Bar Xxx.
Sentado en la barra tomando una copa, Dorian observa el movimiento en busca de su presa perfecta.
- ¡Qué fastidio! - el susurra para sí aburrido de todo lo que veía, ningún omega era realmente su tipo.
- ¿Estás aburrido? - le susurra al oído el camarero inclinado sobre el mostrador y se ríe.
- ¡Parece que hoy no es mi día de suerte! - Dorian se ríe y da otro sorbo a su bebida.
- No te desanimes, ¡conseguirás algo bueno! - el hombre le da una palmada en el hombro y sonríe.
- Eso espero... - justo cuando pronuncia estas palabras, su mirada se dirige con naturalidad hacia la puerta, por donde entra un omega que se acerca un poco tímido a la barra. Era él.
- Um... ¿podría servirme una cerveza? - Su voz dulce y vacilante hace que Dorian se interese aún más. Todo en Omega le atraía, su pelo corto y negro, su piel ligeramente bronceada, sus ojos grandes y brillantes y su pequeño cuerpo que parecía fácil de sostener.
- ¿Esperas a alguien? - Dorian se acerca y le pregunta con una sonrisa amable.
- No...
- ¿Puedo invitarte a una copa? - Dorian se adelantó sin dudarlo, no dejaría pasar esa oportunidad por nada en el mundo.
- ¡Sí! - su cara se sonrojó y parecía nervioso.
- Soy Dorian, ¡encantado de conocerte! - sonríe sin poder apartar los ojos de tu cara, pensando en lo que tiene que hacer para tenerte en su cama al final de la noche.
- Soy Héctor. - el omega mira su vaso de cerveza y bebe un sorbo. Tal vez eso le dé un poco de coraje.
- Es un nombre precioso. - Dorian sonríe y le acaricia una mano, lo que hace que el omega se ruborice aún más.
Después de unas horas de beber y charlar, Dorian se dio cuenta de que, a pesar de su pequeño cuerpo y su aspecto frágil, Héctor era un buen bebedor, lo que le convertía en un compañero genial con quien pasar el tiempo.
- ¿Por qué me miras así? - dijo Héctor, un poco avergonzado. La mirada de Dorian parecía penetrar tan intensamente en su carne.
- ¡Porque eres hermoso!
- No hace falta ser tan gentil, todo el mundo está de acuerdo en que eres el hombre más guapo de aquí. No me extraña que las omegas no puedan apartar los ojos de ti. ¡Debes ser un gran alfa! - Mientras habla, sus dedos juegan con su vaso de cerveza vacío y sus ojos se clavan en él. No tenía valor para mirarle a la cara en ese momento.
- Siento decepcionarte, pero no soy un alfa. Sólo soy un omega, ¡como tú! - Dorian sonríe y le acaricia el pelo. El omega retrocede ante su tacto y ahora incluso sus orejas se han vuelto de un tono rojo.
- Lo siento, yo no...
- No pasa nada, no hace falta que te disculpes.
- Si eres un omega, ¿por qué no estás con un alfa?
- Porque tú me interesas. - Dorian lo mira fijamente con una mirada lujuriosa y una pequeña sonrisa en la esquina de su boca.
- Nunca he estado con un omega... - susurra Héctor y se encoge en su asiento.
- ¿Te gustaría probarlo conmigo? Estoy seguro de que puedo satisfacerte. - Dorian se acerca y le susurra al oído mientras usa la mano izquierda para agarrar el muslo del omega.
- Sí... - susurra Héctor vacilante, pero su cuerpo acepta el contacto de Dorian.
- Te prometo que nos divertiremos, Héctor.
- Hagámoslo despacio, ¿vale? - Dorian se acercó a él y se agachó frente a él. Tenía que ser paciente si quería llegar hasta el final.
- ¿Quieres ducharte primero? Esperaré. - Le dirige una suave sonrisa.
- No, quiero hacerlo ahora... - susurra Héctor y lo mira con una dulce mirada de necesidad, que hace que a Dorian le cosquillee la entrepierna.
El omega le acaricia la cara y lo besa, mientras su otra mano se mueve hacia la entrepierna de Héctor. La acaricia y pronto su erección crece entre sus piernas y la tela se humedece.
- ¿Me permites? - susurra Dorian sin aliento mientras admira su rostro enrojecido. El omega asiente y abre las piernas, haciendo aún más evidente lo excitado que está.
