Hola a todos. Éste es un Fanfic basado en la serie de anime Card Captor Sakura, y no soy dueño de la serie ni de los personajes. Este Fanfic tendrá contenido Yuri explícito en toda la historia, además de contenido Lemon posteriormente (más temprano que tarde). Está centrado (como ya pudieron adivinar) en los personajes de Sakura y Tomoyo de la mencionada serie.
Que lo disfruten, y déjenme sus comentarios, por favor.
WingzemonX
MI NOVIA, TOMOYO
Parte 1
Mi nombre es Sakura Kinomoto, tengo dieciocho años, y estudio el último año de preparatoria; vivo en Tomoeda con mi padre y mi hermano mayor. Y la chica que está en estos momentos dormida a mi lado, cubierta únicamente por el mismo cobertor rosado y sábanas blancas que yo, es mi novia, Tomoyo Daidouji... Sí, así es: mi novia, mi alegre, elegante, y hermosa novia.
No les mentiré, aún se siente un poco raro pensarlo, mucho más el decirlo en voz alta; es algo que no debería de ser así, pero no lo puedo evitar. Incluso en este instante de tiempo, incluso en este momento tras todo lo que hemos vivido los últimos meses, aún me es difícil creer que sea real. ¿Cómo pasó?, ¿cómo fue exactamente que recorrí el camino exacto que me condujo a este momento? No lo sé; supongo que... Simplemente pasó. No fue algo que podía haber controlado o decidido. Fue algo que pasó, o más bien algo que tenía que pasar.
"En este mundo no existen las coincidencias, sólo existe lo inevitable." Alguien me dijo estás palabras no hace mucho, y hasta ahora comprendo en plenitud su verdadero significado.
Tomoyo y yo hemos sido amigas desde tercero de primaria; pero no sólo amigas, sino "grandes" amigas. Desde el primer día en que cruzamos mirada, ella siempre estuvo ahí para lo que necesitara... Y también para lo que no necesitara, como hacerme trajes de combate y grabarme con ellos; lo cual, pensándolo en retrospectiva, tiene más sentido ahora que sé lo que sé ahora... Pero me estoy adelantando.
De acuerdo a lo que me ha contado, de pequeña Tomoyo sufría de algunos problemas de salud, que la hicieron pasar gran parte de su infancia en casa. Luego, cuando su salud al fin mejoró, entró a un Colegio Privado, en el que no le fue tan sencillo acoplarse, lo cual en estos momentos me es muy difícil de creer. ¿Tomoyo?, ¿con problemas para hacer amigos? Siempre me ha parecido la persona más agradable, amable, y extrovertida del mundo, con una brillante luz en ella que fácilmente atrae a cualquiera a querer estar en su compañía. Recuerdo que la primera vez que se lo dije, sus mejillas se ruborizaron un poco, me sonrió ampliamente, y me contestó:
- Eso sólo fue posible hasta te conocí a ti, Sakura-chan...
Eso tampoco me era muy sencillo de creer. Pero frecuentemente Tomoyo me dice ese tipo de cosas, de que es mejor persona desde que estoy con ella, lo que me hace apenarme mucho. No creo tener ese tipo de habilidad que tanto afirma.
Nuestro primer encuentro fue en verdad de lo más casual, pero fue de esas veces especiales en las que, prácticamente en un instante tras conocer a una persona, ya sabes de antemano que acaba de llegar a tu vida para quedarse. Para mí no fue tan claro en aquel momento, no como lo es ahora que lo recuerdo. Cuando ya faltaba cosa de un par de meses para terminar el tercer grado, la compañía de su madre pasó por algunos problemas, lo que la orilló a tener que sacar a Tomoyo del colegio, en un inicio de manera temporal, e inscribirla en la Primaria Tomoeda, dónde yo estudiaba.
