Está borroso, como empañado. Oslac no reconoce dónde está, solo ve un escenario borroso, parece el cielo, pero de noche. Puede sentir el ruido a su alrededor y siente cómo cada vez se pone más oscuro. Pero en frente de él aparece una persona, una niña, no puede ver bien su rostro al principio, pero después como si estuviera abriendo mejor sus ojos, el rostro se define. Su cabello corto y celeste, sus ojos dorados y llorosos pero una sonrisa cálida la acompaña. La misma niña de siempre que pronuncia otra vez palabras inaudibles, excepto por su nombre -Os- dice y en ese momento Oslac despierta.
¿Por qué ahora? ¿Por qué estoy teniendo estos sueños otra vez? Se pregunta 64 mientras mira hacia arriba como todos los barrotes de su celda se juntan en el mismo centro y suspira fuertemente. A lo lejos escucha la campana que indica que es su turno de trabajo y se encienden las pantallas para dar el anuncio de cambio de turno. Como de costumbre, se mueven las celdas hasta encajar la entrada con el puente que se extiende desde el centro de la torre. Una vez en posición, se abre la puerta de la celda y 64 sale y camina con sus pies y manos con esposas individuales, que si bien no estaban atadas con cadenas, estaban diseñadas para electrocutar a quien sea se atreviera a quitárselas o intentar escapar. Al llegar el centro de la torre donde está el elevador pasan la lista de asistencia
-64- dice el guardia a cargo.
-Presente- responde 64 y sigue a su puesto de trabajo donde por el momento se dedicaría a fabricar armas y cualquier otro artefacto que se les pidiera hacer. A su lado siempre en su equipo de trabajo se encuentra 65 que se quejaba silenciosamente. - Rubí, si sigues nos van a castigar-. Le dice 64 en susurros. -Pero aun tengo hambre- le dice 65. - Lo supuse- dice 64 mientras le extiende un pan que había sobrado de su comida sin que los guardias se den cuentan. 65 abre sus grandes ojos verdes con emoción y agachando la cabeza se come con alegría y rapidez lo que le acaban de dar. Traga rápidamente y antes de que pueda decir nada 64 cubre sus labios con su dedo indice indicándole que haga silencio. 65 sonríe y al escuchar al guarda hacer ruidos y gritar - Trabajen, vamos, ¡no hay descanso!- mira lo que está haciendo e intenta concentrarse en su trabajo. Así tal cual ya habían pasado 5 años viviendo juntos en las mismas celdas individuales. Oslac como número 64 y Rubí como el número 65.
Durante esos años habían prisioneros que habían sido intercambiados y otros que habían muerto, como el 62 y el 63 cuyo reemplazo eran un par de gemelos menores que 65, seguro entre sus 11 años de edad. El puesto 67 recientemente había quedado vacante y el 68 seguía siendo el mismo desde hace un par de años. Pero así como muchos puestos son de paso, algunos seguían consistentes como el 66 quien a diferencia de 64 y 65 tenía mas de 13 años desde que llegó allí. Era un hombre entre sus 40 años, corpulento y alto con un parche en su ojo derecho. A pesar de su apariencia intimidante era sin duda el mayor protector de ese grupo de prisioneros.
Hace 4 años Oslac fue llevado a la fuerza del pueblo en el que vivía a esta prisión. Igual que muchos, no cometió ningún delito, excepto el de haberse dejado llevar por los oficiales de la nación. En los pueblos se rumoraba que últimamente a causa de incendios o redadas inesperadas habían muertos y desaparecidos, especialmente, las zonas de los suburbios donde Oslac vivía. Había prisioneros de todas las edades y apariencias, y desde luego, puede que todos ellos sepan de dónde vienen pero ninguno de ellos sabe en dónde están. Muchos, al igual que 64, en medio de conflictos y peleas fueron capturados por oficiales no identificables, otros habrían sido secuestrados de otras formas. Al final todas las historias coinciden en lo mismo. Fueron dormidos y vendados de los ojos, sintieron un movimiento como si estuvieran en el mar, luego volvieron a dormir profundamente y despertaron en medio de la oscuridad, en una celda aislada con un número en el brazo izquierdo y esposas en las muñecas y los tobillos. Seguidamente se encendieron unas pantallas y fueron informados a travez de ellas de su nueva vida:
- "A todos los nuevos se les informa que a partir de este momento pertenecen a este lugar. De ahora en adelante trabajarán aquí construyendo lo que se les ordene. Su nueva identidad es el número que tienen en el brazo. Siempre deben presentarse a su turno de trabajo. Al terminar, serán desinfectados y guiados por los oficiales de regreso a sus respectivas celdas, las cuales se identifican con el mismo número de su brazo. Estarán equipadas con comida. Se les advierte no intentar escapar o romper las reglas, de hacerlo, serán castigados por los oficiales o a través de sus esposas" .
