La vida es extraña.
Dicen que cuando uno hace una buena acción, la vida te recompensará.
Si uno hace buenas acciones solo por las recompensas estas no van a llegar nunca.
Una chica paseaba por la calle, caminando sin rumbo, con el único deseo de simplemente pasar una agradable tarde lejos del hogar y la incomodidad de los muros por un rato. Ella tenía un peluche en sus manos casualmente, hecho de harapos viejos que ella misma confeccionó. Restos de un pantalón roto.
Ella traía ese peluche en las manos, porque no sabia que hacer con él. Ella solo lo hizo porque no quería que el pantalón terminará en la basura.
Sin embargo a lo lejos vió a un niño, de aspecto sucio haciendo malabares en la calle. Era uno de esos niños que no podían pagar la escuela y eran obligados a trabajar en las calles.
La joven se compadeció y pensó "Tal vez lo necesite mas que yo". Cuando el menor terminó su rutina cerca de los peatones que lo ignoraban ella se acercó y le extendió el muñeco diciendo "es para ti".
El niño inicialmente estaba confundido pero dio las gracias tomando el peluche, luego de eso salió corriendo lleno de alegría.
La joven al estar dispuesta a volver a casa un hombre de aspecto anciano, se acercó con dos rosas en la mano: Una blanca abierta, y otra roja cerrada. Por las ropas dedujo que era un florista que se dedicaba a vender sus flores a los peatones que pasaban.
El hombre sonrió y dijo "Es para ti". La joven confundida cuestionó "¿Por qué?". Él respondió "Nada más por qué quiero".
La joven agradeció el gesto y tomó las rosas.
Eran simplemente hermosas. Sabía que no duraría mucho tiempo. Después de todo una vez la rosa cortada tarde o temprano se marchita. Pero aunque las flores no eran eternas, se sentía agradecida por el gesto.
olió las flores recordando esa frase: "haz una buena acción y tendrás recompensa".
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