Taro camina por las calles de Japón, con la mirada baja y las manos en los bolsillos. Las luces de los carteles y los edificios iluminan su silueta.

Taro (pensando): “Todo parece tan… incierto. Cada paso que doy me aleja más de lo que conocía. ¿Es esto realmente lo que quiero? ¿O simplemente estoy huyendo?”

Taro (pensando): “Tengo que decidir… y eso me aterroriza”.

Taro se detiene frente a una pantalla de noticias en la calle. La multitud observa en silencio.

Reportero en la televisión: “Últimas noticias: el líder yakuza Kitsune, James Kitsune, ha sido asesinado. Se reportan 34 homicidios de inocentes vinculados a la yakuza”.

Taro aprieta los puños. La noticia solo refuerza lo que ya sabe: la violencia no tiene fin.

Taro (pensando): “34 muertos… Si alguien como James Kitsune cayera, entonces nadie estaría a salvo”.

Taro Matsumoto, 19 años.

Hijo de una familia yakuza.

Atado a un destino del que no puede escapar.

Taro sigue mirando la pantalla de noticias. El ruido de la ciudad parece desvanecerse mientras sus pensamientos lo consumen.

Taro (pensando): "El asesinato de James Kitsune cambiará muchas cosas... La yakuza no perdona. Esto no terminará aquí".

Reportero de televisión: "Las autoridades aún no han identificado a los responsables, pero se sospecha un ajuste de cuentas entre clanes rivales".

Taro mira hacia otro lado. Conoce bien este mundo. Sabe que la venganza es inminente.

Se aleja de la multitud y enciende un cigarrillo, apoyándose en una pared.

Taro (pensando): "Si la guerra entre clanes comienza de nuevo... no podré permanecer al margen".

(Se escuchan pasos acercándose. Taro no necesita darse la vuelta para saber quién es.)

???: "Pensé que te encontraría aquí".

Taro suspira y exhala el humo antes de responder.

Taro: "Siempre me estás siguiendo, Kenji."

(Aparece Kenji Matsumoto, de 27 años, primo de Taro y miembro de alto rango de la yakuza Matsumoto. Su expresión es seria, con una cicatriz en la mejilla.)

Kenji: "Tu padre quiere verte. Ahora."

Taro frunce el ceño. No le gusta que su padre lo llame como si fuera un simple soldado.

Taro: "No estoy de humor para tus discursos."

Kenji: "No es una petición."

Taro lo observa por un momento antes de apagar su cigarrillo contra la pared. Sin otra opción, lo sigue.

(Al fondo, las luces de la ciudad brillan mientras la sombra de los Matsumoto se alarga sobre la sociedad.)

Taro (pensando): "No importa cuánto lo intente... siempre termino regresando."