—Fernando —dijo Lukyan en una llamada con el nombrado—. ¿Cómo va todo por allá?
—Bastante bien, creo… Luke está entretenido con el micro-hornito que Yon le trajo, fue buena idea de su parte. Noa ha estado asoleándose y Balaam, no dice todo, pero ha dicho lo suficiente sobre la nota.
—¿Y qué ha sido lo suficiente? —musitó intrigado, cuidando de no ser escuchado.
—No creo que sea prudente decirlo por teléfono, pero podemos conversar de esto cuando lleguen esta noche. —Fernando a pesar de seguir molesto por no poder dirigir la investigación, agradecía de alguna manera que Lukyan no sólo le dejara participar, sino liderar de alguna manera.
—Sí, podemos hablar sobre todo esto…—habló con algo de duda, quedándose por unos momentos callado.
—¿Qué tienes en mente? —Se atrevió a decir, escuchando la pausada respiración de Lukyan.
—Creo que ambos, tu desde antes que yo evidentemente, creíamos que simplemente sería cosa de atrapar a los malos, encerrarlos y cerrar archivo…
—Pero esto es más grande que esos chicos. Ese Balaam, es insoportablemente arrogante pero tal vez…
—¿No son tan malos? El mocoso de trenza me pisó los testículos —gruñó irritado, siendo interrumpido por las carcajadas de Fernando. Trató de retomar la conversación, pero el otro no dejaba de reírse. Mal humorado decidió colgar, queriéndose relajar masajeándose la sien.
—Señor Lukyan —dijo Keita, quien se acercaba junto con Sky.
—¿Qué pudieron ver? —Lukyan les miró desde arriba con tranquilidad pero seriedad, tenía un aura fuerte digna de un federal.
—Se están llevando los cuerpos, una vez realicen la autopsia el médico forense nos llamará, pero por lo visto y según cuenta Sky, parecen dos modus operandi mezclados.
—Nosotros hemos atacado políticos, sin embargo, ese señor no estaba dentro de la lista. —Se atrevió a decir Sky.
— ¿Político? ¿De quién estamos hablando? —Lukyan frunció el ceño, tensándose un poco.
—La víctima es el Senador Robles y su familia —musitó Keita, arqueando las cejas. Usualmente este tipo de crímenes le llenaban de gozo al poder investigar el cuerpo humano, pero este no era el caso.
—¿Cómo lo supieron? Es decir, me informaron que saquearon la casa sin dejar rastro de fotos, documentos ni identificaciones.
—En su anillo de bodas, tenía grabado en su interior el nombre de su esposa —contestó Sky con simpleza, sin entender quién era ese tal Senador Robles; es decir, sabía que su apellido no estaba en la lista.
—Entiendo, ¿crees que haya sido al azar? —Lukyan genuinamente quería saber la opinión de Keita, después de todo, sabía que su intelecto no era algo con lo que se debía jugar.
—Esperemos que sí, lo único que puedo asegurar es que intentaron copiar a Muerte pero simplemente se volvió una carnicería sin sentido. En cuanto tengamos el informe, se lo llevaremos, me llevaré a Sky.
—Bien, debo regresar, en cuanto tengan algo me dicen —dijo el rubio bastante confiado, sabiendo que mientras ellos tuviesen a Balaam, Sky no intentaría nada.
—Sí señor—contestó Keita, observando cómo se retiraba el hombre.
—¿Quién es el senador Robles? —dijo Sky finalmente.
(…)
—Supongo que ya saben lo que les diré. —Balaam a pesar de estar molesto y desconcertado, mostraba una apariencia serena y dulce. No era alguien impulsivo, sobre todo en una situación donde eran los sospechosos.
—Sé que no fueron ustedes, Guerra es lo suficientemente cínico como para presumir los crímenes que han hecho, y él mismo negó la relación de ustedes con ese asesinato. Dejaron los cuerpos descomponerse, y se tiene la teoría que serrucharon sus cabezas estando convida, no sin antes golpearlos y posiblemente torturarlos —dijo Lukyan, sentándose frente al muchacho.