Era un día de inicios del año. La maestra entró al salón, y todos tomamos asiento y guardamos silencio, justo como cada mañana. Pero esa mañana en especial llevaba algo distinto consigo. Detrás de la profesora, había entrado una segunda persona, una hermosa jovencita usando el uniforme de saco negro, falda y boina blanca; tenía largos cabellos oscuros, piel clara y ojos azules, y caminaba con su espalda recta y gran porte a cada paso. Cuando se paró frente al salón con una amplia sonrisa en el rostro, y sus manos cruzadas al frente, de inmediato llamó la atención de todos. Recuerdo que se comenzaron a oír algunos murmullos entre mis compañeros, la mayoría preguntándose quién sería, o haciendo alusión a lo bonita que era.
La profesora tomó un pedazo de tiza, y escribió de arriba hacia abajo un nombre en grande para que todos pudieran verlo sin problema. Luego se giró hacia todos, y con un tono solemne nos dijo...
- Ella es Daidouji Tomoyo, y será su compañera en todo lo que resta del año escolar. Viene del Colegio Herrington, y confío en que la harán sentir como en casa,
- Es un placer conocerlos a todos. – Agregó Tomoyo con su dulce y distintiva voz, haciendo una pequeña reverencia hacia el frente.
Muchos se sorprendieron de escuchar de dónde venía. Yo no lo sabía en aquel momento, pero el Colegio Herrington era, y aún lo es, una de las primarias más costosas y exclusivas de Tokio. La verdad es que tardé mucho tiempo en enterarme de que la familia de Tomoyo tenía dinero... Pero en realidad no es de las primeras cosas que le preguntas a una persona, o no debería de ser.
Escuché que los demás volvían a comentar. Algunos seguían señalando lo bonita que era, sobre todo por sus ojos y largo cabello tan bien cuidado; aun así, me pareció escuchar también un par de comentarios no del todo agradables. Por ejemplo, me pareció oír que alguien mencionaba que su tono pálido de piel era algo extraño; a mí no me lo parecía. Otros hacían alusión despectiva a su colegio anterior, dando a entender que debía de ser algún tipo de niña mimada o engreída. Eso tampoco me lo parecía, no a simple vista.
La profesora empezó a recorrer el salón con la mirada, buscando un lugar desocupado. No recuerdo con claridad qué pensaba en esos momentos. No sé si sólo quería ser buena alumna y ayudar a mi profesora, o si realmente deseaba conocer mejor a la nueva alumna; quizás fue un poco de ambas cosas. El punto es que antes de que ella eligiera por su cuenta, alcé mi mano al aire, y exclamé con algo de fuerza.
- ¡Profesora! Hay un lugar desocupado a mi lado.
Yo en aquel entonces me sentaba al lado derecho del salón, en el penúltimo asiento de la fila más pegada a las ventanas que daban al patio. Al escuchar mi voz, la profesora se volteó hasta ver mi mano alzada, y luego vio que en efecto el asiento a mi derecha, estaba vacío.
- Muchas gracias, Kinomoto. Dadouji, ¿Por qué no pasas a sentarte a lado de Kinomoto?
- Sí, profesora. – Respondió ella de inmediato, asintiendo con la cabeza y luego comenzó a caminar en mi dirección.
Yo la seguía con la vista, intentado sonreírle con gentileza. Ser nueva en una escuela desconocida, siempre era algo aterrador, en especial cuando ya estábamos cerca del final del año.
- Hola, mucho gusto. – Le dije con entusiasmo cuando ya se encontraba de pie a mi lado. – Me llamo Kinomoto Sakura.
- Encantada, yo soy Daidouji Tomoyo. – Me respondió con la sonrisa más hermosa que había visto hasta entonces, después de la que mi madre tenía siempre en sus fotos.
El que se presentara de nuevo me produjo un poco de gracia, pues no sólo acababan de decir su nombre al frente hace sólo unos minutos atrás, sino que éste incluso continuaba escrito de manera muy visible en el pizarrón. Me sentí tentada por unos momentos en señalarlo, pero decidí mejor no incomodarla con ello.
