―Esta edición es bastante importante, quizás esa fue la razón del comportamiento del secretario Keaton.
―Nada justifica un comportamiento así, Eric. No normalices tales cosas.
Eric se sentía cada vez más en confianza y estaba encantado por la amabilidad y el aura tan benevolente de Mark. Era extraño la existencia de un alfa así, sobre todo cuando se trata de un alfa dominante.
―Tiene razón ―asintió Eric conteniendo una leve sonrisa―. Antes de empezar la sesión, quiero consultarle su opinión sobre todo. Desde la locación hasta el vestuario. Lo importante es que usted se sienta cómodo. Cualquier cosa que le desagrade, puede decirme de inmediato y rápidamente lo cambiaremos.
―No soy una persona quisquillosa. Realmente me adapto a cualquier cosa. Ya te he dicho que tengo fe en que harás un trabajo excelente.
Cada que Mark lo elogiaba, Eric se sonrojaba tenuemente. Afortunadamente para su alivio, sus anteojos ayudaban un poco en cubrir el leve sonrojo de su rostro.
―Aún así, no está de más consultarle. De todos modos es obligación mía informarle cómo se realizará la sesión.
Mark asintió y sonrió.
―Bien, entonces informame.
Cuando las miradas de ambos se encontraron, Eric rápidamente se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la pequeña habitación donde se realizaría la sesión de fotos. Los oscuros ojos azules de Mark y sobre todo, esa expresión tan dulce y amable hacía que latiera su corazón desesperadamente.
―Aunque apenas hoy haya tenido el placer de conocerlo, me he tomado el atrevimiento de imaginar su personalidad a través de su trabajo. Tengo muy presente que a pesar de ser un alfa de alto rango, ese detalle es lo último que quiere destacar. Es por eso que he decidido hacer fotografías simples pero a la vez representativas.
Mientras Eric explicaba, Mark observaba todo lo que había preparado. No había nada más que un sillón sencillo junto a grandes ventanales que dejaba a la vista gran parte de la ciudad. Como se encontraban en el segundo piso, incluso se podía ver a la gente caminar por la acera. Era una vista bastante simple, pero podía entender el motivo por el cual Eric había decidido que fuera así.
―“No hay un instinto mayor que la racionalidad” ―citó Eric―. Es una frase bastante simple pero emotiva. No hay duda que el Pulitzer lo tiene más que merecido.
―Lees mi trabajo ―elogió Mark.
―Sinceramente, fue una lectura que hice anoche.
Mark negó con la cabeza.
―Reconozco de dónde viene esa frase. “Somos seres vivos con instinto, pero también humanos racionales. No hay un instinto mayor que la racionalidad”. Eso fue parte de uno de mis primeros trabajos, cuando apenas me estaba abriendo paso en el mundo del periodismo. Fue antes de trabajar para The New York Times y fue bastante duro, sobre todo por el contenido. No a muchos le gustaba la idea de que criticara la superioridad alfa. A estas alturas, ya nadie recuerda mis primeros trabajos e incluso son pocas las personas que lo han leído. Si preguntas sobre mí, probablemente sólo recordarán lo que he escrito para el periódico… Incluso si fue una lectura que hiciste anoche, gracias. Sobre todo gracias por tu interés. Realmente captaste mi forma de pensar, me gusta tu idea de hallar lo excepcional en la simplicidad.
Eric sentía sus mejillas arder de nuevo. Mark tenía la facilidad de sonar tan dulce y amable con palabras tan sencillas que sentía que moriría si él lo volvía a elogiar. Lo miró brevemente y con una sonrisa tímida le agradeció:
―Cuando una lectura se disfruta, el esfuerzo es nulo. Así que no agradezca ―Y luego volvió a darse la vuelta.
Mark se rió brevemente.
―¿Sueles sonrojarte fácilmente? ―comentó Mark.
Este comentario tomó por sorpresa a Eric. Se sintió bastante avergonzado cuando fue descubierto, y preocupado más por ocultar su rostro que ahora estaba ardiendo casi como el filamento de un bombillo incandescente, terminó por tropezarse con uno de los cables de la iluminación cayendo al suelo.
―¡Oh por dios! ¡Eric! ―dijo Mark, totalmente alarmado.
Eric se sentía patético y ahora su vergüenza era más por hacer el ridículo en frente de un hombre como Mark. Quería llorar, pero al mismo tiempo se sentía tan acostumbrado a ser insignificante que ya no sentía necesario darle importancia. Solamente sonrió amargamente. No quería mirar a Mark, no quería que lo viera ser tan patético. Pero Mark, tan bueno como era, fue directo hacia él y lo ayudó a levantarse.
―¿Estás bien? Lamento mi comentario, fue sin malas intenciones.
Eric sonrió un poco amargamente. Incluso en estos momentos, donde era evidente que la culpa solo era suya, por su patética torpeza, aún así, Mark asumía toda la culpa. ¿Cuántas veces tendría que volver a nacer para poder tener un hombre así? Se sintió momentáneamente celoso de la mujer con quien se casó.
―Estoy bien, no pasa nada. Fue simplemente torpeza mía ―la voz de Eric sonaba poco amigable, pero era solo una manera de rescatar un poco de su orgullo.
Mark suspiró preocupado.
―No suenas bien. Pero si tú lo dices estar, está bien. Solamente quiero que tengas en mente que un momento de torpeza lo hubiera tenido cualquiera. Incluso yo, o el presidente. No te mortifiques tanto con eso, lo importante es que ya estás de pie… Lamento que no sea lo mismo para tus anteojos.