El mensaje termina y se apagan las pantallas, las cuales solo se encienden al recibir nuevos prisioneros y para indicar el cambio de turno. El área donde se encuentran las celdas es oscura debido a que no llega luz de ningún tipo. Sin embargo se puede ver el lugar cuando las pantallas se encienden y cada vez que abren las puertas de la torre central para cambiar turnos de trabajo. Al rededor de la torre hay infinitas jaulas lo suficientemente grandes como para que una persona pueda estirarse totalmente y dormir. Estas se conectan por un cable superior a una estructura de rieles por los cuales van rotando las celdas cada vez que cambian la jornada de trabajo. No se logra ver ni el techo ni el suelo de la torre desde las celdas, lo único que se ven son más rieles y mas celdas.
Desde el primer día en que 64 llegó se dedicó a detallar todo mientras las pantallas estaban encendidas, vio su número 64 y luego vio rápidamente a las personas de las celdas más cercanas. De nuevo en la oscuridad, como cada vez que hay nuevos, se escuchan personas llorar, ese fue el caso de la niña de la celda de al lado, la 65. Sin embargo 64, parecía no sentir nada al respecto, en efecto, parecía no importarle. Se dedicó a ignorar todos los ruidos a su alrededor y a ver la comida que le habían puesto. Su celda se abrió cuando finalmente llegó su turno de trabajar. Se dio cuenta que ya fuera del área de las celdas, era un lugar mucho más luminoso, y luego se daría cuenta que todo el establecimiento era más grande de lo que pensaba. A veces trabajaban fabricando armas, otras veces excavando, otras construyendo trajes o vehículos, y más adelante trabajaría todo un año en la construcción de una nueva torre. Sin embargo, antes de descubrir esto, sus primeros días los pasó trabajando únicamente en la construcción de armas pequeñas y medianas.
Apenas y era el primer día de trabajo y 64 ya había entendido a la perfección el funcionamiento de aquel lugar, las reglas y lo que debía hacer. Sin embargo, a diferencia de él, 65 era más lenta en realizar sus tareas y no paraba de sollozar con cada pequeña mirada de los oficiales. En este caso, cada uno era encargado de ensamblar piezas y dejarlas en una caja. 64 había agarrado fácilmente el ritmo de trabajo aún siendo la primera vez. Por otro lado, 65 no podía concentrarse.
- Hey tu, 65 ¿qué pasa, ah? Vamos, cada quién debe ensamblar por lo menos una pieza o se retrasará el ritmo de trabajo -dice un guardia mientras golpea su vara contra el piso y se acerca hacia 65 quien retrocede torpemente.
-¡Te digo que dejes de llorar y hagas tu trabajo! -Levanta su vara, que era el arma principal de los guardias del lugar, para golpearla pero 65 se mueve y se aferra con sus manos a 64 quien es la persona más cercana. 64 no parece reaccionar a nada que ocurre a su alrededor y fríamente quita las manos de 65 de su ropa y se encuentra con su mirada temerosa y llorosa. Por un segundo se quedó detenido viendo sus ojos verdes y llorosos, hasta que el guardia la agarra de la mano y la arrastra hasta su puesto de trabajo
-¡Vamos, trabaja! ¡Quiero ver que sigas ya! -grita el guardia y cuando iba a levantar nuevamente su vara 64 se acerca y empieza a ensamblar las piezas que eran de 65.
-Hmm. Ves 65 así se hace tu trabajo. -El oficial igualmente levanta la vara y golpea a 65 con ella en los hombros haciendo que se caiga al suelo y vuelve a ver a 64 -Tu, no hagas el trabajo de ella o te daré más trabajo a ti. Vuelve a tu puesto, si terminaste pues te daré más piezas. Y tu 65 más te vale empezar a trabajar, ¿¡Entendido!? -pregunta viendo a 65 mientras se levanta -¡Dije que si entendieron…-Vuelve a a ver a 64 a los ojos para encontrar que la mirada muerta de aquel chico que parecía indiferente había cambiado por unos ojos oscuros e intensos como si pudieran fulminar a quien estuvieran viendo. El oficial un poco asustado dijo
-Solo vuelvan a trabajar- mientras empujaba suavemente a 65 -Y tú, vuelve a mirarme así y serás castigado -dijo dirigiéndose a 64 y se fue.