- Supongo que ahora nos sentaremos juntas. Espero que podamos llevarnos bien.
- Muchas gracias.
Me volvió a sonreír de la misma forma que antes. En verdad, era una sonrisa hermosa... Aunque, recordándolo ahora, también un poco melancólica. Tomoyo estaba pasando por varias cosas en ese momento, no sólo el cambio de escuela y el estado económico de la empresa de su madre, sino también la separación de sus padres. Siempre admiraré como era capaz de, incluso desde entonces, siempre radiar ese aire tan hermoso y agradable a su alrededor, incluso en las peores situaciones.
La profesora nos indicó que sacáramos nuestros cuadernos, y comenzáramos a anotar una serie de oraciones en ingles que empezó a escribir en el pizarrón. Saqué mi cuaderno de mi mochila, y vi de reojo que mi nueva vecina hacia lo mismo, al igual que una caja de lápices, muy elegante y bonita, y su contenido estaba perfectamente ordenado. Cada quien empezó a concentrarse en su respectivo cuaderno por un rato, hasta que escuché con claridad el sonido de la puntilla del lapicero de Tomoyo rompiéndose, y haciendo que se resbalara. Miré de manera discreta hacia su hoja, viendo como se había dibujado una larga línea en diagonal desde la "j" al inicio de "juice", hasta dos renglones y medio hacia abajo.
La noté un poco sorprendida, o incluso asustada, por ese desliz. Comenzó a buscar en su caja de lápices, pero luego de casi un minuto parecía que no lograba encontrar eso que tanto que buscaba.
- ¿No traes borrador? – Se me escapó de pronto como un susurro, lo suficiente alto para que ella me oyera, y me volteara a ver lentamente. Me puse un poco nerviosa al sentir sus ojos azules sobre mí. – No... No es que te estuviera espiando... O algo así. Sólo vi... por accidente lo que pasó.
Tomoyo hizo el gesto como si quisiera reír, pero no lo hizo, posiblemente para no hacer ruido. ¿Mi reacción había sido tan graciosa acaso? Luego, respondió a mi pregunta simplemente negando con su cabeza, indicándome con ese sólo acto que en efecto no traía borrador.
Ni siquiera lo pensé dos veces. De inmediato saqué mi caja de lápices de mi mochila, y busqué alguna goma de borrar entre mis cosas. Luego de unos momentos la encontré, de color rosa en forma de cabeza de conejo, prácticamente nueva ya que ni siquiera la había usado todavía.
- Toma, puedes usar el mío. – Le indiqué mientras se lo extendía.
- No es necesario, enserio...
- Descuida, acabo de comprar un paquete nuevo ayer.
Extendí más mi mano hacia ella, y terminé colocando la goma con delicadeza en las suyas. Tomoyo la tomó, y la sostuvo frente a ella por unos momentos. No sabía qué tanto le miraba, pues en realidad era de una forma muy sencilla, nada muy llamativo. Luego, se volteó hacia mí, y me volvió a sonreír... Pero fue de una forma muy distinta a las anteriores. Era una sonrisa más discreta, pero mucho más sincera; incluso el brillo de sus ojos fue distinto. Separó sus labios, posiblemente con la intención de decirme algo, pero antes de que pudiera la profesora pareció notar que estábamos hablando, pues me llamó por mi apellido de manera severa, mirándome sobre su hombro.
- ¡Lo siento! – Exclamé nerviosa, alzando un poco mi cuaderno frente a mi rostro, como esperando que éste me protegiera por completo de su mirada.
Tomoyo volvió a hacer ese ademán, como queriendo reír, y yo no pude evitar contagiarme del mismo sentimiento. Ambas compartimos en ese momento una risa silenciosa. Miré de reojo hacia la profesora, y de nuevo me oculté detrás del cuaderno. Antes de seguir anotando, me giré hacia Tomoyo para decirle una última cosa.
- Si lo deseas, puedes quedártela.