Dorian sonríe al ver que se abre para él, era un espectáculo precioso. Sus manos van al pantalón y abren el botón, luego van a la cremallera y se quitan la prenda junto con el pantalón, dejándole a Héctor la parte inferior del cuerpo expuesta.
- Hermoso... - susurra el omega sin poder apartar los ojos de su cuerpo. Su escaso vello púbico negro y su ano rosado, tan húmedo que ensucia las sábanas, hacen que Dorian tenga sed de tocarlo y ensuciar su cuerpecito.
- ¡No lo mires! ¡Es vergonzoso! - Héctor intenta cubrir su erección, pero es detenido por Dorian, que le agarra de las muñecas y se lo lleva rápidamente a la boca. Al ser un omega, su polla es de tamaño medio y está extremadamente húmeda, perfecta para una mamada.
- ¡Espera! - Héctor se retuerce en la cama y gime. La lengua de Dorian se pasea por su glande y juega con su uretra, intentando penetrarlo una y otra vez, lo que lleva al omega a su límite en pocos minutos.
- Dorian... ¡espera! - él intenta liberarse y siente que un escalofrío le recorre la espina dorsal. Le faltaba poco.
- Todavía no. - Dorian le suelta cuando se da cuenta de que ya ha llegado a su límite y le agarra la polla, colocando el pulgar sobre la uretra e impidiendo que salga el semen. Él observa cómo su saliva gotea hacia el ano de Héctor.
- Suéltame, por favor... - el omega gime suavemente y se agarra al antebrazo de Dorian, pero su cuerpo es demasiado débil para apartarlo.
- Shh, solo un poco más... - susurra Dorian y, con la mano libre, abre un poco más sus piernas, dejando el camino libre para que su lengua juegue con el ano rosado de Héctor.
- Dorian... ah! - al sentir la cálida lengua de Dorian tocar su piel, el omega inclina la cabeza hacia atrás y sus caderas empiezan a moverse lentamente. La sensación que se apoderó de su cuerpo y dejó su mente en blanco fue increíble, nunca había sentido tanto placer, ni siquiera con el alfa más experimentado.
- ¡Qué bueno! - gime y jadea, su cuerpo se estremece y su polla sigue goteando líquido preeyaculatorio. Dorian sabía exactamente dónde meter la mano para hacerle gemir y delirar.
- Está tan mojado. ¡Qué omega más pervertido! - se burla de él y sonríe, luego se levanta, se abre el botón del pantalón y se deshace rápidamente de la prenda junto con los pantalones, después hace lo mismo con la camisa.
Ellos frotan sus cuerpos uno contra el otro, mientras sus dedos intentan alcanzar sus próstatas, sus gemidos se mezclan mientras sus anos se humedecen cada vez más. Deseando ser penetrados.
- ¡Dorian, bésame! - Héctor le agarra del pelo y le besa, entrelazando su lengua con la suya mientras frota la polla contra su abdomen. Dorian lo sujeta con más fuerza y mete aún más los dedos, haciendo que el omega lo apriete con más fuerza.
- Quiero más... - susurra Héctor y empieza a frotar el culo contra la polla de Dorian, que se ruboriza ligeramente y siente un escalofrío que le recorre la nuca. Aquel omega sabía cómo volverlo loco.
- ¡Joder! - murmura Dorian y utiliza ambas manos para sujetarle el culo, él lo penetra rápidamente y Héctor empieza a mover las caderas, siguiendo un ritmo lento pero constante mientras sigue utilizando los dedos para alcanzar la próstata de Dorian.
- Estás muy mojado, Dorian. ¿Te sientes bien? - le susurra Héctor junto a la oreja y le mordisquea el lóbulo.
- ¡Sí, está jodidamente bueno! - él sonríe y hunde la cara en su cuello, buscando el aroma de sus feromonas.
- Me siento tan lleno... ¡qué delicia! - Héctor aumenta la intensidad de sus movimientos, pero sin sacar los dedos de Dorian, que gime y se pega a su cuerpo, liberando más feromonas.
- Do-Dorian, ¡creo que voy a correrme! - él gime y echa la cabeza hacia atrás.
- ¿Puedes sentir lo profundo que está mi polla? Aunque no soy tan grande como un alfa, ¡puedo llegar a tus entrañas! - Dorian habla cerca de su cara, luego le mordisquea la mandíbula y le abraza más fuerte.
