En una lujosa y amplia habitación podemos ver como una joven se observa confundida en el reflejo del espejo del tocador. Palpa su cara y mira alrededor confundida. Su tez blanca en contraste a su pelo oscuro le da una apariencia ligeramente fantasmagórica.
-Disculpe señorita, parece algo confundida. ¿Le podemos ayudar en algo? -Intervino una sirvienta de melena castaña.
-Cómo... ¿Cómo me llamo? -Preguntó temblorosa la muchacha
-¿Disculpe?
-Dime mi nombre
-Usted es la señorita Sarah de Neira, hija menor del Conde de Neira.
«Así que aún me llamo igual»
-Hija menor... ¿Tengo hermanos?
-Así es señorita, tiene un hermano mayor llamado Liam de Neira. -Dijo la sirvienta- Señorita, ¿Se encuentra bien?
-No mucho, la verdad... Siento que he tenido un sueño larguísimo y no recuerdo nada.
Sarah y su sirvienta hablaron poco más. La joven criada informó a los condes de la situación amnésica en la que se encontraba su hija. La condesa rompió a llorar desconsoladamente y el conde, incapaz de consolarla, empezó a pasar más tiempo fuera y fuera del hogar. Este es el inicio de la historia de una protagonista a la que no le importaría morir.
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