—Agradezco profundamente ese voto de confianza, sin embargo, deberían estar preocupados de porqué lo asesinaron…nosotros somos sicarios, pero trabajamos bajo mis convicciones; aquí la pregunta es: ¿Bajo qué convicciones o deseos trabaja este asesino?
—Ustedes asesinaron al diputado Huang, ¿no es así? —cuestionó Lukyan, quien no veía muy claro la moralidad de la que hablaban.
—El diputado Huang cortó la lengua a ese sobreviviente, y le arrancó los ojos. ¿De cuál moralidad crees que hablo, ruso estúpido? —resopló Balaam con arrogancia, un tanto irritado, sacando su verdadero ser con un deje de tranquilidad—. El activismo que hacía ese hombre en pro de los niños era una fachada, ¿qué mejor manera de estar cerca de infantes para un depredador sexual? Aunque claro, a pesar de darse sus festines con niños de la comunidad, también gustaba de comprarse uno que otro gustito…pero ustedes no están listos para esa conversación. –Las palabras de Balaam se cargaban de una extraña empatía, junto con un fuerte rencor y odio.
Ambos hombres, a pesar de no inmutarse, sus corazones latían por la impotencia al pensar el cómo era posible que unos niños se encargaran de eso y no ellos quienes eran literalmente la ley.
—Supongo que puedes asegurarnos que el señor Robles era un hombre honesto.
—Tenía una iniciativa que impulsaría centros de salud mental y desarrollo integral para los niños, ¿usted qué cree? Obviamente no estaba dentro de nuestra lista —dijo Balaam, tratando de retomar la compostura, zapateando un poco de manera impaciente.
—Es bastante irónico que me hables de sentimentalismo y moral. —Se quejó Fernando sin poderlo evitar.
—Ah, me ofendes —dijo Balaam con un deje de burla—. A estas alturas de nuestra relación creí que había quedado claro lo emocionales.
—¿Matando gente? —interrumpió. Fernando no creía en la justicia por mano propia, algo en lo que concordaba con Lukyan, ya que estos “justicieros” sólo provocaban caos.
—Claro, hacemos lo que toda la humanidad desea, pero reprimen por temor al qué dirán…actuamos desde las emociones.
—¿Tú y quienes más? —bufó Fernando, aventando a la mesa la nota que les habían dejado, la cual decía un: “Los estamos vigilando”.
—Ya te dije, un aliado. No necesitan más información…por seguridad de ustedes y de quien dejó la nota. En vez de preguntar algo por lo cual no deberían preocuparse, deberían estar investigando…
—¡Balaam, Balaam! —Entró Luke, berreando cual foca herida—. ¡¿Nos llegó un mensaje de Hush, nos llegó un mensaje de Hush?! —gritó emocionado, apretando al señor Winchester contra su pecho.
Lukyan y Fernando arquearon una ceja, con una mezcla de confusión, burla y placer; sin pensarlo, voltearon a ver a Balaam, quien estaba rojo de vergüenza, pellizcando su entrecejo. Sabía que su superior no iba a estar feliz, y no, su superior no era ese tal Hush.
—Uh, debe estarnos viéndonos ahora. Hola Hush, hola Hush —chilló Luke feliz, trepándose en Lukyan para quedar cara a cara a una de las tantas cámaras del penthouse.
—Quítamelo, quítamelo —dijo Lukyan, queriendo mantener la compostura. Su cuerpo se tensaba al tratar de agarrar el esquelético torso del menor para que no se cayera.
—¿Para qué o qué? —resopló Fernando con burla, observando complacido cómo parecía que el agente perdería la compostura. Sin embargo, su atención se desvió cuando la cámara comenzó a moverse, respondiendo los saludos.
—Pero qué carajos… —El rubio se quedó completamente quieto, sosteniendo las piernas de Luke para que siguiera hablando con la cámara.
—Entonces, nos has estado escuchando, ¿verdad? —Rió Balaam resignado, viendo la cámara asentir.
—¿Quién es Hush? —preguntó Fernando, insistiendo un poco más.
—Por cada persona de mi equipo que deseen, necesitaré un papel firmado para asegurar su seguridad. Sobre todo para él.