- ¡Ah! ¡Dorian! - Héctor le agarra del pelo y se corre, ensuciando el abdomen de ambos. Dorian gime cuando lo aprietan y muerde el cuello del omega, dejándole una marca rojiza en su piel.
- Estabas tan apretado cuando te corriste... - Dorian susurra y sonríe, luego se inclina hacia delante, haciéndole echarse hacia atrás, él apoya las manos sobre la cama y luego vuelve a mover las caderas, empujando profundamente dentro de Héctor.
- Espera, ¡acabo de correrme! - él grita, intentando que pare, pero Dorian sigue golpeándole la próstata y no se detiene hasta que esté satisfecho.
Héctor nota que su cuerpo tiembla y que sus feromonas siguen fluyendo sin control. Él intenta seguir penetrando a Dorian, que está tan mojado y apretado como él, pero está cansado, así que retira los dedos y se los mete en la boca. Probando el delicioso sabor de Dorian.
- Que... - el omega lo mira boquiabierto mientras lame los dedos que una vez estuvieron dentro de él. Héctor parece hambriento y necesitado mientras lo hace, golpeando en la ingle a Dorian, que se queda hipnotizado ante la escena.
- Sabes... ¡tan bien, Dorian! - murmura Héctor mientras su cuerpo se retuerce y se estremece bajo el omega.
- ¿Puedo probar más? - le tira del cuello y le besa, entrelazando su lengua con la de él y haciendo que Dorian saboree su propio sabor.
- ¿Te das cuenta de lo indecente que suena eso ahora? - susurra el omega y le sujeta la cara con fuerza. Lo único en lo que podía pensar era en las ganas que tenía de follárselo hasta llenarle su cuerpo de semen.
- Por favor... - Héctor le lamió el dorso de la mano y le dedicó una sonrisa astuta. Ya no parecía el tímido omega del pub.
- Entonces deja que me corra en tu cara. ¿Qué te parece? - se burló Dorian, probando hasta dónde era capaz de llegar.
- Sí -volvió a sonreír el omega, y entonces Dorian lo soltó, salió de él y lo sujetó por el pelo.
- ¡Chúpala! - le ordena con tono autoritario y una sonrisa traviesa. Héctor se acerca a su ingle y se lo lleva a la boca, luego utiliza dos de sus dedos para penetrarlo, estimulando ambos puntos.
- Joder... - Dorian gime y no puede apartar los ojos de Héctor, que, aunque lo hace un poco mal, parece un cachorro hambriento. Era inevitable no excitarse, sobre todo con los dedos acariciándole la próstata.
Héctor utiliza la lengua para envolver su glande, al tiempo que chupa con fuerza la punta, lo que hace que Dorian lo apriete. El omega intensifica sus movimientos y puede sentir el líquido corriendo por su antebrazo, señal de que ya está a punto de terminar.
- ¡Joder! ¡Me voy a correr! - Dorian lo agarra del pelo y se masturba hasta correrse en toda la cara de Héctor, que sigue moviendo los dedos hasta que ve salir la última gota de semen de su uretra.
- ¡Qué delicia! - dice con una sonrisa en la cara mientras lame el semen que gotea cerca de su boca
Cuando se despierta, Dorian busca a Héctor en la cama, pero pronto se da cuenta de que está solo. Suspira y se queda mirando el techo durante unos segundos.
- Hum... qué pena. - él bosteza y se levanta de la cama, recoge su ropa del suelo y, antes de ir a ducharse, ve una nota en la mesilla que hay junto a la cama.
- ¿Qué es eso? - susurra Dorian y cuando ve lo que hay escrito, se da cuenta de que Héctor ha dejado su número con un breve mensaje que dice: "Tengo que irme antes. Llámame".
- Este omega... - susurra para sí y sonríe al recordar cómo Héctor gemía bajo su cuerpo, suplicando más mientras se corría y cómo su cuello quedaba marcado por sus mordiscos. Algo que Dorian nunca había hecho antes, pero por alguna razón sentía el insaciable deseo de marcarlo como suyo, al menos por esa noche.
- ¡Me aseguraré de llamar, mi querido omega! - Dorian se guardó el papel en el bolsillo del pantalón y se moría de ganas de volver a verlo. Aquel omega era realmente especial.
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