas.
Emily estaba por dormirse. Le faltaban algunas páginas para terminar el libro. De pronto... Un apagón. Ella marca la página donde se quedó y deja el libro en una mesa de luz al costado de su cama. Podía escuchar como los remolinos de viento golpeaban su ventana. Se tapó con la manta hasta los ojos para evitar sentir frío. Seguidamente de hacerlo, vio que la puerta de la habitación se abría, seguida de un gemido parecido al de una bestia hambrienta. Una sombra con la forma de un hombre entró en la habitación. Emily vio que esa sombra sostenía un objeto brillante. A medida que eso se fue acercando a ella, se dio cuenta de que lo que sostenía era un gran cuchillo.
La sombra se movía erráticamente como si se tratase de un zombi en alto estado de putrefacción. Cuando eso se arrojó sobre Emily, ella rodó junto con su manta y cayó de la cama, tomó el libro en su mesa de luz y se lo arrojó a la sombra. Esto le dio tiempo suficiente para levantarse e intentar huir, pero la puerta estaba del lado de la sombra. La habitación era pequeña. Detrás de ella solo había un gran placar y una ventana, que del otro lado, tenía tres metros hasta el suelo.
"Soy una psychi que aún no tiene poderes ni puede volar, esto está muy mal" pensó. Retrocedió mientras lo que estaba frente a ella avanzaba. Podía sentir el aliento agitado de la sombra que daba una sensación que solo podía ser descrita como sed de sangre escapando de su boca. Emily se dio la vuelta para abrir la ventana e intentar saltar, pero al estar oscuro estrelló su codo derecho contra el placar, produciéndole una sacudida similar a una descarga eléctrica. Una impresión fuerte quedó grabada en su mente.
Mientras Emily aguantaba su codo con su mano izquierda, pudo ver desde la entrada de la habitación otra sombra, aunque esta emitía una pequeña luz morada. Eso fue suficiente para iluminar toda la habitación. Emily logró distinguir que la sombra en la entrada de la habitación era su madre utilizando sus poderes y que la sombra que la atacaba con un cuchillo era su padre, Isaac.
Esto sucedió en un segundo: Isaac se abalanzó sobre Emily con la intención de matarla. Ella cerró los ojos por instinto. Un haz de luz morada apareció rodeando el cuerpo del hombre. Emily solo escuchó un ruido fuerte, el sonido de algo pesado cayendo al suelo. Cuando abrió los ojos, notó que sus brazos estaban cubiertos de sangre, aunque en realidad estaba totalmente cubierta.
En el suelo estaba Isaac. Había sido partido en dos y se podían ver algunos órganos salir de su tórax. Emily no gritó, no se movió; solo contempló la escena con ojos desprovistos de todo color. En su cabeza lo único que estaba claro era una pregunta "¿Por qué?". Mai la abrazó mientras lloraba.
Sexta parte.
Pasaron varios meses. Mai y Emily se estaban por mudar a otro suburbio. La mujer había sido absuelta de la causa sobre la muerte de Isaac y a la chica le costaba mucho volver a asistir al colegio. Su madre pensó que luego de la mudanza, asistir a un nuevo instituto sería un soplo de aire fresco para ella. Emily lamentaba haber perdido todo lo que había construido en Melbourne hasta ese entonces. El respeto y aprecio de los profesores, sus notas y su única amiga. Pero luego de todo lo que pasó, solo pudo permanecer junto a su madre.
A pesar de que había pasado un tiempo, tanto Emily como su madre se preguntaban cuál era la razón por la que un hombre querido y respetado por todos, un buen padre hasta entonces, intentaría hacer algo tan horrible. No había odio ni resentimiento en ellas, sabían que algo le había sucedido. Algo que produjo un cambio de 180 grados en él, pero ya era tarde para preguntar. Mai se arrepentía de no haberle insistido en que hablara sobre lo que le pasaba, de solo haberle gritado.
Ya habían empacado todo excepto las cosas de la oficina de Isaac. Era realmente doloroso entrar ahí para ellas, pero no podían dejar esos archivos allí. Mai fue por todas las cosas a la oficina y Emily se quedó esperándola en el living. Pasaron una, dos, tres horas y su madre no había vuelto. Emily se asomó por las escaleras y vio que salía luz del interior. Ella se fue acercando poco a poco por el pasillo, pero no escuchaba a su madre limpiando y guardando las cosas, en cambio, se oía un leve sollozo. Preocupada por su madre, entró velozmente a la habitación. Allí estaba Mai en el suelo, temblando en posición fetal. Lágrimas caían por su rostro. A su lado, debajo del escritorio de Isaac, estaba un cuaderno de tapa dura. A pesar de tener curiosidad por el contenido de ese cuaderno, Emily ayudó a su madre. La llevó a su habitación e hizo que se acueste en su cama. Parecía delirar de fiebre, pero la temperatura de su cuerpo no era alta. Ella notó que una pequeña luz fluctuaba en todo el cuerpo de su madre. Emily dudó si llamar a una ambulancia, así que después de darle un medicamento, pensando que lo que tenía era solo fiebre por trabajar tanto, se sentó a esperar algún signo de mejora. Después de un tiempo decidió tomar el cuaderno que estaba tirado en el suelo para distraerse, pensó que quizás en él había anotado algo de importancia para ella y su madre, por lo que comenzó a leer las últimas páginas.
-Continua en la parte 2.
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