Recientemente me enteré de que Tomoyo conservó la goma que le di aquel día todos esos años; de hecho, jamás lo usó. Lo guardaba como un pequeño recuerdo de cuando nos conocimos, como un valioso tesoro. La primera vez que me lo dijo, me puse tan roja, y sentí mis orejas tan calientes que creí que se derretirían. Era lo más bonito que alguien me había dicho, al menos hasta entonces.
Luego de ese momento, nos volvimos realmente inseparables. Tomoyo siempre estaba ahí para mí, y me gusta pensar que yo también lo estuve para ella. Incluso cuando comenzaron los incidentes ocasionados por las Cartas Clow, y a pesar de los peligros que estos conllevaban sobretodo considerado que no poseía magia con la cual defenderse, siempre estuvo ahí para hacerme compañía, darme apoyo, y ayudarme en lo que le fuera posible, con su cámara en mano para grabar cada una de mis aventuras... enserio, luego de estos años, recordar eso me sigue incomodando un poco.
Personas en mi vida vinieron y se fueron, pero Tomoyo siempre se quedó conmigo, en los buenos y malos momentos. Pasaron los años, y a diferencia de otras amistades que se van desgastando con el tiempo o incluso se acaban, ella y yo nos volvimos cada vez más y más unidas. Pasamos mucho más tiempo juntas durante nuestros años de secundaria, y nos fuimos conociendo incluso más de lo que ya nos conocíamos. Compartimos muchas cosas, muchas experiencias, muchos momentos felices y tristes, buenos y malos. Todo hasta que en algún momento, un tiempo después de haber entrado al primer año de preparatoria, simplemente... Sucedió... Un día la miraba y veía a mi mejor amiga, y al siguiente la miré... Y sentí algo distinto.
Mi corazón latió con fuerza, y mi respiración se detuvo. El sólo hecho de darle los buenos días en ese instante, fue totalmente diferente. El no verla durante alguna clase, me hacía esperar con ansias a que ésta se acabara para poder verla a la siguiente. Cuando llegaba a mi casa, aún luego de haber pasado toda la tarde juntas, le hablaba por teléfono, sólo para seguir un poco más la conversación que habíamos comenzado hasta que fuera hora de hacer la tarea, cenar o dormir. Ya había sentido esto antes, pero no de esta manera, no con esta intensidad. ¿Pero podría ser posible lo que estaba pensando? ¿No estaría quizás confundiendo las cosas?
Decidí no decir nada en un inicio, y esperar a poder comprender mejor qué era esto que comenzaba a sentir. Fui en verdad muy ingenua, pues en realidad no fui capaz de ocultarlo por mucho tiempo, y mucho menos de evitar que Tomoyo se diera cuenta; ella siempre había sido mucho más perceptiva en este tipo de cosas. No tardó mucho en encararme de frente, y yo no tuve más remedio que aceptar la verdad.
- Yo... Creo que me gustas... mucho, Tomoyo... De una manera más que amistad... Yo, lo sé, ¡y lo siento! Es muy extraño lo que te estoy diciendo. Somos amigas desde hace muchos años, pero simplemente no puedo evitarlo. He estado comenzando a sentir algo por ti, algo distinto sin siquiera proponérmelo. Cuando le confesé mis sentimientos a Yukito, él me dijo que debía de comparar lo que sentía por él con lo que siento por mi padre y por Touya, y así poder darme cuenta que lo que sentía por él era que lo veía como un miembro más de mi familia. Pero por más que intento comparar lo que siento en estos momentos por ti con lo que siento por alguien más, por mi hermano, por mi padre, por cualquier otro de mis amigos, por Kero, Yukito o Yue... No logró encontrar un punto de comparación. Lo que siento por ti es totalmente distinto. Siempre nos hemos dicho todo abiertamente, y es por eso que me siento segura de decírtelo. Sólo... Por favor, no te enojes ni me mires diferente...
Comments (0)
See all