¿No es así como comienzan todas las historias? Chico conoce chica, chico persigue chica, chico y chica intentan ser separados por fuerzas más allá de su control o encuentran razones para no estar juntos, hasta que finalmente admiten que eso es lo que más desean en el mundo. El amor verdadero prevalece. Felices por siempre. ¿No es así como iba la historia? Un día de sol, a las afueras de un café. El mundo de la costa no era tan distinto a su hogar debajo de las olas. El sol podía filtrarse distinto, pero sus sombras y luces creaban el mismo vaivén que Laine adoraba seguir— tal vez descuidadamente. Su hermana le había dicho “no es así todos los días, a veces no puedes escuchar nada con todo el ruido que la gente puede llegar a crear.” Laine llevaba tres días en tierra: no podía esperar para saber a lo que se refería. Así que Laine no estaba realmente mirando cuando dio un giro demasiado amplio y algo chocó contra ella. Un exabrupto, un grito ahogado en su garganta al ver el café caliente empapando la mano que lo sostenía, y Laine y el hombre dejaron caer sus abrigos. Uno oscuro, corto y lustroso, casi como una chaqueta ceñida al cuerpo; el otro claro, largo a las pantorrillas y aún así ligero al viento. Era un día soleado, después de todo. —Lo siento tanto, —empezó Laine, pero antes de que pudiera terminar de hablar, el aliento se le quedó atorado en la garganta, porque en lugar de tomar su propia muda, el hombre tomó el de ella. Y se la entregó. Su otra mano seguía empapada en café, tanto que ni siquiera la estaba mirando y sí a la mancha en la manga de su camisa, pero Laine apenas y podía forzarse a separar la vista de su gesto. Su corazón temblaba tanto como antes de una presentación, tal vez incluso más. ¿Él lo sabía? No podía saberlo. ¿Lo sabría cuando la mirara? Tendría que saberlo, ¡sus marcas! ¿Y si ella no lo tomaba? ¿Y si él decidía quedárselo de todos modos? ¿El reino de su madre podría soportar tal conflicto? Laine pensó en toda una vida distinta durante esos tres segundos en los que se tardó en tomar el abrigo y el hombre finalmente levantó al vista, su otro ropaje al fin en mano. En lugar de insistir, el hombre tan sólo la miró, como esperando respuesta a una pregunta que todavía no había hecho, y Laine sabía que tenía la respuesta equivocada, porque solamente tomó su abrigo y lo dejó marchar. Él jamás miró atrás. Ella tampoco se atrevió. Cuando su hermana la encontró, minutos después, Laine se encontraba sentada sobre el muro que protegía el olmo, la cara enrojecida enterrada en su abrigo. En su pecho podía sentir un corazón humano latiendo.
En un mundo donde los cuentos de hadas son reales, Laine es una selkie y Johannes un simple humano con un disgusto particular por las leyes de la magia.
Cuando un simple acto de bondad los convierte en marido y mujer, Johannes tendrá que aceptar en su vida el poder de las historias para poder encontrar la manera de romper el contrato que los une. Tener una selkie como esposa es un privilegio por el que muchos estarían dispuestos a sacrificarlo todo y mientras Laine esté a merced de los impulsos que los atan juntos, ninguno de los dos estará a salvo.
Johannes está seguro de que puede cambiar la historia, re-escribir el mito y regresar a su vida tal como era antes, pero eso es lo más curioso de la magia… jamás escucha el deseo que esperas.
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