—¿Es algún otro puto loco? —Frunció el ceño el jefe, sintiendo cómo su estómago se revolvía. De por sí no estaba contento de proteger a cuatro asesinos.
—Oh no, no, no, no —interrumpió Luke, abrazándose de la cabeza de Lukyan y recargando al señor Winchester en ella—. Él es muy listo, es genial y…
—Luke —reprendió suavemente Balaam—. ¿No se te quemarán tus pastelillos?
—Lo siento, lo siento —jadeó Yon entrando—. Me fui por unos segundos al baño y… se me escapó.
—Escuché que Hush envió un mensaje. —Se asomó Noa completamente desnudo, bajando sus anteojos de sol. El muchacho había estado asoleándose un poco—. ¿Nos envió algún regalo?
—… —Lukyan soltó a Luke para cubrir sus ojos por inercia, espantado del desnudo del muchacho—. Alguien dígame que no es menor de edad.
—Tranquilo, guapo —rió Noa dulcemente—. Tengo 19 años. ¿Entonces…?
—Sólo nos dijo que nos está vigilando, así que ya sabes lo que significa —contestó Balaam.
—Ese tal Hush podría ayudarnos con la investigación, ¿no? —preguntó Lukyan, quitando sus manos de sus ojos, tratando de evitar contacto visual con Noa—. Es decir, es evidente que hackeo el sistema de seguridad y escucha todo lo que hablamos.
—En realidad no es la primera vez que lo hace —dijo Noa con desfachatez—. Realmente ustedes son muy estúpidos a lado de él. En fin, seguiré asoleándome —canturreó para salir de ahí.
—Hush —llamó Balaam a la cámara—. Creo que has estado al tanto de todo desde que nos han atrapado. Debo suponer que él ya lo sabe todo, y que seguramente no está nada feliz.
—No, no está nada contento —resonó una voz computarizada por el recinto—. Me pidió que los vigilara, y supieran mi presencia. Sólo pueden decir quién es en casos extremos, aunque viendo a quiénes están asesinando, es probable que él se presente solo.
—¿Tienen una relación con el senador Robles? —cuestionó Lukyan.
—No estoy permitido de decir esa información, pero cuando tengan la información, protejan al informante.
El celular sonó, dejando a Hush como un vidente. Lukyan contestó sin pensarlo y salió a la terraza.
—Señor, soy Keita. Ya obtuvimos un poco de información. Efectivamente…la familia fue torturada, aunque el senador robles murió por un paro y fue el último en morir, tenemos la teoría que el asesino le hizo observar el asesinato de cada integrante. Estuvimos revisando su tarjeta y llamadas telefónicas. De manera puntual sacaba dinero los viernes a las 10 de la noche.
—¿Se aseguraron que no fuera para gastos familiares o de primera necesidad?—dijo Lukyan.
—No, al parecer su cuenta era compartida con su esposa, y la tarjeta de ella presenta un historial de mandado y cosas básicas, igual para él. Hacían todos sus pagos con ésta. Notamos también que siempre saca dinero del mismo cajero, y sky me señaló que en esa zona hay muchos “bares” que se dedican a la prostitución infantil.
—¿Seguro? Es decir, Balaam acaba de señalar a ese hombre como intachable.
—Lo mismo pensé, pero Sky dice que a veces la gente hace cosas buenas que parecen malas. ¿Desea que vayamos a investigar?
—No, no. Regresen. Fernando y yo nos encargaremos de eso.
—Entendido, sólo quiero agregar algo señor…—interrumpió Keita—. Quien sea la persona o personas que están haciéndose pasar por los jinetes, están escalando de una manera preocupante.
—¿Qué quieres decir?
—Sky y yo hicimos una comparación de las primeras víctimas que no fueron de ellos, y antes se limitaba a tratar de copiar lo mejor posible cada modus operandi, y ahora…
—Parece disfrutar su labor —completó Lukyan, un tanto pensativo—. Entiendo, regresen con cuidado.
Keita asintió y suspiró colgando, seguían en la estación de policías. Esto se sentía tan extraño, usualmente las investigaciones se daban tan diferente.
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