64 en silencio dejó las piezas casi listas para que 65 las terminara y luego se dedicó a ensamblar otro modelo. 65, muy tímida, tomó a 64 de la camisa - Gra..gracias, emm.. 64? - dijo en voz baja, mirándolo a los ojos con una cálida y temblorosa sonrisa, pero 64 le quita el brazo - Si quieres sobrevivir no te metas en problemas- y le da la espalda.
* * *
Esa misma noche al volver a la celda, 65 no paraba de llorar a causa de un dolor de estómago. No había podido comer la comida de la prisión ya que no era de su gusto.
-Hey ,cállate -decían algunos prisioneros.
-Dejen descansar mocosos, no ven que después hay que trabajar -decían otros.
-Pronto morirán si son así de débiles.
Pero estos comentarios solo hicieron que 65 llorara en voz baja, sin ninguna consolación. 64 podía escucharla claramente, y por más que trató ignorarla, no podía parar de pensar en ella. -65 -dijo Oslac todavía acostado. 65 todavía sollozando levanta un poco la mirada
-¿Qué?
-Oslac, ese es mi nombre. -Para su sorpresa, no hay respuesta alguna por parte de 65. -Oye, 65, ¿estás allí? -65 sigue sin responder, ya ni se escuchan sus sollozos o sus quejidos. -¡65! ¡oye! ¡65! -y así siguió gritando más alarmado hasta que tocó los barrotes de la celda fuertemente, como queriendo separarlos, por lo que fue electrocutado por la energía negra que se activaba en ellos. -¡Ah!
Cansado y con la cabeza entre las manos escucha una leve voz -Oslac…-Sin duda la voz era de 65 -¿me voy a morir?
-No, no …. ¿No te pusieron comida en la celda? ¿Tienes hambre? ¿Es por eso que te duele el estómago? -dijo Oslac mientras la molestia de la electricidad se desvanecía.
-Tengo mucha comida, pero no la puedo comer, no me gusta… no me gusta estar aquí, quiero irme a casa, no puedo hacer lo que me piden tan bien como tu o los otros, seguro moriré pronto.
-65…
-Rubí
-¿Qué?
-Mi nombre es Rubí -65 gatea lentamente hasta los barrotes de la celda y se asoma lo más que puede sin tocarlos. Intenta mirar hacia abajo donde estaba la celda de 64. Las celdas contiguas estaban ubicadas unas más arriba que otras, y la celda de 65 estaba dos metros más arriba de la de 64. -Oslac, disculpa por lo de hoy- Por la oscuridad ninguno de los dos podía verse los rostros, pero 64 se acercó de todas formas a los barrotes y miró hacia arriba para intentar ver a 65, aunque desde luego, no lo logró. Mientras tanto 65 sigue hablando. -Sabes, tengo cabello rojo… ¿sabes lo que dicen de los pelirrojos? Que tenemos una fuerte conexión con el mundo espiritual. Por eso se dice qué estamos conectados con la muerte y que podemos traer maldiciones, así como morir rápido. También tengo los ojos verdes y claros… ¿sabes lo que se dice de las personas de ojos claros? Que controlan más fácilmente su mana. Así que es normal que la gente me tema. ¿Hoy te asusté verdad? Por eso me disculpo… ¿Oslac? ¿Me estás escuchando? -65 empezó a escuchar ruidos que venían de la celda de 64 -… ¿Estás bien?
-ppfff…jaja..ja..JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA -64 no puede contener la risa y ésta se transformó en carcajadas. -Perdón, jajaja, pero ¿qué dices?, ¿tenerte miedo? ¿tú? ¿peligrosa? ¿atrae maldiciones? ¿Y qué si tienes una fuerte conexión con lo espiritual o con el mana o … lo que sea que estés hablando? -64 sonrió después de calmarse -yo creo en lo que veo y lo que vi fue una niña asustada de los guardas y llorando por no entender cómo trabajar.
-¡Pero sí estabas asustado! ¡Yo te vi! ¡Cada vez que me acercaba y cada vez que quise agradecerte por ayudarme sólo huías y me apartabas también!-
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