Al notar las castas de las dos personas en la puerta, Rodrigo se concentra el olerlos casi por instinto.
Al principio es leve, pero se da cuenta de que los aromas que llegan son de mandarina y canela. No sabe decir a quien de los dos pertenece cuál, pero sabe que son esos porque, aparte de que no se ve ninguna fuente natural del aroma, son aromas un tanto más dulces de lo que deberían ser.
El chico que está al frente se hace ligeramente para atrás y sube un brazo a la altura de su pecho como si tratara de protegerse, a la vez que estira el otro de una manera protectora hacia la chica de atrás. Mira a Rodrigo con desconfianza unos segundos y pasa la mirada a Jorge con el ceño algo fruncido.
—¡J-Jorge! ¿cierto? —lo llama con duda. Jorge los mira a ambos tratando de recordar sus nombres— ¿Él es tu alfa? Creí que no tenías ninguno.
—No —es la única respuesta que ofrece Jorge, sin molestarse en dar más explicaciones.
—Pero lo seré —agrega Rodrigo aparentemente nada más por hablar con una sonrisita.
—No —vuelve a decir Jorge sin inmutarse.
Bruno, el joven castaño, entrecierra los ojos y levanta la mirada hacia Rodrigo con el ceño aun más fruncido, pero se nota pálido.
—Entonces solo es un acosador… —dice.
La expresión relajada y pequeña sonrisa de Rodrigo desaparece en un segundo.
—¿Qué? —pregunta a pesar de haber escuchado a la perfección— Un…
—¡Eres un acosador! —le vuelve a decir, aunque su voz tiembla un poco debido a los nervios. Bruno aprieta los puños y sigue hablando— Si él ya dijo que no y tú insistes, ¡incluso viniste a su casa! ¡No eres más que un simple alfa que acosa!
Está dispuesto a continuar con su alegato, pero Rodrigo lo interrumpe con un fuerte:
—¡YA DEJA DE LLAMARME ACOSADOR! —Su tono de voz es grave, no es como tal un grito, y sin embargo, hace retroceder a Bruno cubriendo su rostro y cuello con un brazo, y chocar contra Dany, la chica detrás de él que a la vez se le pega y aprieta su sudadera.
Los alfas suelen tener reacciones violentas a ser llamados acosadores, después de todo, es de pensamiento común el que están en su derecho de invadir el espacio de los omegas.
Por un momento ambos omegas se sienten paralizados. Incluso Jorge lo voltea a ver con el ceño algo fruncido, pero la atmósfera que comenzaba a ser tensa, es interrumpida por la voz despreocupada de una mujer.
—¡Oh! Veo que ya se conocieron —les dice.
Bruno y Dany, que seguían de pie en la calle, entran y se pegan más a la puerta para quedar mas o menos en medio de todas las personas presentes, sin darle la espalda a ninguno de ellos. La atención se dirige a la persona que ahora está en la entrada y les sonríe a todos.
—Doña Chayo… —Rodrigo pronuncia su nombre, un poco con sorpresa porque acababa de verla salir. Pero una leche en las manos de ella evidencia que solo fue a la tienda.
—Oh, también estos dos omegas —dice ella— ¿A ellos también vas a corregirlos?
De inmediato Bruno vuelve a fruncir el ceño. Jorge decide desviar la mirada hacia el interior de la vecindad mientras Rodrigo levanta una ceja sin comprender.
—¿Corregirlos? —pregunta.
—¡Claro! —dice Doña Chayo muy alegre— Dios hizo al alfa y al omega como la pareja perfecta ¿Verdad? Ya sabes que incluso las parejas betas de hombre y mujer son solo una imitación de su divina perfección —agrega y ríe un poco. Nadie más ríe con ella. Se gira a mirar con ojos desaprobatorios a los omegas que parecen atrapados contra la puerta de entrada que está abierta hacia adentro —. Y, aun así, ellos se atreven a cometer el mal. Pecando como una pareja de omegas. Como una abominación antinatural. Seguramente terminarán en el infierno llevados por el demonio. Pero Dios es misericordioso, aun están a tiempo de salvar sus almas. Si se arrepienten. Y si tuvieran a un buen alfa que los tomara durante su celo…
—¡NO! —grita Dany, pegando la cabeza contra la espalda del otro y abrazándolo por completo— ¡BRUNO!
Bruno por su parte estira ambos brazos como si con eso pudiera protegerla de alguna manera. Esta vez el enojo suprime cualquier otro sentimiento y habla claramente cuando dice.
—¡A usted qué le importa, vieja metiche! —porque a pesar de todo, él no suele decir groserías— ¡Métase su juicio estúpido por donde le quepa!
Nada más dicho esto, toma la mano de Dany que lo abrazaba y corre pasando junto a Rodrigo que solo se hace a un lado aun procesando en su mente la idea de una pareja de dos omegas.
—¡Pero que niño tan grosero y maleducado! —comenta Doña Chayo mientras huyen, pasando la leche a una sola mano para poder colocar la otra en su cintura y que su postura de reproche sea más evidente—. Seguro vinieron aquí porque sus padres los echaron por pecadores —comenta, igual que siempre.
Los omegas comienzan a subir la escalera que lleva a la única habitación en segundo piso de la vecindad y Rodrigo se inclina hacia el frente con sorpresa.
—¡Ah! Un momento ¡¡Ellos!!
—Sí, —Jorge continúa con lo que trataba de decir— viven en tu vieja casa.
Esto, por supuesto, lo sabe porque lo recuerda ya que durante muchos años fueron vecinos.
Doña Chayo que ya también se introduce a la vecindad, caminando para ir a su casa, continúa diciendo casi para ella misma.
—Sólo trato de que recuperen el camino de Dios —. Rodrigo se está preguntando por primera vez en mucho tiempo cómo será esa antigua casa ahora, y Jorge aprovecha su distracción para comenzar a empujarlo hacia afuera como era su plan desde el principio. Doña Chayo niega un poco con la cabeza y sigue—. Al menos Jorgito estará bien. Comenzaba a preocuparme no verlo con ningún alfa y rechazando al único alfa de aquí.
Eso último vuelve a llamar la atención de Rodrigo quien ya había sido empujado hasta la calle.
—¿Hay otro alfa aquí? —pregunta a Jorge— ¿Con tres omegas?
—Sí, Don Felipe —una vez que está completamente en la calle, Jorge pasa la escoba que no había soltado a su mano derecha y con la izquierda toma la puerta— Se mudó el mes pasado. No es importante —declara. Y de esa manera le cierra la puerta en la cara a la vez que dice— adiós.
Dejando a Rodrigo de pie con bastante información nueva y sin más opción que regresar a la escuela donde probablemente tendrá que dormir o algo así en lo que comienza su siguiente clase.
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