Los labios de Eric temblaron junto con su corazón por sus palabras.
―Dios. ¿Por qué eres tan buena persona? Mi conciencia duele ―dijo riendo un poco nervioso y recogió sus anteojos del suelo, uno de los lentes estaba agrietado severamente―. No te preocupes por los anteojos. Siempre traigo mis lentes de contacto… de hecho se supone que esos son los que tengo que usar, pero me he acostumbrado tanto a usar anteojos que se siente incómodo usarlos.
―Me alegra, porque si no mi conciencia también dolería.
Ambos rieron. De pronto todos los pensamientos negativos que Eric tenía hacía sí mismo se iban desvaneciendo.
―Mientras voy por mis lentes de contacto, ¿qué tal si vas a la prueba de vestuario? Recibimos tus medidas pero es mejor que lo pruebes para ver si no hay inconveniente. Si todo está bien, entonces comenzamos.
―Pero… ¿Podrás ir tú solo? No me gustaría que te tropezaras de nuevo. Si quieres te acompaño.
Eric sonrió por su ofrecimiento, pero negó con la cabeza.
―Estaré bien. Afortunadamente no estoy tan ciego, si pongo atención en dónde pongo mis pies, estaré bien. Además, el staff de vestuario muere por conocerte.
Ser fotógrafo en una sesión de fotos era lo que menos le gustaba a Eric. Él siempre había preferido fotografiar la naturaleza, la vida urbana o cosas que sucedían en el momento. Sin embargo, estar detrás de la cámara fotografiando a Mark, le causaba una satisfacción inimaginable.
Mirar el resultado de su trabajo le causó alegría. Incluso si él fuera un pésimo fotógrafo que apenas supiera cómo usar una cámara, las fotos hubieran salido igual de perfectas. Y es que no importaba qué tipo de foto fuera, si sale Mark, entonces la foto es magnífica.
―Sé sincero, Eric. Dime que no soy fotogénico. Estoy listo para la cruda verdad.
Mark se acercó detrás de él después de haberse cambiado de nuevo. Eric estaba sentado en una mesa con su portátil revisando las fotos y al verlo tan cerca, más que sentirse nervioso, se sintió feliz.
―¿Qué estás diciendo? Por supuesto que no es así. De hecho, estoy en un gran dilema. No sé qué fotografías escoger de entre todas para mandarlas al editor en jefe.
Mark observó las fotografías en la pantalla e hizo una expresión de asombro.
―Supongo que editaste las fotos, porque no hay forma que sea yo.
―No seas tan modesto. Todas las fotos están sin retocar. De hecho, no hay mucho que retocar, solamente detalles de iluminación.
―Entonces verdaderamente hiciste magia ―bromeó.
Eric puso los ojos en blanco mientras reía.
―Pareciera como si estuviéramos compitiendo por quién elogia más al otro.
―Quizás, pero mis palabras son sinceras.
Como siempre, cada que Mark sonreía, Eric sentía una gran calidez en su pecho.
―Creo que esta sería perfecta para la portada ―dijo eric señalando una foto en particular en la pantalla, cambiando de tema al notar que su corazón comenzaba a latir rápidamente―. Los ventanales hacen que se vea más lo que sucede afuera que adentro. Escogí esta locación porque los colores de los alrededores son similares y brillantes. Es evidente que sobresale mucho para ser el fondo de una foto, pero pienso que eso hace que resaltes más. El staff de vestuario sugería que vistieras un traje elegante de un color llamativo, pero pensé que sería una imagen muy presuntuosa para ti. Es por eso que sugerí ropa sencilla, en la que encajes con lo que sucede afuera pero a la vez resaltes al estar al otro lado de los ventanales, recibiendo el brillo de la ciudad. Es como si fuera física tu aura resplandeciente.
Eric hablaba totalmente entusiasmado e inmerso en su trabajo. Cuando terminó de hablar y al no escuchar una pronta palabra de Mark, lo miró solo para notar que él lo estaba mirando fijamente.
―Uh… ¿Sucede algo? Lo… Lo siento, a veces hablo de más cuando se trata de mi trabajo.
―No te disculpes. Es solo que escucharte hablar con tanta pasión de tu trabajo hace que piense que eres increíble, y lo eres.
Mark sonrió de nuevo. Una sonrisa hermosa y cálida. Sus palabras sinceras, sin intenciones ocultas, provocaron que el corazón de Eric latiera de nuevo con rapidez. Se preguntó a sí mismo si existía tal cosa como el amor a primera vista. Aunque su mayor duda era si merecía enamorarse de alguien como él. Después de darle un amor falso a Chris por casi seis años, nunca se imaginó que podría sentir algo por alguien. Esperaba su karma, no lo contrario.
De pronto Mark hizo un comentario que lo regresó a la realidad de la manera más fatídica posible:
―Oh, pensé que eras beta.
―¿Disculpa?
―Tus feromonas, puedo sentirlas. Son bastante tenues así que quizás por eso hasta ahora me he dado cuenta. No te preocupes, no soy como esos alfas depredadores. Puedes estar tranquilo.
Era evidente para Eric que las palabras de Mark fueron dichas sin ninguna gota de malicia. Para empezar, Mark no sabía que estaba manteniendo en secreto el hecho de que era un omega, además, sabía que nunca estaría en peligro con él.
Su preocupación, lo que realmente le hizo sentirse bastante aterrado, es que así como Mark pudo darse cuenta de su secreto, probablemente haya alfas que se darán cuenta de eso también. Y al contrario de lo seguro que podía sentirse con Mark, puede que no esté a salvo con ellos.
Comments (0)
See all